Sermón del Ultimo domingo del año litúrgico

 

  Queridos hermanos en NSJC:

Veamos algunos aspectos del Evangelio de este domingo.

 (San Mateo XXIV)

Dios habla por los acontecimientos, hay que rezar.

Este Domingo la Iglesia celebra el último del año.

La próxima semana comenzamos un nuevo Año litúrgico.

Entre tanto el día 27 próximo tenemos una fiesta especial,

 aunque para el calendario Universal es día de la Feria:

la celebración de la Medalla Milagrosa y al día siguiente

 tenemos la fiesta de Santa Catalina Labouré.

Son celebraciones importantes porque pertenecen a las

Apariciones de la Virgen en los últimos tiempos: La Virgen

 aparece en París a esta monjita, Santa Catalina

Labouré, en el convento de las religiosas Vicentinas que

queda en la Rue du Bac (esa es la dirección) en 1830.

Esta Aparición con las de Lourdes, Lasalette y Fátima hace

parte de un conjunto, reconocido por la Iglesia, que

tiene características Apocalípticas: Se llama urgentemente

 a la conversión, se advierte del peligro (mayor que nunca)

 para la Iglesia por el avance de sus enemigos, se advierte

 sobre la condenación de tantas almas; es decir que a NSJC

 le han arrebatado su predominio, su puesto, su influencia

 sobre las sociedades y por lo tanto sobre las almas y sus

instituciones, sobre las familias. Es una guerra; una guerra

 en la que los muertos no son pesados en cadáveres físicos;

 (aunque hay muchos, muchísimos muertos en las guerras,

 los suicidios, el terrorismo y en la inseguridad que se apodera

 de la sociedad) pero los muertos sobre todo se lamentan en

 la muerte de las almas; en la muerte de las instituciones:

 La Iglesia aparece eclipsada, la confusión  reina por todas

 partes.

 

El Evangelio de hoy está en plena sintonía con el Apocalipsis

(lo mismo que el de los Domingos siguientes, en especial el

 próximo) y ciertamente con las Apariciones, por lo menos

 con las reconocidas por la Iglesia, de las cuales no se puede

 dudar (Lourdes, Lasalette, Fátima y la de la Medalla Milagrosa)

 donde hay un llamado urgente; las cosas de Dios no tienen los

tiempos de los hombres, pero se cumplen inexorablemente;

a nosotros nos pareciera que no suceden las cosas, pero si

 miramos en la perspectiva de la transformación profunda,

 sufrida en los últimos treinta o cuarenta años, los últimos

 cien años, de los esquemas mentales, de los hábitos, de la

 cultura, vemos que van haciendo de la tierra algo invivible.

 Ciertamente, NS advierte: “si esos días no fueren acortados,

 ni siquiera los elegidos podrían perseverar”(S. Mt XXIV, 22);

 es decir: los que están destinados a ir al Cielo, irían al Infierno;

 es un ambiente que arrastra, con una fuerza, con una potencia,

 aunque no violenta exteriormente; sino con una violencia moral

 profunda, a las almas lejos de Dios, lejos del Sacrificio del

Calvario, lejos del fin, y de los medios que Dios nos dio para

obtener el fin, para el cual fuimos creados. Y Dios nos lo advierte:

“ni los elegidos podrían perseverar, pero en atención a los

elegidos, aquellos días serán acortados”. Entonces NS comienza

diciendo: “Cuando vieses que la espantosa abominación de la

desolación, anunciada por el Profeta Daniel, está en el lugar Santo

(lector ten cuidado)...” (v. 15), la espantosa desolación anunciada

por el Profeta Daniel... ¿Qué anuncia el Profeta Daniel? (cf. Dan.

IX, 11-14 y 27) El profeta Daniel dice que a causa de los pecados

del pueblo les será quitado el Sacrificio Eterno y la verdad será

abatida sobre la tierra... por tres tiempos y medio. O sea, vemos que

el Profeta Daniel no se refiere al sacrificio antiguo, de su época,

que era la prefigura; no era el Sacrificio Eterno, era, si se quiere,

el sacrificio material, que preanunciaba, que preparaba la venida

del Verdadero Sacrificio: El Sacrifico del Cordero de Dios: el

Sacrificio del Calvario: La Santa Misa.

 

Cuando vieres la espantosa desolación en el lugar Santo:

El lugar Santo es donde está Dios, el Santo de los Santos.

Es decir, el Sagrario, en los Altares primero que todo, es donde

está la presencia de NS, está el Cuerpo de NS y su alma y su

divinidad. La profanación (no se necesita hacer un recuento,

uds. conocen), las profanaciones que se vienen haciendo del

Santo Sacrificio de la Misa, los sacrilegios en las iglesias;

acordémonos de esa imagen abominable del Buda encima del

Sagrario, por lo impactante y por lo que se ha dicho y por lo que

se ha visto en las fotos, como que tendemos fácilmente a

contemporizar; es decir, a verlo ya con menos horror; pero es de

un horror, de una violencia y de una agresividad y una maldad,

es esto: La espantosa abominación en el lugar Santo.

 

Comentando ese texto del Profeta Daniel, San Alfonso María de

Ligorio, (como algunos comentarios de los Doctores de la Iglesia)

dice que en la medida en que se aproxime el final de los tiempos

el Demonio tratará de hacer impedir la celebración de la Misa,

porque ahí está el obstáculo...

 

No juzgo las intenciones de los hombres de Iglesia. Yo estoy

 convencido que misteriosamente, (no juzgo si es o no

culpablemente), ese punto de la Misa, a pesar de que hay quejas de

la propia Autoridad, sobre lo que pasa, (se lamentan) ese punto

está descuidado; o no lo entienden. Se ha perdido el sentido de lo

sagrado, de la trascendencia de la fe y poco a poco se ha quedado en

un sentido puramente profano, natural, sin importarles más; quizás

con muy buenas intenciones (no sabemos) “pero si esos tiempos

no fueran acortados...”

 

El querer conservar hoy la santidad de la Misa, garantizada por

la Iglesia durante tantos siglos, es mirado como algo extraño,

como algo que no hace parte, como algo ilógico. Cuando si esta

situación se hubiera planteado hace cincuenta años hubiera sido

todo lo contrario. Para seguir, en cambio las huellas, y quizás

superarlas, de los que hicieron la Reforma Protestante; superarlas

en alejamiento de la concepción de la fe católica. No es un problema

de baja importancia, aunque siendo tan importante, tan esencial,

el mundo no tiene acceso a la gravedad del problema. Esto es

algo global; pareciera que no hay más luz.

 

Más adelante nos dice (es muy rico este Evangelio y para poder

ir explicándolo, poco a poco, parte por parte, no alcanzaríamos en

el tiempo de un Sermón): “el sol no dará más su luz...” (v. 29) ¿Cuál

es la luz del mundo? NS dice: “ Yo soy la Luz del mundo”, pero hay

un momento en el que es “la hora del poder de las tinieblas”, cuando

sus verdugos se ceban sobre la humanidad de NSJC, este es el poder

de la tinieblas: Dios permite que con su Hijo hagan las peores

abominaciones hasta clavarlo destrozado en la Cruz... el poder de las

tinieblas. ¡Misterio!... ¡ahí esta al mismo tiempo el triunfo! ¡el triunfo

aplastante sobre el pecado, sobre el Demonio, sobre la muerte! Eso

no se entiende si se mira con ojos puramente naturales; por eso la

única que entendió, fue la Unica que tenía la visión sobrenatural de la

fe; fue la Sma. Virgen, del resto, en la primitiva Iglesia, en ese

germen de la Iglesia que nacía, se obscureció la fe, no brilló la luz de

la fe... y siendo que NS es la Luz del mundo y les advierte:

“caminad mientras tengáis luz, porque llega la noche y no se puede

caminar más”; lo mismo nos puede decir a nosotros hoy; podemos en

un momento dado (hipotéticamente puede desaparecer el

Sacerdote: morir, caer preso o quedar inválido y no tener más

Misas), no tener esa lucidez que Dios hoy nos da: Caminad mientras

haya luz... después esa luz se apaga.... esa luz se apaga y ahí

¡Oh misterio! es la victoria: es el momento de la resistencia, hay

que estar muy unidos a la Santísima Virgen.

 

 Siendo que NS es la Luz del mundo, un símbolo de NS es el sol, por

eso se le llama Sol de eterno Oriente, que nace en el eterno oriente,

Sol de Justicia... pero “el sol no dará más su luz”,  no habrá más

justicia sobre la tierra, ya no será iluminado el mundo, los hombres (el

hombre), la sociedad no será más iluminada por el Sol que es Cristo.

No verán más la luz. Ahora, continuando el pensamiento del Evangelio,

Cristo también es la Iglesia; la Iglesia y Cristo no hacen sino Uno

solo como el Esposo y la Esposa, ya no son más dos sino Uno solo,

la Iglesia es Cristo continuado en la historia. Y la Iglesia hoy es lo

más despreciable para los proyectistas y los planificadores del

mundo actual y del futuro del mundo que están construyendo con

en ese Nuevo Orden Mundial. En ese proceso de globalización hay

algo que es despreciable, que es un obstáculo, que es algo a lo cual

hay que transformar o destruir: la Iglesia. La Iglesia tal cual la pensó

y creó NS, como Ella debe ser. Por eso hay que trasformarla y si no

se puede trasformar enteramente, al mismo tiempo de que se la

trasforma todo lo que se pueda, hay que entones mostrarla como

lo peor, calumniarla, perseguirla y si es posible destruirla; ahí

ellos están golpeándose contra la Piedra, porque la Iglesia está

construida sobre la Piedra, sobre Pedro, sobre la Roca; y aquí hay

un gran misterio también que veremos en estos meses (no se cuando

Dios ha pensado llamar al Santo Padre) ahí la Roca va a ser más piedra

para reventarse la olas, de la tormenta del mundo actual, contra

la Roca; pero hay que estar unidos a la Roca, no se puede estar

fuera de la Roca y ahí está la Iglesia y la Iglesia siendo Cristo

también es Luz del mundo, también es sol que no dará, en un

momento dado, más su luz.

 

Por eso los teólogos y la visión católica de los años cristianos, de

los siglos cristianos (hoy tan desconocidos o tan calumniados,

tan deformados) comparaban el orden del universo con el Sol y la

Luna: La Iglesia y el Estado: El Sol tiene luz propia y brilla por sí

mismo y la Luna no tiene luz propia sino que recibe la luz del Sol

y brilla en la medida que se deja iluminar del Sol, que se expone a

la proyección del sol; entonces el Sol es la Iglesia y la Luna es

la sociedad temporal, es el Estado.

Ahora si el Sol no da más su luz, la luna también se obscurece.

Las estrellas que están en firmamento para guiar, para orientar,

para darnos el sentido del norte y del sur, caerán las estrellas,

entonces será la confusión, pensando ir para el norte vamos hacia

el sur, pensando navegar hacia el oriente, vamos hacia el occidente

y en esa confusión todos se estrellan contra todos: es el caos,

la consternación, “la Tribulación como no hubo jamás” (cf. V 21).

Más adelante la Escritura dice que la luna se llenará de sangre:

Y qué es que hoy se lancen gritos de alarma por la muerte de diez

o más niños de hambre, cuando diez o veinte niños son una parte

de los que mueren cada segundo; de los que son concebidos en el

seno de sus madres o que los sacan para matarlos afuera; la luna

llena de sangre: los atentados, miremos cómo es progresivo, a

nosotros nos parece que es lo mismo que pasaba hace unos años,

pero la sangría de la violencia física, que es consecuencia de

la violencia moral, va progresivamente en aumento: suicidios,

los abortos, como ya lo dijimos, los crímenes de la delincuencia que

se va enseñoreando de todas las ciudades del mundo, esto, en una

vorágine de una escalada que va de aumento en aumento, el

terrorismo y las muertes masivas en las guerras. Son señales.

Son señales que se van dando. Las estrellas la caída de tantos

hombres (que Dios nos asista) hombres puestos en el firmamento de

la Iglesia que son los obispos, que son los prelados. Hoy

tenemos prelados que abiertamente no creen más en los milagros

ni creen en la divinidad de NSJC y conocidas sus tesis son elevados a

la condición cardenalicia, entre las manos de ellos está la elección

de nuevo Papa, no digo que todos, pero hay, por lo menos que

fuera uno, sin embargo hay varios. Entonces las cosas no son

fáciles. Ustedes ven que hombres de la Santa y venerada Compañía

de Jesús, hoy aparecen en todo el mundo abiertamente y con

desparpajo, sin la más mínima sanción o llamado de atención

pública, haciendo gala de su incredulidad y de su visión puramente

materialista de lo que es la función de la Iglesia en la sociedad, con

sus proyectos de transformación total, aprobando conductas contra

natura (el homosexualismo que es otra cosa que se va posesionado del

mundo). Tenemos que por el acostumbramiento ya no nos

sorprendemos de todas estas noticias. Eso es lo más grave, al punto

que “si esos tiempos no fueran acortados, ni los elegidos podría

perseverar”.

 

 En otra parte del Apocalipsis dice: “Y le fue dado al Demonio derrotar

a los santos”.  Es la hora del poder de las tinieblas. Pero como la

Virgen lo anuncia en todas estas apariciones al final vendrá Su

triunfo como está también anunciado en el Apocalipsis: Es su

hora también. Si para el mundo es la hora del Demonio, es la Hora de

la Santísima Virgen: La gloria de Dios por la victoria de la Santísima

Virgen. Tratemos de comprender, pedir luces para entender. Ahora

el auge también de las falsa apariciones: si se os dice que está aquí

o allí no creáis o que está allá en el desierto, no creáis, porque será

una cosa pública visible como el relámpago que sale del oriente

al occidente se ve en todas partes: Veréis al Hijo del hombre venir

sobre las nubes. No se si esto se darán ya las cosas con la intensidad

para ser el fin con el juicio final; pero sí es cíclico también; NS dice:

no pasará esta generación sin que todo esto suceda, (NS habla ahí

de varias cosas: esta hablando de la caída de Jerusalén, las

consecuencias del deicidio, la destrucción de Jerusalén de la cual esa

generación de sus oyentes fue testigo, pero también hablaba

refiriéndose a esa especie de deicidio que comete el mundo moderno;

por querer matar a la Iglesia tendrá las consecuencias, pero también se

verá la resurrección: A la Iglesia, como alguien decía, quieren

enterrarla viva, porque Ella es inmortal. Pero ¡cuántas confusiones!

¡cuántas confusiones!

 

Hay una mala traducción donde dice: “Allí donde esta el cadáver se

reunirán las águilas”, no; es: “donde está el Cuerpo”; “ allí donde está

el cuerpo se reunirán las águilas”. El águila, ya lo explicamos,

recordémoslo, es el único animal que puede mirar de frente al sol,

tiene una mirada muy fuerte, sin ofuscarse con la luz del sol, es famosa

por eso, por la fuerza, por la energía que tiene en la mirada (cuando

vayan a un zoológico y vean un águila traten de resistirle la mirada

y verán). Por eso su mirada penetra, ve desde muchos kilómetros

un animalito, tiene gran velocidad y se eleva a grandes alturas, por eso

San Juan es representado por el águila, porque él es el que más habla

directamente, penetra en lo que es la divinidad de NSJC: Empieza

su Evangelio “en el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios y el

Verbo era Dios...” comienzo sublime del Evangelio, rasgando ya todos

los velos que cubren e impiden ver la divinidad de Cristo. Porque su

corazón limpio de discípulo virgen, casto, le permitió discernir más

profundamente la divinidad de Cristo (bienaventurados los corazones limpios, porque ellos verán a Dios) Por eso es reprensado por el águila,

el águila ve al sol, el sol es la divinidad (es decir su símbolo). El ve la

divinidad de Cristo, no se ofusca y nos describe: “... y el Verbo se hizo

carne y habitó entre nosotros”  Así empieza desde la gran altura, los

otros llegan allá después de empezar hablando, por ejemplo de

la humanidad, la anunciación, la encarnación de Cristo como San Lucas,

para después llegar a la divinidad; en cambio San Juan empieza

ya planeando en la altura de la divinidad. Donde está el Cuerpo, donde

está la Eucaristía, donde se conserva la Misa se reunirán las águilas;

o sea que aquellos que podrán todavía, a pesar de toda esa práctica

que es la negación en acto, no en tesis, (en tesis se da también, pero

no en la medida de la negación en acto) del respeto, de los signos

que nos muestran la fe, que manifiestan la fe en la presencia de

la divinidad de Cristo en la Hostia... en últimas todo se ha

ido enderezando hacia eso: se quita el Sagrario, se pisotean hostias,

se populariza (si así se puede decir), al permitir y fomentar, la

comunión en la mano, al impedir que se comulgue de rodillas, al no

poner más el platillo para recibir las partículas, se eliminan las

adoraciones públicas, se eliminan las procesiones con el Santísimo, ni

qué hablar de “las cuarenta horas”, inclusive casi se saca el Sagrario

del lugar visible de la Iglesia, es que no ven más la divinidad.

Si tuvieran la fe, no juzgamos lo que realmente pasa en sus corazones,

pero si tuvieran la fe en la divinidad de Cristo en la Eucaristía sería otro

el comportamiento, serían otras las directrices, sería otra la tendencia;

pero la tendencia actual es simplemente a profanar, a ya no ver más

en la iglesia la casa de Dios, sino la casa de la comunidad. La casa de

la comunidad donde se reúnen vecinos para la acción comunal o social,

qué se yo; porque ya no es, se ha perdido, no hay las águilas, no hay

la fe reprensada en el águila, no hay la penetración para discernir, como dice San Pablo, la diferencia que hay entre una hostia no

consagrada y una Hostia consagrada y eso sólo da la fe (hay  que pedir

la fe). Entonces “donde está el cuerpo se reunirán la águilas” los que

guarden la fe se ubicarán donde todavía quede la Presencia Real en

los Sagrarios.

 

En fin, hay muchas cosas y muy profundas en estas Escrituras de

las que solamente podemos ver una que otra para ver en qué estado

estamos para pedir la gracia de conservar la fe, pedir la gracia de

que se nos conserve la Misa, pedir la gracia de conservarnos fieles y

no ser arrastrados, de asistir a la Victoria de la Santísima Virgen.

 

El cielo y la tierra pasarán, las palabras de NS no pasarán: Es

un Misterio como el Misterio de la Pasión y la Crucifixión de Cristo,

lo que sucede hoy en la Iglesia y con la Iglesia.

Sepamos discernir: “lector, ten cuidado”, es decir ponga atención,

“cuando vieres la espantosa abominación, anunciada por el Profeta

Daniel, en el lugar Santo (lector ten cuidado)”.

 

Que la Virgen nos ayude a penetrar sus mensajes, Lourdes, Lasalette,

Fátima y la Medalla Milagrosa que es una medalla con símbolos

eminentemente apocalípticos: las doce estrellas, la Mujer de los rayos

que sobre el mundo aplasta la cabeza de la serpiente y la unión de

la Virgen a la Pasión, simbolizada en la Cruz entrelazada con la eme. Todo eso está lleno de simbolismo, la Virgen nos lo da. Todo eso no

es una cosa más, no es una superstición, es una lección, una garantía de la integridad de la fe y de la salvación.

 

¡Ave María Purísima!

 

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NOTAS:

 

"Y de él surgirán fuerzas que profanarán el santuario y abolirán el Sacrificio perpetuo y establecerán la Abominación de la Desolación"

                          (Dan. 11,31).

San Mateo (24,15): "Cuando veáis puesta en el lugar santo la Abominación de

la Desolación, la anunciada por el profeta Daniel (el que lea entienda)". O el

paralelo de San Marcos: "Cuando veáis la Abominación desoladora, puesta donde

no debiera estar (el que lea entienda)" (13,14).

 

     Según se puede deducir de los lugares del Antiguo Testamento, donde se habla

de la Abominación de la Desolación (por ejemplo, I Mac. 1,47; 50, 57 y II Mac. c.

6), la Abominación de la Desolación no es otra cosa que la sustitución del

 verdadero culto de Dios por un culto falso, ofrecido a los ídolos, o la profanación

del lugar sagrado. De ahí, la íntima relación entre la supresión del Sacrificio perpetuo

y la Abominación de la Desolación.

 

     Esto quiere decir que, al aplicar Cristo a una profecía suya, la profecía de Daniel,

la supresión del Sacrificio perpetuo estaba ya evidentemente profetizada en el

Antiguo Testamento; pues, el único Sacrificio Perpetuo, a partir del Sacrificio

del Calvario, cuando quedó abolida la antigua alianza y establecida la nueva y

eterna, es el SACRIFICIO DE LA MISA. No hay otro. Todo esto lo explica y aplica

muy acertada y exactamente el Card. Billot, en su citada obra.

 

    

     Es una lástima que el Card. Billot no cite la Tradición.  Gabrielle Rochon apostilla

así a las conclusiones del Card.  Billot: "Explicaciones enteramente de acuerdo con

los Santos  Padres de la Iglesia y toda la tradición apostólica de la Santa  Iglesia

Romana" (p. 22).

 

Una cita de San Alfonso  María de Ligorio, cuyo tenor es: "Satanás suprimirá

el  Sacrificio de la Misa, y eso se llevará acabo a causa de la  falta de fe de

los hombres" ("Zerstorung der HI. Messe in N.  0. M.", de Visser, Einsicht, febrero

 1985). Posteriormente, leí otro testimonio, (...)  de San Jerónimo: "El

Anticristo abolirá el ejercicio público del  único verdadero Sacrificio del altar" (V. S.

Jer. "in Danielem  12,11. SUB TUUM PRAESIDIUM, nº 3, 2º Trim. 1986, p. 34).

  Esto era ya sumergirse en las fuentes de la Tradición, en la Patristica. Pero...

tenían que existir más. La expectativa quedó satisfecha, al adquirir la obra del

Padre Antonio Orbe, s.j., "La Teología de San Ireneo" (B. A. C., Madrid, 1988).

   Por esta obra, me he podido enterar que San Ireneo,  testigo casi de primera

mano de la Tradición Apostólica, afirma que el Santo Sacrificio de la Nueva

Alianza será desterrado por obra del Anticristo. "Deinde et tempus tyrannidis ejus significat, in quo tempore fugabuntur sancti qui purum sacrificium offerunt Deo."

O sea: "Más tarde

  indica el tiempo de su tiranía, cuando serán perseguidos los santos que ofrecen

a Dios el sacrificio puro" (1. V, 25,4).

  Oigamos los comentarios del p. ORBE. "En ese tiempo los santos serán perseguidos

y desterrado el sacrificio puro a Dios". "Está claro -dice- lo que  Ireneo entiende por

la persecución y fuga de los santos «qui purum sacrificium offerunt Deo». Cesará con el Anticristo el Sacrificio Puro, la Eucaristía dilatada por todo el mundo entre las

gentes para glorificar el nombre del Dios Creador.... La Eucaristía será, según Daniel (9,27), eliminada durante los tres años y medio de tiranía. Contra ella se cebará singularmente el odio del Anticristo por ser el sacrificio más fructuoso para el hombre..." (O.c. III, p. 45-48).

 

     El mismo autor apoya su interpretación, citando a otros Padres. San Hipólito: "Sobrevenido él, desaparecerá el sacrificio y la libación que, ahora, en todas partes

es ofrecida a Dios por las gentes." ("De Antichristo", 64 initio; y, sobre todo, "In Danielem", IV, 49,3). Citado el en la pág. 49.

 

     Y del Pseudo-Hipólito dice que, en su obra "De

  consummatione mundi" (c. 34), se hace eco, de manera ingenua, de la Eucaristía ausente en los días del Anticristo (p. 48).

 

     Riquísima información que confirma la exactitud de la exégesis del Card. Billot.

No obstante, seguí indagando, por si encontraba algo más y efectivamente, leyendo

el Comentario "In Danielem" de Teodoreto de Ciro, encontré este elocuente e inequívoco testimonio de la Tradición:

  "Abominationem autem desolationis vocat Antichristum, mutationem continuitatis ecclesiastici cultus, ordinem ab illius infamia et rabie dissipatum et ABOLITUM."

  (Theodoretus de Cyro, "In Danielem", Oratio X, circa finem.)

  "Llama Abominación de la Desolación al Anticristo, al cambio o alteración de la continuidad del culto eclesiástico, y al orden interrumpido y ABOLIDO por su perversidad  y furor".

  Según lo interpreta Teodoreto se puede aplicar a la ruina de toda la estructura eclesial, haciendo auténticas mutaciones en la Misa y en la Liturgia sacramental.

 

     Vemos, pues, que la Tradición autoriza plenamente la exacta y clarividente exégesis del Card. Billot. "El culto de Dios -dice- dejará de ser celebrado, al menos públicamente... En una palabra: El Sacrificio de nuestros altares será proscrito, en

esos terribles días; en todas partes

será prohibido, salvo lo que se pueda hacer en la sombra subterránea de las catacumbas... O sea, algo similar a lo que les sucedía a los primeros cristianos

en tiempo de persecuciones, o a lo que ha estado sucediendo tras el telón de

acero, por ejemplo, en la Iglesia clandestina en  Checoslovaquia. Está visto que

las profecías, antes de su cumplimiento, son todas equívocas, según proclamó

Pascal.

 

     En cambio, hay testigos de la Tradición que sorprenden por hacer uso,

para expresar el hecho de la desaparición del  Sacrificio perpetuo, de un verbo de

valor estrictamente  jurídico: ABOLIR. Así San Jerónimo y Teodoreto. Ese es el

verbo que ofrecen en su traducción española, Bover-Cantera  y Ediciones Paulinas,

en los versículos de Dan. 11,31 y  12,11; así como la Biblia de Jerusalén, en

el versículo 11,3: "Abolirán el Sacrificio cotidiano... He aquí, como se expresa

la versión de los Setenta, en el versículo 31, del capítulo 11: "Kai metastésousin

ton endelejismon". El verbo I'methistemi" significa, entre otras cosas, cambiar,

sustituir, mudar, transformar; los cuales, más que un simple abolir, derogar o

abrogar, connotan algo más, se trata más bien de  OBROGARE, en latín, que

significa derogar o anular una ley,  sustituyéndola por otra. Obrogare, según

la definición de los  juristas romanos, "est legis prioris infirmandae causa, legem 

aliam ferre", o sea, consiste en promulgar una ley para anular otra anterior.

 

     De todos modos, una palabra clave, para entender el  modo de llevarse a cabo

la supresión del SACRIFICIO  PERPETUO, es un verbo que tenga sentido jurídico,

ya que  abolir, derogar, abrogar u Obrogar, o sea suprimir  legalmente, sólo lo

puede hacer el Legislador. Otro  procedimiento sería obrar contra Derecho y no

dejaría de tener sus oponentes encarnizados que, pública o clandestinamente,

se alzarían en contra de la intromisión injusta del tirano, como sucedió durante la

dura época de las  persecuciones primitivas y en todas las demás que ha habido a

lo largo de la historia. De este modo no cesaría la celebración del Sacrificio

Perpetuo como se anunció; en tanto que la profecía de Daniel da por suprimido

el Sacrificio Perpetuo.

 

    

Aquí, en la destrucción de las estructuras multiseculares de la Iglesia, llevada

a cabo en los últimos decenios exterminando a los fuertes y al pueblo de

los Santos, verificando la aniquilación con en tal suavidad que no se advierte

(Conf. Dan. 8, 25-26; Ap. 13,7). Es verdaderamente “la apostasía silenciosa”

de la que nos hablara un cardenal recientemente.

 

Si bien la supresión o derogación del Sacrificio Perpetuo y  de todo el

Orden eclesiástico carecerá de legitimidad, sin embargo, tendrá visos de

legalidad y cubrirá todas las apariencias. Satanás se valdrá para ello de

la segunda Bestia,  que con aspecto de cordero habla el lenguaje del Dragón

(Ap. c. 13).

 

     Será la obra maestra de Satanás, astucia insuperable, capaz de engañar -si

ello fuera posible- incluso a los mismos elegidos (Mat. 24,24).

 

     El profeta Daniel y San Juan no se quedaron cortos en la expresión de la

trágica realidad que intentaban pintarnos; por las deficiencias del lenguaje humano

no dieron más detalles, por eso, tuvieron que echar mano de esas macabras

visiones, con el fin de impresionar nuestra imaginación. Son imágenes

espantosas, terroríficas, en su expresión lingüística; La realidad será mucho

más desgarradora; sólo que al ser de orden espiritual, la humanidad no se

percatará de la misma. Eso es lo malo; lo verdaderamente terrorífico, que tendría

que provocar lamentos más desgarradores, que los que le inspiraron a Jeremías

la ruina de Jerusalén.

 

     ¿Es posible que esto no lo verá el 99% de la Humanidad y la mayoría de

los Pastores no lo entenderá? Por eso, pudo interrogarse, con razón, el divino

Maestro: "¿Cuando venga el Hijo del Hombre, acaso encontrará la Fe  en la tierra?"

Subrayo el artículo, pues -no sé por qué- las  versiones en lengua vulgar

suprimen dicho artículo, que  consta en el original griego. Se trata de la Fe objetiva,

la cual quedaría como eclipsada ("La Iglesia quedará en tinieblas", se nos anuncia en

el mensaje de la Salette), aun en aquellos que subjetivamente no la hayan perdido,

sin saber en muchos puntos  a qué atenerse, llenos de confusión y turbación, como

se puede observar en los diversos grupos "tradicionalistas". Sucede como durante

a Pasión de Cristo, en que se produjo la desbandada.

 

     ¿Qué explicación se podría dar a esta ceguera espiritual?

  Indudablemente, una de orden sobrenatural, de castigo por nuestros pecados,

por falta de amor a la Verdad, que nos podría salvar (Tes. II, 2, 10).

 

     Esta ceguera, tiene, además, una base psicológica, en combinación con los

misteriosos y adorables designios divinos, que sería interesante investigar.

 

     Ya dijo Pascal que, en las cosas de Dios, hay luz suficiente para los que no

desean sino ver; así como también la  suficiente oscuridad para los que tienen

la disposición  contraria. De este modo, no se pierde el mérito de ver, ni la

responsabilidad del rechazo. 

 

     Ese lado oscuro lo es mucho más, cuando se trata de  profecías antes de

cumplirse. "Las profecías son equívocas;  sólo después de su cumplimiento

desaparece la ambigüedad" (Pascal).

 

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