REFERENCIAS CIENTÍFICAS QUE REVELAN LA NATURALEZA DE COMUNICACIÓN ENTRE LAS ESPECIES ACUÁTICAS
Los primeros estudios datan de los años 50 cuando el zoologo ucraniano
Hans Lissmann demostró la capacidad de los peces
para detectar objetos que presentaban diferente conductividad eléctrica y por tanto
quedo palpable la utilidad que presentan
para los peces de utilización de impulsos eléctricos de bajo voltaje
Estos peces presentan una serie de electroreceptores en la superficie de su piel que permite
reconocer variaciones que han producido en el impulso electrielectrico que ellos mismos emitian. De este modo
pueden hacer una imagen virtual en el interior de su cerebro de los objetos que se encuentran a su alrededor,
al existir conductividades diferentes que producen alteraciones de la onda emitida
Si todavia la comunicación eléctrica no la consideramos un proceso bastante
complejo debemos saber que existen variaciones dentro de la misma especie
Por ejemplo, se dan casos de machos que emiten frecuencia mucho menores que las hembras lo que condújo a
neurobiologos como Mayer a pensar en una posible influencia hormonal
en esta disminución de la frecuencia , sin embargo todavia no hay datos exactos de las causas
Gracias al biólogo Ad Kalminj mediante un experimento muy curioso ,Kalminj recubrió una serie de peces con agar ,
lo que bloqueba iremediablemente cualquier tipo de señal química producida , no pasando lo mismo con las señales
eléctricas a las que la sustancia no plantea ningún problema, Los tiburones recubiertos atacaban los peces debido al
campo eléctrico que producian estuvieran cubiertos de agar o no, de modo que tenia que haber algo mas que señales químicas para
que estos animales detectaran incluso sus presas enterradas y eran los impulsos eléctricos generados
Todos los animales de una misma especie, aún los más
elementales, se comunican entre sí. Las señales que emiten son reconocidas por sus
congéneres. En los animales sociales dotados de un alto psiquismo, como los cetáceos, estos mensajes son múltiples.
En el caso de los delfines los más importantes son los de naturaleza táctil (toqueteos, caricias, en especial amorosas),
visual (posiciones, saltos) y, por supuesto, auditiva. Por el contrario los cetáceos
no tienen practicamente olfato: sus conductos respiratorios poseen muy pocas células sensoriales, y los lóbulos
olfativos de su cerebro están atrofiados.
Los mensajes sonoros, por su parte, están tan individualizados, son tan regulares, tan divididos en secuencias con
preguntas y respuestas, que no podemos sino definirlos como lenguaje. Los delfines
emiten sonidos infinitamente variados (silbidos, ronquidos, gruñidos, tintineos, tamborileos, etc.), utilizan para ello su
faringe, pero las ondas sonoras que utilizan son amplificadas por los tejidos
adiposos de su cabeza. Elaboran sonidos de una frecuencia comprendida entre 100 y 150.000 hercios ,el hombre sí
percibe los que se sitúan entre 100 y 15000.