LA SOLUCIÓN ES MATAR
Herodes quería ser rey. Herodes, El Grande, quería continuar siendo rey, gozando de sus placeres, de su poder, de su soberana autonomía. La sombra de un posible principito bebé amenazaba de manera incierta, porque no sabía quién; amenazaba de manera dudosísima porque no sabía sus pretenciones; amenazaba su “sin derecho” porque él no era de casta real y el nacido sí lo era.
La
solución de Herodes fue simple, con la simpleza de los tiranos; como Iván el
Terrible que de un golpe propinado a su nuera la hizo abortar y de un espadazo
mató a su propio hijo en un acceso de cólera.
Herodes mató, eliminó la potencial amenaza; asesinó, en lo que
supuso, al que pretendía vivir, quizás reinar. No sabiendo a quien matar, no conociendo el real peligro, no identificando al mal concebido, al mal parido, al mal nacido que podía herir sus monárquicos derechos, mató a todos, mató a todos los niños de dos años para abajo de toda la región de Belén; la soldadesca degolló a los bebés y hundió sus espadas en el pecho de esos niños, en presencia de sus madres por ser un peligro incierto y latente a los derechos del soberano. La sangre derramada y los cuerpecitos exánimes serenaron al monarca que quizás se dijo en su obscurísima consciencia: “ Duerme en paz, ese niño ya no te molestará jamás".
Herodes
no ha muerto. Mientras haya un aborto en la tierra no morirá, enlazando
aquella sangre que derramó con la de tantos que quisieran vivir y no podrán.
Los norteamericanos le deben a Dios treinta y dos millones de niños
asesinados “ legalmente “ desde la aprobación del aborto. ¿Cuántos
deberán los argentinos? ¿Cuántos
deberán los que hablan de los derechos del niño? ¿Cuántos los que lamentan
la mortalidad infantil en donde sea?
Herodes. Herodes asesinos son los que pregonan y proponen el aborto
como tranquilizante para la madre, como pretendidos derechos a decidir quien
nace y quien muere. Son los que declaman contra las guerras de Afganistán y
de Irak. Allá por lo menos hay armas de por medio, aquí se muere sin
saberlo, sin esperarlo y sin quererlo. Peor, sin haber hecho nada a no ser
querer vivir. ¿Cuáles son las razones de los Herodes criollos?
-Que
la madre y el padre decidan cuántos hijos quieren. Tampoco estoy de
acuerdo, pero no maten al que ya concibieron que quiere nacer y vivir como
ellos. -Que es un embarazo no deseado. Puestas las causas se dan los efectos. Si yo siembro mi campo no puedo llamar maleza al trigo que germina. Quiero sembrar pero que mi campo no produzca. Absurdo, infame si el campo se llama madre y el trigo se llama hijo.
-Que el niño nacerá
enfermo, deforme, vivirá sólo pocos años, meses, días, quizás horas.
¿Cuántas horas quiere vivir Ud.? Si me quedaran pocas horas para vivir ¿Cuántas
querría? Las más posible. Y él, ¿Porqué nó? Rengo, tuerto o cojo, pero
vivo al fin cualquiera lo quisiera. Y él ¿Porqué nó?
-Se evitarán muchas muertes prematuras de madres jóvenes.
Más se evitarían si los hospitales no fueran una cochinada, si enseñaran
verdadera higiene en las escuelas, si el criollo pudiera tener tanta agua
potable como en los vasitos de los diputados, si en vez de gastar en tres
millones de profilácticos usaran ese dinero para que los niños nazcan bien o
para ayuda a las mamás pobres. Peor, no suelen ser los pobres los que matan
hijos sinó los que quieren estar cómodos.
-Es hijo de violador. ¿Qué culpa tiene la mujer violada?
Ninguna, a no ser que anduviera meneando y exhibiendo sus atributos naturales.
La carne está de oferta pero no quieren que nadie se sirva. El que anda con
su tesoro a la vista anda invitando al ladrón.
¡Pero ella no hizo nada! Mejor para ella todavía, pero no mate al niño
sinó al violador. Al niño que no hizo nada, y menos que ella, aunque sea trátelo
como inocente, como quiere ser tratada, tráigalo a la luz y si no lo quiere
que otro lo críe y lo alimente y lo eduque para que no sea como su papá
accidental.
Con la violación la mujer ya perdió lo que perdió que es su honra,
quizás su virginidad. El embarazo no agrega nada a lo perdido, al revés
ennoblece al alma buena que entiende que esa pobre criatura es aún menos
culpable que ella que es bien inocente. -¡Pero si no sé si el feto es un hombre! Sepas o nó el que comenzó una carrera tiene derecho a seguirla sin que una mano cobarde la interrumpa. ¿Qué corredor gustaría de una trampa? Chico o grande, la carrera está empezada y eso que se está gestando naturalmente nacerá hombre.
No
nos vengan con mentiras. El aborto no es cristiano, no es católico, ni musulmán
ni judío del Antiguo Testamento. No es de hombre matar a sangre fría, no es
humano matar al inocente, es crimen pintado de falsa piedad, es aberración en
quien se crea civilizado. Lloramos a los muertos por la Patria, ¿Será la Patria capaz de matar ella a sus hijos? Si es así, ella no es la mía, o mejor todavía: Esos asesinos no son nuestros.
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