JUAN PABLO II LANZA UN NUEVO GRUPO DE
TRABAJO ECUMÉNICO ANGLICANO-CATÓLICO
27 de noviembre de 2001
El diálogo entre anglicanos y católicos dio un nuevo paso este fin de semana
cuando Juan Pablo II dio su espaldarazo al nuevo Grupo de Trabajo Anglicano-Católico
que celebró en Roma su reunión inaugural.
Los miembros del Grupo, obispos de las dos confesiones cristianas, antes de
venir a Roma se habían encontrado en Londres con el arzobispo George Carey, de
Canterbury.
Al recibir este sábado a los participantes en esta nueva iniciativa, Juan Pablo
II constató «los progresos genuinos del ecumenismo», en estos últimos años,
de los que el nuevo grupo es una clara prueba.
El primer grupo de trabajo de estas características surgió en 1966 por
iniciativa de Pablo VI y del arzobispo Michael Ramsey y desembocó en la Primera
Comisión Internacional Anglicano Católica (ARCIC).
En 1982, tras su visita a Canterbury, Juan Pablo II lanzó con el arzobispo
Robert Runcie estableció la segunda ARCIC.
El tercer paso ecuménico vino en 1996, cuando el Papa y el actual arzobispo de
Canterbury publicaron una Declaración Común en la que invitaban a católicos y
anglicanos a «arrepentirse por el pasado, a rezar por la gracia de la unidad y
para abrirse al poder transformador de Dios».
Por último, el año pasado, en mayo, tuvo un último encuentro decisivo de
obispos anglicanos y católicos en Mississauga (Canadá) donde se decidió crear
el nuevo grupo de trabajo ecuménico, que este fin de semana ha visto la luz en
Roma.
«Estáis especialmente bien cualificados para considerar los próximos pasos prácticos
que se deben tomar no solo para consolidar los logros ya existentes, sino también
para llevarnos a nuevas profundidades de comunión en el camino de esa unidad
plena que es la voluntad de Cristo», dijo el Papa a los obispos católicos y
anglicanos.
«Está claro que la falta de unión ha obstaculizado nuestra misión en el
mundo --añadió--. En estos tiempos de turbación, el mundo necesita más que
nunca el testimonio común de los cristianos en todos los sectores, desde la
defensa de la vida y la dignidad humana a la promoción de la justicia y la paz».
«Cuando nos amenaza el desaliento o aumentan las dificultades
-concluyó-
necesitamos centrarnos de nuevo en el poder del Espíritu para hacer lo que nos
parece imposible. En tiempos de pausa aparente tenemos que esperar que el Espíritu
Santo haga lo que nosotros no podemos hacer».
Según se estableció al hacer públicos los nombres de los miembros del nuevo
grupo de trabajo, en enero pasado, el equipo trabajará bajo la presidencia del
obispo David Beetge, obispo anglicano de Highveld (África del Sur), y del
arzobispo John Bathersby, arzobispo católico de Brisbane (Australia).
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