Ticiano nació en Heradas,
a orillas del mar Adriático. Su educación quedó al cuidado del obispo de
Oderzo, Florián, quien le ordenó diácono y le encargó el cuidado de los
pobres.
Floirán
tuvo que ir a tratar un negocio a la corte. Reunió a los fieles de su iglesia y
les ordenó elegir otro obispo para el caso de que él no regresara al cabo de
un año. Partió y, deseoso de encontrar el martirio, se puso a predicar el
Evangelio en otras regiones. No regresó, en efecto, sino al cabo de un año,
cuando, ya de común acuerdo, los fieles habían elegido a Ticiano como obispo.
Este, al conocer el regreso de Florián, fue a suplicarle que volviera a asumir
las funciones de su cargo. Pero Florián prefirió retornar a sus misiones evan
gélicas.
En cuanto a Ticiano, administró santamente la diócesis
y se durmió en el Señor, después de una vida llena de méritos.
La sede de Oderzo fue fundada probablemente a
fines del siglo IV, lo que colocaría a Ticiano, patrón de la diócesis, en el
siglo V. La ciudad fue destruida y la sede se trasladó a Ceneda, en el siglo
VIII. Allí se trasladó también el cuerpo de Ticiano, patrón, desde entonces
muy venerado, de Ceneda.
Del martirologio de Usuardo y de otros, el nombre
ha pasado al Martiro- logio Romano, el día 16 de enero.
Acta sanctorum, 16 de enero.
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