Volver al Observatorio de
Conflictos
JAPÓN: ¿CRISIS DEL MILAGRO ECONÓMICO EN EL
CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN?
Por Samanta Torres
Observatorio de Conflictos, Argentina
INTRODUCCIÓN:
Japón
ha sido un caso paradigmático, que atrajo la atención de los científicos
sociales, debido a que fue el primer país asiático que ingresó, por vía de la
industrialización, al mercado capitalista y que, a pesar de haber perdido una
guerra mundial, se convirtió en una de las mayores potencias. En torno a este
problema se ha dedicado especial atención a la transición del llamado
"período feudal" al Japón moderno de la era Meiji. (1)
En el contexto vigente, frente a la
realidad de los países del Tercer Mundo, se ha intentado buscar en la historia
del Japón una receta mágica, o un modelo a imitar para escapar del
subdesarrollo. Es necesario, primeramente, detenerse en el modelo instaurado
por la Restauración Meiji, para adentrarse luego en la situación de crisis que
vive Japón desde el comienzo del siglo XXI, y que ha llevado a cuestionar el
milagro económico de la posguerra en el contexto de la globalización.
LA RESTAURACIÓN MEIJI
Japón a mediados del siglo XIX tuvo que
afrontar un traumático proceso de cambio económico, político y social conocido
como la Restauración Meiji, que dio inicio a la formación de la sociedad
japonesa capitalista. Lo hizo ante el asedio de las potencias occidentales,
reflejado en las "Guerras del Opio" contra China (1839-1843,
1856-1860) , y en plena crisis de su sistema militar de régimen señorial y
shogunal,
Algunos autores comparan con el caso de la
Revolución Francesa, que finalizó el régimen señorial y feudal, posibilitando
la unión nacional del país. Pero en Japón con la particularidad de haber sido
llevada a cabo "desde arriba" y de haber confluido en una monarquía
absoluta y no en una democracia liberal. (2)
Otros autores cotejan el caso japonés con
la experiencia alemana de modernización.(3)
En la Restauración Meiji confluyeron las presiones externas y el
proceso de gestación del sistema capitalista que venía dándose desde fines de
la era Tokugawa.
En 1868 se proclamó la Restauración Meiji,
con el transferencia del poder estatal del shogun al emperador. Esto inició un
proceso político económico y social que, tras unos diez años de disturbios y
revueltas agrarias provinciales, condujo a la modernización del aparato del
estado y a la unidad nacional.
Se necesitaba dominar a los nobles
resistentes; reprimir las revueltas provinciales y las agitaciones campesinas;
indemnizar a los propietarios señoriales y feudales; proteger y promover la
industria; apostar la producción de manufacturas estatales; y modernizar el
estado, las fuerzas armadas y el sistema burocrático. Para enfrentar los gastos
del proceso de modernización el nuevo gobierno se vio obligado a buscar sus
recursos financieros en la tierra y en los impuestos territoriales, tomados de
los antiguos censos señoriales. Con el fin de adaptarlos a las nuevas
necesidades del estado, dichos tributos, que se recogían en especie, se
transformaron en impuestos en dinero.
Mediante el proceso de "revolución
industrial desde arriba" se promovió el desarrollo de fábricas estatales
como las de hilado, tejido, arsenales y siderurgias. Estas empresas, a partir
de 1880 y por medio de subastas públicas, pasaron a manos de capitalistas
monopolistas como Mitsui y Mitsubishi.
La revolución japonesa, al no abolir las relaciones feudales de la
propiedad territorial, permitió el desarrollo de la actividad del capital
comercial y usurario de tipo antiguo, impidiendo la libertad y autonomía del
campesinado independiente y de los pequeños o medianos productores de
mercancías. La revolución industrial y la transformación del capital comercial
en capital industrial se llevaron bajo el dominio de los ricos capitalistas
monopolistas.(4)
La occidentalización planteó en Japón un
gran dilema. Porque lo "occidental" trataba de toda una complejidad
de instituciones e ideas rivales. En la práctica, los japoneses optaron por: a)
El modelo británico, que sirvió naturalmente de guía en cuanto al ferrocarril,
el telégrafo, las obras públicas, la industria textil, y muchos de los métodos
de negocio. b) El patrón francés, inspiró la reforma legal y la reforma del
ejército. c) Las universidades debieron mucho a los ejemplos alemán y
norteamericano, así como la educación primaria, la innovación agrícola y el
correo.
Pero la elección de aspectos referentes a
lo político e ideológico era más compleja. Japón rivalizaba políticamente con
los sistemas de los estados burgueses liberales de Gran Bretaña y Francia. El
liberalismo era naturalmente opuesto al
estado absolutista, adoptado luego de la Restauración. A su vez, la
occidentalización, entrañaba la adopción del cristianismo.
Al cabo de un tiempo había tomado cuerpo
una fuerte reacción contra la occidentalización sistémica y el modelo liberal. Esta reacción se manifestó en la
constitución de 1889, sobre todo mediante una reacción neotradicionalista, que
virtualmente impuso una nueva religión centrada en el culto al emperador: el
sintoísmo. La combinación de neotradicionalismo y modernización selectiva fue
lo que predominó. Sin embargo, había una divisoria de aguas entre quienes
pensaban la occidentalización como una revolución total y los que creían que
era la clave del progreso económico. Más allá de las contradicciones internas,
Japón llevó adelante un increíble proceso de modernización que lo convirtió en
una formidable potencia moderna.
Luego de la Restauración, el gobierno Meiji
tuvo como tarea el cumplimiento de dos objetivos principales. Por un lado, la
decisión de fortalecer el ejército, es decir, de desarrollar un poderío militar
que le permitiera a Japón equipararse con Occidente. Esto significó el comienzo
del desastre, ya que es un aspecto relevante para explicar el origen de los
conflictos que llevaron a Japón a participar en la Segunda Guerra Mundial. El
segundo objetivo de la política Meiji estuvo dirigido al desarrollo económico
del país. (5)
EL MILAGRO JAPONÉS DE LA POSGUERRA
La Guerra dejó a Japón con muchos
desocupados, excombatientes desmovilizados, viviendas y fábricas destruidas, y
una inflación creciente. Pero también había elevado el nivel de tecnología y de
capacidad en la producción de la industria pesada, en el sector de hierros,
acero, maquinarias y químicos. Japón debió valerse de estas condiciones y de la
ayuda de los Estados Unidos (como el Plan Dodge de 1949), para su recuperación
económica.
La guerra de Corea de 1950 llevó a EE.UU.
a invertir veintitrés mil millones de dólares en gastos militares. Las fuerzas
de ocupación ordenaron que las fábricas de armamento cerradas fueran puestas en
servicio, a plena capacidad productiva, representando esto un gran estímulo
para la producción japonesa. A su vez, EE.UU. impulsó el comercio japonés sobre
todo el Sudeste Asiático y auspició los tratados de reparación, bajo los cuales
Japón estaba obligado a proveer de artículos y servicios a los países que antes
había ocupado. Nada de esto hubiera sido posible sin una regeneración de la
propia industria japonesa. A partir de 1946 se crearon en Japón una serie de
instituciones, económicas, financieras y bancarias, con el fin de estimular la
recuperación económica.
Instituciones como el Consejo de
Estimulación Económica, que fue creado con la misión de coordinar la
producción, y el Banco de Reconstrucción, con la de canalizar capital a
determinadas industrias. Al igual que el Consejo de Estabilización Económica,
destinado a elevar los niveles de la producción. El Ministerio de Industria y Comercio Exterior y el apoyo
norteamericano fueron la base sobre la que se implementó el exitoso modelo
desarrollista. Además, los cambios sociales como la reforma agraria y el
desarrollo de los sindicatos, que contribuyeron a la mejora de la distribución
de la ganancia y a una expansión del mercado interno. Con estos estímulos la
industria japonesa primero se recuperó y luego se expandió.
En los años ´60, la economía japonesa
estaba dominada por un número relativamente pequeño de fabricantes a gran
escala, como Mitsubishi, Mitsui, Sumtono y Fuji Cada una de las corporaciones
contaba con más de setenta empresas afiliadas. Aparte de estas agrupaciones,
había varias empresas de rubros de producción relativamente nuevos, como
artículos electrónicos y automóviles. Entre ellas figuraban nombres hoy
mundialmente famosos como Hitachi, Toyota, y Nissan. Gracias al control del
M.I.C.E.( Ministerio de Industria y Comercio Exterior), todas gozaban de cierta
protección contra la competencia extranjera, en tanto competían por una
posición en el mercado interno.
Otra característica de ésta época es el
desarrollo de producciones como el acero y la petroquímica, artículos de
consumo, cámaras fotográficas, televisores, motocicletas y, al final, también automóviles.
Japón se estaba convirtiendo en uno de los mayores productores del mundo de
barcos, cámaras, televisores y automóviles. En 1970, algo más del 30% de las
exportaciones iban a EE.UU., alrededor del 15% a Europa occidental, y más del
15% al Sudeste Asiático, donde los principales compradores eran Hong Kong,
Tailandia, Filipinas y Singapur.
A fines de 1973 comienza el período de la
crisis del petróleo. Ésta generó en la economía mundial cambios que pusieron
fin a la fase japonesa de un crecimiento económico excepcionalmente rápido.
Como país que dependía del petróleo, Japón sufrió un enorme aumento en sus
facturas de importaciones y una subida general de los precios. La subida de los
precios del petróleo tuvo su mayor impacto en los grandes usuarios de energía,
como la industria del acero y la petroquímica. Por otro lado, la recesión
mundial provocó una caída en la demanda exterior de productos, como barcos,
maquinarias y herramientas. Al sobrevenir estos cambios, los políticos del
M.I.C.E. japonés decidieron dar una nueva orientación a la industria: alejarse
de las producciones que tenían fuerte dependencia de las materias primas
importadas y acercarse, sobre todo mediante innovaciones tecnológicas, a las
que reflejaban valores mas altos y nuevos. En ésta categoría se incluía la
industria automovilística. En 1980 Japón producía más coches que EE.UU. A su
vez, la industria informática cobró un gran auge.
El cambio de relación entre importaciones
y exportaciones puso la balanza comercial japonesa con un saldo positivo
durante veinte años. Esto permitió salidas sustanciales de capital a largo
plazo, que al cabo de algunos años convirtieron a Japón en uno de los
principales países acreedores del mundo. A fines de 1987, las inversiones
directas japonesas en el extranjero habían alcanzado los veintitrés billones de
dólares. EE.UU. era el país donde se destinaba la mayor parte de las
inversiones. Allí se encontraban seiscientas fábricas japonesas, un centenar
aproximadamente de las cuales eran de electrónica, automóviles o de otro tipo
de maquinarias.(6)
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN LAS PRINCIPALES
EMPRESAS
Por una parte, rápida expansión de las
industrias acrecentó la competencia entre las empresas gigantes y, por otra,
ocupó más mano de obra. La acumulación masiva del capital durante este período
se debió ampliamente al desmoronamiento del poder obrero en el taller. A medida
que la patronal lograba prevenir la resistencia obrera en la fábrica, se sentía
más libre para aplicar las innovaciones tecnológicas, agrandar la estructura de
producción y, por lo tanto, obtener una plusvalía suplementaria para su
reinversión. Las innovaciones tecnológicas y la racionalización
[flexibilización] del sistema de trabajo tendía, en cambio, a desintegrar más
la solidaridad obrera.
El elemento central de este proceso de
atomización de la clase obrera es la formación de los que se llamó el
"mundo de la empresa", fenómeno crucial para la comprensión del
capitalismo japonés de posguerra. El "mundo de la empresa" es una
fórmula a la vez institucional e ideológica, que sirvió para trasladar la
competencia inter-empresas, que siempre fue aguda, en competencia-rivalidad
entre obreros. Esto provocó el derrumbe del colectivismo del movimiento obrero
japonés que caracterizó las luchas de la posguerra. La burguesía japonesa logró
combinar dos tipos de competencia, encerrando a los trabajadores en
compartimientos estancos, separados del mercado de trabajo global, del mercado
externo a la fábrica, así como de la lucha de clases. Se los incita a
combatirse, para lograr los objetivos de la empresa.
El sistema de salarios por antigüedad
(reemplazados posteriormente por el de salario por mérito), acompañado del
sistema de empleo de por vida (aunque este supone el retiro obligatorio a los
55 años), tiene por efecto crear una distinción, una "aristocracia
obrera", entre los "ciudadanos" privilegiados del "mundo de
la empresa" y sus "habitantes" (de status inferior), y de éstos
con los trabajadores exteriores al "mundo de la empresa". Además, la
grilla salarial sometía cada vez más el salario, a la "capacidad" del
obrero y a su calificación por gerencia de personal.
La campaña "Cero Defecto",
lanzada por los norteamericanos, fue introducida en Japón con algunas reformas:
En este sistema los trabajadores de las grandes empresas son
"voluntariamente" organizados en pequeños grupos denominados Círculos
de Calidad, CQ. Los CQ estudian el proceso de trabajo, inventan nuevos métodos
o elaboran mejoras a los que existen y luego se los proponen a la patronal, a fin
de promover la calidad del producto y aumentar la productividad. Estas
reuniones se llevaban a cabo después de la jornada de trabajo y a menudo los
participantes no recibían pagos de horas extras por su participación en los CQ.
Se pretende que la participación en estos Círculos es "voluntaria",
pero en realidad es difícil para los trabajadores no participar en ellos,
porque su paga y su promoción dependen de la calificación. Las campañas del CQ
tomaron diversas formas, pero en general tuvieron todas objetivos comunes:
1) Lograr que los obreros reflexionen
desde el punto de vista de la patronal, o hacer penetrar la ideología patronal
en el mundo interior de cada obrero, impidiendo que estos obreros tengan su
propio mundo interior independiente que sobrepase el "mundo de la
empresa".
2) Atenuar el sentimiento de aislamiento
sentido por los obreros como consecuencia de las innovaciones tecnológicas.
3) Empujarlos a la competencia-rivalidad
entre ellos para estimular la emulación.
4) Colocar la ideología y la conducta de
los obreros bajo el control minucioso y constante de la patronal.
5) Mejorar las perfomances y mejorar la
cantidad de los productos.
La fábrica Toyota implementó el sistema de
reducción a la mitad de la mano de obra empleada. Sony, empleó a jovencitas
procedentes de familias campesinas del noreste del Japón, quienes habían
finalizado el primer ciclo del secundario. Se les impuso el sistema de
"pequeños grupos o células". La empresa contaba con una escuela, y
todos los jóvenes obreros debían vivir en los dormitorios y la Sony, generosa,
les daba la oportunidad de continuar sus estudios. El fin principal de las
células era el de hacer trabajar más a las jovencitas. Las células se reunían
dos o tres veces por semana y cada miembro debía informar a sus compañeras de
su nuevo objetivo de trabajo. En caso de fracaso era humillada delante de sus
compañeras. En este marco la competencia establecida por la empresa que,
aparentemente había sido creada por las obreras mismas, no tenía límite. El
tipo de control de trabajo aplicado en la fábrica Atsugi, de Sony, a comienzos
de los años 60, no puede ser considerado como típico de toda la industria,
puesto que cada gran empresa tiene un "mundo interior" diferente. Sin
embargo, existen parecidos notables entre todas las grandes empresas privadas:
1) La organización integral de los
empleados de la empresa en grupos orientados hacia el interés de la misma.
2) Estructuración de los trabajadores en
una jerarquía que los divide, dando entre ellos un sentimiento de privilegio en
relación a otros.
3) Competencia-rivalidad artificialmente
organizada entre los trabajadores.
4) Un semi-colectivismo. Imagen deformada
del colectivismo obrero.
5) Intimidación, ostracismo y en última
instancia aplicación de la violencia física, ejercida por parte de los
guardianes de la empresa o los matones del sindicato o la policía, contra los
que no se amoldan.
6) Un "sindicato" que trabaja
como protector eficaz y a menudo el más violento de todo este sistema.
Finalmente, en ciertos casos extremos,
empresas gigantes como la Toyota Motors, Hitachi Lda., Kawasaki Steel Corp.,
Ochisso Company, anexan enteramente las ciudades en donde se asientan sus
principales fábricas.(7)
¿FIN DEL MILAGRO?
Japón tiene las mayores reservas en
divisas extranjeras del mundo; es la segunda economía más fuerte después de
Estados Unidos; cuenta con una eficiente y capacitada reserva de altos
funcionarios; está respaldado por poderosas empresas que forman una red
multinacional; y, además, a pesar de algunas objeciones, es un país con una
democracia establecida e instituciones sólidas.
Durante la crisis del petróleo, en la
primera mitad de los 70, muchos pronosticaron el final del milagro japonés.
Pero Japón logró superar con éxito esa crisis y, para comienzos de los 80,
cuando Estados Unidos estaba en recesión, Japón gozaba de gran expansión, sus
empresas compraban propiedades e invertían en todo el mundo. Nadie podía
explicar con claridad cómo, con el mundo en recesión, Japón estaba en plena
expansión.
Pero, desde la década del '90, la economía
japonesa se encuentra estancada y ha comenzado una etapa de recesión con caídas
en la producción y el crecimiento. En este nuevo contexto, cobra vigor la
siguiente pregunta: ¿ estamos presenciando el ocaso del modelo que ha llevado a
Japón a ser una potencia imperialista?
Es preciso buscar los antecedentes del
modelo económico implantado en Japón, eso implica establecer una inmediata relación
con el programa de reformas de la Revolución Meiji. El modelo aplicado por
Japón fue el de desarrollo mediante captación y transferencia de tecnología a
otros países. El gobierno y las empresas japonesas tenían muy claro que la
única forma posible de lograr el desarrollo era haciendo crecer al resto de
países, para ampliar la demanda mediante la industrialización y el aumento de
ingresos. La segunda guerra mundial interrumpe ese esquema, pero el modelo no
cambió después de la guerra, siguió siendo coordinación estado-empresarios. Y
los conglomerados del Zaibatsu, disueltos por las fuerzas de ocupación de
MacArthur, pronto reaparecieron con el nombre de Keiretsu. La estrecha
coordinación entre el gobierno, la empresa privada y los trabajadores permitió
crear un sistema que elevó la productividad y el crecimiento de las empresas.
El gobierno, desde la primera mitad de este siglo, trabajó estrechamente con el
sector privado para financiar y dirigir las industrias prioritarias para el
desarrollo. El estado dirigió y apoyó, pero eso no hubiera sido posible sin la
gran capacidad, eficiencia y aumentos de productividad por parte del sector
privado.
El problema actualmente se centra, en un
primer nivel, en la baja en la productividad y capacidad de innovación de las
empresas y, en un segundo nivel, en la crisis monetaria y deflacionaria de
corto plazo. Japón parece estar sufriendo una crisis de madurez por el
agotamiento de su modelo de desarrollo, cuyos principales elementos son los
siguientes: El final del estado desarrollista, la quiebra de los Keiretsu, la
baja en el crecimiento acelerado, el límite al empleo vitalicio y el
envejecimiento de la población. Además, existe una deuda interna cercana al
billón de dólares, la escasez de crédito, y la deflación que amenaza a las
empresas.
A la crisis del modelo y a la grave
recesión, se suman elementos estructurales adicionales. El retardo en la
globalización y la competencia internacional y el desfase en la tecnología y la
información.(8)
CONCLUSIÓN
A modo de cierre cabe preguntarnos:
¿Realmente se ha agotado el modelo económico delineado con la Revolución Meiji,
y reafirmado en la posguerra? ¿ La globalización exige que Japón renuncie a la
política de organización de sus empresas cuasi-familiares?¿Para salir de esta
crisis es apremiante que las empresas japonesas abandonen su tradición
monopólica y nacionalista en pos de alianzas con empresas extranjeras? ¿ Deben
desligarse de la relación simbiótica que mantienen con el Estado desde la
posguerra?
NOTAS
(1) Para detalles sobre esta temática
consultar: ANDERSON, Perry, El estado absolutista. Siglo XXI, Madrid, 1995;
BARRINGTON MOORE, Jr, Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia.
Ed. Península, Barcelona, 1976. Capítulo V : El fascismo asiático: el Japón;
HALL, John, El imperio japonés. Siglo XXI, Madrid, 1973; TAKAHASHI, Kohachiro,
Del feudalismo al capitalismo. Crítica, Barcelona, 1986.
(2) Takahashi, Kohachiro, Del feudalismo
al capitalismo. Crítica, Barcelona, 1986
(3) Barrington Moore, Los orígenes
sociales de la dictadura y de la democracia. Ed. Península, Barcelona, 1976.
Capítulo V: El fascismo asiático: el Japón. Este sociólogo norteamericano ha
examinado los diferentes papeles políticos desempeñados por las clases
superiores terratenientes y el campesinado en la transformación de las
sociedades agrarias en sociedades modernas. El autor señala que la vía seguida
por el Japón en este proceso es la capitalista que culmina con el fascismo y
que se acerca al curso tomado por Alemania. En ambos casos encuentra una
ausencia de revolución burguesa, ya que los japoneses consiguieron contener y
desviar los descontentos evitando una posible revolución.
(4) Takahashi, Kohachiro, Del feudalismo
al capitalismo. Crítica, Barcelona, 1986
(5) Bonifazi, Mauro, "Japón:
Revolución, occidentalización y milagro económico.", Página web :
http://www.nodo50.org/observatorio
(6) Beashley, W.G, Historia contemporánea
de Japón. Alianza, Madrid, 1995.
(7) Muto Ichiyo, "Lucha de clases e
innovación tecnológica en Japón", Antídoto, Bs. As., 1996.
(8) Kamiya, Marco, Japón en transición en
el cambio de siglo: Una visión latinoamericana de los cambios y retos a los que
se enfrenta el imperio del sol naciente, Página Web:
http://www.andes.missouri.edu/andes/especiales/mk_japon.html