16 de enero
BEATO GONZALO DE AMARANTE,(*)
Dominico
(¿1259?)
Debemos confesar que muchos de los incidentes en la vida del beato Gonzalo, hijo de una noble familia portuguesa, no nos inspiraron gran confianza en la sobriedad de juicio de su biógrafo. Este empieza su libro contándonos que, al ser bautizado, el recién nacido fijó los ojos con gran amor en un crucifijo. Una vez ordenado sacerdote, cedió a un sobrino suyo el rico beneficio que le tocaba y emprendió una peregrinación de catorce años a Tierra Santa. Al regresar su sobrino le repudió y le azuzó a los perros, como si se tratara de un malhechor. Gonzalo se sintió inclinado por divina inspiración a ingresar en la orden, cuyo oficio empezaba y terminaba con el "Ave María". Entró, pues, en la orden de Santo Domingo. Los superiores le permitieron vivir como ermitaño, y el beato construyó casi sin ayuda un puente sobre el río Tamega. Cierta vez en que los labradores que le ayudaban no tenían vino, el beato, temiendo que por esta razón dejasen de trabajar, se puso en oración y al punto brotó vino de una roca. En otra ocasión, en que se habían terminado las provisiones, Gonzalo llamó a los peces, los cuales saltaron a la ribera, como si se disputaran el privilegio de ser comidos por tan justa causa. Igualmente leemos que, "predicando una vez al pueblo, para hacer comprender a su auditorio los efectos de las censuras de la Iglesia, excomulgó al pan contenido en una canasta, que se corrompió como por encanto. Después, para mostrar que la Iglesia recibe en comunión a los que se arrepienten humildemente, levantó la excomunión a la canasta, y los panes recobraron su color y sabor" (Procter, p. 3). Es de temer que la leyenda haya sustituido en gran parte a la historia, en esta biografía. El beato Gonzalo murió el 10 de enero, pero los dominicos celebran su fiesta en este día. Su culto fue aprobado en 1560. Ver Castiglio, Historia Generale di S. Domenico e dell'Ordine suo (1589), vol. I, pp. 299-304; Procter, Short Lives of Dominican Saints, pp. 1-4; Acta Sanctorum, 10 de enero. Se dice que el milagro de los peces ocurrió en repetidas ocasiones: "molte e diverse volte". |
* Vidas de los Santos, de Butler. Vol. I, ed. 1964