Las Actas que los bolandistas
han presentado sobre este mártir, no inspiran ninguna confianza. En
ellas, se presenta a Potito como originario de Cerdeña, convertido al
cristianismo, siendo aún niño, y sin que su padre -que era idólatra- lo
supiera. Al enterarse éste de la conversión de su hijo, lo metió en la
cárcel. Pero Potito, con sus oraciones y enseñanzas consiguió
convertirlo. En seguida, no pudiendo resolverse a vivir entre paganos, se
refugió en una ciudad que no se ha podido identificar (Valeria o
Gárgara). Allí curó la lepra a una mujer de un senador llamado Agatón,
y convirtió a toda su familia.
La fama de esta conversión
llegó hasta Roma. Se mandó traer a Potito, quien libró de un demonio a
la hija del emperador; pero esta curación se atribuyó a la magia.
Quisieron obligar al joven a que adorara a los dioses del imperio, pero
él se rehusó y murió en los tormentos en Roma, o en una ciudad del sur
de Italia.
Los bolandistas no tienen
mejor información sobre la suerte que cupo a las reliquias del mártir.
Se dice que habrían sido trasladas de Asculum a Cerdeña con las de San
Efisio, cuya fiesta se celebra el día 15 de enero.
Todavía se honra a San
Potito en Nápoles, donde le han dedicado una iglesia. Los benedictinos,
que celebran su oficio en esta iglesia, obtuvieron del Papa Clemente XII
un oficio especial en su honor. Los himnos de este oficio han sido
editados por los bolandistas(1).
La fiesta del santo mártir
no está señalada más que en los martirologios relativamente nuevos, y
en diversas fechas del mes de enero. El Martirologio Romano la ha situado
el día 13 de enero.