Ciudad XX, Nov. 25 de 1999

   Estimados amigos:
   Que la Santísima Virgen los colme de las mejores gracias.
   Recibí su nota en la cual me plantean su perplejidad ante los documentos de la Asociación Cultural Montfort, referentes a las nuevas disposiciones de la Fraternidad, en que se pretende ejercer la jurisdicción, propia del Romano Pontífice, para crear “tribunales canónicos”, afirmando que dichas disposiciones, canónicamente insostenibles, hacen a la Fraternidad, por menos,  sospechosa de ser cismática con todo lo que eso implica.

A decir verdad también nosotros, cuando analizamos esas nuevas disposiciones, junto con el P. XX, quedamos perplejos y escribimos algunos documentos planteando, a los superiores, nuestras inquietudes y solicitando las explicaciones que pudieran justificar dichas medidas, tanto a la luz de lo establecido por Mons. Lefebvre para hacer cambios al interior de la Fraternidad, como a la luz de la Doctrina y del Derecho de la Iglesia, advirtiendo sobre la gravedad de las mismas y lo que implican en la relación a la necesaria pertenencia a la Iglesia, teniendo en cuenta que la Fraternidad reconoce como Papa a S.S. Juan Pablo II; más aún, aunque se tuviera una posición sedevacantista * tampoco se podrían crear “tribunales canónicos” para ejercer válidamente la autoridad de la Sacra Rota Romana, por su propia cuenta, afectando  así la necesaria pertenencia a la Iglesia rompiendo los vínculos jurídicos con el Cuerpo visible de la Iglesia.
   Recuerdo bien que en una predica comparé las cadenas físicas de San Pedro prisionero, con las cadenas filosóficas y doctrinarias que atan al Pedro de hoy; y acentué cómo la actitud de los fieles reunidos fue orar por él y Dios le envió un ángel que le quitó las cadenas dejándolo libre. Por grandes que sean los errores que hoy se difunden libremente al interior de la misma Iglesia, es Ella la única Arca de Salvación; ninguna otra institución tiene garantía divina de indefectibilidad, fuera de la cual no hay salvación; jerárquica, más aún: Monárquica por institución Divina, su unidad jurídica y su visibilidad, en todo tiempo, como sociedad perfecta, hacen parte de su esencia; se puede y se debe resistir a todas las malas orientaciones reafirmando la doctrina por todos conocida y practicada siempre en todas partes, pero nunca desconocer, o atentar contra, su constitución divina arrogándose una jurisdicción que no vendría de Aquel (el sucesor de Pedro) quien por derecho divino la posee en plenitud y de cuyo uso dará cuenta a Dios el Unico superior a él. Si sus juicios fueren injustos, o inclusive inválidos, no significa entonces que otros, por eso, “reciban” el poder jurisdiccional directamente por una vía distinta a la establecida  por el mismo Cristo, como si Dios hiciera un “by-pass” dejando de lado la Autoridad que El mismo estableció. Eso es lo que han pretendido todos los cismáticos en general y en particular los jansenistas y los galicanos que se revelaron contra Roma inventando una jurisdicción dada supuestamente por Dios directamente a la Iglesia sin pasar por el Papa; terminaron pensando que ellos eran la Iglesia. La crisis no se puede corregir divorciándose de Roma sino reconquistándola en servicio de Su Fundador y Señor. No sé si me hago entender. La situación en la Iglesia ciertamente es muy grave, tal vez como nunca, pero El Espíritu Santo, como siempre, la guía y la sacará adelante. La solución vendrá por vía jerárquica; las cadenas caerán y Pedro libre, tomará las medidas necesarias confirmándonos en la Fe, Cristo oró para que no desfalleciera. Por muy grave que sea la situación en la Iglesia no significa que se acabaron las reglas y se puedan autodesignar las autoridades jurídicas en remplazo de las designadas por el Papa y así hacer el papel de los Tribunales canónicos al margen del Derecho y de la estructura jerárquica y visible de la Iglesia y, al mismo tiempo, pretender permanecer en Ella.
Primero hay que permanecer en Ella; se trata de seguir siendo católicos para poder salvarse, reconociendo los propios límites que se tienen para actuar, dentro del Derecho, sin pactar con nada de lo que se aparte de lo que siempre se ha enseñado en Dogma y Moral, apelando al Unico que tiene en sus manos la solución total, confiando en sus promesas. perseverando en la oración como hicieron los fieles al saber que Pedro estaba prisionero y encadenado. Repito: aunque se fuera sedevacantista, (y Mons. Lefebvre siempre dijo que él no lo era) hay límites en lo que se puede hacer  en la Iglesia  pues nadie, fuera de los designados por la jerarquía, tiene el poder judicial ni legislativo para los cuales no hay suplencia de la Iglesia prevista. Tener en cuenta esto, hace parte de la necesaria resistencia para permanecer, y hacer el bien, en la Iglesia siendo fiel a la Tradición sin desvirtuar el combate.
   El demonio que no pudo hacer caer a la FSSPX en el sedevacantismo ni en la herejía modernista, (aparte de la nefasta influencia jansenista y galicana que ejercen, al interior de los medios “tradicionalistas”, las ideas condenadas de la llamada Acción Francesa), lamentablemente encontró a alguien, al interior mismo de ella, quizás con las mejores intenciones, que la pusiera en bloque fuera de la jurisdicción de Pedro, ideando todo un circuito judicial cerrado e independiente, cortando, de este modo, el flujo de la gracia que es dada en y por medio de la Iglesia, cuando se es parte de Ella, tal cual fue establecida por Su Divino Fundador; a pesar de que, como San Pablo frente a San Pedro, haya que resistir a las equivocaciones de los hombres de Iglesia cometidas en casi todos los periodos de la historia desde Su misma fundación, no se pueden romper los vínculos jurídicos con el Cuerpo visible de la Iglesia, sin salirse de Ella; es así que particularmente, a partir de la promulgación de las “nuevas Ordenanzas”, en la Fraternidad, podemos constatar un malestar creciente: las vocaciones disminuyen, el desánimo cunde, las salidas sacerdotales se multiplican, la confusión se instala. Los Padres de Campos, asociados en la lucha, se separan para buscar un arreglo individual con Roma. Se sufren, (como en casos que Uds. dan a conocer) arbitrariedades en el modo despótico del ejercicio de la autoridad convertida en autoritarismo (muy contrario al modo paternal de Mons. Lefebvre).
   Perdónenme lo directo del lenguaje; sé que es algo muy complejo, en relación a las consecuencias prácticas para cada uno,  ya que, en las circunstancias actuales de real ostracismo en que los Obispos  tienen al Rito Romano, éste se conserva casi exclusivamente, en algunos lugares, en la Fraternidad; lo que hace este tema, muy delicado y doloroso. ¡Cuánto quisiera que las cosas no hubieran llegado a este punto!    La Fraternidad había suscitado muchas esperanzas en el mundo católico y ahora la sacan en bloque  de la Igelsia.Roguemos que pronto se enmienden los desaciertos para que no haya pertinacia en una actitud que la corta de la unidad jurídica del Cuerpo visible de la Iglesia creando su propio sistema judicial.
   Hay que rezar y tener una verdadera devoción confiando plenamente en la Santísima Virgen; no se trata de aceptar  cosas contrarias a la Fe y a lo que siempre se practicó, pero tampoco correr el riesgo de quedar fuera de la Iglesia. Buscar la Misa y los sacramentos, sin adherir a nada que nos pueda separar de la Iglesia. En tiempos de confusión no cambiar. Permanecer en la Iglesia, amar la Iglesia, servirle a la Iglesia cada uno en el estado al que Dios lo llamó, de lo que dará cuentas; aunque hay muchas cosas que no entendemos y que Dios permite; pero algo absolutamente seguro es que “las puertas del infierno no prevalecerán”. Nuestra Señora pide incesantemente el rezo del Rosario, conversión y sacrificio (cumplimiento del deber de estado por amor de Dios) asegurando que al final Su Inmaculado Corazón Triunfará.
   En unión de oraciones, reciban mi bendición sacerdotal.
_________________________________________                    P. XX
*(Los Sedevacantistas sostienen que la Sede está vacante por la ruptura con la Tradición en la enseñanza actual)
Presentamos la respuesta de un sacerdote que fue consultado por un grupo de fieles perplejos por percibir una atmosfera difernte en los medios de la FSSPX y al mismo tiempo conocer algunos documentos sobre la nueva postura sobre la jurisdicción. Omitimos los lugares y los nombres por carecer de interés doctrinario.
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