¿ES ESTE EL VICARIO DE CRISTO EN LA TIERRA?


El Mufti Ahmad Kuftaro, máxima autoridad islámica de Siria, da la bienvenida al Papa.


   En un hecho histórico sin precedentes, el Papa Juan Pablo II se convirtió ayer en el primer jefe de la Iglesia Católica que ingresa a  una mezquita.

   El Papa, que estuvo acompañado por el gran muftí sirio, jeque Ahmad Kuftaro, ingresó a la mezquita de los Omeyas en Damasco, construida hace 1.330 años, y considerada una de las más espléndidas del mundo árabe.
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   "Jamás un Papa, durante los dos mil años del cristianismo, había entrado a una mezquita, lugar sagrado del islam", declaró el vocero Vaticano, Joaquín Navarro Valls, al saludar "este gesto histórico" del jefe de la Iglesia Católica.

   El portavoz recordó que Juan Pablo II también fue el primer pontífice que entró en una sinagoga. Fue en Roma, en 1986. En marzo del 2000, el Papa visitó la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, pero no ingresó a ningún templo musulmán.

   La visita a la mezquita de los Omeyas, en el área antigua y amurallada del corazón de la moderna Damasco, fue controversial aun antes de iniciarse.

   La mezquita de los Omeyas se erige en el terreno que ocupó una iglesia hace 13 siglos y algunos sirios se preguntaban si el Papa trataría de reclamar el sitio para la cristiandad, recordando épocas de conflicto entre musulmanes y europeos.

   Justo fuera del complejo que ocupa la mezquita se encuentra la tumba de Salaheddin al-Ayoubi, o Saladino, quien dirigió los ejércitos musulmanes que arrebataron Jerusalén a los cruzados cristianos en el siglo XII.

   El principal interés del Papa estaba, sin embargo, en otro sitio de la mezquita, donde se encuentra una reliquia con la cabeza de San Juan Bautista quien —según la Biblia— bautizó a Jesús. Ambos son considerados profetas en el islam.

   El pontífice oró unos minutos en silencio ante la reliquia, pero desistió de santiguarse en el templo. La oración conjunta de musulmanes y cristianos que se había planeado para realizarse en la mezquita, fue cancelada, aparentemente debido al temor de herir la sensibilidad musulmana. Pero muchos musulmanes vieron con beneplácito la visita.

   Juan Pablo II, de 80 años y que sufre de síntomas del mal de Parkinson, lucía cansado y se recargaba en un báculo. Se quitó los zapatos en señal de respeto, se calzó unas pantuflas y caminó junto al principal clérigo musulmán sirio, jeque Ahmad Kuftaro, que también usa báculo.

Fuentes: Clarín, 7/5/2001, La Nación, 7/5/2001, La Voz del Interior, 7/5/2001.

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