LO QUE TODOS LOS CATÓLICOS DEBEN SABER
SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA IGLESIA
Lo que se dijo respecto a Karol Wojtyla vale
para Joseph Ratzinger
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1.- Una proposición herética es aquélla que
está en conflicto con un dogma, es decir, una verdad propuesta por la Iglesia
para ser creída por los fieles como divinamente revelada. La Iglesia puede
proponer sus dogmas ya sea por su Magisterio Ordinario o Extraordinario
(autoridad enseñante); y en cualquier caso una proposición que está en
conflicto con el dogma sería herética.
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2.- Un hereje es el que pertinazmente
duda o niega un dogma Pertinacia significa adherirse a la herejía, es decir,
estando consciente de los hechos relevantes.
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3.- La herejía formal es la duda o
negación de un dogma por alguien que está enterado de la obligación de creer
los dogmas de la Iglesia. La herejía puramente material es la duda o negación
consciente de un dogma por alguien que está ignorante de la autoridad divina de
la Iglesia.
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4.- Los herejes incurren en excomunión automática inmediatamente
después de que manifiestan sus disposiciones heréticas. Aun aquellos cuya
herejía es puramente material, o sea aquellos cuyo rechazo de la enseñanza de
la Iglesia se hace de buena fe, deben para todos los propósitos prácticos ser
tratados como si hubieran incurrido en esta censura. En realidad, cualquiera que
por cualquier motivo deje de profesar la fe católica no es miembro de la
Iglesia como sociedad jurídica y no puede ser tratado como católico hasta que
abjure de sus errores y se someta a la Iglesia (Código de derecho canónico,
canon 731/2).
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5.- Un error inocente de parte de alguien que sin que sea culpa de
él no se da cuenta de que su doctrina está opuesta al dogma católico, no
constituye ni siquiera herejía material, ya que el reconocimiento, cuando menos
de una manera confusa, de conflicto con la enseñanza de la Iglesia es una de
las notas esenciales de la herejía. Pero este reconocimiento puede y debe en
muchos casos legítimamente presumirse en razón de lo evidente del error o del
nivel y conocimiento del culpable, o de otras indicaciones.
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6.- Para establecer
que un individuo dado es hereje, no se necesita jurisdicción, ni se necesita
ninguna advertencia canónica, ni siquiera se necesita ser clérigo. Siempre que
sea evidente que un individuo dado endereza su mente en oposición a la mente de
la Iglesia negándose a admitir su enseñanza, cualquier católico que se entere
de estos hechos puede y debe reconocer que ese individuo no es católico y
tratarlo como extraño a la familia de la fe.
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7.- Ciertamente es posible para
cualquier católico, incluso para un seglar poco educado, reconocer cuándo un
individuo es hereje, en realidad, es obligatorio que él esté en alerta sobre
ellos, especialmente acerca de los clérigos, y habiéndolos identificado, debe
apartarse de su comunión. El reconocimiento de la herejía y de los herejes y
cismáticos no es cuestión de opinión u opcional. Cuando los hechos son
conocidos y ciertos, es obligatorio actuar de acuerdo a ellos, ya que el
silencio o la reticencia en tales casos es pecaminosa siempre que implique un
consentimiento o riesgo de escándalo.
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8.- El cisma consiste en rehusarse a
someterse al soberano pontífice o a estar en comunión con otros miembros de la
Iglesia Católica (canon 1325); por consiguiente, quienquiera que no esté unido
ni en comunión con otros miembros de la Iglesia, ni comparta los mismos
sacramentos y bienes espirituales, ni esté en sujeción a los pastores legítimos,
es un cismático. La situación no cambia aún cuando esté de buena fe y crea
que aquellos a los que está sujeto son legítimos pastores, siempre y cuando
sea objetivamente cierto que no lo son. El cisma puede ser cometido directamente
o por implicación en varias acciones y posturas religiosas, en la medida en que
las circunstancias impliquen separación de la comunión con la Iglesia o unión
con los que no pueden ser considerados como sus hijos.
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9.- Se encuentran
numerosas herejías bastante claras en las actas o documentos del Vaticano II y
en la liturgia del Novus Ordo, y también en las subsecuentes acciones de la
secta del Vaticano II, acciones que incluyen las personales de Juan Pablo II
(Karol Wojtyla) así como de otros representantes de la secta de la que él es
el líder.
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10.- Por lo tanto es obligatorio concluir que la secta del Vaticano II
no es la Iglesia Católica y no pertenece a ella, sino que es una "secta
de perdición" herética.
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11.- Es verdad que Juan Pablo II es un hereje
pertinaz ya que adopta, abraza y hace suyas públicamente muchas doctrinas
que él francamente sabe que están en conflicto con el dogma. Lo mismo se
aplica a la jerarquía de la secta conciliar y cuando menos a muchos de sus
miembros, y en todo caso los que no son herejes son simplemente cismáticos.
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12.-
La consecuencia de esto es que es totalmente cierto que Karol Wojtyla no retiene
el oficio papal. No es Papa. No es la cabeza de la Iglesia Católica, de la cual
ni siquiera es miembro.
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13.- Aquí están las pruebas contundentes de las
afirmaciones hechas en el número doce que acabamos de exponer:
1.- Si un hereje fuera elegido Papa, la
elección sería inválida.
2.- Si hipotéticamente, un Papa cayera en
herejía, automáticamente renunciaría a su oficio sin necesidad de ninguna
advertencia y sin ninguna declaración (canon 188/4).
3.- A posteriori (esto es,
razonando de los efectos hacia la causa).Tampoco puede ser Papa; porque si así fuera
estaría protegido por la infalibilidad papal de enseñar el error y la herejía,
de manera que si fuera Papa, constituiría un ejercicio del Magisterio Ordinario
y obligaría al consentimiento de todos los católicos. De la misma manera, si
sus predecesores inmediatos hubieran sido papas, y si la organización que
dirigieron y él dirige fuera la Iglesia Católica, nunca hubieran incurrido o
metido en ella liturgia, leyes y costumbres y enseñanzas que son directamente
opuestas a la santidad divinamente garantizada a la Iglesia.
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14.- La conclusión de que Juan Pablo II no es
Papa es tan objetivamente cierta y obligatoria para todos los católicos que de
ninguna manera se asemeja al caso del gran cisma de Occidente, en el que todos
los que reclamaban el papado eran católicos y su desacuerdo se centraba en
cuestiones históricas de hecho dudosas. En el presente caso, el hecho de la
herejía es públicamente cierto con notoriedad de hecho (canon 2197) y la
conclusión es ineludible.
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15.- Habiendo establecido que Karol
Wojtyla no es Papa y que la secta que encabeza no es la Iglesia de nuestro
divino Salvador Jesucristo, obviamente es necesario establecer dónde está
la Iglesia Católica hoy y quiénes son sus miembros. Y el hecho más obvio
sobre este asunto es que ninguno de los que reconocen a Juan Pablo II como
Papa puede ser considerado como católico. Aun cuando estruendosamente
condenen sus herejías y admitan la posibilidad de que no sea Papa,
siguen estando plenamente en cisma, porque no están unidos a la Iglesia
bajo el régimen de pastores legítimos, sino que están en comunión con
herejes y usurpadores. En realidad San Cipriano enseña que el que esté en
comunión con un antipapa no sostiene la raíz de la Iglesia Católica, y no
puede ser alimentado de su seno, ni beber de su fuente. Por lo tanto son tan
católicos como podría ser el obispo de Inglaterra anglicano quien proclama
ser católico mientras se mantiene en comunión con los prelados
protestantes. Debe enfatizarse que si los cismáticos están de buena fe,
sin darse cuenta de que la Iglesia a la que pertenecen no es la Iglesia Católica,
esto no altera su situación o el deber de los fieles para no tener comunión
con ellos.
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16.- El Magisterio
Ordinario de la Iglesia Católica ejercitado repetida y enfáticamente por
los papas, obispos y un Concilio general, y las prácticas normales en la
Iglesia Católica no pueden enseñar a los fieles el error que ha
sido repetida e infaliblemente condenado por la Iglesia en el pasado.
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17.- No
Es lícito que los fieles habitualmente y por un prolongado período
de tiempo desobedezcan e ignoren los mandatos más fines de los pastores legítimos
de la Iglesia respecto a materias muy serias.
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18.- Según todas las
enseñanzas teológicas y canónicas de las autoridades, un
Papa herético pierde su oficio automáticamente no en forma parcial sino
completamente, habiendo sido este aspecto declarado expresamente por el Papa
Paulo IV en su bula BULA
CUM EX APOSTOLATUS OFFICIO.
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19.- El derecho canónico,
confirma que un oficio ilegítimamente poseído está de
iure vacante y puede ser poseído por cualquier otro (canon 151).
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20.- Nadie puede
retener el oficio papal sin poseer jurisdicción universal sobre los fieles.
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