En Belem, ciudad del Estado de
Pará, en Brasil, al lado de la espléndida basílica se puede visitar una sala
donde están expuestos miles de objetos de todas clases, que son otros tantos
testimonios de los favores otorgados por la Madre de Dios.
Se cuenta que cuando la ciudad de Belem do Pará no era sino una
pequeña
aldea, un negro llamado Plácido, que se había internado en la selva y
sentía hambre y sed, encontró la imagen de la Virgen. Sin acordarse más de
sus penurias, el negro regresó a su casa con el hallazgo, pero aquélla misma
noche,
la imagen volvió a donde había estado, por sí sola. El milagro se
repitió hasta que el mismo gobernador quiso comprobarlo y puso guardias
alrededor de la imagen, pero ésta regresó al bosque también aquélla
vez. Entonces el gobernador mandó construir una capilla en el sitio donde la
Virgen quería estar.
En la fiesta de la Candelaria, el pueblo llevaba la imagen de la
casa del gobernador a la capilla del bosque, en procesión triunfal. En la
actualidad el itinerario es, desde la catedral a la basílica, que ya no está
en mitad de la selva, sino en el centro de la ciudad, en la plaza de Nazareth.
Du Manoir,
H., Maria, Etudes sur la Sainte Vierge, vol. v, p. 372 (en la p. 377 hay
8;bundante bibliografía).
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