Algo sobre San José San Juan Bosco, Charlas: "Entre las prácticas de piedad en honor de este gran patriarca, esposo de María, padre nutricio de Jesucristo, Santa Teresa recomienda mucho, como eficaz medio para obtenernos su protección, el dedicarle todo el mes de marzo, en el cual cae su fiesta [...] Invocándolo también con jaculatorias. Por ejemplo, durante el estudio decid en vuestro corazón: Sancte Ioseph, ora pro me; ayudadme a ocupar bien el tiempo de estudio y de clase. Si os viene alguna tentación: Sancte Ioseph, ora pro me. Al levantaros por la mañana: Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Al acostaros: Jesús José y María, asistidme en mi última agonía. No olvidéis que es el protector de todos los trabajadores y que lo es también de los jóvenes que estudian. Porque el estudio es trabajo." Orígenes, Homilía XVIII: "Cuando Jesús tenía 12 años, se queda en Jerusalén. Sus padres, que lo ignoraban, lo buscan con solicitud y no lo encuentran. Lo buscan entre sus amistades, lo buscan en la caravana, lo buscan entre los conocidos, y entre todos éstos no lo encuentran [...]. Aprende donde lo encontraron los que le buscaban, y tú buscándolo con José y María lo encontrarás." Vocación de San José San Bernardino de Siena, Sermón 7: "Fue elegido por el Padre Eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su Esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad." San Bernardo, Homilía sobre la Virgen Madre, 2: "Aquel José vendido por la envidia de sus hermanos y llevado a Egipto, prefiguró la venta de Cristo; este José, huyendo de la envidia de Herodes, llevó a Cristo a la tierra de Egipto. Aquél, guardando lealtad a su Señor, no quiso consentir al mal intento de su señora; éste, reconociendo virgen a su Señora, Madre de su Señor, la guardó fidelísimamente, conservándose él mismo en toda castidad. A aquél le fue dada la inteligencia de los misterios de los sueños; éste mereció ser sabedor y participante de los misterios soberanos. Aquél reservó el trigo no para sí, sino para el pueblo; éste recibió el Pan Vivo del cielo para guardarle para sí y para todo el mundo. Sin duda, este José con quien se desposó la Madre del Salvador fue hombre bueno y fiel. Siervo fiel y prudente a quien constituyó Dios consuelo de su Madre, proveedor del sustento de su cuerpo." San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 8: "[...] Dios, amador de los hombres, mezcla trabajos y dulzuras, estilo que Él sigue con todos sus santos. Ni los peligros, ni los consuelos nos los da continuos, sino que de unos y otros va Él entretejiendo la vida de los justos. Tal hizo José." Fidelidad de San José San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 8: "José no se escandalizó ni dijo: 'Eso parece un enigma. Tú mismo hacías saber no ha mucho que Él salvaría a su pueblo, y ahora no es capaz ni de salvarse a sí mismo, sino que tenemos necesidad de huir, de emprender un viaje y sufrir un largo desplazamiento: Eso es contrario a tu promesa'. José no discurre de ese modo, porque es un varón fiel. Tampoco pregunta por el tiempo de la vuelta, a pesar de que el Ángel lo había dejado indeterminado, puesto que le había dicho: 'Está allí hasta que yo te diga' (Mt. 2, 13)". Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, III, q. 29, a. 1: "José quiso despedir a María no para unirse a otra mujer ni por sospechar en ella alguna falta, sino por reverencia, lleno de un santo temor de vivir al lado de una tan grande santidad. Y, casado con María, por el testimonio de José se comprobó el nacimiento virginal de Cristo". |