Las reliquias de Santa Filomena
fueron descubiertas al principio del siglo XIX. El 24 de mayo de 1802, durante
las excavaciones que se están haciendo continuamente en las Catacumbas
romanas, un sepulcro fue traído a la luz. En él había tres losas juntas que
cerraban la entrada y en ellas podía verse una inscripción que estaba rodeada
de símbolos que aludían al martirio y a la virginidad de la persona ahí
enterrada. Los símbolos eran: ancla, tres flechas, una palma y una
flor. La inscripción decía:
LUMENA PAXTE CUM FI
Las escrituras estaban en
pintura roja y fueron rodeadas con símbolos cristianos. Después de que un
estudio, era evidente que estas losas habían sido puestas desordenadamente, o
con demasiada rapidez, o alguien no familiarizado con el latín, las había
puesto en orden equivocado. Luego de ordenarse correctamente, leyeron:
PAXTE CUM FI LUMENA
(Pax tecum Filumena!)
¡LA PAZ SEA CONTIGO, FILOMENA!
Cuando, al día siguiente, las
losas de piedra fueron quitadas, descubrieron un esqueleto que era de huesos
pequeños y notaron a la vez, que el cuerpo había sido traspasado por flechas.
Al examinar los restos los cirujanos atestiguaron la clase de heridas que la
joven mártir recibió y los expertos coincidieron en calcular que la niña fue
martirizada entre la edad de 12 o 13 años. También fue encontrado dentro del
lugar del entierro un vaso fino, quebrado a la mitad, cuya pared interna estaba
cubierta con sangre coagulada. Era la sangre de la mártir, recogida según la
costumbre de los cristianos durante las persecuciones, y puesta con los restos
como testimonio de su muerte en el martirio. Esta sangre fue aflojada de los
pedazos quebrados del vaso a los cuales estaban adheridos, y puestos
cuidadosamente en una urna de cristal. Fue sorprendente ver que estas pequeñas
partículas de sangre, tan pronto como cayeron en la urna, brillaban como el
oro o la plata pulido, o como diamantes y joyas preciosas, o, eran otra vez
resplandecientes con todos los colores del arco iris. (Hasta el presente, se
puede observar en algunos momentos de gracia, que estas partículas cambian de
color).