EL VATICANO RECHAZA
LA CONVERSIÓN
DE CISMÁTICOS
Recientemente trascendió el hecho institucional de que la Congregación Vaticana para la Iglesia Oriental rechazó la conversión de un obispo que conjuntamente con su clero, en Ucrania, deseaban regresar a la unidad con la Iglesia romana. El obispo cismático, cuyo nombre debe mantenerse en reserva, se había asegurado se le hiciera un examen de los motivos en el Sínodo de la Iglesia Cató1ica Griega. Después de haber verificado la seriedad de los deseos y aceptado la confesión, el primado papal, el primer Obispo Ton Lemberg y los padres del Sínodo no quisieron resolver este caso misional en Rusia, sin dar participación a las autoridades romanas. La respuesta no se hizo esperar: Que no se efectúe la ceremonia de abjuración y de acogida en la Iglesia Cató1ica. La frustración de la jerarquía fue mayúscula. El consternante suceso fué confirmado a este diario por los padres uniatos, escandaloso,mas no solo a partir del último año, toda conversión será ofrendada al altar del ecumenismo. Finalmente, la Iglesia oficial, sobre esta base, desde el Consejo Papal para la Unidad de los Cristianos, anunció el 15 de julio de 1993 la creación de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre las Iglesias Católica y Ortodoxa. En el documento se prohíbe, sin la participación de los uniatos, toda actividad misional en la Iglesia Cató1ica griega, para aquella, tampoco alcanzará la autorizaci6n de los obispos "ortodoxos" locales (su autoridad se pronunciará en igual forma que los prelados católicos). A los uniatos se les prohibirá hacer propaganda por la unidad con la Iglesia Católica. El deseo de conversión a la fe romana será difamado como "proselitismo". Los uniatos echaron a su pasado la carga de haber roto con su "Iglesia Madre" la que en el futuro no los recibirá más. El punto principal de los escritos de "Balamand" (lugar de la conferencia de acuerdos en el Líbano), es el recíproco reconocimiento como iglesias hermanas. La Iglesia Cató1ica lamenta su "proselitismo". Queda así envilecida la visión teo1ógica de la Iglesia Cató1ica como única depositaria de la verdadera sagrada doctrina. Este cambio atenta contra el tradicional derecho que le asiste a la Iglesia cual es el mandato recibido de misionar entre los no cató1icos, que en forma inequívoca consta en el canon 781. La conversi6n de los herejes fue siempre la tarea pendiente de todos los papas. Con ese objeto se fundó el seminario Pío XI para la conversión de Rusia, el "Russicum" (.....)
Johan Dietersohn, "Panorama Eclesiástico" Nº 3, septiembre de 1998. |