Las partículas microscópicas que habrían podido probar si el sudario de Turín podría datar de la época de la muerte de Cristo han sido destruidas por los científicos del Vaticano. Los científicos realizaron una restauración secreta del sudario —que se supone que haya envuelto el cuerpo de Jesús después de su crucifixión— durante la cual limpiaron y restauraron el lienzo sepulcral. Esto pudo haber causado que se perdieran para siempre las moléculas de polvo y polen potencialmente importantes. Se teme que el proceso podría comprometer la posibilidad de nunca más datar por carbono el sudario que los creyentes afirman que porta la imagen de Cristo después de que su cuerpo fuera descendido de la cruz. El respetable grupo de expertos y académicos del sudario, el Collegamento pro Sidone, ha escrito al Papa Juan Pablo II protestando contra el trabajo más reciente y diciendo que causó la “pérdida de material precioso”. Empleados del Vaticano quitaron remiendos de siglos de antigüedad y cosieron un forro al dorso del sudario. La restauración fue realizada con el permiso explícito del Vaticano y pensada para proteger el artefacto antiguo. Los expertos del Collegamento están ofendidos de que se decidiera manosear el sudario sin consultar a las asociaciones científicas. El grupo ahora ha solicitado al Papa tomar personalmente la responsabilidad directa de la manipulación y de la conservación de reliquias a través de su Pontificia Academia de Ciencias. El Vaticano ha dicho que los métodos usados en la operación de restauración y limpieza habían sido “inofensivos”. El cardenal Severino Poletto, de la archidiócesis de Turín, será interrogado sobre el riesgo causado al sudario. Él ha minimizado los temores de que los procesos dañaran al sudario. Los expertos de Vaticano dicen que el nuevo forro del sudario está hecho de un género cuyas características deberían impedir la formación de microorganismos y así proteger la reliquia. También dicen que la eliminación de suciedad acumulada entre el sudario y su viejo forro hizo que el género fuera “más legible”. Mechtild Flury-Lemberg, la experta textil suiza que realizó el trabajo de restauración en junio y julio dijo que el trabajo “ayudará a la conservación del sudario a largo plazo”. La comisión de Flury-Lemberg fue un golpe personal que enfureció a otros expertos del sudario que dicen que el trabajo debería haber sido un esfuerzo internacional —como ha sucedido en el pasado. La han atacado por quitar más de treinta remiendos de género del sudario y están enojados con la Comisión de Preservación del Sudario por haberlos desairado. Los custodios del sudario dicen que el trabajo tuvo que ser realizado en secreto dado que el Vaticano temía que la reliquia pudiera convertirse en un blanco de ataque como continuación de los eventos del 11 de septiembre. El sudario es una tira de lino de 14 pies de largo por 3,5 de ancho. Las pruebas de datación por carbono, de las que no resulta ninguna conclusión definitiva y que terminaron en 1988, encontraron que el sudario venía de épocas medievales. Fue datado entre 1260 y 1390. Ese estudio fue extensamente discutido, y dos estudiosos estadounidenses dijeron que podrían haberse mezclado accidentalmente fibras del siglo I con otras del siglo XVI para producir una fecha promedio medieval. Otros investigadores de la Universidad Hebrea concluyeron que el polen y la materia vegetal del sudario mostraban que tuvo su origen alrededor de Jerusalén en tiempos anteriores al siglo VIII. El sudario se guarda bajo estricta seguridad y sólo se concede acceso a él a un grupo restringido de personas. Llevaba remiendos y un forro cosido desde que un incendio dañó el género en 1532.
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