Excelentísimo Sr.

Embajador de los Estados Unidos de América

en la República Bolivariana de Venezuela

Ch. Shapiro

S       /        D

 

 

Quienes hoy nos presentamos frente a la sede de la Embajada de la cual Ud. es responsable somos trabajadores venezolanos de la industria petrolera.

 

Concurrimos a este sitio con la intención de exponer a Ud., y por su intermedio al Gobierno que representa y a todo el noble pueblo estadounidense nuestro pensamiento y nuestros sentimientos ante una serie de hechos que dificultan las relaciones entre nuestras naciones.

 

No pretendemos arrogarnos derechos que no nos corresponden  porque sabemos perfectamente que según el Derecho Público Internacional cabe a los gobiernos respectivos asumir las relaciones entre Estados. Por eso lo aquí expresado es bajo nuestra responsabilidad.

 

Pero ocurre que históricamente es en el sector petrolero donde los vínculos entre nuestros países han sido más estrechos que en otros ámbitos de la vida de nuestra sociedad, aunque según nuestro criterio esas relaciones no siempre fueron beneficiosas para nuestro país y nuestro pueblo. Desde nuestro ámbito laboral pudimos apreciar los múltiples mecanismos mediante los cuales se forjó en nuestra industria una verdadera dependencia y complacencia con los intereses de su principal usuario, es decir el país que Ud. representa. Aún cuando este conocimiento no nos otorga un status preferencial, nos ha dado elementos suficientes para efectuar una reflexión colectiva y plural sobre situaciones que expondremos.

 

Por ejemplo, es un hecho que desde hace décadas gran parte de la riqueza de nuestro  subsuelo y del esfuerzo cotidiano de generaciones de trabajadores petroleros contribuyeron al suministro energético necesario para engrandecer a su Nación.

 

La contrapartida para la Nación venezolana fueron las divisas recibidas, pero al costo de tolerar que la utilización de ese potencial económico se mantuviese dentro de límites adecuados a los intereses particulares su país, que no siempre son los que más convienen al nuestro.

 

Fue esa suerte de supervisión general ejercida por la Nación que Ud. Representa, una de las causas centrales de nuestro endeble desarrollo, y el instrumento necesario para ejercer tal control fue la aquiescencia y el beneplácito de quienes tuvieron en sus manos las decisiones de nuestro Estado. Sr. Embajador, esto nos permite concluir que en términos de relaciones entre Estados, ha existido por años una verdadera intromisión encubierta de su país en las decisiones que debieron ser soberanas del nuestro. Las responsabilidades políticas históricas que recaen sobre nuestros ex gobernantes no eximen de las que debiera afrontar la Nación por Ud. representada si un orden internacional más equitativo y no basado en la razón de la fuerza tuviera capacidad para sancionar a las naciones poderosas. 

 

Pero entre aquél pasado y el presente se produjeron cambios sustanciales. En primer lugar cambió la actitud de entonces de nuestro pueblo, que toleró esa aberrante y larga situación de dependencia. La nueva voluntad soberana de nuestro pueblo quedó plasmada en la Constitución de 1999 que establece para la República Bolivariana de Venezuela una política independiente en todos los órdenes y en particular en los recursos del subsuelo, entre ellos el petróleo y los hidrocarburos.

 

En segundo lugar cambió la actitud de nuestros gobernantes, en particular el Sr. Presidente, que han decidido encuadrar su acción respetando estrictamente el mandato constitucional y no haciendo del mismo prenda de negociación oculta como en el pasado.

 

Frente a estos cambios era imperativo que el gobierno de la Nación que Ud. representa adecuase sus acciones a la decisión libremente adoptada por la mayoría de nuestro pueblo. Pero ocurrió exactamente lo opuesto: ante el fracaso de las presiones encubiertas en los círculos más altos del Poder se pasó a la intromisión abierta y pública en decisiones vitales para nuestra existencia como República, especialmente en aquellas que se vinculan al ejercicio soberano de la potestad del pueblo tanto en cuestiones de política económica como en la de escoger sus gobernantes y removerlos.

 

En los últimos dos años el pueblo venezolano y la comunidad internacional presenciaron como sucesivos funcionarios de su gobierno se han permitido opinar en cuestiones de la vida pública interna de nuestro país, sobre las cuales tienen obligación de mantener la neutralidad y el silencio que les exige el Derecho Público Internacional. Una de esas cuestiones es la lucha política interna que se desarrolla entre partidos que representan  aquel pasado al cual nos referimos más arriba y las fuerzas sociales y políticas que han promovido la transformación de las instituciones del país.

 

Usted mismo ha incurrido algunas veces en trasgresión a esas normas imperantes. Pero no se trata de resaltar una actitud individual u ocasional, que aunque reprobable, pudiera ser de escasa relevancia. Por el contrario, las recientes declaraciones del funcionario del Departamento de Estado Sr. Peter DeShazo se inscriben en una larga lista de esas prácticas, que al tener un carácter sistemático y reiterativo evidencian que obedecen a una decisión política del gobierno de los Estados Unidos de América.

 

Como trabajadores petroleros hemos sido testigos de la colaboración activa de empresas estadounidenses con acciones de aquellos que pretendieron sabotear y quebrar a nuestra industria petrolera a principios del 2003. No podemos probar que esas empresas ejecutasen decisiones políticas del gobierno que Ud. representa, pero es impensable que sin conocimiento de la Embajada de su país esas empresas ayudasen a interrumpir el flujo de combustible hacia su propio territorio.

 

El Sr. Presidente de la República Bolivariana de Venezuela acaba de denunciar ante la opinión pública mundial que los organismos de inteligencia del Estado poseen evidencias del compromiso del gobierno que Ud. representa en los sucesos golpistas de abril del 2002. Los trabajadores petroleros creemos en la palabra responsable de nuestro Presidente al hacer tan graves denuncias ante la comunidad internacional.

 

Ahora el motivo de intervención de funcionarios de su gobierno son las decisiones aún desconocidas del Consejo Nacional Electoral relacionadas a la validación de firmas para pedir el referéndum revocatorio presidencial, un problema que únicamente compete a nuestras instituciones y a nuestro pueblo.

 

Estamos seguros que la tradición independiente del pueblo estadounidense se hubiese sentido violentada ante situaciones análogas. Como trabajadores nuestros esfuerzos serán para que ese pueblo sepa la verdad acerca de los hechos que desnudan el hilo conductor de una clara política de intervención de la actual administración de los Estados Unidos en nuestros asuntos internos, y pediremos un rechazo a la misma.

 

Sr. Embajador: venimos a esta residencia a expresar un enérgico rechazo de los trabajadores petroleros a tales políticas y a las prácticas mediante las cuales se ejecutan. Pero también venimos a comunicar al gobierno por Ud. representado que si de estas situaciones derivan consecuencias más graves contra las decisiones soberanas de nuestras instituciones o intentos de torcer el camino de independencia nacional constitucionalmente establecido, los mismos trabajadores petroleros que fuimos capaces de recuperar en tiempo récord la producción de una industria compleja casi paralizada, motivados por los mismos sentimientos patrióticos y revolucionarios de entonces convocaremos al pueblo para proponerle a nuestro gobierno que no salga ni un solo barril de petróleo hacia el territorio de Estados Unidos.

 

Saludamos a Ud. con nuestro mayor respeto y consideración

 

Comité Guías de los Trabajadores Petroleros