¿POR QUÉ FRACASAN?

 

Al cierre de esta edición se cumplían 48 hs del paro ordenado por la alianza de burócratas sindicales, grandes empresarios y partidos del puntofijismo. El fracaso era evidente aunque los medios de comunicación mercenarios –que son parte esencial de este frente– se empeñan en seguir actuando como alquimistas de la derrota, trastocando el derrumbe en éxito.

Pero la realidad se puede deformar, se puede ocultar por un período para manipular las conciencias y el desconocimiento. Una operación que forma parte habitual de la práctica de las clases en decadencia y los partidos que la representan, tanto cuando están en el gobierno como fuera de él.

Lo que no se puede hacer con la realidad social y política es esfumarla, como hacen los banqueros y capitalistas con el dinero que fugan de sus contabilidades para atesorarlo en algún banco del extranjero.

El pueblo venezolano va adquiriendo experiencia en este tipo de acciones contra el proceso revolucionario, particularmente después de los sucesos de abril que confluyeron en el golpe fracasado.

Si como se dice en otra nota de esta edición (ver página 3) la derecha está fracasando una y otra vez, debemos preguntarnos desde las filas bolivarianas hacia adonde apuntan con este paro, que se proponen, como esperan lograrlo.

 

EL GOLPE DE ABRIL Y EL GOLPE DE HOY

Nadie tiene duda que las acciones de abril, orquestadas alrededor de una supuesta solidaridad con los gerentes proimperialistas de PdVSA fue montada para atraer a sectores de la sociedad, principalmente medios, que sirviesen de punto de apoyo a la intentona militar de los altos mandos comprometidos en la contrarrevolución.

Tampoco nadie ignora –y mucho menos los organizadores del paro –que desde abril hasta hoy la reacción ha perdido influencia y capacidad de acción dentro de las instituciones armadas, porque la batalla se está decidiendo a favor de los militares bolivarianos. Este es el costo inevitable que tienen que pagar por la derrota que sufrieron el 13 de abril a manos del pueblo.

El grotesco campamento en la plaza de Altamira del pelotón militar derrotado, tuvo como objetivo constituirse en un factor de agitación para darle continuidad con un nuevo intento golpista, ya no militar sino institucional, por la vía de un falso referendo.

Incapacitados para la acción directa por la vía armada – excepto que cuenten con la ayuda de una intervención extranjera bajo el manto de la OEA, hoy imposible – su golpe se dirige a demoler el pilar que permite las transformaciones: la Constitución bolivariana. Así todo intento de violentarla que tenga éxito sería un primer paso para su inminente anulación total, y abriría el camino de retorno a la república oligárquica.

Pero este camino hacia el golpe “blando”, institucional, también está destinado al fracaso por la firmeza de Chávez y la creciente conciencia y movilización del pueblo bolivariano que no está dispuesto a ceder a la trampa, lo cual obligó al TSJ, un órgano controlado por el viejo estado, a rechazarlo.

La trouppe galardonada de Altamira y sus socios se quedaron sin salida y necesitan de un paro, como arma de presión y chantaje para avanzar hacia ese referendo.

No es que esperasen adhesión masiva, porque desde la CTV conocen muy bien las fichas del tablero con las que juegan. Pero nuevamente apuestan a un comodín que les de el codiciado premio ganador: el gobierno.

 

PDVSA Y LOS TRABAJADORES

Esa carta de triunfo en la cual vuelven a poner sus esperanzas no es otra que el cuerpo gerencial de la petrolera y algunos sectores sindicales que aún controlan, en la dividida FEDEPETROL y en la marina mercante.

Esta vez la opción era, con esos elementos, empujar al desabastecimiento petrolero, provocar un serio colapso económico, y forzar la negociación en la mesa de diálogo en los términos anticonstitucionales.

Todos los actos terroristas de estos días –que no hacen más que refrescar la decisión fascista de la reacción– son maniobras de distracción para ocultar su objetivo principal. 

A 48 hs de iniciado se puede decir que también esta vez han fracasado. No habrá crisis petrolera.

Por dos razones: porque la inmensa mayoría de los trabajadores petroleros no pudo ser arrastrado hacia el golpe y mostró su decisión de trabajar; por la decidida acción de la fuerza armada que actúo allí donde hizo falta la fuerza para frenar a los golpistas que querían trancar los portones o inmovilizar las lanchas en el lago.

Ahora la reacción nuevamente está sin salida, y los próximos actos de calle que anuncian están destinados a encontrar una improbable retirada que oculte este nuevo fracaso.

Sin embargo para los militantes bolivarianos del movimiento obrero, y en particular para los socialistas, esta experiencia debe ser también un acto de reflexión y de acción.

Porque frente a la reacción que aún tiene tentáculos fuertes en el campo sindical no le pudimos oponer una organización proletaria desde las bases lo suficientemente sólida, extensa y consciente como para abortar la maniobra contrarrevolucionaria desde los propios trabajadores, sin necesidad de la intervención de los cuerpos represivos del estado.

Si se ha avanzado mucho en relación a la situación anterior de abril, es muy poco lo andado en relación a la responsabilidad histórica que tenemos los trabajadores en la defensa y profundización de la Revolución Bolivariana.