16 de enero
SAN MELAS,(*)
Obispo
(390)
A |
Melas nació en Rhinocolure,
en Egipto, cerca de los límites con Palestina. Pertenecía a una familia
pobre que le dio una educción cristiana. Vivía sin ambición y sin
brillo, como verdadero asceta, cuando fue elevado a la sede episcopal de
su ciudad natal. En esta alta dignidad conservó su simplicidad, su amor a
las mortificaciones y a la vida oculta. Se cree que fue consagrado por
Atanasio.
Su adhesión a la fe de Nicea le valió los honores de la
persecución. Los enviados del emperador Valente, venidos para apoderarse
de su persona, lo encontraron en su iglesia, ocupado en limpiar las lámparas.
Melas les dejó en la ignorancia sobre su persona y su dignidad, les
introdujo en la casa episcopal y les sirvió de comer él mismo. Al final
les dijo:
"Yo soy el mismo que vosotros buscáis".
Llenos de respeto y de admiración, los comisarios le
comunicaron las órdenes del emperador y se ofrecieron a facilitar su
evasión. Melas rehusó y declaró que quería ser tratado como los otros
prelados católicos. Marchó, pues, al exilio, menos por la violencia de
sus enemigos que por el ardor de su caridad.
Se ignora el lugar donde
fue relegado y lo que aconteció durante sus últ mos años. Algunos han
supuesto que, habiendo sobrevivido a Valen te, pudo ser restablecido en su
sede y morir en paz, bajo el gobierno de Teodosio. Su memoria se hace en
el Martirologio Romano el 16 de enero.
Sozomeno Hist, eccl., en la P .G.,
vol. LXVII, col. 1589. Acta sanct, 16 de enero.
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