La única
fuente de información que poseemos sobre este santo es
muy poco de fiar. Se trata de una biografía cuyo autor,
un diácono llamado Hermemberto, intenta hacerse pasar
por tutor de Vicenciano, aunque vivió lo suficiente
para escribir esta vida después de muerto su pupilo.
Según dicha biografía, Vicenciano perdió a sus padres
cuando era todavía muy niño, y fue educado por un tal
Beraldo, duque de Aquitania. De acuerdo con Didier,
obispo de Cahors, Beraldo decidió que un talento tan
brillante como el de Vicenciano no podía encontrar
mejor empleo, que sirviendo a Dios en el sacerdocio.
Pero Beraldo murió poco después y su hijo y heredero
obligó al obispo a enviar a Vicenciano a servir en los
establos del nuevo duque. Para entonces Vicenciano había
adquirido ya una ferviente piedad; repartió, pues, sus
vestidos entre los pobres, se negó a casarse con la
mujer que su señor quería imponerle y, por último,
ante la fuerza de los golpes y de las amenazas, huyó al
bosque, donde vivió como ermitaño. Inútil hablar de
los extravagantes milagros que caracterizan cada una de
las etapas de su vida. Vicenciano murió, como le había
sido revelado en una visión, el 2 de enero del año
672. Un carro tirado por dos bueyes transportó las
reliquias del santo al sitio que éstas iban a hacer
famoso. En el camino, un oso mató a uno de los bueyes,
pero un discípulo del santo mandó al oso que ocupara
el sitio del buey que había matado, yla fiera obedeció
dócilmente y se puso a tirar del carro.
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