Contrariamente al más célebre
San Nicolás, patrono de Bari, de este San Nicolás llamado El Peregrino,
poseemos poquísimos datos. Es el patrón de la ciudad de Trani, donde murió en
1094, apenas quince días después de su arribo, proveniente de Taranto y
antes aún de Otranto.
Había nacido en Grecia y después de haber pasado algunos años de
soledad en Puglia, la recorrió llevando una cruz en la mano, repitiendo
continuamente la invocación: ‘Kyrie Eleison’.
Después de su muerte, hizo numerosos milagros. Cuatro años después, en 1098,
en el Sinodo Romano, el Obispo de Trani propuso a la Asamblea que el venerable
Nicolás fuese inscripto en el catálogo de los Santos, por los méritos que
acumuló durante su vida y por los milagros conseguidos mediante su intercesión
después de su muerte.
El Papa Urbano II mediante un ‘Breve’ autorizó al Obispo
de Trani a actuar al respecto como lo considerara oportuno. De regreso a Trani
el Obispo lo canonizó y después de edificar una nueva basilica, depositó
allí el cuerpo del Santo.
En 1748 El Papa Benedicto XIV lo incluyó en el Martirologio
Romano.
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