MONTFORT CUM ECCLESIA
DE EUCHARISTIA
Una vez más, y con júbilo: ¡Viva el Papa !!!
El Papa Juan Pablo II, finalmente, publicó su anunciada
encíclica sobre la Eucaristía.
Por hoy,
queremos apenas emitir nuestra declaración de entusiástico apoyo a la voltereta
de rumbo que se anuncia con ese documento de Juan Pablo II a la calamitosa
situación litúrgica reinante en la Iglesia, desde la reforma que elaboró una nueva Misa, en 1969. En breve, publicaremos
un analisis más perfeccionado de esa encíclica
Ecclesia de Eucharistia, para
mejor conocimiento de nuestros lectores.
Las
primeras noticias sobre ese nuevo documento contaban que el Papa ordenara
estudios, con miras a su publicación, en 1984. Constaba aún que el documento
quedara listo hace cerca de dos años, pero que las resistencias de los
Modernistas contra él impedían su publicación. Finalmente, ahora vino a la luz.
Y no
sólo vino a luz, sino que preanuncia
una nueva alborada de gran luz.
En
efecto, desde la nueva liturgia producida por Monseñor Bugnini, en 1969, y que
contó con la colaboración de seis pastores protestantes, el Novus Ordo Misae,
inclusive por su ambigüedad, provocó una verdadera anarquía litúrgica, como lo
dice el Cardenal Ratzinger. Surgieron las Misas-Show, las Misas ecuménicas
-- hasta misas sincréticas católico-macumberas -- las Misas carnavalescas, las Misas
participadas, que, paradojalmente, ahuyentaron a los fieles, y que
indirectamente causaron un éxodo de católicos hacia las sectas protestantes.
Al
mismo tiempo, que se relegaba el sagrario lejos del altar, y se abandonaba el
culto eucarístico, los sermones se apartaban de la ortodoxia. So pretexto de
participación del pueblo, se obscureció la noción de la Misa como sacrificio propiciatorio. Prácticamente no se dijo
más que la Misa era la renovación del sacrificio de la cruz. Se remarcaba la
Misa como misterio de la salvación, y se omitían las señales de respeto por la
Hostia consagrada. La Nueva Misa colocó el
pueblo (al hombre) al centro de
todo, y alejó el culto a Jesús eucarístico. La Misa dejó de ser para Dios, para
ser Misa del pueblo, para el pueblo, y hecha por el pueblo.
En
la Encíclica Ecclesia de Eucharistia,
el Papa Juan Pablo II repite nueve veces que la Misa es renovación del
sacrificio de la cruz. ¡Viva el Papa !!!
Ahora,
Cristo dijo que cuando El fuese levantado, en la cruz, atraería todo a sí.
Y,
en la Nueva Misa, el sacrificio de Cristo en la cruz dejó de ser exaltado, y,
por eso, no se atrajo más todo hacia Cristo.
El
Papa, de nuevo, levanta a Cristo sobre el pueblo.
¿Y
cómo no será atraído el pueblo, se es el
propio Sumo Pontífice que levanta a Cristo, en el sacrificio de la Misa?
Más
aún. Desafiando a todos los Modernistas, declaró el Papa Juan Pablo II que el punto de referencia teologal para la
Misa continúa siendo el Concilio de Trento. (Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, no 9).
Esta
declaración de Juan Pablo II, en esa encíclica, tendrá inmensas consecuencias
doctrinarias. Es toda la concepción Modernista de una Iglesia evolutiva que
rueda por tierra. Porque si Trento debe ser la referencia doctrinaria de la
teología de la Misa, adiós la doctrina que se repetía -- "ad nauseam --
que el pastoral C. Vaticano II superara y anulara lo que fuera enseñado en los
Concilios infalibles anteriores.
Declarar que Trento continua en vigor, después de cuatrocientos años,
entierra la doctrina del "aggiornamento".
Si la Misa es la renovación del sacrificio del
Calvario, queda imposible mantener el rock, la cuíca, el pandero y el
reco-reco, en la renovación del sacrificio de la cruz. Toda la noción de
Misas-fiestitas -- Misas shows – se desmorona.
Si
Trento continúa siendo la referencia teológica para la doctrina de la Misa,
¿cómo queda la cuestión de la Misa totalmente en vernáculo? Pues el Concilio de Trento declaró
infaliblemente:
"Si
alguno dijere que el rito de la Iglesia Romana por el cual parte del canon y
las palabras de la consagración se pronuncian
en voz baja, debe ser condenado; o que la Misa debe ser celebrada
solamente en lengua vulgar o que no debe mezclarse agua con el vino en
el cáliz que ha de ofrecerse, por razón de ser contra la institución de Cristo, anatema sit" (Concilio de Trento,
Cánones sobre la Misa, canon 9,
Denzinger, no 956).
Y el Papa vuelve a citar la encíclica Mediator Dei de Pío XII, que condenara
la idea -- adoptada por la reforma de 1969-- que se volviese a hacer el altar
en forma de mesa, lo que sugería que la Misa es apenas un banquete y no un
sacrificio propiciatorio.
En la encíclica Ecclesia de Eucharistia, el Papa condena una serie de abusos que
fueron introducidos en la Misa, hoy en día.
Entre esos abusos el papa enumera:
1)
El
abandono del culto eucarístico;
2)
La pérdida
del sentido de sacrificio, en la Misa, transformada en encuentro amistoso;
3)
pérdida de
la noción de la necesidad del sacerdote;
4)
Abusos
ecuménicos.
5)
La idea de
que el Padre, por su creatividad, puede irrespetar las rubricas impuestas por
la Iglesia, cuando quisiere;
6)
La idea
falsa de que quien celebra la Misa es la comunidad, y no el sacerdote;
7)
Abusos al
dar la comunión a pecadores públicos, como, por ejemplo a personas amancebadas.
8)
Abusos al
dar la comunión a herejes
9)
Abusos en
materia arquitectónica, construyendo Iglesias que más parecen salones de fiesta
que un templo sagrado;
10)
Abusos en materia musical, adoptando músicas
profanas, impropias para acompañar las ceremonias sagradas. En este campo, el
Papa vuelve a recomendar que se vuelva a adoptar la música gregoriana, en la
Misa.
¡Fuera el rock!
¡Viva el Papa !!
11)
El abuso de enseñar que se puede dar la
comunión a quien se sabe que está en pecado mortal, y sin haberse confesado.
12)
El abuso de realizar concelebraciones con
herejes.
(Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, nos 10 - 29 - 37 - 38 -- 44- 47- 49 -
52-53).
El papa manda y recomienda que se
vuelva a las prácticas del culto eucarístico, que los padres modernistas, negadores
de la presencia real de Cristo en la hostia consagrada, habían prácticamente
eliminado: las bendiciones del Santísimo Sacramento, las exposiciones del
Santísimo Sacramento para ser públicamente adorado, las llamadas Horas Santas,
la práctica de la Adoración Perpetua.
Cómo todo eso está lejos de la
concepción revolucionaria y marxista de Misa de la Teología de la Liberación,
así como de la concepción "festiva" de la Misa de la RCC, que hacía
de la renovación del sacrificio del Calvario un comicio comunista, o una
exhibición coreográfica, con gimnasias aeróbicas o transes histéricos.
Todo eso está predestinado a
terminar.
Y a tal punto eso es verdad que
el Cardenal Arinze, anunciando los decretos que serán publicados para aplicar
lo que el Papa enseñó en la Ecclesia de
Eucharistia, declaró:
"Para
la Misa "do it yourself" -- [La Misa Nueva] se deben aplicar las
últimas palabras de la Misa:
'Ite
Misa do it yurself ets. Deo gratias! ".
Por todo eso, nosotros de la
Asociación Montfort, agradeciendo a Dios,
proclamamos, con júbilo, nuestra adhesión a lo que determinó el Papa Juan Pablo
II, en la encíclica Ecclesia de
Eucharistia, y una vez más tenemos
la alegría de clamar:
¡Viva ! ¡Viva !! ¡Viva el Papa !!!
São Paulo, 13 de Mayo de 2.003, fiesta de Nuestra
Señora de Fátima,
Orlando Fedeli