Considerando la inmensa
influencia de Cluny en el desarrollo de la vida monástica y de la vida
religiosa, en general, en la Europa occidental del siglo X al XII, sabemos
muy poco de la personalidad de su primer abad. Berno parece haber sido un
hombre de buena familia y de cierta riqueza. Fue el fundador de la abadía
de Gigny y su primer abad, después de haber reformado como superior el
monasterio de Baume-les-Messieurs; por último, el duque Guillermo de
Aquitania le escogió como superior del monasterio que había proyectado
fundar. San Beno eligió un sitio de Cluny, cerca de Macon, en el centro
de Francia. La abadía de Cluny dependió directamente de Roma. En las
fundaciones subsiguientes se impuso el principio de la centralización,
pero en la época de San Berno no existía un gobierno central en las
casas, cuya reforma le había sido confiada. San Berno gobernó de 910 a
927.Tal vez el mayor tributo a su acción fue la devoción personal que le
profesó San Odo, quien había sido novicio suyo en Baume y le sucedió en
el cargo de abad de Cluny, el año 927. Odo iba a ser el más famoso y enérgico
de los abades de dicho monasterio.