La Iglesia dedica dos fiestas
durante el año a honrar los Dolores de la Santísima Virgen. La primera es
la del viernes de la Semana de Pasión. Antiguamente se la llamaba con toda
propiedad la fiesta de la Compasión de María. Antes de entrar de
lleno en la meditación de los tormentos de Cristo, la liturgia de este día
nos invita a considerar la compasión de María al pie de la cruz, de su
Hijo. "Veremos la transfixión de la gloriosa María al pie de la cruz,
para que podamos recoger el dulce fruto de la Pasión de su Hijo", dice
D. Gueranger.
Litúrgicamente ambas fiestas
son relativamente recientes, aunque ésta es la más antigua, y si bien
tienen partes comunes, el caracter de cada una está bien determinado en
el oficio. Esta considera los sufrimientos de María al pie de la Cruz, y
aquélla sus siete dolores, devoción propagada por los servitas, en el
siglo XIII.
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