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Estas pocas líneas tienen como motivo unas “Reflexiones para enero 2006” en inglés, de S. Excia. Mons. Williamson. En dichas “Reflexiones” distingue a liberales y sede-vacantes de los católicos como dos conductas y principios opuestos a lo católico. Es la primera vez en 16 años que decimos algo de alguien de la Fraternidad Sac. S. Pío X. Mejor dicho, no queremos decir nada de nadie sinó de algo: No estamos de acuerdo con la distinción hecha, aunque la haya guiado una buena intención o la haya hecho una buena persona. Nos parece incorrecta y queremos decirlo. La Tradición en la Iglesia debe triunfar por el imperio de la verdad y la caridad y nó de otra manera.Las alusiones que hagamos a Mons. Williamson tienen ese sólo motivo, tenida cuenta de su investidura episcopal y la reverencia que mantenemos a quien fuera nuestro profesor en Ecône.Cuando comenzamos a pelear contra el modernismo hace unos treinta años, el Card. Ratzinger no era aún Cardenal pero ya todos los inmiscuidos en esa pelea lo identificábamos como una expresión del modernismo en la Iglesia, un culpable de Vaticano II. En el Seminario de Ecône, hace 26 años, Mons. Williamson pensaba igual acerca del futuro Cardenal, hoy reconoce en el mismo hombre al Soberano Pontífice de la Iglesia y nosotros nó, al menos nó formalmente aunque de hecho esté allí en Roma. Pensamos distinto de la misma persona de la cual pensábamos igual, persona que según ella misma, no ha cambiado su manera de pensar. Monseñor Williamson, - No dice la misma Misa que el Papa que reconoce. - No da la comunión en la mano como él. - No la da a los protestantes, lo que sería un sacrilegio contra el Sacramento, como lo ha hecho el Cardenal Ratzinger en la Misa de exequias de Juan Pablo II. - No canta Vísperas con “Obispas” protestantes, como lo hizo el mismo Cardenal. - No enseña Vaticano II. - No admite el mismo Derecho Canónico que Benedcito XVI, al menos en parte. - Como el Card. Ratzinger y cualquiera que tenga sentido común, no admite el matrimonio entre homosexuales. - De igual manera no admite mujeres al sacerdocio, como tampoco dicho Cardenal, lo cual sería a las claras inválido siendo que el sacerdocio es para los hombres por disposición del mismo Jesucristo. - Tampoco admite los maricas al sacerdocio, que a las claras sería una aberración. - Al revés del Card. Ratzinger sí exige a los Protestantes que admitan los dogmas posteriores al cisma; o a los ortodoxos que reconozcan la noción del Papado tal como la entiende la Iglesia Romana. - Al revés del Card. Ratzinger no hace la distinción entre dogmas primarios y secundarios condenada por la Pascendi. - Al revés del Card. Ratzinger, creemos que considera vigente el Syllabus de S.S. Pío IX. - No afirma la evolución de la doctrina como el Cardenal sinó que los dogmas deben expresarse con las mismas palabras y en el mismo sentido. Por el contrario: - Sí admite la declaración de Mons. Fellay posterior a su última entrevista en Castel Gandolfo con el Card. Ratzinger, pidiendo o anhelando un lugar para la Tradición en la Iglesia. ¿Merece la Tradición un lugar en la Iglesia? La Tradición no es “algo” en la Iglesia, es todo, es la expresión unánime y contínua, por su realidad local, geográfica y cronológica; es lo que siempre y en todas partes enseñó la Iglesia. La Misa Tradicional no es una forma de decirla, es la propia de la Iglesia Romana , salvos los ritos inmemoriales contemplados por S.S. San Pío V. No sólo la Tradición tiene como lugar propio la Iglesia sinó que tiene todo el lugar, o no entendemos en absoluto qué sea la Tradición de la Iglesia. Lo que no tiene lugar, lo que no puede tenerlo en la Iglesia es la Misa Nueva cuyo sólo destino lícito es ser erradicada de cuajo. La Tradición es la Iglesia misma, siempre y en todo lugar enseñando lo mismo. Las voces disonantes no son católicas. ¿Entonces en qué somos diferentes? En teología somos diferentes del Card. Ratzinger y de los modernistas. No aceptamos nada de Ratzinger, a no ser él su autoridad que de hecho no sigue, ya que no diría la misa nueva si se lo mandara como lo manda a toda la Iglesia. Ambos nos oponemos radicalmente al modernismo y al liberalismo que hoy está mandado en la Iglesia. ¿Por qué, entonces el Card. Ratzinger sí es católico, puesto que es Papa para él y nosotros no lo somos? Vayamos al grano. Mons. Williamson distingue así: - Obedezco al Papa en todo... soy liberal. - No le obedezco ni le reconozco... soy sede vacante. - Lo reconozco pero no le hago caso... soy católico. La primera y la segunda premisa serían los extremos, la tercera afirmación la correcta. Para que dos cosas sean extremos relativamente entre sí, es decir el uno respecto al otro, han de ser del mismo sujeto, por ejemplo las dos puntas de una cuerda. Liberalismo y sedevacantismo son opuestos y enormemente y sí son extremos de lo mismo por ser uno liberal y el otro sedevacante. Noche y día, luz y obscuridad, cielo e infierno sí se oponen y en lo mismo, sobre la misma línea. Liberalismo y sedevacantismo se oponen y enormemente, porque son extremos de una misma realidad , no son extremos de una tercera realidad que sería el catolicismo . El liberal en teología es liberal por doctrina (no hablamos del liberal por sentimiento o por flojedad de conducta, que los hay por todas partes). Si el liberal es aquel que sigue todas las reformas que destruyen a la Iglesia no está entonces de acuerdo con la doctrina tradicional que condena todo lo que él acepta (es el caso del Card. Ratzinger). El liberal no está de acuerdo con la Iglesia Católica, no es católico. El sedevacante sí lo está y completamente y mucho , simplemente que ante la disyuntiva de seguir las reformas y al reformista o hacerlas a un lado, no lo sigue y las hace a un lado justamente por ser católico , en tanto que la posición intermedia no las acepta, no las sigue al menos en parte ya que acepta parte del nuevo Derecho Canónico, y reconoce al reformista con el título y las prerrogativas propias del defensor de la Tradición por definición que habría de ser el Soberano Pontífice. Para nosotros entonces:
El sedevacante no respeta ni la doctrina ni la autoridad de aquél que usa su doctrina y su “autoridad” para destruir los sagrados tesoros de la Iglesia. Si en la Iglesia se dice una pseudo-misa, si dudamos de las ordenaciones y consagraciones episcopales modernistas, de sus óleos y confirmaciones, si son incompletos, al menos, sus bautismos, etc., entonces ¿Por qué no se pone en tela de juicio lo mismo del Card. Ratzinger? El sedevacante lo es porque es católico y el liberal justamente porque no lo es. El sedevacante no se opone al católico, el liberal sí. La teología católica admite la posibilidad de la sedevacancia, Mons. Williamson niega la posibilidad misma. Nadie es sedevacante per se sinó per accidens y como consecuencia de lo que se observa y se puede concluir. – Ud. Dice que el Papa no es Papa! Digo que éste no lo es en la realidad, si Ud. quiere, en su formalidad misma, porque no lo muestra, porque muestra lo contrario, porque al árbol por sus frutos. Si es Papa diga la Misa católica, confiera los sacramentos católicos y del modo católico, rechace el nuevo Derecho como lo rechazaba Mons. Lefebvre, condene los errores modernistas, no llame hermanos mayores a los que niegan que Jesucristo es Dios, no afirme la aberracón de que “no es vana la espera del Mesías en los actuales judíos”. Si lo esperan no es el nuestro pues ya vino; si es el nuestro no lo quieren puesto que lo rechazan. Entonces ¿Qué es lo que esperan? Nunca se convierte al hereje, al idólatra o al pagano haciéndoles el caldo gordo, se los convierte sí con caridad y mucha pero afirmando la verdad y entera. Entonces,
La sedevacancia sigue los principios teológicos puestos los cuales se da la conlcusión que si alguien y en determinado caso se comportara de determinada manera no podría ser verdadero Pontífice católico. Evidente que esto presupone un juicio acerca de la ortodoxia y la moralidad de alguien, juicio necesariamente subjetivo aunque fundado en principios y datos objetivos, ya que no hay en la Iglesia hoy una autoridad competente que de hecho juzgue y esto hasta tanto contemos con el juicio ineludible de la autoridad de la Iglesia, restablecida la misma cuando recupere su órden trastocado. ¿Imagina Ud. a San Pedro dando la comunión a Simón Mago, o a San Atanasio comulgando a Arrio? ¿Por qué entonces aceptar que el Card. Ratzinger haya dado la comunión a Roger Shultz de Taizé que nunca fue católico? No se puede amar sin respetar a Dios que es regla de todos los amores. ¿Qué dirían de mi si yo dijera la misa nueva? ¿Qué si yo comulgara a los evangelistas? Es entendible que Mons. Williamson, nacido anglicano y fervorosamente convertido a la Fe católica sea caritativo y hasta comprensivo con sus amigos o parientes aún en la herejía. Aún así el Card. Ratzinger no es nacido hereje, fue seminarista y joven sacerdote bajo S.S. Pío XII pero simplemente nunca estuvo de acuerdo con la Iglesia tal como la confesó y la amó Pío XII. Su Iglesia no es la misma. ¿Con buena o mala intención? Con la que quiera, poco importa si no debemos juzgar su consciencia o su eternidad, que eso último es de Dios. Mucho importa si debo obedecerle, reconocerle, venerarle, nombrarle en el canon de la Misa, besar su anillo, admitir su derecho a excomulgar a Mons. Lefebvre, admitirle como vicario de un Cristo que “pudo revelar porque Dios se lo reveló”, en textuales palabras del Card. Ratzinger ya Prefecto de la Doctrina de la Fe, como si Nuestro Señor hubiera sido un profeta más. Reconozca al menos el Sr. Obispo fiel a la Misa católica que el sedevacante es católico y quiere serlo, que sí es opuesto al liberal pero no al católico, que es una posición ortodoxa y no diga que no somos católicos confundiendo y dividiendo a las almas buenas. Padre Andrés Morello. 18 de enero del 2006. C.C. 165 (8430) El Bolsón, Río Negro. |