Tomás Martín Feuillet (1834-1862)

Nació en la Chorrera el 17 de septiembre de 1834.
Poco después de su nacimiento fue entregado a los esposos Martín Feuillet, quienes lo criaron como su hijo. Hace algunos estudios en Panamá y luego los prosigue en Bogotá y Jamaica.
No pudo continuar sus estudios debido auna enfermedad que le dejó lisiado de una pierna. Fue secretario particular de Julio Arboleda en el Perú y a su regreso con él de una peligrosa Misión muere asesinado por los indios bijaos en 1862.

Feuillet es el representante típico del poeta romántico. En su obra se destacan temas tales como: "el pesimismo, la melancolía, la tristeza, el hastío de la vida y el presentimiento de la muerte cercana".

El poema que le ha valido reconocimiento nacional ha sido sin duda : "La Flor del Espíritu Santo", dedicado a la flor nacional de Panamá.

 


Flor del Espíritu Santo


De nuestros bosques en lo más recóndito
bajo altísimos techos de verdor,
erguida crece entre peñascos áridos
una preciosa, peregrina flor.

Oculta siempre a las miradas, tímida,
entre la espesa selva en que se ve,
por miedo acaso de que airado el ábrego,
con su flexible tallo en tierra dé.

Ella no obstenta ni brillante púrpura,
ni matices de gualda y de carmín;
mas son de nieve sus hermosos pétalos,
más blanco que azucena, que jazmín.

La flor es esa que del Santo Espirítu
he escuchado llamar desde que nací,
y en cuyo cáliz el perfecto símbolo
de esa imagen divina siempre vi.
Ah! yo recuerdo que en mi infancia plácida
con respeto a esas flores me acerqué,
porque juzgaba en mi inociencia cándida
que eran emblema de piadosa fe.

Y me han contado que querubes y ángeles
las vienen en la noche a custodiar,
para impedir que de sus tallos débiles
las arranquen los vientos al pasar.

[...]

De nuestra patria las hermosas sílfides
orlan con ella su hechicera sien,
para que unidas a sus rizos de ébano,
aun más encanto en sus encantos den.

Y allí resalta su hermosura nítida,
y luce más su virginal color
como del cielo en la azulada bóveda
luce de las estrellas el fulgor.

Y en esa flor encantandora , mística,
de nuestros climas, exclusivo don;
nuestros campos adorna con su mérito,
pero nunca se ve en otra región.

Y por eso el viajero del Atlántico,
que bellas flores en Europa vio,
quedan admirado ante la flor de América,
que sin cultivo y riego aquí nació.

[...]

Sí, vos, señora, que escuchais mi cántico,
ejemplo sois de que no miento yo,
porque aún del Sena en las floridas márgenes
vuestra belleza, sin rival brilló.
Y cuando vieron vuestra faz angélica,
os admiraron dignamente allá,
como a la hermosa perla del Pacífico
y a la más bella flor de Panamá!

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Ah! cuando a fuerza de tormentos hórridos
cese de palpitar mi corazón;
cuando deje esta vida triste y mísera,
para dormir tranquilo en el Panteón.

Yó sé que nadie verterá una lágrima,
y ojalá que siquiera por favor,
alguien coloque en mi enlutado féretro
del Espíritu Santo alguna flor!


Otros poemas: Retrato / Fe, Esperanza y Caridad


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