CONSIDERACIONES SOBRE LA NUEVA MISA
La Misa tradicional de la Iglesia no fue inventada por San Pío V, sólo fue codificada y transmitida por el Concilio de Trento y El Santo Pontífice, respetando la Tradición ininterrumpida de Cristo, de los Apóstoles, de los Santos Padres, de los primeros siglos del cristianismo y de los pontífices anteriores. Esa transmisión o tradición fue hecha para los siglos futuros con validez a perpetuidad.
El art. 7 de la Instrucción sobre el Novus Ordo Missae, definía la misa así: "La Cena del Señor o Misa es la sacra sinaxis, o sea la congregación del pueblo de Dios reunido bajo la presidencia del sacerdote para celebrar el memorial del Señor".
Esta definición protestante fue vigorosamente impugnada por los Emmos. cardenales Ottaviani y Bacci y los teólogos romanos autores del Breve examen crítico que aquellos presentaron a Pablo VI, así como por multitud de teólogos, sacerdotes y aun laicos católicos.
A principios de 1970 fue reformada silenciosamente agregándose los términos de "sacrificio" y "presencia real". Pues "en la celebración de la Misa, en la cual el sacrificio de la Cruz se perpetúa, Cristo está realmente presente en la propia asamblea reunida en su nombre, en la persona del ministro, en su palabra, todavía substancial y permanentemente bajo las especies eucarísticas".
Esto no es una clara definición sino una solución de compromiso. Pero lo antes dicho, dicho está. Mas las críticas de los Cardenales Ottaviani y Bacci no comprenden sólo el art. 7.
No se emplea la palabra "transubstanciación" en todo el texto de la lnstitutio.
En ninguna parte se afirma el carácter propiciatorio de Santo Sacrificio de la Misa.
La lnstitutio declara que la "Plegaria Eucarística" constituye una "oración presidencial". Su artículo nº 10 dice que son oraciones presidenciales las dirigidas a Dios "en nombre de todo el pueblo santo y de todos los circunstantes". Por tanto se induce a creer que en la Consagración el sacerdote habla principalmente en nombre del pueblo.