Fundacion de Mexico escrito por Fray Juan de Torquemada.
...dicen las historias antiguas, que yo he visto, y con suma diligencia examinado, que luego que llegaron los de la familia mexicana a estas riberas de la laguna, estuvieron, como peregrinos, y sin ciudad, vagueando de unas partes a otras, mas de cinquenta años, hasta que presos, y cautivos, de los Aculhuas de Colhuacan se entraron en la laguna, y como tenian su oraculo, y respuesta de su sitio, fueronlo buscando, por entre los carrizos, y el espesura de junicias, y otras yerbas, que en la dicha laguna dulce, se criaban, como en el Libro de su Peregrinación, y venida, se cuenta, diciendo aqui solamente, aquello, que hace a este proposito, lo cual sucedió de esta manera.
Para mejor acertar (y no errar en nada, conforme a su determinación) juntaronse los mexicanos, en un lugar, llamado Temazcaltitlan, que es muy metido en la laguna, y algo cerca de el sitio, que ahora tiene la Ciudad; y consultando su cuidado (como aquellos que ya deseaban reposo) salió determinado, comprometer en dos de sus sacerdotes, llamado el uno Axolohua, y el otro, Cuauhcoatl, y encomendandoles el caso, les pidieron con muchos ruegos, que con mucha diligencia anduviesen, por todos aquellos carrizos, y juniciales (de que toda la laguna estaba llena, y espesisima) y eligiesen lugar seguro, y bueno, donde poblar. Aceptaron los sacerdotes la petición de el Pueblo; y tomando en sus manos unos bordones (en que poder hacer fuerza, para saltar pasos malos, y lugares divididos de el agua) fueron por entre las cañas, y junicia, buscando camino, y lugares menos espesos, por donde pasar; y habiendo apartadose de su gente, un breve trecho, vieron enmedio de los carrizos, o cañaverales, un lugar pequeño de tierra enjuta, y enmedio de él, el Tenuchtl y alderredor de el pequeño sitio de tierra, un agua muy verde, que cercaba el dicho lugar, y era tan viva si fineza, que parecian sus visos, muy finas esmeraldas. Llegados a este lugar, y habiendo visto la particularidad de sus aguas, y contemplando la singular, y nunca vista visión, quedaron admirados, y suspensos, en la consideración de el fin, que podia tener. Luego repentinamente desaparecio Axolohua, sumiendose en lo hondo de el agua verde, sin saber quien lo hubiese sumido. Viendo el compañero, que quedaba, lo que habia pasado, lleno de temor, y asombro, se fue a su gente, a contarles lo que habia pasado, y darles aviso del singular caso.
Quedaron los mexicanos tristes, y confusos, cuando lo oyeron, y cada cual, hacia el sentimiento, que mas podia, por lo sucedido, no sabiendo cosa cierta a que atribuirlo; pero estando ellos en esta confusion, y pasmo, hechando juicios, y dando suspiros de su desgracia, y muy cercados de tristeza, aparecio Axolohua otro dia despues a la misma hora, que le habia sumido en el agua y fue a la presencia de sus mexicanos, los cuales viendolo, quedaron mas asombrados, que antes lo habian estado, y con mas admiración (entonces) que tristes habian estado. El cual los saludo, y aseguro de todo mal, y daño, y recibiendolo con amor, y caricia los mexicanos, le digeron: Seas bienvenido Axolohua, que te certificamos, que nos has puesto, y tenido harto confunsos, y cuidadosos, despues que Cuauhcoatl, tu compañero, nos contó, lo que a el, y a ti, os habia pasado. No temais mexicanos (dijo Axolohua) de lo que habeis sabido, porque aunque es verdad, que yo me sumi en el agua, en presencia de Cuauhcoatl, fue con particular misterio; porque en el interior de ella, vi a uno (por cuyo poder yo llegue a aquel lugar) que dijo llamarse Tlaloc y me habló de esta manera: Sea bien venido mi querido hijo Huitzilopochtli con su pueblo: diles a todos esos mexicanos, tus compañeros, que este es el lugar donde han de poblar, y hacer la cabeza de su señorio, y que aqui veran ensalsadas sus generaciones. Este lugar, es donde ahora esta edificada la Iglesia Mayor, y Plaza de la Ciudad [actualmente la Catedral y Zocalo].
Oyeron los confusos mexicanos, con atención, las alegres nuevas, y cercados de gozo, y alegria, se movieron todos a ver el prodigioso lugar, confesando, que ya habia tenido fin su peregrinación, y que aquel era el lugar de su Tierra prometida.
Habiendo visto el lugar, y estando certificados (por las palabras del oraculo, referidas por Axolohua) de que aquel era el de su población, y que ya no tenian que tener, ni que andar, en busca de nuevos sitios, comenzaron a ranchearle a la redonda de el tenuchtli, haciendo chozas, y ramadas de junicia, y cañas (como cada uno mas podía) limpiaron aquel lugar, donde hallaron el tenuchtli, y juntamente lo ensancharon con cespedes, que de lo hondo de el agua sacaron, y de alli adelante, lo tuvieron y estimaron por divino, y sobre todos los demas, por mas maravilloso, tomandolo por armas, y memoria de su señorio, y prospera fortuna. Este sitio duro muy honrado, y venerado, hasta la venido de los españoles, que con ella, y haber hinchido, y llenado de tierra todos aquellos lugares, perdio su nombre, y estimación gentilicia.
Puestos en este lugar, pasaban su vida, pobre, y miserablemente, comiendo de la enea, o tule, y este fue el origen de esta gran ciudad, y el principio que tuvo, pareciendose a la de Roma, en su población, en haber sido de familias descarriadas, agorada por la visión de el tunal, y piedra, como de Roma, de los doce Buitres, fue poblada de gente descarriada, y que hacía su habitación en lo campos, en casillas humiles y pobres: que es lo mismo, que de esta hemos contado, de manera, que si Mexico comenzó con prodigiosos, y humildes principios, lo mismo fue de Roma. De los primeros que llegaron a la fundación de esta ciudad, se halla haber sido cuatro muy señalados; el uno llamado, Aatzin, Ahueyotl, Tenuch, y Ozelopan. Esto hallé en unos cantares antiquisimos, que tratan de la fundación de esta ciudad, y no sabre dar razon, si fueron de las nueve cabezas o capitanes, que acaudillaban a las nueve familias, que llegaron al primer sitio de Chapoltepec, o hijos, y descendientes de ellos; porque la confusión de las historias antiguas no dan mas luz.
Solo puedo afirmar, que el principio, y origen de esta gran ciudad, es lo que tengo referido, por la manera, y modo que el capitulo lo ha contado.
Monarquia Indiana. Escrita por Fray Juan de Torquemada.
Tomo Primero. Libro Tercero. Capitulo XXII "De la Ciudad de Mexico, de su principio y fundación". Pag. 288-91
Editorial Porrua, S.A. Mexico, 1975.
Anahuak: 3-Tochtli, 1-Cipactli, 4-Cuetzpallin //\\ 3-Conejo, 1-Cocodrilo, 4-Lagartija
UE: Julio 31, 2002