¡Nada sin Dios!

Motivación de la autora del libro “Los derechos de Dios”

 

No  pretendo hacer grandes y profundas disertaciones sobre Dios,  pues todos sabemos  que su infinitud escapa a nuestro limitado conocimiento.

Deseo si y es de mi mayor  interés  dar a conocer este libro titulado  LOS DERECHOS DE DIOS, que nació  de la reflexión constante  de lo  que sería este mundo caótico  si dejásemos de lado  nuestra actual forma de pensar inmersos  en un mundo materialista, racionalista, que sólo pretende  llevarnos a la destrucción  no sólo material  al habernos dedicado a la infatigable tarea

 De exterminar  la naturaleza creada por  Él única  y exclusivamente al servicio del hombre, sino También en el plano espiritual.

Es necesario  analizar la destrucción de la familia  como institución y eje fundamental  de la sociedad, pues ella es quien constituye los pueblos  siendo la primera  escuela que conocen los hijos en cuestiones religiosas y morales.

El sociólogo  y economista francés  Federico Le Play nos dice  refiriéndose a ella: a) Transmite de padres a hijos la ley moral  y la religión sin las cuales no se podría gozar de paz y armonía.

b) Continúa ejerciendo su influencia en la edad adulta manteniendo al hombre en el camino del deber  y de la dignidad..

c) Es depositaria y transmisora  de las tradiciones de los pueblos.

Donde no hay hombres religiosos, no existen tampoco  buenos ciudadanos, buenos gobernantes, buenos administradores de justicia. Donde no existan mujeres religiosas  tampoco existirán  buenos hijos, buenos esposos. El desmoronamiento de la familia ,trae como consecuencia lógica  la decadencia de las sociedades, al verse desprovista de valores  fundamentales  que corresponden  a valores éticos  sin los cuales el hombre  se convierte en el salvaje humano; que dista  mucho de ser  aquella criatura redimida por Dios, comprada con su sangre preciosa que ha sido injusta al desconocer y vulnerar

Sus Derechos Divinos.

No podemos seguir obrando de manera indefinida  como si Dios no existiese. Contemplamos a diario  con gran  dolor, como en esta sociedad, su santo nombre ha sido borrado de las  constituciones no sólo  de Colombia  sino del mundo ¡ gran error para los seres humanos¡  Pues nos toca  sufrir tan funestas consecuencias ¡ hoy es el gran desconocido, hace planes, establecemos patrones de vida en los cuales ni siquiera  se le nombra a quien de manera  injusta invocamos solo en nuestros momentos difíciles  para que nos auxilie ¡pero nada más¡

 Se nos ha impuesto  la idea que no debe mencionarse por respeto a quiénes no creen. Con base en estos pensamientos tan erróneos  se intenta crear una  sociedad de espaldas a su Creador, estableciendo con ello un humanismo  injusto y mal agradecido. Pues si analizamos  un poco nos daremos cuenta que no posee título alguno en que pueda cimentarse. Pues si el hombre no es mas que un ser  común, diferente  solo en su complejidad. ¿ Por qué habría de conferirle a esta simple complejidad un valor singular?¿ De donde provendrá entonces  el respeto del hombre hacia sí mismo y hacia los demás? ¿Qué título  legal podrá entonces invocar? ¿Por saber cosas? ¿ Por  qué he de respetar  a un ser común y corriente  igual a mí? ¿Acaso por ser rico? ¿Por su porte varonil y hermoso?  ¿Por que es inteligente y por lo tanto superior a mí?

Con bases tan irreales, no es de extrañarnos que  cualquier día  el ser humano sea tratado por el mismo hombre  como objeto sin valor alguno  que pueda exterminar porque resulta  incómodo a sus intereses mezquinos.

 

Emilio Bauman escribió: Si se suprime  la hipótesis de un Dios dueño del mundo, no logro comprender  sobre que realidad cabe basar la noción de un derecho que permita al individuo nómada aislado situarse frente a los  demás seres que le rodean y decirles: “Hay en mi algo intangible  que os  intimo a respetar porque su principio es independiente de vosotros.”

Cabe imaginar que no habría de resistir mucho tiempo  este argumento  sin fundamento ni justificación alguna.

 

No se guardará mucho tiempo  respeto al hombre por  ser hombre simplemente, ni se respetará  al débil, al infortunio  ni al dolor. El problema  aún no termina. En la medida en que el hombre pretenda independizarse de Dios, empieza de inmediato su verdadera autodestrucción comenzando  por su alma que de inmediato siente el vacío convirtiéndose en un ser  ininteligible  para sí mismo, no encontrando  ningún sentido a su existencia terrena. Llenos están  los centros psiquiátricos  de personas que perdieron  la paz  del alma, sin contar los innumerables casos de seres que han recurrido al suicidio por dichas causas.

Estos racionamientos  nos llevan a al imperiosa necesidad de respetar los Derechos de Dios  por encima de los derechos del hombre. De estos  decimos que son aquellos inherentes a El respecto de sus criaturas creadas a su imagen y semejanza  con u poder ilimitado. Pues si a nosotros  con base en las Divisiones generales del derecho, nos asiste el derecho en la cosa que no es otro  que el que se posee sobre una cosa propia de modo que pueda  disponer de ella a su arbitrio, confiriendo  este derecho acción real, esto es decir la facultad de reivindicar  la cosa si hubiese pasado a otro. Aplicando esta  definición al derecho Divino, tenemos que Dios al ser nuestro Creador; es dueño  absoluto de todas sus criaturas, con la  característica especialísima de poder disponer de ellas a su arbitrio   esto es cuando a bien tenga, aún por sobre todas las leyes terrenas, significando con esto  un poder ilimitado que  sólo a Él le pertenece. De ahí nace  la prohibición expresa que le hace a su criatura: NO MATARÁS.

Cuando por disposición Divina quiera El disponer de  nuestra vida, Reyes, príncipes, gobernantes civiles, eclesiásticos, militares, así como de todos los demás hombres en general, incluso de los fundadores de otras religiones, ese día será el último que permaneceremos en la tierra Con base en este derecho  que le asiste  per-se,  no le pide permiso  ni a la criatura  ni mucho menos a los demás congéneres para ejercerlo.

Quien tiene el derecho, posee también el dominio sobre las cosas. El dominio es el don de poseer una cosa  con ánimo de señor y dueño.

El Código Civil Colombiano en su artículo 669  nos define que es el dominio;

“El dominio que se llama propiedad es el derecho real sobre una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente, no siendo contra la ley o contra derecho alguno.

Aplicando esta definición  al derecho Divino, tenemos que”: Sólo Dios es el

Verdadero y absoluto Señor de todas las cosas, por El sólo tienen el poder  y  s e conservan  del Señor es la tierra y su plenitud, la redondez de la tierra y todos  sus habitantes.” Dice el profeta David (Salmo 2,3,1.

“El Señor asentó en el cielo su Trono y su Reino dominará sobre  todo..”

(Salmo 102,19.

Como bien hemos podido apreciar en esta síntesis de la obra  el cumplimiento de los Derechos de Dios por parte del hombre, genera de inmediato un ordenamiento perfecto  que le concede la felicidad en la tierra así como también  su desconocimiento  conlleva a la negación  de todo derecho entre los hombres, entronizándose la barbarie, y es entonces  cuando se nos impide  disfrutar de una verdadera paz que sólo Él nos da.

“Mi paz os dejo, mi paz  os doy.” (San Juan 14,27.

Los Derechos de  Dios deben regir por encima de los derechos humanos. Pues no es el hombre el que deba rendirse culto así mismo  sino es a Dios, a quien se le debe tributar todo honor y toda gloria  por parte de sus criaturas hechas a sui imagen y semejanza. Sólo así obtendremos  la  verdadera felicidad tanto  la tierra como en el cielo.

“ Es llamado Rey de Reyes y Señor de los Señores.” (San Jun 19,16.

Nosotros ya estamos experimentando  los castigos por haber vulnerado en toda forma sus derechos y  proseguiremos  hundiéndonos cada vez más, si persistimos  en la soberbia de pretender  desconocer y relativizar la verdad

Cuando esta es sólo una. No continuemos reconociéndole derechos al mal  por cuanto este es apenas  la consecuencia lógica  de haber dejado  de obrar el bien. Por lo tanto no le asiste teológicamente ningún derecho.

Volvamos nuestro  corazón a Dios nuestro Creador, fuente de todo derecho, con humildad, mediante el cumplimiento fiel de los Santos mandamientos  establecidos por Él, para todos los hombres de todas las épocas para nuestra salvación.

“Si quieres conseguir la vida eterna, guarda mis mandamientos.”(San Jun 14,15,23.

“Quién dice que le conoce y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él”(San Juan 2,4.

El Señor dio sus leyes a todas sus criaturas, y justamente en estas leyes se encuentran contenidas la hermosura, el orden y la perfecta armonía  del mundo. Las estrellas transitando dentro de su órbita celeste, las plantas dando frutos y proporcionándonos el alimento, las flores engalanando la creación, el agua nuestro elemento vital, el animal  subsistiendo...

De esto depende nuestra  verdadera felicidad, sin dejar de lado la práctica de los Sagrados  Sacramentos y el rezo cotidiano del Santo Rosario en familia, y obtendremos de  inmediato la tan anhelada paz que tanto hemos buscado pero que tan lejos estaremos de encontrar sino enmendamos nuestra vida.

Hagámoslo por nuestra amada Colombia y  el mundo entero, para que seamos

Luz para todas las naciones. Por el bien de nuestros hijos, de  nuestros esposos, de todos  nuestros congéneres y por nuestra propia felicidad

Me permito a continuación leerles  un poema acorde a lo tratado.

 

 

         EL   ALMA VUELVE A DIOS.

Señor, voy hacia Ti

Yo soy la oveja

Que entre las zarzas se quedó perdida

Mira Señor

La sangre de mi herida

Oye Señor de mi dolor la queja.

Cuando tu mano de Pastor nos deja

Cuan amarga y cruel es nuestra vida,

Y como llora el ánima afligida

Si del rebaño  del amor se aleja.

Pobre alma que cruzó valles y montes

Y dejó en los brumosos horizontes sus

Ideales muertos.

Hoy vuelve a ti sus miembros fatigados

Si están tus brazos para el mal cerrados

En cambio están para el perdón abiertos...

JESÚS.

Pobre Alma, te conozco

Si eres mía y

Una tarde lejana te perdiste,

Y desde entonces solitario y triste

Con los ojos nublados te seguía.

¿No escuchaste mi voz que te decía,

Ante la muda tentación: resiste.

¿Por qué alma ingrata de mi lado huiste

si Yo soy la esperanza

Y la alegría.

Ven a mis brazos triste peregrino,

Que regresas cansado del camino

A refugiarte  entre mi pobre manto

Soy el amor que en místico derroche

 Hace de estrellas  florecer la noche

Con la inefable santidad del llanto...

 

 

Ricardo Nieto. Poeta vallecaucano.

 

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