CARTA ABIERTA A SU EMINENCIA
EL CARDENAL GANTIN
PREFECTO DE LA CONGREGACIÓN DE OBISPOS

EMINENCIA:
         Reunidos alrededor de su Superior General, los Superiores de distritos, seminarios, y casas autónomas de la Fraternidad sacerdotal San Pío X juzgan conveniente expresarle respetuosamente las siguientes reflexiones.
         Por medio de su carta del 1º de julio pasado Ud. se creyó obligado a informara S. E. Monseñor Marcel
LEFEBVRE, a S. E. Monseñor Antonio de CASTRO MAYER y a los cuatro obispos que fueron consagrados el último 30 de junio en Econe, su excomunión latae sententiae. Juzgue Ud. mismo sobre el valor de una tal declaración que viene de una autoridad que rompe en su ejercicio con aquella de todos su predecesores hasta Pío XI, en el culto, la enseñanza y el gobierno de la Iglesia.
         En cuanto a nosotros, estamos en plena comunión con todos los Papas, y todos los Obispos que han precedido al Concilio Vaticano II, celebrando exactamente la Misa que ellos codificaron y celebraron, enseñando el Catecismo que ellos compusieron, oponiéndonos contra los errores que ellos condenaron muchas veces en sus encíclicas y cartas pastorales. Quiera Ud. entonces juzgar de qué lado se encuentra la ruptura. Estamos extremadamente apenados por el enceguecimiento de espíritu y el endurecimiento de corazón de las autoridades romanas.
         En cambio, nosotros jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se califica a sí mismo de Iglesia Conciliar y se define por el Novus Ordo Missae, el ecumenismo indiferentista, y la laicización de toda la sociedad. Si, nosotros no formamos parte, nullam partem habemus, del panteón de las religiones de Asís; nuestra propia excomunión por un decreto de Vuestra Eminencia o de otro discasterio no sería más que la prueba irrefutable. No pedimos nada mejor que el ser declarados ex communione, fuera de la comunión, del espíritu adúltero que sopla en la Iglesia desde hace veinticinco años, excluidos de la comunión impía con los infieles. Creemos en el Único Dios, Nuestro Señor Jesucristo, con el Padre y el Espíritu Santo, y seremos siempre fieles a su Única Esposa, la Iglesia,
UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA y ROMANA.
         El ser asociados públicamente a la sanción que fulmina a los seis obispos católicos, defensores de la fe en su integridad y en su totalidad, sería para nosotros una distinción de honor y un signo de ortodoxia delante de los fieles. Estos, en efecto, tienen absoluto derecho de saber que los sacerdotes a los cuales se dirigen no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal, y sincretista.
         Unidos a esos fieles, hacemos nuestras las palabras del Profeta: (1 Reyes, 7/3) "Praeparate corda vestra Domino et servite illi Soli: et liberabit vos de manibus inimicorum vestrorum Convertimini ad Eum in toto corde vestro, et auferte deos alienos de medio vestri. " "Dirigid vuestros corazones hacia el Señor y servid a El Solo: y El os librará de las manos de vuestros enemigos. Convertios a El de todo corazón y quitad de en medio vuestro a los dioses ajenos. "
          Confiados en la protección de Aquélla que ha aplastado todas las herejías del mundo entero, le rogamos Eminencia, crea Ud. en nuestra devoción hacia Aquel que es el Único Camino de la salvación.
                                                     Econe, julio 6 de 1988