.LAS DOS PLOMADAS DE LA IGLESIA

ANUNCIADAS POR UN CARMELITA SANTO [*]

“¿Cómo puede haber ausencia brutal de papa y jerarquía romana durante todo un período histórico de la Iglesia Católica?” es la objeción simplista de algunos al sedevacantismo. Pues bien: tanto puede pasar eso, que lo afirmó un prestigioso teólogo medieval felicitado por su papa… 

   En el atardecer de la Edad de la Fe apareció en Inglaterra un siniestro cerebro habilidoso que compuso una gruesa colección de sofismas contra el dogma católico, a los que procuró dar apariencia de solidez con estructuras argumentativas escolásticas. Su nombre era Juan Wycliff y fue un hereje más penetrante que Lutero, y precursor suyo llamado “estrella matutina de la Reforma” por los protestantes. Su obra devastadora encontró todavía el freno de una fe popular arraigada, pero sembró la semilla para el futuro protestantismo. 

   A semejante diablo la Providencia opuso un verdadero ángel de luz sobrenatural para la detección y destrucción de errores. Su nombre era Tomás Netter de Walden (1375-1430). Fue el provincial de la orden carmelita en Inglaterra. Teólogo célebre, fue enviado por el mismo rey al Concilio de Constanza. Su obra maestra es el Doctrinale antiquitatum fidei ecclesiæ catholicæ dividido en tres partes de las cuales las dos primeras fueron presentadas al papa Martín V, que elogió y alentó al autor. Esta obra fue muy consultada en la Contra-Reforma por la extensión implícita de sus argumentos a los errores protestantes. El Maestro Hermano Tomás Netter de Walden obró un milagro en el convento de Ruán después de su muerte y muchos vieron una luz aparecer sobre su tumba de noche. Es venerado como beato a nivel local. 

   Sobre la vida de este santo maestro pueden consultarse los siguientes enlaces:

 http://www.oocities.org/ar/misa_tridentina04/nov/02d.html#*

 http://www.newadvent.org/cathen/10764a.htm 

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   Muchas falacias de Wycliff consisten en abusos de la escolástica. El polemista católico inglés escribió extensamente sobre las verdades atacadas por Wycliff, entre ellas el Papado. 

   Pretendió Wycliff que el Papado fuese superfluo, porque, residiendo Cristo “perpendicularmente” en el cielo sobre todos los justos, sería blasfemia plantear la necesidad de que el rayo celeste descienda a los creyentes “angularmente refractado” en el Romano Pontífice. 

   Walden refuta esta falacia con una afirmación impactante: la Autoridad de la Iglesia es tan benéfica y necesaria, que su retirada constituirá la plomada de la desolación, de la venganza y de la destrucción. En cambio su restauración constituirá la plomada de la gracia

   Por cuanto el mismo carmelita escribe y expone y argumenta, parece que la presente larga desolación de la Iglesia Católica en acefalía y anarquía haya sido predicha por Isaías en su capítulo 34, v. 8s., en la alegoría de “Sión” privada de “nobles y príncipes”. Walden intercala un comentario de San Jerónimo a esos mismos versículos, puntualizando que Cristo es el “rey” que los verdaderos “habitantes de la Sión sin dirigencia” invocarán con ahínco en esos aprietos históricos especiales. Las imágenes trágicas presentadas por el Profeta corresponderían a la situación religiosa general del presente estado de cosas postcatólico en la que era la amplia área de influencia de la Iglesia bajo gobernantes divinamente asistidos:   

   9 Se convertirán en pez encendida las aguas de sus torrentes, y en azufre el polvo de Idumea; y arderán sus campiñas como si fueran todas de pez. 10 Ni de día ni de noche cesará el incendio; estará eternamente saliendo una gran humareda; permanecerá asolada de generación en generación, y no transitará alma alguna por ella por los siglos de los siglos, 11 sino que se harán dueños de ella el onocrótalo y el erizo. … 13 En el solar de sus casas nacerán espinas y ortigas, y cardos en sus fortalezas; y vendrá a ser guarida de dragones y pastos de avestruces. 14 Y se encontrará allí los demonios con los onocentauros, y gritarán unos contra otros los sátiros; allí se acostará la lamia y encontrará su reposo. 15 Allí tendrá su cueva el erizo y allí criará sus cachorrillos y cavando alrededor con el hocico los abrigará a la sombra de ella; allí se juntarán los milanos, y se unirán uno con otro. 

   En esos mismos tiempos de “plomada de desolación” —que son los nuestros— la Iglesia estará “sin edificio”, hasta revertirse esa situación por la llegada liberadora de la “plomada de la gracia” que Walden encuentra en un pasaje de Zacarías. 

   Parece indicado señalar que, sin ir más lejos, al comienzo del capítulo siguiente (el 35), pocas líneas después de las arriba citadas de Isaías, también aparece un cuadro de salvación opuesto a la desolación recién mostrada: ¿alusión a un reflorecimiento del Catolicismo al cerrarse un día nuestra opresiva pesadilla postconciliar, y ser cambiada la presente “plomada”?

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   Insertamos el capítulo traducido al castellano en sus primeros párrafos que incluyen el contenido que interesa hacer ver, y a continuación el original latino manualmente trascripto y mejorado en cuanto a puntuación y citaciones. El libro completo puede descargarse gratis de la Biblioteca Nacional de Francia

 

http://visualiseur.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k53574n

 

Thomas Walden, Tratado doctrinario de las antigüedades de la Iglesia Católica. Tomo I: Sobre la verdadera religión. Libro II: Sobre la Iglesia. Artículo III: Sobre los miembros de la Iglesia de Jesucristo según sus profesiones y sus oficios. Capítulo LI: Se responde a los argumentos que hace falta que haya un papa aunque Cristo resida perpendicularmente en el cielo sobre todos los justos.  

   

   Esta llama herética que quema los montes —a saber, a quienes presiden en toda la Iglesia de Jesucristo— difunde su fragua por tres argumentos de espíritu devastador, disolviendo el oficio del Superintendente Romano, y ha tratado de probar que el papa preside al mundo inútilmente: 

 

   [Arg. 1.] Porque Cristo, que reside directamente en los cielos sobre los fieles, por sí mismo suministra bastante abundantemente toda gracia espiritual a quienes la pidan sin papa. Por eso la conclusión queda entre las condenadas en LX. 

 

   [Arg. 2.] Conocemos por experiencia que con un papa muerto o depuesto con sus cardenales y prelados imperiales la Iglesia prosperaría más y no menos. Porque en cuanto al sacramento de la confirmación —con el sacramento del orden y la bendición del crisma con las iglesias a dedicar que se apropian a obispos— parece que Cristo, residente perpendicularmente en los cielos sobre los justos presbíteros, les daría la potestad de hacer tales cosas. 

 

   [Arg. 3.] Hablan blasfemias quienes dicen que hace falta que el rayo celeste descienda sobre el Romano Pontífice y desde él se refleje según un ángulo a las provincias adyacentes por tierras y mares, como si la Verdad Primera buscara ángulos y no fuera así que todo don o todo dado óptimo descendería del Padre de las luces de manera que Dios no esté perpendicularmente sobre la cabeza de cualquier hombre, sino que se diría algo tanto más herético cuanto que Dios por su inmensidad está necesariamente en todas partes. 

 

   Lejos de duda, esta alegoría mística de las plomadas que sólo tenemos dos veces en las Escrituras, hace dos avances opuestos a la herejía antedicha. 

 

   Porque aquí, como consta por la superposición perpendicular de Dios, argumenta [la alegoría] que la sede romana del pontífice ha de ser evacuada —léase Isaías 34— y que por la residencia perpendicular de Dios en virtud de una sentencia vengadora será quitada de Sión toda potestad de nobles y reyes, para que así se reduzca a la nada y se haga una plomada para la desolación. El texto es éste: 

 

   8 Porque ha llegado el día de la venganza del Señor, el año de hacer justicia a Sión. 9 Y se convertirán en pez encendida las aguas de sus torrentes, y en azufre el polvo de Idumea. —Sigue: 11 … Se tirará sobre ella la cuerda de medir para reducirla a nada y el nivel [a plomada] para arrasarla enteramente. No se verán allí más los nobles de ella; implorarán con ahínco el socorro de un rey, y todos sus príncipes serán aniquilados. 13 En el solar de sus casas nacerán espinas y ortigas, etc. 

 

   Sobre este lugar dice en su comentario al capítulo noveno de Isaías: 

 

   SAN JERÓNIMO: “[…] y así se haga, porque la cuerda y la plomada del Señor —esto es, su sentencia— no pueda cambiarse. Sus nobles —esto es, apóstoles y creyentes— no estarán allí, ni se juntarán al número de los perdidos, antes bien invocarán al rey Cristo.” 

 

   Esta es entonces la plomada de la desolación y destrucción que primero quita a los apóstoles y sus sucesores los obispos para que también sean derruidos y reducidos a la nada. Léase también en Zacarías [cap. I] la plomada de la reformación y gracia cuando iba a ser reedificada la casa del Señor bajo Zorobabel y bajo Jesús hijo de Josedec. El texto es éste: 

 

   16 Por tanto, esto dice el Señor: Volveré mis ojos compasivos hacia Jerusalén, y en ella será edificado mi templo, dice el Señor de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén. 

 

   Esto es el capítulo I de Zacarías, sobre el cual dice la Glosa: Será edificada bajo Zorobabel y Jesús hijo de Josedec. Y en otra parte el Señor por su misericordia promete que la reedificará y que en ella habrá de ser tendida la plomada o cuerda según la medida y los órdenes de los individuos particulares. 

 

   Reside, pues, el Señor sobre los hombres en plomada de desolación y venganza cuando son quitados los prelados y pontífices de la Iglesia. En cambio reside según la plomada de la gracia cuando la Iglesia bajo prelados adquiere edificio, y aquellos son tenidos por arriba y por abajo en conformidad con el que preside el orden de los individuos particulares. Ved las Escrituras: si no me creéis a mí, creedles a ellas. Wycliff nos enseña [ironiza Walden] en este pasaje cómo desciende a nosotros la plomada de la severísima venganza de Dios por la substracción del Romano Pontífice y de todos los demás sujetos y prelados que Cristo nos aparejó en su apóstol Pedro en la plomada de la gracia por los órdenes de los particulares

 

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ORIGINAL LATINO

PORTADA

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[*] Colaboración del señor Patricio Shaw