DIA QUINTO
Paciencia de San José

La vida de San José fue un prolongado y continuo martirio. Mas ¡cómo padeció el Santo! Con resignación, con paz, con alegría, completamente sumiso a la voluntad del Altísimo.- Sufre, devoto josefino, todos los trabajos que Dios te envíe, si no con alegría, a lo menos con paciencia y resignación cristianas. Mira que todo pasa y con estos trabajos momentáneos, si bien los sufres, te ganas la gloria del cielo.

DIA SEXTO
Pobreza de San José

Vivió pobre San José, y se hizo pobre dando todos bienes que tenía. Pobre, voluntario y santísimo obrero es San José, para ser en verdad el padre de los pobres, el consuelo de los indigentes y el socorro de huérfanos y desvalidos. ¡Qué felices seríamos en este mundo si imitásemos tan divinos ejemplos!- Seas dadivoso o limosnero por amor de Jesús, María y José, devoto Josefino, y no te pesará jamás.

DIA SEPTIMO
Mansedumbre de San José

San José fue perfectísimo en esta virtud. San José fue manso en su trato con el prójimo, afabilísimo y dulcísimo en la conversación, grave y suave en su porte exterior. Su templanza en acciones y palabras, y su aspecto que reflejaban una santidad y vida celestial, fue el imán suavísimo que cautivó los ánimos de cuantos le trataban.- Admira en silencio tan hermosa virtud en el Santo, confúndete o imítale.

DIA OCTAVO
Pureza de San José

San José, por su pureza angelical, mereció ser esposo de la más pura de las vírgenes. Los dos lirios de virginal fragancia son María y José, con quienes Jesús moró y conversó familiarmente como hijo por espacio de treinta años.- ¿Eres puro y casto devoto Josefino? Sólo siendo puro y casto, serás admitido en el reino de los cielos. Pídelo al castísimo Esposo de María, San José.

DIA NOVENO
Conformidad de San José con la voluntad de Dios

Toda la vida de San José esta resumida en estas palabras: “Hágase siempre en mi y de todas mis cosas vuestra santísima voluntad”.- Has, devoto Josefino, de la necesidad virtud: conforma en todas las cosas tu voluntad con la de Dios, y tu corazón morará en abundancia de paz y reinará eternamente con Jesús, María y José en la gloria.

Pío IX, por rescripto de la S. C. de Indulgencias, de 26-XI-1876, concedió 300 días de indulgencia por cada día de la novena y plenaria una vez en el decurso de la misma, con cualquier fórmula  aprobada por la competente autoridad eclesiástica.


María amaba a Dios sobre todas las cosas, a José sobre todas las personas; Ella es obra maestra de la gracia de Dios y José obra maestra del amor de María.
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