Los actos públicos de la
vida política y eclesiástica de San Sabas, como los de muchos otros clérigos,
dependieron en gran parte de circunstancias políticas. Esto es
particularmente explicable en los Balcanes, donde los poderes civiles y
eclesiásticos se hallaban unidos y donde se efectuaba el encuentro de
diferentes culturas.
Sabas nació en 1174 y fue el más joven de los tres hijos de
Esteban I, el fundador de la dinastía de los nemánides y del Estado
independiente de Serbia. A los diecisiete años de edad, Sabas ingresó en
un monasterio del Monte Athos, donde fue a reunírsele su padre después
de su abdicación, en 1196. Juntos fundaron un monasterio para monjes
serbios, llamado Khilandari, que es todavía en la actualidad uno de los
diecisiete "principales monasterios" de la Santa Montaña. Como
abad, Sabas se distinguió por su habilidad en la educación de los monjes
jóvenes y por su tendencia a favorecer la política de la suavidad. Se
consagró a traducir libros al idioma serbio, y todavía se conservan en
Khilandari un salterio y un ritual copiados por su mano y firmados así:
"Yo, el irresponsable y perezoso monje Sabas".
Entretanto, sus hermanos Esteban II y Vulcano, se hacían
mutuamente la guerra. Cuando Sabas volvió a su país, en 1207, lo encontró
desgarrado, civil y religiosamente. Los serbios habían sido cristianos
por algún tiempo, pero se trataba de un cristianismo nominal, sin bases sólidas
de doctrina y mezclado de paganismo. El clero era escaso y generalmente
poco educado, porque la Iglesia había sido gobernada desde Constantinopla
o desde Okhrida de Bulgaria, y los jerarcas de esas naciones se habían
preocupado muy poco por los que consideraban como bárbaros. Así pues,
San Sabas, siguiendo el ejemplo de los antiguos monjes rusos y de los
benedictinos en occidente, empleó a los monjes que había llevado consigo
de Khilandari, en el trabajo pastoral y misional. Se estableció en el
monasterio de Studenitsa, y de él salía para fundar pequeños
monasterios en sitios adecuados para que los monjes pudiesen ir a predicar
a las ciudades. Esto no quería decir que el antiguo monje del Monte Athos
hubiese olvidado la necesidad de la soledad y la contemplación; todavía
puede ftrse en el valle de Studenitsa, muy arriba del monasterio, la
ermita rocosa a la que San Sabas acostumbraba retirarse.
Lo que sucedió después y el orden en que ocurrió es difícil
de determinar. Sin embargo, trataremos de dar un resumen de los
testimonios contradictorios. Políticamente, era ventajoso para los
serbios tener sus propios obispos. Así pues, Esteban II envió a su
hermano a Nicea, donde el patriarca y el emperador se habían refugiado de
los ataques de los francos a Constantinopla. Sabas ganó el favor del
emperador, Teodoro II Laskaris (que estaba emparentado los nemánides), y
fue nombrado primer metropolitano de la nueva jerarquía El patriarca,
Manuel I, se oponía al nombramiento, pero las circunstancias no le
permitieron obstinarse en su posición, y él mismo consagró obispo a
Sabas en 1219. Sabas volvió a su patria pasando por el Monte Athos, de
donde llevó más monjes y numerosos libros que habían sido traducidos en
Khilandari, y se dedicó en seguida a la organización de su Iglesia.
Parece que ya para entonces Esteban II, "el Primer Coronado",
había solicitado del Papa Honorio III que le reconociese como rey, había
sido coronado por un legado papal, en 1217. Sin embargo, su hermano le
coronó nuevamente arzobispo, en 1222, y una fuente afirma que en tal
ocasión, el Papa Honorio envió una corona, a petición de Sabas, quien
había informado a la Santa Sede de su propia consagración episcopal.
En esa forma, el príncipe Sabas, que de joven había
abandonado la corte para hacerse monje, consiguió consolidar, antes de
cumplir cincuenta años, el Estado que su padre había fundado. Los medios
de que se valió para ello fueron la reforma de la vida religiosa del
pueblo, la creación de obispos de su raza y la ratificación de la
soberana dignidad de su hermano. San Sabas es el patrono de Serbia, y el
pueblo le atribuye, como sucede con otros santos algunos beneficios en los
que él nada tuvo que ver. Así, por ejemplo, la leyenda sostiene que San
Sabas inventó un arado que podía retornarse al llegar al límite del
campo, y que introdujo el uso de las ventanas. (El caso no es único: los
pescadores de Sussex sostienen que San Wilfrido les enseñó a pescar).
Los últimos años en la vida de San Sabas estuvieron
marcados por un viaje a Palestina y otro al Cercano Oriente. El primero
parece haber sido una peregrinación y el segundo, una misión eclesiástica.
Al regresar del segundo viaje, cayó enfermo en Tirnovo de Bulgaria, donde
murió con la sonrisa en los labios, el 14 de enero de 1237. Al año
siguiente, su cuerpo fue trasladado al monasterio de Milochevo en Serbia,
donde estuvo hasta 1594. En ese año, durante los disturbios políticos,
un bajá turco (italiano renegado), quemó deliberadamente las reliquias.
Los ortodoxos de Serbia consideran a San Sabas no sólo como
fundador de su Iglesia nacional, sino también como autor de la separación
de Roma. Así sería en efecto, si consideráramos las cosas desde el
punto de vista moderno; pero la situación era muy diferente en aquel
tiempo. Las autoridades eclesiásticas de Roma, Nicea-Bizancio y Okrida,
eran al mismo tiempo autoridades civiles, y cómo tales, constituían una
amenaza para el naciente Estado serbio.
El rey Esteban II y su hermano, el arzobispo, tenían que
maniobrar hábilmente. En todo caso, el cisma que separaba al oriente de
Roma no parecía definitivo, y ni los eslavos meridionales, ni muchos de
los francos estaban al tanto de una división profunda entre los católicos
y los ortodoxos. De hecho, San Sabas Prosvtitely, "el
iluminador", figura en varios calendarios latinos, y la diócesis católico-bizantina
de Krizevtsy, en Croacia, celebra su festividad.
Domiciano, discípulo de San Sabas, escribió la vida de su
maestro hacia el año 1250; pero dicha biografía no ha llegado hasta
nosotros en su forma original. Fue publicada en el siglo XIV, pero
"en forma claramente tendenciosa" en favor de la Iglesia
ortodoxa, escribe Shafarik, a quien no puede tacharse de parcialidad por
la Iglesia católica. Otras fuentes, son las cartas de Esteban II y la
historia de Salona, escrita por el archidiácono latino de Espalato,
contemporáneo de los hechos.
Ver Acta
Sanctorum, 14 de enero; J. Martynov, Tri/olium Serbicum; J.
Matl, Der hl. Sava als Begründer der serbischen Nationalkirche, en
"Kyrios", vol. II (1937), pp. 23-37; V. Yanich y C.P.
Hankey, en Lives o/ the Serbian Saints; y una importante
conferencia sobre San Sabas, pronunciada en Belgrado por P. Bélard y
publicada en L'Unité de l'Eglise, n. 78 (1936). l. T. Mrnavich,
obispo latino de Bosnia en el siglo XVII, escribió una biografía de San
Sabas, y el poeta franciscano, Andrew Kachicb, le consagró uno de sus
mejores poemas.