SALONES BURREROS DEL CARNAVAL DE BARRANQUILLA
(Primera Parte)


Mariano Candela: En el día de hoy damos comienzo a las tertulias organizadas por el Centro de Documentación Musical del Río Magdalena y el Caribe Colombiano, proyecto de Comfamiliar del Atlántico mediante convenio con la Universidad del Atlántico, para el ciclo correspondiente a 1999.

Antes de Carnavales realizaremos dos tertulias: la de hoy y la del próximo 3 de febrero, que tratará sobre “La música y los versos de las danzas de congos del Carnaval de Barranquilla”. Y hoy, como ustedes ya saben, el tema a realizar es el de “Los salones burreros y los salones populares en el Carnaval de Barranquilla”, como los primeros espacios organizados presentados en el Carnaval de Barranquilla desde el siglo pasado hasta más o menos los años 40 y 50, y que de todos modos han tenido que ver con toda esta historia que se realizó inicialmente. Esta noche me acompaña en la mesa la directora del Centro Cultural Comfamiliar, Carmen Alvarado de Escorcia, también está Rafael Campo Miranda quien ha tenido mucho que ver con la historia musical de la ciudad, de los Carnavales, de la región y del país. Y el invitado especial esta noche, Alfredo De la Espriella, a quien ustedes conocen por su amplia experiencia en escritos e investigaciones sobre el Carnaval de Barranquilla, en especial en este tema. Otro invitado, el amigo Marco T. Barros se excusó por encontrarse su señora esposa delicada de salud, sabemos que él es un asiduo asistente a nuestras tertulias.

Desde que conocí los escritos en la revista Barranquilla Gráfica a pesar de estar adolescente, me llamaron la atención los escritos de Alfredo De la Espriella, en especial los que trataban de la presencia de los Salones Burreros y los Salones Populares unos cincuenta años atrás o un siglo atrás. En cierta medida los balanceaba o los comparaba un poco con lo que uno vivía en ese momento que eran las famosas verbenas de los barrios populares. En ese momento las verbenas comenzaron a aparecer en las calles cercadas; los bailes de Carnaval que existieron en la década del 60 todavía son vestigios de lo que alguna vez se llamó los “asaltos”, posteriormente las casetas, y eran sitios para mí realmente de encuentros, de convivencia pacífica en el Carnaval de Barranquilla. La pregunta obvia y para iniciar esta tertulia con Alfredo es ¿Cómo eran esos Salones Burreros según la información que tú has manejado desde la fecha que se iniciaron, siglo XIX o siglo pasado?

Alfredo De la Espriella: Empiezo por decirte que yo no los conocí, pero en realidad por tradiciones orales muy respetables y por la cual siempre me interesé, ya que conocí mucha gente octogenaria que sí los disfrutaron, me contaron como eran aquellos espacios, que desde mucho antes que se organizara el Carnaval, cuando el Club Barranquilla se decidió a aportar para que las fiestas tuviera esplendor y apoyaron a la gente para que tuvieran la oportunidad de disfrutar mejor, llevándole música, trago, disfraces, etc. Entonces eran unos sitios despoblados donde se reun&iacutE;an, se convocaban. Habían espacios reservados para el que quisiera bailar, echar una curruchadita, eso era irse con la monacuca guayabera, y posteriormente eso tuvo historia muy folclórica y muy vernácula, porque cuando se hizo el Carioca, que fue un salón burrero pero con caché. Allí iba la monacuca guayabera acompañada obviamente de su monocuco, pero como él le sacaba el número, o sea la plaquita, allá en la alcaldía que valía 20 centavos, la traía acá, bailaba con ella toda la noche y la gente decía que se había levantado su numerito. En aquel entonces simplemente había un espacio para bailar. Le llamaban burreros por los burros, porque eran campesinos que venían como si hoy usted va en un jeep y le dijeran salones jeeperos porque parquea el jeep. Ellos parqueaban los burros, allí estaban, bailaban y se acabó. Pero únicamente los tres días, porque es que han cambiado mucho las costumbres, hoy el Carnaval empieza en agosto. Entonces no, el Carnaval es una fiesta precuaresmal y como fiesta precuaresmal que está plenamente admitida y hasta bendecida, empieza el domingo: domingo, lunes y el martes se acabó la parranda. En aquel tiempo en los bailes de Cartagena, del pie de la Popa, que es de donde viene la costumbre, autorizaban el 20 de enero día de San Sebastián, patrono de Cartagena, le daban licencia al pueblo para que se divirtiera en la verbenas, de ahí viene luego la palabra verbena involucrada a esas fiestas populares que se hacían para empatar con el dos de febrero que era la Candelaria, patrona de Cartagena también y patrona de los negros de esa zona de Chambacú y ahí bailaban en la calle. Allá no se llamaron nunca Salones Burreros, pero aquí se les dio por las circunstancias que ya sabemos. Y viene de allá que el 20 de enero se otorgaba una licencia especial que era el bando, que hemos celebrado todos los años aquí en el Museo Romántico evocando esa vieja tradición. De sacarle partido al ridículo con el disfraz que llevaban los ujieres, los ministriles, etc., y que era una farsa muy simpática porque la persona escogida por lo regular era un artesano, un hombre del pueblo, pero ingenioso, que escribía unos versos, unas décimas y hacía lo contrario de lo que se debería hacer: ordenaba que se bailara, que se divirtiera, que se disfrazara, porque el Carnaval era eso: disfraz, y todo el mundo empezaba a partir de entonces. Pero no era que todos los días iba a salir en la guachafita, eso era nada más el veinte y se autorizaba uno o dos días en la fiestas de verbenas, las verbenas de la candelaria hasta el día dos. Pero como el Carnaval es un ciclo que ustedes saben que si este año tocó el trece sábado de Batalla de Flores, el año entrante son siete días después y tocará el veinte y el otro año el 27 y pega hasta marzo, después regresa al primero o dos de febrero y así sucesivamente, ese es el ciclo cuaresmal. Entonces muchas veces quedaba el Carnaval lejos del dos y pedían prórroga...

Público: Risas.

A. De la E: Y en esa prórroga segu&iacutE;a la guachafita también y el pleque-pleque, como se dice el coge-coge. Eso se hacía el sábado por la noche, nada más. Pero como Barranquilla es más lisonjera, cuando ya empezó a popularizarse aquí, entonces la gente pedía que se prorrogara hasta el domingo. Se quedó sábado y domingo y más tarde jueves, de modo que tuvimos salones jueves, sábado y domingo, y cada quien llevaba su instrumento, sus tambores, guacharacas, matracas, maracas, lo que fuera. Pero cuando el Club Barranquilla en 1899 -hace 100 años exactamente, lo comentamos el día del Bando- nombró presidentes del Carnaval, se comprometía la presidencia del Carnaval a llevarle gratuitamente al pueblo todo: el trago, la música. ¿Que tocaban? la música que ellos mismos se ingeniaban, la música que ellos mismos creaban, porque ya con la flauta en los labios, las manos en los tambores, eran creativos y tocaban, Posiblemente, se llamaban en términos generales fandango, eran los fandangos de Carnaval, y de ahí fueron surgiendo los demás ritmos que poco a poco se fueron identificando como el porro, el mapalé, el chandé, etc., que ya ustedes conocen. Pero dentro de ese marco lo gracioso, lo pintoresco, lo simpático, era, primero que todo era gratis, nada pagado, se quería hacerle un tributo al pueblo para que estuviera contento esos días y se le daba gratis todo. Eso fue por muchos años, hasta 1922 cuando ya empezaron a constituirse aquí en Barranquilla una especie de salones y la palabra burrero fue desapareciendo y ya se convirtieron en los salones mercantiles, ya se cobraba entrada y ya había orquestas populares. Entonces eran bandas que había por montones y por eso fungieron muchísimo y eran muy simpática hastas que se fundó en el ańo 1929 el mejor de todos, que fue el Salón Carioca, pero ya existía en la Calle de las Vacas el que fue gran Salón Burrero de Barranquilla, y donde en el año 1972 con el Carnaval de Margarita Rosa Donado hicimos un homenaje a los 100 años, según las tradiciones orales, de que habían empezado esos bailes en Barranquilla que es donde estuvo el Teatro la Bamba. Ese fue el antiguo Circo de Toros y anteriormente habían estado allí los Salones Burreros de esa época. Entonces quisimos hacerle un homenaje y realizamos una fiestecita con la reina, pero ya desaparecido por completo el nombre, la gente se olvido de los Salones Burreros y nadie más habló de ellos, simplemente se tenía como una relación de que eran bailes gratuitos. Cuando se habla de Salón Burrero en el Paseo de Bolívar, en realidad nunca en el Paseo de Bolívar hubo Salón Burrero.

MC: ¿Pero en la Plaza de San Nicolás si hubo?

A. De la E: Tampoco. Mucho menos, porque estaba frente a la puerta de la iglesia y la iglesia no podía permitir eso.

Público: Risas.

A. De la E: Por cierto que tengo una anécdota muy simpática con Esthercita. Esthercita se fue a vivir al barrio El Silencio entonces le dije “Bueno hasta aquí llegó El Silencio, Esther Forero, porque contigo la cosa va a ser”. Y de pronto me llama un día, hace unos diez Carnavales, y me dice “Alfre, yo voy a volver a recuperar los Salones Burreros y voy a hacer aquí en El Silencio un Salón Burrero”, y le dije yo “Bueno magnífico, estupendo.” Porque entre otras, yo fui por espacio de 25 años Secretario de la Junta de Carnaval y siempre le proponía a todas las capitanas, a todas las reinas de los barrios -porque apenas en 1942 fue que se creó el título de soberana para los barrios populares- que en lugar de llamarse reinas se llamaran capitanas más bien; y que para revivir y rescatar las tradiciones de las danzas, que se estaban perdiendo porque ya no salían sino unas siete u ocho hombre, una fuera la capitana del Garabato digamos, que ya no salía como danza; el Pío-pío Gavilán, que ya no salía como danza; la Burra Mocha, que tampoco salía; la Chiva, que tampoco salía; todas esas, que eran danzas que entre otras cosas iban a bailar a los Salones Burreros. Y entonces ninguna quiso porque decían “Ajá, y si me toca la Burra Mocha, me van llamar la Capitana de la Burra Mocha”.

Público: Risas.

A. De la E: Entonces Esther me llama un día aterrada porque el único sitio que había para poner un Salón Burrero quedaba exactamente al lado de la iglesia de la parroquia. Entonces el padre me llamó y me dijo “Don Alfredo, aquí está una señora que dice que hay que hacer un Salón Burrero aquí y ella me dijo que usted era el inventor, el promotor de eso.”

Público: Risas.

A. De la E: Yo le di mi visto bueno y dijo que si que claro pero “Yo voy a hablar con el Obispo porque es imposible. ¿Como me van a montar aquí un ´Salón Burrero´ -Una palabra así como tan ordinaria- aquí al lado de la iglesia?”. Entonces me llama el Obispo y me echa el mismo cuento y que le habían dicho “Vea señora, haga el Salón Burrero, pero ruédelo un poquitico, ruédelo más para allá”. Le digo al obispo, en chanza claro, “Vea Señor Obispo, yo creo que más bien usted va a tener que rodar la iglesia...”

Público: Risas.

A. De la E: “...porque esto se va a complicar, aquí vamos a tener un solo con este Salón”. Bueno, nunca se hizo. Ni se volvieron tampoco a hacer, es que no se han vuelto a hacer. Yo si diría que sería fantástico volver a la Bamba, que creo que está desocupada...

MC: No, no. Ahí hay un poco de almacenes, de materiales y cosas de esas.

A. De la E: No, para ponerlo allá, porque en realidad la Calle de las Vacas es la calle matriz de Barranquilla. Ahora que fue ampliada yo se lo dije al alcalde y a toda esa gente, además se publicó un artículo sobre eso. La calle matriz de Barranquilla es esa, el camellón Abello, que llamaron antiguamente, era la Calle Ancha, y la Calle Ancha era la calle del poblado, el ágora pública donde había todas las concentraciones populares. Pero el Carnaval no lo tenía, únicamente en 1903 después de la famosa y tristemente célebre Guerra de los Mil Días, cuando al general Heriberto Vengoechea se le ocurrió que para celebrar la paz de Wisconsin en noviembre del año 1902, en el Carnaval del año 1903 se hiciera una batalla, pero no de plomo como allá arriba, sino de flores acá abajo y entonces muy buena idea, muy acogida y se prestó el Camellón, ya era Camellón no era Calle Ancha, para hacer una corte a la manera de los italianos, bellísimo, y a partir de entonces no solamente se constituyó un programa más de Carnaval sino que se le concedió licencia para que el sábado se incorporara y ya no fueron tres sino cuatro días de Carnaval a partir de entonces. Pero ya los salones no volvieron, nunca más se bailó en el Paseo. Muchísimos años después, ya yo estoy en el Sena. En 1950 siendo Edith Munárriz reina del Carnaval, la coronamos ahí en el Paseo, porque el periódico el Nacional comenzó a hacer una campaña de que como era posible que las reinas se coronaban en teatros, en clubes, la gente no tenía la oportunidad de ver su reina, eso debería hacerse al aire libre. Entonces, como Toña Vengoechea en el año 1923, cuando se realiz&oacutE; el primer carnaval por elección popular, no quiso coronarse sino en el Camellón y el alcalde Leonardo Falquez la coronó, yo dije “Hombre, vamos a hacer esta coronación aquí.” Y fue en el 1950 y en el 1951 cuando hicimos esas dos coronaciones, que por cierto tengo una anécdota muy simpática. Bueno, digamos que hubo Salón Burrero desde el punto de vista que todo el mundo bailó ahí, es decir, se cerró el Paseo de Bolívar y todo el mundo bailó ahí y se coronaron las reinas populares ahí. Pero recuerdo una anécdota: cuando yo solté la idea me la aprobó todo el mundo, Gobernador, Alcalde, los miembros, menos el comandante de la Segunda Brigada, una napoleoncito que se paró en seguida y dijo que de ninguna manera, había estado de sitio en Barranquilla, en Colombia y que no se podía hacer eso. Entonces el Gobernador, que era Rafael Gerlein y Villate, le dijo “Mi Coronel un momentico, vea, esto es distinto. Usted no conoce como son las cosas aquí. Aquí podemos hacer esto sin que pase nada, ni puede haber nada”. “Pues no señor. Voy a hablar con el Ministro de Guerra inmediatamente”. Y entonces viene Rafael y dice “Un momentico, yo voy a hablar con el Presidente”.

Público: Risas.

A. De la E: Y entonces llamó a Ospina Pérez y Ospina Pérez dijo “Hágame el favor y me hace el Carnaval en la calle y me saca a todo el mundo y que baile todo el mundo”. Si eso es lo que quería el país, que todo el mundo bailara. Y se hizo la coronación. Estupendo, fue un espectáculo lindísimo, concurridísimo. Y se hizo, pero no a manera de Salón Burrero, lo hicimos simplemente en el ágora pública y se hizo dos años nada más. Después, en la década de los 70, se volvieron a coronar otras reinas allá.

MC: Popularmente.

A. De la E: Popularmente. Pero entonces se convirtieron en cantinas y se tiraron todo el pastel, porque eso si dañó todo, el espacio...

MC: La seguridad.

A. De la E: ... la seguridad, esas cuestiones.

MC: Alfredo, hay un elemento, ahora que tu mencionas esto, porque el hermano del prebístero Pedro Rebollo, Andrés Rebollo, en unas crónicas que hizo a mediados de la década de los 30, hacia 1936, intentó hacer un resumen más o menos de los salones bailables del siglo pasado. Y el mencionaba que los primeros se hicieron en la Plaza de San Nicolás. Después dice que, poco a poco, hacia finales del siglo se fueron trasladando, quizá por el desarrollo de la ciudad, hacia los sectores por donde queda hoy la Biblioteca Departamental, la Calle del Camposanto, después estuvo la 30, la Calle de las Vacas...

A. De la E: A la Plaza Siete Abril, que es hoy la Cafetería Almendra Tropical, ahí se hacía el Entierro, la Conquista.

MC: En la plaza de San Mateo.

A. De la E: En la Plaza de San Mateo, que es detrás de la Biblioteca. Ese fue el antiguo cementerio de Barranquilla. Entonces esa era una plaza donde siempre se concentraban los políticos para sus discursos y fue siempre un poco Carnavalera, pero como ahí vivía mucha gente, había mucha residencia, pues tampoco era así como tan popular, pero lo que decía el hermano del Padre Rebollo era referencia a lo que él había vivido porque en esa época se trataron de concentrar ahí, pero la iglesia los quitó. Se iban a la Plaza de la Aduana, donde está construido hoy el edificio, eso era un arenal espantoso que había comprado el gobierno a doña María Rodríguez y por eso la llamaban La María, porque era una finca de propiedad de dońa María Rodríguez Diago. Y tiene bastante historia en Barranquilla, ahí se jugaron los primeros partidos de fútbol, de béisbol, ahí hay bastante historia. Y luego, las cumbiambas, porque las cumbiambas ahora caminan, entonces no caminaban. La cumbiamba era un sitio donde se reunían a bailar la cumbia, y tenía fama ese sector. En los salones burreros no había cumbiamba, no existía eso. El Salón era para bailar disfrazado. Eso sí, todo el mundo tenía que entrar con disfraz, a nadie se le permitía ningún otro vestido, sino disfraz, fuera de eso no. Allí era gratis, trago y la niña que llevaban yo no sé, pero en todo caso el afán era que se divirtieran. Después, cuando surgió el Carioca en la Calle del Dividivi. ¿Cuál es la Calle del Dividivi?

Mujer del público: ¡Murillo!

A. De la E: ¡Ah, que bueno! Están enterados.

MC: Alfredo, un momentico. Antes de llegar a lo del Carioca, porque quiero ir como redondeando el ambiente de los Salones Burreros. Según las crónicas de Rebollo y tu también lo has comentado mucho, existía en el fondo del Salón Burrero, en el fondo, como especie de trono en el cual se supone que debían llegar las autoridades carnavaleras y las de ese momento que eran los invitados especiales que en ese tiempo entiendo eran cuatro personajes: existían un presidente, una presidenta, un vicepresidente y una vicepresidenta.

A. De la E: Correcto. Y ellos llevaban...

MC: Que eran los que abrían el baile y mientras ellos no bailaban primero nadie se atrevía a bailar.

A. De la E: Nadie porque eso formaba parte del protocolo y la cortesía y del respeto. Cuando la primera reina, en el año 1918, Alicia Lafourie Roncallo, esa fue la primera reina que fue a un Salón Burrero, que fue un acontecimiento. No bailó con nadie, sencillamente iba. La primera que bailó y fue otro acontecimiento y ese más reciente fue Niní Munarriz, una reina lindísima, preciosa; el alcalde era Rafael Roncallo de doble ancho, era una cosa impresionantemente gorda y gruesa y alcalde, jocundo, compositor, bohemio, tu lo conociste, yo también y todo el mundo, y era una fantasía. Después de coronada ella solemnemente en el Teatro Apolo, hoy el Metro, salieron por la Calle Caracas con todas las cumbiambas, bajaron por Líbano y cuando llegaron a la esquina de Murillo o Dividivi con Líbano, la gente y todo eso, se bajó él con la reina, con Niní, la estaban esperando allá en el Club Barranquilla para abrir el baile y entró, bailó la primera pieza con ella, que entonces estaba de moda el guereguere. Como se acostumbraba el barato, el barato era una tradición muy buena, desde los Salones Burreros se pedía el barato, muchas veces se hacía con mucha venia y mucho placer, otras veces era imposible porque había gente que para fregarle la pita al otro le quitaba la pareja y no lo dejaba bailar con la enamorada...

Público: Risas.

A. De la E: ... y entonces se formaban los líos del caso. Y viene Roncallo y le entrega a una de las parejas. El parejo que le entregó era uno de los hombres más simpáticos, má jocundo, más gracioso, más pintoresco que ha tenido Barranquilla, que fue el negro Adán...

Público: Risas.

A. De la E: Entonces eso fue un espectáculo, aquel hombre grandote, gracioso y aquella niñita que parecía un viveló francés. Eso fue celebradísimo, una cosa increíble. Total, la pareja que hacían, pues el contraste que había, pero simpático. Y en el Club Barranquilla no venía la niña, porque además de bailar el Guerere bailaba Jamón con Yuca, que estaba de moda, entonces estaba otro para bailar La vaca vieja...

Público: Risas.

A. De la E: No, si. Todas esas cosas que estaban de moda y que era la música que se tocaba naturalmente en aquel tiempo. Ya había orquestas, estaba la orquesta de nuestro viejo amigo Lastra, Primavera, y había otra que se llamaba Lira del Caribe...

MC: Lira del Atlántico.

A. De la E: Lira del Atlántico muy famosa, y ya se tocaba mucho el porro, esa época empezaba porque en el año 30, ahora que hablamos de eso, los dos primeros porros que se tocaron fueron los que trajo y había compuesto otro gran compositor barranquillero, que había grabado en Nueva York con la RCA Victor, Camacho y Cano. Había grabado "Oyeme Lorenza", que se hizo famosísima.

MC: Y había grabado el primer tema al Carnaval que precisamente lo grabó en Nueva York en ese año. Alfredo, un paréntesis allí antes de entrar a esa década. Ese era el Salón Burrero donde fundamentalmente el grueso de la población, del populacho, la gente popular, incluida la gente que llegaba de la zona del río, de los pueblos cercanos, que llegaban allí se divertían. Los otros sectores de la ciudad, los dirigentes, los comerciantes, los que manejaban la ciudad en ese momento, a nivel económico y a nivel de la parte política, ¿A dónde iban a bailar?

A. De la E: Habían tres: sus propias casas, era muy tradicional. Había aquí familias muy tradicionales que tenían un baile de Carnaval, el domingo o el lunes o el martes, y ofrecían su baile de Carnaval. Otros, el Club. Entonces había el Club Barranquilla y las colonias radicadas aquí.

MC: Eso ya es como a finales del siglo pasado y en el comienzo de este.

A. De la E: Claro. El Club Barranquilla se fundó el doce de octubre de 1888 y después con las guerras hubo un cambio allí y se volvió otra vez, digamos, a fundar el siete de diciembre del añ 1907. Tuvo dos etapas. Pero los alemanes fueron los primeros que fundaron un Club y los alemanes eran carnavaleros, pero inmensamente carnavaleros. Hacían fiestas de Carnaval, antes que nosotros, en su Club. Dejaron huella increíble, porque ellos hacían máscaras, cabezas, los famosos cabezones que ustedes han visto del carnaval eso es obra del Carnaval de Munich, ellos trajeron aquí todas esas cosas, y hacían su Carnaval. Los italianos tenían también su Carnaval, ellos tenían el Carnaval de Venecia. Eran las dos más fuertes colonias. Los españoles también tenían, pero no fueron tan carnavaleros. Los verdaderamente carnavaleros fueron los alemanes, toda la vida, siempre que tuvieron club en Barranquilla hacían los mejores bailes del Carnaval y los italianos. Y después el Teatro Emiliano. El Teatro Emiliano fue un teatro bellísimo, que actualmente nosotros hicimos la réplica del teatro aquí en el Museo Romántico, y tenía bailes de Carnaval; el domingo era el gran baile elegante de Carnaval. Por cierto que el primer baile grande de Carnaval del siglo, lo inauguró el Presidente de la Rep&ucaute;blica que era el General Rafael Reyes, que vino a Barranquilla de casualidad, no vino al Carnaval. Pasó por aquí, estaba aquí, lo invitaron a la Batalla de Flores y después al gran baile. Ahí tenemos fotografías, ya de todo eso sí tenemos fotografías, muchas fotografías de toda esa época que las hemos publicado en la revista Barranquilla, y en la revista esa que yo hice, el libro llenarlo antes.

nadie se atrevía a ir una fiesta pues podía comer pavo y entonces ninguna niña no iba segura, no iba a calentar silleta, tenía que llevar su tarjetica con los enamorados o las personas que querían hacerle el honor y bailaban las piesesitas que eran de rigor, que era la música europea, los valses, las contradanzas y después se metieron los pasillos y después, pásmense ustedes, ¡el tango! El tango en la Argentina estaba prohibido en la clase alta, porque decían que era una pieza arrabal, la bailaban allááen los bajos fondos, y resulta que aquí fue en los altos...

Público: Risas

A De La E: ...se bailaba La cumparsita, se bailaba El choclo, se bailaba aquella otra tan linda, El tango azul; todavía Gardel no funcionaba, era ese tipo de tango. Pero el suceso grande fue el que yo te conté, tu tienes aquí la...

MC: Si, espérate que quiero que le mostremos al público primero un popurrí que hemos preparado en el sentido que a los salones populares de Barranquilla, sobre todo a los Salones Burreros de mediados del siglo pasado comenzaron a aparecer en los Carnavales los formatos diversos de la música popular nuestra, como fueron los gaiteros, los cañamilleros, las bandas e inclusive posteriormente comenzaron a aparecer alguno que otro grupo de acordeón que no solamente venía de los lados del Magdalena viejo, porque seún algunas investigaciones de algunos colegas, por ejemplo de Manuel Huertas en Sincelejo, tiene un pequeño dato interesante en un escrito que hizo sobre Pola Berté, que fue una bailadora de fandango de comienzos de siglo. El trae un dato allí que siempre me ha llamado la atención, y es que habla de un acordeonero que se conocía como Pedrito Alcuerque y que ya en 1910 este personaje había logrado mezclar el acordeón con algunos instrumentos de viento, lo que nosotros conocimos en los años 60 a nivel discográfico con Los Corraleros de Majagual. El reproduce un pequeño texto donde describe porque se da ese fenómeno de este personaje de mezclar el acordeón con instrumentos como el bombardino, el saxofón o el clarinete, y habla de que hubo un gran incendio y que la mayoría de los instrumentos de los músicos se quemaron, e inclusive algunos músicos también perecieron en ese incendio que hubo en Sincelejo a comienzos de siglo y estos músicos, a la hora de verdad músicos, no les importó que para hacer música había que mezclarse, así fueran dos formatos musicales diferentes, el acordeón y los instrumentos de viento de las bandas de la Sabana de Bolívar formándose así, quizás el primer grupo corralero que se conoció en este siglo en nuestraregión. Entonces vamos a escuchar un breve fragmento de estos cuatro formatos porque es interesante para la historia musical nuestra y para lo que ha sido la música popular, en la cual estos formatos comenzaron a aparecer y tener protagonismo en el Carnaval de Barranquilla a través de estos salones populares.

- Se escucha la grabación de un pppopurrí-

Sigue...


Playa, Brisa, Mar
Indice del libro
Música y coplas de Congos

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