¿QUÉ DIOS, QUÉ PAZ?

DECLARACIÓN FINAL
DE LOS
LÍDERES RELIGIOSOS EN ASÍS

JUAN PABLO II:

¡Nunca más la violencia!
¡Nunca más la guerra!
¡Nunca más el terrorismo!
En nombre de Dios

que toda la religión
traiga justicia y paz,
perdón y vida,
¡amor!

Patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla

   Reunidos aquí, en Asís, hemos reflexionado juntos sobre la paz, un don de Dios y un bien común de toda la humanidad. Si bien pertenecemos a diferentes tradiciones religiosas, afirmamos que la construcción de la paz requiere amar al prójimo en obediencia a la «ley de oro»: «No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan».

   Con esta convicción, trabajaremos sin descanso en la gran empresa de construir la paz.

   Por ello:

Reverendo Konrad Raiser (Consejo Ecuménico de las Iglesias)

  • 1. Nos comprometemos a proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el terrorismo son incompatibles con el auténtico espíritu de la religión y, condenando todo recurso a la violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión, nos comprometemos a hacer todo lo que nos sea posible para desarraigar las causas del terrorismo.

Bhai Sahibji Mohinder Singh (sij)

  • 2. Nos comprometemos a educar a la gente en el respeto y la estima mutuos para favorecer una convivencia fraterna y pacífica entre personas de diferentes grupos étnicos, culturas y religiones.

Metropolita Pitirim (del patriarcado ortodoxo de Moscú)

  • 3. Nos comprometemos a promover la cultura del diálogo para que crezcan la comprensión y la confianza recíproca entre individuos y pueblos, siendo éstas las premisas de la paz auténtica.

Metropolita Pitirim (del patriarcado ortodoxo de Moscú)

  • 3. Nos comprometemos a promover la cultura del diálogo para que crezcan la comprensión y la confianza recíproca entre individuos y pueblos, siendo éstas las premisas de la paz auténtica.

Metropolita Jovan (del patriarcado ortodoxo de Serbia)

  • 4. Nos comprometemos a defender el derecho de toda persona humana a vivir una existencia digna, según al propia identidad cultural y a formar libremente una familia.

Jeque Abdel Salam Abushukhadaem (musulmán)

  • 5. Nos comprometemos a dialogar con sinceridad y paciencia, sin considerar lo que nos diferencia como un muro imposible a superar, sino por el contrario reconociendo que el encuentro con la diversidad de los demás puede convertirse en una oportunidad para mejorar la comprensión recíproca.

Obispo Vasilios (de la Iglesia ortodoxa de Chipre)

  • 6. Nos comprometemos a perdonarnos mutuamente los errores y prejuicios del pasado y del presente, y a apoyarnos en el común esfuerzo por derrotar el egoísmo y la prepotencia, el odio y la violencia, así como a aprender del pasado que la paz sin la justicia no es una auténtica paz.

Señor Chang-Gyou Choi (confuciano)

  • 7. Nos comprometemos a estar de la parte de los que sufren a causa de la miseria y el abandono, haciéndonos portavoces de quien no tiene voz y trabajando concretamente para superar tales situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz solo.

Hojjatoleslam Ghomi (musulmán)

  • 8. Nos comprometemos a hacer nuestro el grito de quien no se resigna a la violencia y al mal y queremos contribuir con todas nuestras fuerzas para dar a la humanidad de nuestro tiempo una esperanza real de justicia y de paz.

Reverendo Nichiko Niwano (budista)

  • 9. Nos comprometemos a alentar toda iniciativa que promueva la amistad entre los pueblos, convencidos de que el progreso tecnológico, cuando falta un entendimiento solidario entre los pueblos, expone al mundo a crecientes riesgos de destrucción y muerte.

Rabino Samuel-René Sirat (judaísmo)

  • 10. Nos comprometemos a pedir a los líderes de las naciones que hagan todos los esfuerzos posibles para crear y consolidar, a nivel nacional e internacional, un mundo de solidaridad y paz, basado en la justicia.

Doctor Mesach Krisetya (Conferencia Menonita Mundial)

  • Como personas de diferentes tradiciones religiosas, proclamaremos sin descanso que la paz y la justicia son inseparables y que la paz y la justicia son el único camino por el que la humanidad puede avanzar hacia un futuro de esperanza. En un mundo en el que sus fronteras cada vez están más abiertas, y las distancias son más breves a causa de una amplia red de comunicaciones, estamos convencidos de que la seguridad, la libertad y la paz nunca serán garantizadas por la fuerza, sino por el entendimiento mutuo.

Que Dios bendiga estas resoluciones y dé justicia y paz al mundo.

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