TRABAJADORES PETROLEROS BUSCAN LA UNIDAD
Después del golpe petrolero la demanda de los
trabajadores para asumir la gestión de PDVSA generó un debate que continúa. A
partir del debate los trabajadores dieron origen a una forma distinta de
organización, incipiente pero en expansión: los Comités guías
Un hecho singular, pero de ningún modo
casual, se observó en el 1er Congreso de la recién nacida UNT. En el momento
que sectores significativos de los trabajadores sentaban las bases para una
organización de clase comprometida con el proceso revolucionario – aunque no
con el gobierno – los trabajadores petroleros que acababan de ganar una
decisiva batalla en defensa de la Revolución tuvieron allí sólo una presencia
formal y de ningún modo el papel destacado que cabía esperar.
La contradicción tiene razones profundas: la
mayoría de los trabajadores que habían asumido el combate dentro de la
industria – la vanguardia real – no
están reflejados ni en ideas ni en conductas por las estructuras sindicales
allí presentes. Por eso el desempeño de aquellos representantes fue
irrelevante, salvo excepciones más vinculadas a la conciencia personal de
ciertos delegados que a las posiciones oficiales de sus organizaciones.
La experiencia dela recuperación petrolera trastocó la conciencia tradicional de los trabajadores en relación a su papel en el proceso productivo, en los vínculos internos dentro de la industria y en la ya distante relación de los trabajadores con los sindicatos existentes.
De hecho se produjo la ruptura de la división tradicional en castas (nóminas) de PDVSA, heredada de las multinacionales, que perduró luego de la nacionalización y se consolidó por la acción corporativa impuesta y la complicidad de la burocracia sindical. La oleada democratizadora que recorre el país entró en PDVSA para quedarse.
Ese proceso abrió el debate interno – y el consiguiente reclamo por la toma de decisiones – que agita a la industria petrolera. El debate y la organización que se está gestando en este período no sólo involucra “a los de abajo” entendido esto en el sentido más elemental del término: el obrero manual.
Lo singular es que parte importante del movimiento que se desarrolla son cuadros medios de la industria: técnicos, supervisores de origen obrero, ingenieros, técnicos informáticos. Por supuesto también incluye un gran número de trabajadores de la nómina contractual.
Fueron estos sectores los que se pusieron a la cabeza para organizar la producción enfrentando el paro golpista. Esa situación puso en acción a capas de trabajadores (porque venden fuerza de trabajo manual o intelectual) que hasta no hace mucho tiempo se sentían distantes del trabajador del pozo.
Es notable que esas barreras corporativas se estén derribando en las cuestiones cotidianas. Por el contrario, las estructuras sindicales tienden a perpetuarlas porque son fruto de ellas y se benefician con ellas. Particularmente con la aberrante práctica de actuar como agencias de empleo, sea por lucro personal de burócratas sea para consolidar influencias sindicales en la industria.
OTRA FORMA DE ORGANIZACÓN
Estos cambios en las relaciones sociales impulsan un proceso de unidad de clase que no tiene por objeto las reivindicaciones económicas sectoriales sino las necesidades productivas de la industria. Se expresa en los debates aún no resueltos sobre el papel que tendrán los trabajadores en la gestión de la empresa, pero desde el entendimiento que la vieja estructura verticalista, autoritaria y clientelar de PDVSA no puede reproducirse.
Esto amenaza con arrasar las diferencias de todo tipo que la cultura de la burguesía levantó entre los trabajadores y con las cuales logró controlarlos política y socialmente. La creciente conciencia del protagonismo que les compete en la producción petrolera conduce también al debate sobre el papel de los trabajadores en el proceso revolucionario, debate profundamente político.
Nuevas formas de organización abren el camino al cambio en las ideas y la intervención de los trabajadores en la dirección política del país. Si los sindicatos reflejan la forma de organización que el capital impone a los trabajadores para vender su fuerza de trabajo en función de las divisiones del propio capital, una organización de clase para asumir la producción acaba con esas divisiones sindicales y pone en primer plano los problemas de la organización social para la producción y los fines de la misma.
Aún con dificultades, estas formas unitarias de organización se consolidan bajo el nombre de Comité Guía. Más desarrolladas en la zona petrolera oriental del país ya se están extendiendo hacia occidente. Su crecimiento permitirá dar un salto en la perspectiva del surgimiento de una organización política de clase nacional, cuya forma no puede predeterminarse.
DEBATES
A lo largo del año en varios Encuentros nacionales se fueron precisando los objetivos propios de los trabajadores y deslindando tendencias que inciden en el movimiento. Surgió así el marco de debate necesario para concretar una organización que exprese al movimiento en su conjunto.
Tras una primera reunión de trabajadores petroleros en occidente, en posteriores Encuentros se convocó a las comunidades, ampliando su base social pero diluyendo al mismo tiempo el objetivo primario: rescatar la experiencia unitaria de los trabajadores en el proceso de arranque y producción de PDVSA.
Porque si bien el papel del pueblo y la Fuerza armada en la recuperación fue vital, lo fue por fuera del proceso productivo, en la defensa y transporte. El cambio sustancial se produjo al interior de PDVSA y en el vínculo de la empresa con el pueblo.
Con el cambio de base social también se modificó la intención inicial de realizar Encuentro de trabajadores que se trasmutó en Encuentros de la industria petrolera. Al mismo tiempo el eje de debate se desvirtuó: su centro ya no fue la gestión de los trabajadores y la organización necesaria para ese objetivo, sino una visión crítica a la política petrolera impulsada desde el Ministerio de Energía y Minas y la dirección de PDVSA, a partir de cuestionar planes de negocios de la empresa.
Es cierto que asumir la gestión de los trabajadores en la empresa exige de estos un definición sobre la política petrolera nacional – decisiva en cualquier momento de la vida nacional – pero no es menos cierto que los trabajadores podrán definir ese punto desde una posición de clase sólo si se unifican previamente en su propio programa, y además cuentan con la organización que lo exprese. La política petrolera es parte del programa pero no es el programa mismo.
Carácter estratégico de la unidad del pueblo y los trabajadores; construcción de la República Bolivariana en el seno del pueblo; carácter unitario y político de la organización necesaria para los trabajadores y reafirmación de la Constituyente Petrolera son ejes para un programa aprobados en el 1er Encuentro de unificación programática de los Trabajadores petroleros del 27 y 28 de septiembre, que retomó el curso inicial, convocando a más de cien cuadros obreros que tuvieron un papel decisivo al momento del rescate.
Frente a un falso izquierdismo que reincide sustituir genuinos representantes de la clase –en el nivel de desarrollo que tienen– por expertos e intelectuales en la materia petrolera, se afianza una tendencia de clase para que los propios trabajadores sean artífices de su historia y establezcan los nexos con las comunidades y la Fuerza armada a partir de organizarse con autonomía.
Ahora se deben sortear varios desafíos: extender la organización y el debate programático en cada punto productivo e incorporar masivamente a los trabajadores al mismo; avanzar en la comprensión y los objetivos de la política petrolera; definir una política para marchar hacia esa Constituyente, de la cual el debate y organización previa es parte; definir una práctica correcta en los vínculos con las comunidades; definir una propuesta para la necesaria unidad sindical.
Por la representatividad que sustentan los Comités guías comienzan a ser reconocidos por autoridades y funcionarios. Para mantener esa condición básica es decisivo que sus integrantes superen el riesgo de ser absorbidos por la institucionalidad de un Estado que todavía tiene mucho más de estructura burocrática que de expresión de las fuerzas sociales que empujan la Revolución.