Metrano o Metras era un
anciano de Alejandria. Los paganos lo prendieron antes
de que saliera el edicto de persecución del emperador
Decio y quisieron obligarle a proferir palabras impías.
Metrano rehusó y, en consecuencia, tuvo que sufrir
diversas clases de suplicios: golpes de bastón, agudas
espinas hundidas en el rostro y en los ojos, etc. Para
terminar, lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron.
Este último tormento explica porqué se le representa,
como a San Esteban, llevando piedras en sus brazos.
El elogio de este santo se encuentra el 31
de enero en el Martirologio de Usuardo y, generalmente,
en los otros documentos latinos, de donde ha pasado al
Martirologio Romano.
Una carta de San
Dionisio de Alejandría al obispo de Antioquía, citada
por Eusebio en Hist., eccl., I. VI, CXI, traducción
E. Grapin, 1911, p. 257; P. Allard, Hist. des perséc.,
vol. II p. 250; Delehaye, Les orig. du cutre des
martyrs, p. 250.
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