Llegó a México esta imagen,
gracias a los franciscanos que evangelizaron lo que entonces se llamaba Nueva
Galicia.
En 1623 ocurrió un milagro que sacó del olvido a la imagen: En un
acto peligroso que una familia de titiriteros realizaba en mitad de la plaza de
San Juan de los Lagos, la hija joven murió al caer sobre filosas espadas. La
consternación de los padres fue enorme y la población también sintió mucha lástima
por ellos. Una india que tenía honda devoción a la imagen de la Virgen que se
hallaba en la sacristía de la capilla del hospital, llevó la estatuilla hasta
los brazos de la muerta. Al cabo de unos momentos, en que todos suplicaban el
favor de la Santísima Virgen, la joven volvió a la vida. Para conmemorar tal
suceso, la familia de titiriteros quiso reparar la imagen que se encontraba muy
deteriorada. La llevaron a la ciudad de Guadalajara y allí un joven misterioso
se les presentó y restauró la imagen y desapareció en seguida.
Con tales sucesos, la devoción popular se incrementó. Se
edificaron varias capillas con su nombre; pero pronto fueron insuficientes para
recibir la corriente de peregrinos que acudía a honrar a la Madre de Dios.
Treinta y siete años se tardó en construir el actual santuario. En 1769 se
bendijo y destinó al culto. Tiene dos torres de 65 metros.
La imagen tiene 27 centímetros de altura y representa a María en
el misterio de su Concepción Inmaculada.
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