Esta es la voluntad de
Dios,
vuestra santificación (I Tes. 4, 3)
Sed
perfectos, como lo es vuestro Padre celestial (Mat. 5, 48)
La Santa Madre
Iglesia nos propone el ejemplo de los santos, para que siguiendo
sus pasos, alcancemos también nosotros la santidad, que es
obligatoria y posible para todos.
"La
santidad de la vida no es un beneficio singular que se concede a
algunos privilegiados y no a los demás, sino que a ella todos
estamos llamados y es un deber común: que la consecución de
las virtudes, aunque cuesta, es posible para todos con la ayuda
de la gracia divina que a nadie se niega".
(Pío XI, Encl.
Rerum Omnium)
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