HIC EST ENIM CÁLIX SÁNGUINIS MEI,
NOVI ET AETÉRNI TESTAMÉNTI: MISTERIUM FIDEI:
QUI PRO VOBIS ET PRO MULTIS
(Autor: P. Rafael Navas Ortiz)
El Santo sacrificio de la Misa encierra el misterio de nuestra Fe, el dogma por excelencia de la Fe.
“Misterio
escondido desde tantos siglos en Dios”...
El Santo
Cura de Ars dice que es incomprensible para las
fuerzas humanas: “Ni el Sacerdote que celebra la Misa puede comprender el valor
de una Misa; si comprendiera moriría, ya sea de temor o temblor ante poder tan
grande otorgado a una criatura tan frágil y tan débil... o moriría de amor
agradeciéndole a Dios por haberlo escogido para un ministerio tan sublime”.... “tal vez en la otra
vida comprendamos algo del valor que tiene
una Misa”.
San Juan
Eudes dice que “se necesitaría una eternidad para
preparar una Misa, otra eternidad para celebrarla y una eternidad para dar
gracias por haberla celebrado”.
El Padre
San Pío de Pietrelcina afirma que “el mundo podrá
existir sin sol, pero no sin la Santa Misa”.
Estando
dada la infinitud de lo que es el acto más grande que puede existir, aquí vamos
a tratar de aproximarnos al misterio de nuestra Fe y concientes de
nuestra indignidad, balbucearemos como un infante que aprende repitiendo lo que
oye de su madre; para esto, lo haremos a la luz de la enseñaza y práctica
secular de nuestra Madre la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
La Misa
es el centro y el corazón de la Iglesia, el alfa y el omega.
Todo
parte del amor misericordioso, del amor de Dios por la criatura: la crea y la
redime “todo lo que fue hecho sin El no fue hecho”.
El acto
creador de Dios corresponde a su deseo de difundir, fuera de sí, el ser, el
bien, la belleza que en El existen de modo esencial. “Bonum
difusivum sui”. El bien es difusivo de por sí. Crea con orden, belleza, bondad, etc.; Dios
refleja sus perfecciones en la obra creada...
pero El quiere comunicar aún más, quiere comunicar su vida intima: La
felicidad suprema de las relaciones trinitarias... ¿Crear otro Dios? Es imposible, no puede
haber dos infinitos y por decirlo así, (al modo humano) Dios decide crear un
ser que fuera como una síntesis de la creación (un cuadro sinóptico) que
contuviera en sí todos los elementos del orden creado: Ser, mineral, animal, y
espíritu, para, uniéndose a él, unirse a su creación completa y así, por la
unión de las dos naturalezas, divina y humana (en la Unica
Persona divina del Verbo Encarnado) toda la creación participaría de la
felicidad intima, del gozo sempiterno de las relaciones trinitarias:
“entonces
Dios dijo: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” ”
Dios crea a su imagen la naturaleza racional del hombre con la semejanza del
estado de gracia, con todos los dones que ello implica: participación de la
naturaleza divina, (ejus divinitátis esse consórtes,…) “consortes de la divina naturaleza”.
He ahí
el plan maravilloso del Amor (del don) de Dios: comunicar su vida íntima (“vine
para que tengáis vida y la tengáis en abundancia”), la plenitud de su
felicidad trinitaria (“ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni la mente del hombre
puede imaginar lo que Dios prepara para los que lo aman”). Por la gracia
dada a la naturaleza resumida en el animal racional, creado a imagen y
semejanza de Dios; pero como se trata de Amor requiere la libre correspondencia
de la criatura amada de tal manera; era y es libre y voluntariamente que
debería corresponder (el amor no voluntario no es amor).
El hombre
desobedeció, no correspondió a Dios y se separo de Dios, quiso no amar a Dios,
quiso ser como Dios y se desligó, rompió con Dios: pecó destruyendo esa
semejanza gratuita, y amorosa que había recibido de Dios, perdió la gracia, y
así toda la naturaleza contenida en él; quedo afectada y ahora también ella “gime
como con dolores de parto, esperando la manifestación de los hijos de Dios”.
El amor
de Dios agraviado no renuncia a su plan de comunicar su vida, su felicidad
íntima a su creación en el hombre: “te amé con Amor eterno y por eso,
Misericordioso, te atraje hacia mí”.
Ahora
esa unión de Dios con su criatura se hará por medio de la Encarnación redentora
para reparar el pecado y volver a ligar (de ahí la palabra re-ligión) a la criatura con su Creador, lo que se efectúa
realmente en ese supremo acto de religión: el Sacrificio del Calvario (“cuando
sea levantado en lo alto atraeré a todos hacia mí”).
Se
inicia la historia del hombre expulsado del Paraíso, guiado por la esperanza
magnífica de la Restauración victoriosa: “Pondré enemistad entre tí y la Mujer, entre tu raza y la de Ella, Ella te
aplastará la cabeza…”
El Verbo
de Dios, en la plenitud de los tiempos, se encarnó en el seno de una Virgen
realizando todo lo anunciado desde tantos siglos.
Llegada
su Hora, para la cual había venido, antes de su Pasión sangrienta va a celebrar
por anticipado, y a dejarnos, Su Sacrificio de manera incruenta. Él, el mismo Verbo Eterno por el cual el
mundo fue hecho con su sola palabra por la que se produjo de la nada toda la
creación va a tomar las especies del Pan y el Vino para pronunciar las palabras
de la consagración y producir el Milagro de la Transubstanciación (su Palabra
es eficaz y produce lo que dice: Esto es
mi Cuerpo... Este es el Cáliz de mi Sangre... y luego pensando en todos los hombres
comunica su sacerdocio para perpetuar este sacrificio; les da el poder y la
orden: “HACED esto en memoria mía...”
¡HACED! luego consume y da a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre
como reiteradamente lo había anunciado.
Es verdad que la palabra transustanciación no está contenida en la Escritura pero el hecho está claro, de la cual ha dejado pistas claras: Dice el Evangelista San Lucas XXII,18: “Os aseguro que ya no beberé del sumo de la vid hasta que llegue el Reino de Dios” y dos versículos mas adelante San Lucas XXII,20: Consagra y toma del Cáliz consagrado.
Si
Cristo no puede mentir, como es lógico, lo que ha consumido, después de la
Consagración no es más la sustancia del sumo de la vid, sino verdaderamente su
Sangre bajo la especie del vino.
EXPLICACIÓN
DE LA TRANSFORMACIÓN DE LAS ESPECIES (del mineral a la Comunión) COMO
REALIZACIÓN DEL PLAN DE AMOR DE DIOS
El
efecto propio de la Santísima Eucaristía es la perfección y consumación
de la vida sobrenatural por la íntima unión del hombre con Cristo y su Cuerpo
Místico...
Ahora
bien, es propio del alimento transformarse en la sustancia del que lo come y
hacerse uno con él, según lo declara Santo Tomás:
“El
efecto propio de cualquier sacramento debe apreciarse y juzgarse por la
analogía con la materia del sacramento, la materia de la Eucaristía es un
alimento; es pues necesario que su efecto sea análogo al de los manjares. El
que toma alimentos corporales los transforma en él...; pero la comida
Eucarística, en vez de transformarse en aquel que la toma, lo transforma a éste
en ella.
Síguese de aquí que el efecto propio de
este sacramento es una tal transformación del hombre en Cristo, que puede, en
realidad decir con el Apóstol: “Vivo yo, o más
bien no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” Gal.
2,20. (4 Sent. Dist. 12 q 2 a 1)
(el inferior es asimilado y transformado en el superior,
sirviéndolo: minerales –barro , guano- plantas,
animales –vida sensible- hombres -hominización- Cristificación por la Comunión.
Ser >
vida vegetal > vida sensible > vida racional > vida de Cristo.
Además
como dice San Alberto Magno:
“Siempre
que se unen dos sustancias de modo que una deba cambiarse y transformarse en
otra, entonces la sustancia superior, más noble y activa, se asimila la
inferior más débil e imperfecta.
“Siendo,
pues, el alimento Eucarístico de naturaleza superior y más perfecta, tócale a
él recibir la asimilación y cambiar al hombre que la recibe espiritualmente en
Cristo” (In 4 Sent., dist. 9 a. 4 ad 1)
Por la
comunión somos Trinificados, dice Santo
Tomás.
La
verdadera unidad y solidaridad humana se genera y realiza por y en la Comunión.
Familiar
Verdadera
Unidad Social en Cristo por la comunión con
Política Dios
Etc.
En la
historia de la humanidad encontramos diversidad de pueblos, diversos grados de
cultura, algunos llegaron a ignorar la rueda o el fuego o la escritura pero no existe
uno que no tenga religión y no se encuentra ninguna religión que no tenga algún
tipo de sacrificio como acto central y ningún sacrificio sin sacerdote deputado
para ofrecerlo.
La
palabra sacrificio significa: sacrum factum, hacer algo sagrado es la oblación de algo sensible
con la inmutación hecha a Dios de modo legítimo en reconocimiento de su
majestad y bondad suprema y de nuestra sumisión a la misma.
Metafísicamente
es un signo sagrado que tiende al culto divino por la significación anexa
visible de algo invisible, físicamente es la cosa sacrificada (sensible y
sustancial por la acción que se realiza) oblación e inmolación o inmutación.
Teológicamente
es la expresión objetiva de la Excelencia de Dios principio de todo y Señor
absoluto, sumo Bien y último fin.
El
hombre busca testificar los afectos internos del alma, por los que se consagra
a Dios.
El sacrificio externo refleja el interno que busca dar un culto a Dios. La finalidad natural del culto que el hombre debe a Dios es:
1.
Latréutica (excelencia de Dios-sumisión del hombre)
2.
La bondad de Dios exige una
finalidad eucarística (gracias por
los bienes pasados)
3.
Impetratoria para pedir los beneficios que
esperamos recibir.
4.
Pero estando dado el pecado del
hombre no puede prescindirse en el sacrificio, ofrecido a Dios, de la razón propiciatoria, pues después de haber
ofendido a Dios ningún sacrificio sería aceptable si no contiene el sentido
propiciatorio que busca desagraviar por el pecado cometido
Además
sólo el sacerdote (deputado) lo puede ofrecer.
Y más cuando se trata del Sacrificio Supremo del cual todos los demás
son figuras: San Pablo lo dice: “todo Pontífice tomado de entre los hombres,
es puesto a favor de los hombres, en aquellas cosas que tocan a Dios para que
ofrezca dones y sacrificios por los pecados”.
Los Apóstoles a la cabeza de la Iglesia, fundada por Cristo sobre Pedro, han de continuar este supremo acto del Sacrificio en el que se manifiesta el amor de Dios que busca realizar la unión con su criatura (“nadie ama más que aquel que da la vida por aquellos que ama”), fuente de la mayor gloria de Dios, razón de ser de la creación en el que el mismo Cristo continúa por medio del sacerdote realizando este acto el que ofrece el Sacrificio de su cuerpo y de su sangre.
Conviene aclarar lo que se entiende por la palabra rito. El reputado liturgista Mons. Klaus Gamber en su obra “La Reforma de la Liturgia Romana”, prologado por varios obispos y tres cardenales dice que “lo podemos definir como las formas reguladoras del culto que remontándose en definitiva hasta Cristo, han nacido, una a una, a partir de la costumbre general y sancionadas después por la autoridad eclesiástica”.
Entonces: Los ritos, antes de
ser sancionados, es decir, oficializados por la Iglesia siempre fueron, según
la misma definición de Rito, primero costumbres de dar culto a Dios, que
remontan su origen a la Revelación y que expresan la concepción que tiene la
Fe, de Dios, y de todo lo que es el hombre frente a Dios, de las relaciones de
la criatura con su Creador.
Los
Ritos también ejercen necesariamente una función pedagógica y, por lo tanto,
deben ser fieles a su razón de ser: Vincular, por la Fe que se expresa, al
Hombre con Dios, que son realidades distintas y objetivas, como Dios lo
estableció.
Sí; le
Rito expresa la Fe, esta correspondencia es necesaria. También es válida para
el error, cuando se expresa en ritos, como lo hicieron los herejes. Un cambio de la Fe exige un cambio
correlativo en el Rito.
Paul Bourget
(escritor católico del S. XIX): “Es
menester vivir como se piensa, so pena de terminar, más tarde o más temprano,
pensando como se vivió”. Lo mismo para la forma de dar culto a Dios: Es
menester celebrar el culto que exprese la Fe revelada por Dios, so pena de
terminar creyendo como se celebró.
Si el
Rito expresa la unión de dos realidades, vinculándolas por el culto, (Dios y
Hombre) y esas dos realidades no cambian en su naturaleza ni en su esencia,
cuando se tiene el Rito apropiado al culto debido, que expresa la Fe revelada,
en cierto sentido ese Rito es inmutable.
Me
explico:
1.
La Naturaleza tanto divina como
humana, vinculadas por el culto dado por medio del Rito, son inmutables (esto
se niega si se tiene una fe evolucionista y panteísta o se define la Fe como un
sentimiento).
2.
La Fe (que debe expresar el
Rito) también es inmutable. La fidelidad
a lo esencial no puede, sin daño a la Fe, afectarse por la adaptación a lo
accidental (esto se niega cuando se define la Fe como un sentimiento que nace
de la profundidad del inconsciente y no como el a-sentimiento (sin sentimiento)
de la razón a la autoridad de Dios que revela verdades, a la inteligencia,
inmutables definidas y propuestas como tales por el Magisterio establecido por
Dios; o cuando se hace prevalecer la influencia cultural de geografía, raza,
temperamento, evolución histórica, etc.)
Por lo
tanto, el Rito como la Naturaleza de Dios y la naturaleza del hombre, como la
Fe que debe expresar, después de haber sido costumbre canónica y en esa
condición ha sido practicado y aceptado pacíficamente (a veces de tiempos
inmemoriales) con el reconocimiento unánime de la Iglesia, es un rito
inmutable. De ahí que su fijeza e
invariabilidad lo hagan un rito de la Iglesia Universal y no un rito del Padre
tal o tal o de la cultura tal o del folklore tal, como pretende el Modernismo.
Puede,
con estas características, haber varios ritos, como de hecho existen desde
tiempos inmemorables reconocidos en la Iglesia.
De manera pues que, como vemos: El rito nace de la costumbre general; ya en el Antiguo Testamento el sacrificio inspirado por Dios a Moisés, para anunciar y prefigurar el sacrificio del verdadero Cordero de Dios, se hace de acuerdo a un ritual igualmente establecido o inspirado por Dios.
Es el
sacrificio actual de la Nueva y Eterna Alianza realizado por el Verbo Encarnado
el que ilumina y da coherencia a la significación de toda la historia Antigua,
la cual sería oscura e incomprensible si no se la ilumina por su ordenación al
Mesías Redentor.
Los
sacrificios del Antiguo Testamento, dice San Agustín, “eran sólo figuras que
presagiaban y simbolizaban de modos diversos el Sacrificio de Cristo”
La
realidad instituida por Cristo en la Última Cena será transmitida y continuada
de siglo en siglo, por la Liturgia católica que formándose y enriqueciéndose a
partir de ese núcleo esencial, de manera comparable a cómo los anillos que se
forman alrededor de los troncos de los árboles o también como una joya
preciosísima puesta en un anillo alrededor de la cual se añaden con el paso de
los tiempos otros brillantes que la resaltan, eso es lo que se conoce como Misa
Tridentina o Misa de siempre.
Dice Mons. Gamber: “en
sentido estricto no hay Misa Tridentina porque como resultado del Concilio de
Trento no se creó un nuevo ordinario de la Misa; el “Misal de San Pío V” no es
otra cosa que el Misal de la curia que vio la luz en Roma muchos siglos antes
(.....), pero que jamás había sido impuesto de forma obligatoria”.
Nunca existió en la Iglesia hasta 1969, estrictamente
hablando, un rito nuevo, teniendo en cuenta el significado de la palabra Rito.
Veamos sucintamente un resumen de la historia de la
Misa:
SIGLO I: Nuestro Señor Jesucristo realiza el sacrificio
de la nueva alianza prefigurado y anunciado desde tantos siglos instituyendo la
Eucaristía y el Sacerdocio
SIGLO II: El acto y la acción del Divino
Salvador se transmiten y aparecen los rasgos primitivos del Canon Romano, la
Iglesia primitiva llama a la Misa Oblatio y Misterium Fidei
como lo atestiguan la Didaché, la epístola de
San Clemente, la de Bernabé; los escritos de San Ignacio, san Justino y san Irineo.
SIGLO III: En Roma se empiezan a marcar las
partes del canon Latino, se establecen los elementos dogmáticos de la Misa a
través de encíclicas de los papas y en los concilios locales se establece un
libro litúrgico en latín, conteniendo el canon para mantener la unidad de lo
esencial cuando se celebre la Misa
SIGLO IV: El emperador Constantino concede la
paz y la libertad a la Iglesia dando la posibilidad de la celebración pública;
en esta época ya encontramos cuatro ritos diversos: el de Antioquia, el de Alejandría, el rito
Romano y el Galicano; pero todas las partes de la Misa se encuentran en cada
rito desde el Siglo II. En esta época se
le da el nombre de Misa. Aparecen las
primeras sectas con sus herejías antiliturgicas como
la Vigilancio y Arrianismo que negaban la divinidad
de cristo, comulgaban de pie y en la mano, disminuyendo por lo tanto los signos
de orden y respeto a la Sagrada Eucaristía.
No adoraban.
SIGLO V: A partir de este siglo surgió la
tendencia a la unificación occidental sobre el modelo del Santo Canon,
enteramente compuesto por las mismas palabras del Señor, de las tradiciones
recibidas de los apóstoles y de las devotísimas instituciones de los santos
pontífices; el rito Ambrosiano en Milán, la liturgia mozárabe de origen ibérico
y las liturgias maronitas de Siria y Malacares que toman lo principal del Canon Romano (Cfr. Denzinger 942)
SIGLO VI: Se enriquece el Canon Romano y se
perfecciona a través de oraciones para dar el impulso a la conversión del
imperio; sobresale la doctrina esencial del rito del Sacrificio contenida en el
Misal, que se resume en dos palabras: Transustanciación
y Sacrificio Propiciatorio.
SIGLO VII: San Gregorio Magno consolidó el tronco
común del Ordo Misae
denominado varios siglos más tarde de San Pío V. A partir de este Papa se considera el texto,
el orden y la disposición de la Misa que él nos transmite como una tradición
sagrada que remonta a los apóstoles y que no se debe reformar, salvo en
detalles secundarios.
SIGLO VIII: La
Misa para esta época es explícitamente el eje central para la evangelización de
los pueblos.
SIGLO X: Hasta
este siglo la presencia real de NSJ en la Eucaristía ni se dudaba ni se
discutía, tanto sacerdotes como laicos profesan la Fe con certeza clara de que
después de la Consagración lo que hay en el altar es el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. El primero que osó negar esta
verdad de fe fue Berengario de Tours que inició la herejía que afirma una mera
presencia simbólica y no real en la Sagrada Eucaristía (Cfr.
Dz. 355).
SIGLO XI: La expresión de los ritos de la Misa se
enriquece con los cantos gregorianos, el órgano y una buena acústica en la catedrales góticas.
SIGLO XIII: Concilio
de Letrán declara el dogma de fe que después de la
consagración se convierten de modo sustancial en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo.
SIGLO XIV: Algunos
sacerdotes colocan los cimientos de la revolución protestante al negar la
presencial real de Cristo en la Eucaristía entre ellos Juan Wiclef,
Lolardo Walter y Juan Huss,
entre otros.
SIGLO XV: Con
el renacimiento del paganismo surge el naturalismo que ataca las bases
sobrenaturales de la Religión Católica incluido el sentido sacrificial de la
Misa
SIGLO XVI: Los
herejes Martín Lutero, Ulrico Zwinglio, Juan Calvino y el rey de Inglaterra, Enrique VIII, buscan
deformar el culto exterior de la Iglesia centrando sus esfuerzos destructivos
sobre tres puntos esenciales:
1. Negación del carácter de sacrificio
propiciatorio de la Misa, quedando sólo en una especie de asamblea comunitaria
sin consagración que sería un simple memorial de la cena pascual
2. Negación de la transustanciación. Dicen que Cristo solo está presente de manera
espiritual en medio de la asamblea que se reúne en su nombre. La Eucaristía es sólo un símbolo a ser
reconocido por la fe de los que asisten, por eso la toman con la mano y se
reparte vino a los asistentes.
3. Negación del Sacramento del Orden
Sacerdotal, que es reemplazado por el sacerdocio colectivo de los fieles
presidido por un pastor de la asamblea.
Frente a
estas herejías el Espíritu Santo Suscitó la acción del Concilio de Trento y de
San Pío V para canonizar el orden litúrgico y así establecer una barrera sólida
contra la herejía. Fruto de este celo
apostólico son los cánones sobre la Misa y la bula Quo Primum
Tempore que garantiza el derecho a
perpetuidad, sin que nadie pueda legítimamente impedirlo, a cualquier sacerdote
hasta el fin del mundo, que quiera celebrar como el rito que hoy se conoce con
el rito de San Pío V (Cfr. Dz
942)
Me permito recordar estos cánones......
CÁNONES DEL SACRIFICIO DE LA
MISA
CAN. I. Si alguno dijere, que no se ofrece a Dios en la Misa verdadero y propio
sacrificio; o que el ofrecerse este no es otra cosa que darnos a Cristo para
que le comamos; sea excomulgado.
CAN. II. Si alguno dijere, que en aquellas palabras: Haced esto en mi memoria,
no instituyó Cristo sacerdotes a los Apóstoles, o que no los ordenó para que
ellos, y los demás sacerdotes ofreciesen su cuerpo y su sangre; sea
excomulgado.
CAN. III. Si alguno dijere, que el sacrificio de la Misa es solo sacrificio de
alabanza, y de acción de gracias, o mero recuerdo del sacrificio consumado en
la cruz; mas que no es propiciatorio; o que sólo aprovecha al que le recibe; y
que no se debe ofrecer por los vivos, ni por los difuntos, por los pecados,
penas, satisfacciones, ni otras necesidades; sea excomulgado.
CAN. IV. Si alguno dijere, que se comete blasfemia contra el santísimo
sacrificio que Cristo consumó en la cruz, por el sacrificio de la Misa; o que
por este se deroga a aquel; sea excomulgado.
CAN. V. Si alguno dijere, que es impostura celebrar Misas en honor de los
santos, y con el fin de obtener su intercesión para con Dios, como intenta la
Iglesia; sea excomulgado.
CAN. VI. Si alguno dijere, que el Canon de la Misa contiene errores, y que por
esta causa se debe abrogar; sea excomulgado.
CAN. VII. Si alguno dijere, que las ceremonias, vestiduras y signos externos,
que usa la Iglesia católica en la celebración de las Misas, son más bien
incentivos de impiedad, que obsequios de piedad; sea excomulgado.
CAN. VIII. Si alguno dijere, que las Misas en que sólo el sacerdote comulga
sacramentalmente son ilícitas, y que por esta causa se deben abrogar; sea
excomulgado.
CAN. IX. Si alguno dijere, que se debe condenar el rito de la Iglesia Romana,
según el que se profieren en voz baja una parte del Cánon,
y las palabras de la consagración; o que la Misa debe celebrarse sólo en lengua
vulgar, o que no se debe mezclar el agua con el vino en el cáliz que se ha de
ofrecer, porque esto es contra la institución de Cristo; sea excomulgado.
Hasta
aquí la enseñanza infalible del Concilio de Trento.
Es
necesario resaltar aquí que Su Santidad Juan Pablo II en su última Encíclica
sobre la Eucaristía recuerda la enseñanza de que el referente teológico para la
Misa es el Concilio de Trento
SIGLO
XVII: La liturgia codificada por San Pío
V sufrió alteraciones desde fines de este siglo, especialmente en Francia, por
influencia del galicanismo, del protestantismo y del jansenismo. Algunas de estas alteraciones fueron:
disminución del espíritu de oración, reducción del culto a la Santísima Virgen
y a los santos; aumento de las lecturas bíblicas; en algunos lugares se
reemplazó el altar por una mesa, sin embargo, nadie tocó el canon, que se
siguió rezando en latín, pero en voz alta.
SIGLO
XVIII: Continúa la tendencia a la
desacralización y a la profanación del templo, la disolución y la anarquía
litúrgica. Hubo muchas diócesis con
liturgias particulares. El Sínodo de Pistoya fue
condenado en 1794, por atentar contra la pureza del rito de la Misa.
SIGLO
XIX: La Misa fue restaurada en su
pureza, principalmente en 1830, en Francia, por influencia de Dom Guérarger, fundador de la
abadía de Solesmes.
El Papa
León XIII (1878-1903) en su encíclica “Mirae charitatis” defiende la Misa atacada por el racionalismo
y el liberalismo.
SIGLO
XX: Se ataca de nuevo la Misa con la herejía modernista. Surge un movimiento litúrgico bueno en sus
comienzos pero desviado en su fase final: en la Misa prevaleció el aspecto
pastoral sobre el aspecto cultural y el positivismo nacionalista se quiso
imponer sobre el culto debido a Dios.
A fines
de 1947 SS Pío XII trató en vano de poner atajo a la larvada subversión
litúrgica publicando la encíclica “Mediator Dei”,
la cual condena el llamado “arqueologismo litúrgico”
o el argumento de volver a ritos arcaicos.
Prohíbe reemplazar el altar tradicional (Con el Ara consagrada como
corresponde a un Sacrificio que se realiza) por una mesa despegada del Sagrario
que sólo figuraría Cena Memorial.
El 25 de
julio de 1960 el Papa Juan XXIII publicó el Motuo Proprio “Rubricarum Instructum” aprobando y promulgando las rúbricas
últimas del breviario y del Misal romano de la Misa de san Pío V.
El 22 de
febrero de 1962 Juan XXIII publica la Constitución Apostólica “Veterum Sapientia” acerca
de la importancia del estudio del latín y de su utilización en las acciones
litúrgicas y en la Misa, porque como lengua sagrada conserva viva la doctrina
de la Iglesia. Dijo: “Mandamos que la lengua latina sea conocida,
enseñada y por todos diligentemente conservada”.
Así llegamos al año 1969, siendo pontífice el Papa
Pablo VI, el día 1° de noviembre se instala en la Iglesia una nueva Misa...
-Desde que se publica el NOM, teólogos calificados, pastores
de almas, presbíteros, y algunos prelados quedan impactados con las “novedades”
de la nueva liturgia; alertaron al Santo Padre y a las autoridades de las
“carencias” del nuevo rito. Que sin ser
en sí inválido corría el riesgo de favorecer interpretaciones contrarias a la
doctrina definida sobre el Santo Sacrificio de la Misa, lo que no es posible
decir del Rito tradicional, de la Misa llamada de San Pío V.
-Particularmente porque había vacíos en la necesaria
manifestación de la doctrina sobre la presencia
real. El misterio de la
Transustanciación se expresaba de modo ambiguo... como si la presencia real se pudiera
confundir con o se equiparara a la espiritual... o a la Liturgia de la Palabra
-Lo mismo con la verdad esencial de la necesidad indispensable
del sacerdocio ministerial para que
haya Misa (como lo ha recordado de nuevo el Santo Padre Juan Pablo II en su
última Encíclica sobre la Eucaristía).
La Misa no la celebra “el pueblo de Dios o asamblea de fieles reunida en
nombre de Jesucristo” y cuyo presidente sería el sacerdote como se afirmó el
famoso el Art. 7 del Fundamento Doctrinario de la nueva liturgia... estos equívocos pueden eventualmente permitir
una celebración inválida, cosa que difícilmente puede suceder con el rito
multisecular
-Y luego, la noción de “sacrificio propiciatorio” es la definición misma dada por el
Concilio de Trento; la Misa no puede ser sólo un sacrificio de acción de
gracias: “Eucaristía; no es sólo un sacrificio de alabanza sino esencialmente
un Sacrificio Propiciatorio (como vimos, el la condición necesaria después del
pecado).
Estas son 3 verdades fundamentales e imprescindibles
al carácter católico de la Misa.
-Los cardenales Ottaviani y Bacci se hicieron eco de estas inquietudes y alertando
sobre las posibles consecuencias funestas de lo realizado, presentaron un breve
examen crítico del NOM al Papa, pidiéndole dos cosas:
1.
Que
no fuera abrogado el rito tridentino
2.
Que
de todos modos fuera dejado el libre uso a los sacerdotes de celebrar la Misa
Tradicional.
-Desafortunadamente dicho documento sólo sirvió para
que se recorrigiera el Art. 7 haciéndolo más conforme
con la doctrina ya que era verdaderamente de tenor protestante. Inclusive el Card. Journet muy allegado al Papa, llegó a
decirle: “Esta definición
del Art. 7 de la Misa es herética”...
¿cómo se pudo hacer?
-A pesar de las altas instancias que se presentaron en
ese momento no se hizo nada a favor del rito tradicional.
-Entonces, poco a poco, se organizaron grupos laicos
en mayor o menor cantidad en diversas partes del mundo decididos a apoyarse en
los sacerdotes que comprendían la necesidad de servirle a la Iglesia evitando,
en cuanto estuviera de su parte, la extinción de un rito que en su esencia se
remontaba a los apóstoles.
-Esta resistencia impresionó a la jerarquía. No esperaban ver esta reacción de fieles, que
a priori son dóciles a las orientaciones romanas... pero en este punto crecen
de más en más estas reacciones
-De manera que el Papa, para detener este fenómeno
creciente, debió intervenir. Lo hizo en
el consistorio del 24 de mayo de 1976. Puso todo
el peso de su autoridad pontifical para pedir a todos que fuera
celebrada la Misa nueva.
-A pesar de esta insistencia del Soberano Pontífice,
poniendo de presente su autoridad, la “Tradición” continúa; inclusive una
diócesis, en Campos, Brasil, con su Obispo a la cabeza, manifiesta al Papa, con
argumentos teológicos, su intención de mantener el rito tradicional y así pudo
hacerlo oficialmente, sin que tuviera mayores inconvenientes para hacerlo, y
sin replicas a su argumentación para tal resolución.
-Se llega a 1984 con la publicación de la “carta del
indulto” “Quattour
abhinc annos”:
Constatando el aumento de la reacción, Roma autorizaba al Ordinario del lugar a
conferir un indulto a los sacerdotes y fieles que desearan mantener la Misa
Tridentina. Pero ponía como condición no tener ninguna relación con la FSSPX si
querían beneficiarse del indulto.
-Es
claro que esto era fundado en condiciones tales, que se daba el indulto justamente
a los que no querían la Misa. Era una simple concesión, provisoria, esperando
la desaparición de la generación antigua que por nostalgia aún se apegaba a
formas litúrgicas superadas.
Pero la
opción por el Rito Tradicional continúa creciendo en el mundo católico, en la
medida que se hace evidente el deterioro de la Fe en grandes parcelas de la
Iglesia, lo que no deja de inquietar a
la Suprema Autoridad.
-Y en
1986, constatando el aumento del deseo de la Misa Tradicional, el Papa nombra
una Comisión de Cardenales (esto sólo fue público en 1995 cuando el Card. Stickler
dio una conferencia en EUA) haciéndoles dos preguntas:
1.
¿Está abolida la Misa
Tridentina?
2.
¿Puede un Obispo prohibirle a un
sacerdote, canónicamente en orden, decir la Misa Tridentina?
Y dice
el Cardenal que 8 de los 9 cardenales habían reconocido que la Misa Tridentina
no había sido abolida y que ningún obispo tenía la posibilidad jurídica y
canónica de prohibirle a un sacerdote celebrar la Misa Tridentina y los
sacerdotes no pueden ser obligados a celebrar el Nuevo Rito de la Misa.
Y más
aún, en 1986 esta Comisión de Cardenales daba una solución de paz litúrgica
proponiéndole al Papa reconocer la libertad, para todo sacerdote, de escoger
entre la Misa Nueva y la Misa Tridentina.
El Sr.
Eric de Saventhem daba textualmente esta proposición:
“para
cada Misa celebrada en lengua latina –con o sin fieles presentes- el celebrante
tiene el derecho de escoger libremente entre el Misal de Pablo VI (1970) y el
de Juan XXIII (1962)”.
-Era un
gran avance si se compara esta propuesta de 1986 con las palabras del Pablo VI
en 1976.
-Es el
mismo Card. Stickler quien
nos revela que esta propuesta suscitó una gestión de cardenales y personalidades
del episcopado, francés en particular y de países de la cuenca del Rhin, que vinieron a ver al Papa diciéndole “sobretodo
no permita esta libertad litúrgica, esa libre escogencia del ritual”.
-El Papa
que había aceptado en principio la propuesta de la comisión debió retroceder...
todo quedó igual.
-Luego
en 1988, con ocasión de las consagraciones episcopales en Econe,
aparece un nuevo texto:
el Motu Proprio
“Ecclesia Dei Aflicta”,
quiérase o no, es un nuevo paso a favor de la Misa tradicional. El Papa pide que verdaderamente las
autoridades locales, sean amplios y generosos en dar facilidades para la
celebración de la Misa tradicional.
Nacen varias comunidades llamadas de “Ecclesia
Dei”.
-Pasan 10 años más y en la peregrinación a Roma de dichas comunidades en 1998, asisten a una conferencia del Cardenal Ratzinger en la que él pide que sea reconocida la Misa de San Pío V.
Poco a poco sus pronunciamientos y argumentos de este
Cardenal a favor de la Misa Tradicional junto con los otros Prelados se hacen
más claros, y frecuentes. Poco a poco
regresa sobre el terreno la Misa Tradicional.
Citemos sólo uno, entre varios, en el libro “Le sel de la Terre, p.
172-173” dice lo siguiente: “Ciertamente
soy del punto de vista que se debería acordar mucho más generosamente a los que
desean el derecho de conservar el antiguo Rito, por lo demás no se ve qué
tendría esto de peligroso o inaceptable.
Una comunidad que declara de un momento a otro estrictamente prohibido
lo que para ella era hasta entonces lo más sagrado y lo más alto, o que se le
presenta como siendo inconveniente la extrañeza que tiene de ello, se pone ella
misma en cuestión ¿Cómo aún se le creerá?
¿No irá a prohibir mañana lo que hoy prescribe?..... Desgraciadamente la tolerancia con las fantasías
es entre nosotros casi ilimitada, pero es prácticamente inexistente en relación
a la antigua liturgia. Así, ciertamente
se está en el mal camino.”
En enero
del 2002, con la creación de la Administración Apostólica “San Juan Ma. Vianney” el Papa da un paso sin precedentes desde 1969 para el retorno de la Misa y no es
ya como “una concesión pasajera y provisoria” sino claramente como un derecho
que se les reconoce como “facultas” que el Santo Padre les da para celebrar el
Rito Tradicional (será necesario que este reconocimiento se extienda a todos
los que quieran conservar el Rito Tradicional.
Los Padres de Campos, con el reconocimiento de su “facultas” para el
Rito Tradicional, dependen pues de la Congregación para el Clero y no de la
Comisión “Eclesia Dei”.
Que se
reconozca el derecho de la Misa Tradicional y restaurarán la Iglesia, la
familia, habrá fuerza para luchar contra la imposición del paganismo, del
homosexualismo, del terrorismo... veremos la Proclamación del Reino de Cristo
por la Misa Tradicional.
Renacerá
el espíritu misionero, florecerán las vocaciones con el fortalecimiento de la
familia Cristiana, habrá más que una esperanza de revertir la masacre legal de
los niños no nacidos y de las personas que llegan a la tercera edad, habrá una
esperanza próxima de la conversión de los enemigos de la Iglesia. Que se vuelva a la Misa Tradicional y el
Sacerdocio Católico se verá restaurado en su plenitud. Que se dé de nuevo la belleza al culto debido
a Dios y se verá en medio de la jerarquía, en medio del sacerdocio y entre los
fieles, la santidad, la valentía de decir no al pecado o de reencontrar (en
medio de las tentaciones y de la agresividad del satanismo) la fuerza de la
perseverancia y de la penitencia comunicada por la gracia que fluirá con
abundancia.
-El
balance actual del retorno de San Pío V es positivo y permite ampliar la esperanza.
En ese
análisis del Card. Stickler
que escribe: “El Papa ha sido en un sentido... de más en más favorable a la Misa Tridentina
y él no retrocederá, al contrario, irá adelante”.
De hecho
se avanza luego en la Misa Tradicional celebrada el 24 de mayo de 2003 (otro el
24 de mayo muy distinto del de 1976) en la Basílica Santa Ma.
Mayor se da un nuevo paso: Una
declaración, en nombre del Santo Padre , en una Basílica Romana, un cardenal
que ocupa un altísimo cargo (Prefecto de la Congregación del Clero y Presidente
de la Comisión Ecclesia Dei”)
afirmando que el antiguo Rito Romano conserva el derecho de ciudadanía dentro
de la Iglesia y no se puede considerar extinguido
-Otras
declaraciones (Ratzinger)
-Aniversario
de la Congregación para el culto divino y los sacramentos en el que la
alocución que hizo el Papa alabó el Misal de San Pío V por lo que el Osservattore Romano no publicó
-Encíclica
del Papa “Ecclesia de Eucharistia”
-Documento
Vaticano sobre la Represión de los abusos en la Liturgia
Parece evidente que en Roma se quiere y se camina
para un retorno en la Iglesia de la Misa de San Pío V y se quiere una solución
para la Misa y para los Sacerdotes y comunidades que están legítimamente
apegadas a él; por la paz litúrgica y el
bien de todos. Se avecina (y Dios quiera
que sea la gran gracia que se obtenga antes de terminar este año Eucarístico
que empieza en Guadalajara con el 48 Congreso Eucarístico) una solución global,
general, como lo anunció el Card. Castrillón en
reciente entrevista dada a “Latin Mass” que titula: “El Card. Castrillón Hoyos afirma que el
Vaticano está preparando la publicación de una “garantía jurídica” para la Misa Tridentina.
Pero
Roma está interesada en la creación de múltiples soluciones concretas,
prácticas, para los casos y así mostrar (a quienes se oponen) que esto puede
funcionar; esto ya existe algunos lugares sin que se haya afectado
negativamente, muy al contrario, la Pastoral ni la unidad: Hay que multiplicar
estas soluciones concretas.
Lamentablemente
no se ve, en el conjunto del episcopado mundial, una correspondencia al deseo y
a los pronunciamientos de Roma como sería deseable esperar. En muchos lugares aún subsiste el espíritu de
los años 70s. Son frecuentes los casos
en que los sacerdotes, aún con apoyo y recomendaciones desde Roma, ven
obstaculizada su regularización, con las Iglesias locales, por querer conservar
la Misa Tradicional. Personalmente
conozco varios casos y en este momento reposa en manos los documentos
correspondientes de un caso que ratifican lo dicho.
Un
sacerdote que celebra la Misa Tradicional pide a Roma la autorización y
manifiesta su deseo de estar en armonía con la autoridad de la Iglesia local.
Tal y como Roma lo ha manifestado públicamente en reiteradas ocasiones. El
Obispo, ordinario del lugar donde vive, le pide que resuma por escrito, su
situación personal y sus deseos. Así se
hace y recibe como respuesta el siguiente argumento que me permito extractar
del documento omitiendo los nombres:
“Apreciado
Padre:
“Por la
importancia que tiene para la Iglesia Universal, la persona del Sacerdote, y
sus actividades ministeriales, y según le comuniqué en días pasados, di a
conocer al Colegio de Consultores (11/05/04), su firme decisión de permanecer
fiel al Rito Tridentino, sus actividades y su propuesta (01/04/04), y el
Colegio concluyó lo siguiente:
1.
Se consideró la carta fechada en
Roma el 8 de marzo de 2001, en la cual el Eminentísimo Señor Cardenal Darío
Castrillón Hoyos, Prefecto de la Sagrada Congregación del clero y Presidente de
la comisión ECCLESIA DEI, donde pide al Señor Cardenal de nuestra Arquidiócesis
de XX, NN, como “Obispo benévolo” estudie la posibilidad de acoger en la
Arquidiócesis al Sacerdote NNN. A lo que
el Señor Cardenal NN, manifestó de manera verbal que no era necesario ni
conveniente establecer el Rito Tridentino en la Arquidiócesis de XX y por
ende tampoco era oportuna la creación de una “parroquia personal”.
2.
.....
3.
Al hacer una consideración
pastoral sobre la realidad de nuestra Diócesis, se vio que la Pastoral y la
Liturgia según el rito de San Pío V (Misa Tridentina), aunque tiene la
anuencia de la Iglesia Universal, no ayuda a fomentar y consolidar la unidad y
comunión, tan importantes para esta Diócesis....” (el negrito es mío)
De
manera pues que la Misa Tridentina “no es conveniente ni oportuna”, “ni ayuda a
fomentar y consolidar la unidad y comunión” tan importantes para este cardenal
y este obispo que así responden; pero, eso sí, no dejan de fomentar esta unión
y comunión con el desfile frecuente de prelados a las sinagogas para celebrar
los ritos que fueron la prefigura del Rito Católico. La Misa a la que asistieron los santos de
toda la Iglesia, aunque “tiene la anuencia de la Iglesia Universal”, no es
conveniente; pero sí los ritos paganos que con frecuencia se ven en nuestros
templos católicos, como recientemente sucedió en la Capillita de las
apariciones de la Virgen de Fátima, cosa que siendo tan frecuente en otras
partes ha dejado de ser noticia. Pero ¿de qué comunión y de qué unidad están
hablando?... ¿A qué criterios obedecen las directivas pastorales de ciertos
obispos?... Lo que se constata es que, dichos criterios, no coinciden con la
Tradición católica ni con lo manifestado públicamente por la Autoridad de la
Iglesia.
Todo
esto no puede dejar de sugerirme una reflexión sobre algunos sueños de Don Bosco, las apariciones de Fátima y particularmente la publicación de la visión del tercer
secreto dada por los Card. Sodano y Ratzinger.
ESQUEMA:
......................................................................................
Latréutico
4 fines Eucarístico
Impetratorio
Propiciatorio. Oblación y P. Original
y propiciación
Sacerdocio
deputado su orden al sacrificio
Def. expresada
la Fe: Noción de Revelación ----
Fe: -----
Noción de Revelación Moderna
Fe: -----
Rito Revelado en figura A.T. Sacrificios Propiciatorios
Miqueas. Moisés Ataba una
Nueva y Eterna Alianza ---------------------
...............................................................................
v
Realización
de las Figuras. El Sacrifico: Nuevo y Eterna Alianza en la Sangre de NSJC
Misterios
de Nuestra Fe
Transustanciación
v
La
----------- y luego 20 en transformación de las especies
Rito Romano que en los 5
últimos siglos se le llama Rito Tridentino o de San Pío V pero que en realidad
en su núcleo esencial remonta a los Apóstoles
v
“Es
menester vivir como se piensa, so pena de terminar pensando como se vive”
v
Llega
a 1969 – Se presenta un Nuevo Rito, Nueva Misa que al decir el Mons. Klaus Gamber en una de sus
publicaciones sobre la Reforma Litúrgica ------------ por varios prelados y 3
cardenales, Oddi, Stickler
y Ratzinger no fue el producto ni tiene sus raíces en la tradición --- evolución enriquecedora sino que fue una
fabricación por “expertos” que en él proyectaron la Nueva Teología de que
estaban involucrados. El Card. Ratzinger llega a llamarlos “fabricación de un nuevo
rito”, hecho sin precedentes en toda la historia de la Iglesia desde ---- hasta
nuestros días.
v
-----
v
Voluntad
cada vez más clara de liberación y el retorno del Rito Tradicional. ----------