Lejos de la
formalidad que se hubiera supuesto para un encuentro de esta magnitud, la
visita de Monseñor Carlos Ñáñez a la sinagoga de Alvear 254 —la
primera de un arzobispo de Córdoba al templo judío local— transcurrió
entre diversas anécdotas bíblicas, chistes, comentarios históricos y,
lo más importante, varias especialidades de la tradicional comida judía
a las que el sacerdote no pudo resistirse.
Ayer, en el Centro Unión Israelita de Córdoba, Ñáñez compartió una
mesa de café, laikej de miel y strudel de membrillo, con los
representantes de la comunidad judía, además de políticos y
funcionarios entre los que se encontraban el embajador de Israel en
Argentina, Benjamin Oron, y el ministro de Educación de la Provincia,
Juan Carlos Maqueda.
Al respecto, Ñáñez destacó la importancia del encuentro y se mostró
gratamente sorprendido por ser esa la primera vez que visitaba una
sinagoga.
“Es una circunstancia feliz e importante, quiere ser un gesto que se
sume a otros para un camino de comprensión, aprecio mutuo y diálogo. Es
una impresión muy linda. No conocía un templo judío. Y este me impactó
por su sencillez, su sobriedad y, a la vez, su belleza. Me viene a la
memoria lo que el Papa expresaba cuando fue a la sinagoga de Roma, en
cuanto al hecho de estar en contacto con nuestros hermanos mayores”, señaló
el arzobispo.
Por su parte, el rabino Gabriel Frydman agregó: “Hace mucho que tengo
relación con monseñor Ñáñez, buena, franca, en distintos ámbitos.
Poder conversar y participar de eventos comunes es algo que sucede desde
hace tiempo. Esta visita, al margen de ser un hecho histórico que sigue
los pasos de la visita del Papa a la sinagoga de Roma, es parte de ese
proceso. Esperemos que esto sea un aporte más al encuentro de los
cordobeses”.
Monseñor Ñáñez también recibió algunos presentes y fue invitado a
firmar el libro de visitantes ilustres, luego de lo cual compartió, junto
a toda la comunidad judía de Córdoba, la ceremonia del tradicional
Kabalat Shabat, que indica el comienzo del descanso semanal.
Un gesto de amistad
Casi al final, fue invitado a transmitir su mensaje. Ante la gran
concurrencia, que colmó las instalaciones del templo, agradeció la
invitación y calificó de “amigo” a todo el pueblo judío. Y dijo que
este encuentro se da “porque Dios así lo quiere”.
El presidente de la Daia local, Gregorio Brodsky, señaló: “Este
encuentro es un hecho trascendente, tiene un enorme valor simbólico
relacionado con la profundización de un diálogo y la búsqueda de
coincidencias. Por su parte, el titular del Centro Unión Israelita destacó
que, cuando monseñor Ñáñez decidió que el 1 de diciembre visitaría
la sinagoga, “no sabía que esa fecha coincidía con los 50 años de la
fundación del Colegio Israelita San Martín. Esta coincidencia es
sorprendente y nos emociona”.
Además de coincidir con la semana de festejos del establecimiento
educativo, la visita también se da en el marco del 65 aniversario de la
Daia.
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