1° DE MAYO

LOS TRABAJADORES DAN UN PASO AL FRENTE

 

El acto de la UNT en el Teresa Carreño, el acto del 1° de Mayo convocado por esa central sindical y los primeros pasos hacia la unidad sindical de los trabajadores petroleros indican el acelerado proceso del desarrollo de la conciencia política de la clase obrera en el curso de la Revolución Bolivariana 

 

Tres acontecimientos que se produjeron en pocos días reflejan los acelerados e importantes pasos que el movimiento de trabajadores está dando en el curso de la Revolución Bolivariana.

El primero de ellos fue el acto de celebración del primer aniversario de la creación de la Unión Nacional de Trabajadores –UNT– realizado en el teatro Teresa Carreño el sábado 17 de abril pasado. Si importante fue la asistencia por su número, que desbordó la sala impidiendo que delegaciones de varias regiones pudieran entrar, mucho más significativo fue el contenido del acto.

 Los trabajadores con su presencia demostraron el afianzamiento y desarrollo de la nueva central, hija directa del proceso de deslinde ideológico y político que se viene produciendo – particularmente desde el 2002 – entre la vieja burocracia cetevista que actúa como grupo de choque del imperialismo y el sector mayoritario de los trabajadores que asumen la defensa y profundización del proceso revolucionario. Pero en el acto se manifestó no sólo el fervor revolucionario propio de los actos bolivarianos sino también una alto grado de conciencia de las tareas políticas y la responsabilidad histórica que a la clase obrera le corresponde asumir para el duro combate antiimperialista que ya comenzó.

Esa conciencia se apreció en primer lugar en el sentido unitario del acto, donde no sólo la UNT por  intermedio de su Coordinación nacional expuso sus posiciones, sino que el espacio permitió que se expresen, tanto antiguos sectores del sindicalismo como la CUTV – que manifestó su disposición a integrarse a la UNT – como los Comités guías, una nueva forma de organización adoptada por los trabajadores petroleros para debatir el papel político que le corresponde a la clase en la defensa y transformación de la industria.

En ese amplio arco, que reunía tanto parte de la historia del movimiento obrero venezolano como los  nuevos rumbos que buscan los trabajadores para asumir el protagonismo político que la lucha de clases les exige hoy, se estaba plasmando un encuentro sólido para intentar en un futuro próximo dar un segundo y gran paso: construir una gran organización de masas de los trabajadores, una urgente necesidad de la Revolución.

 

DEFINIR EL PROCESO REVOLUCIONARIO

           Pero si la presencia obrera y el contenido del acto significaron una suerte de cierre exitoso del desafío asumido hace un año para construir una nueva central autónoma de los capitalistas, pero también autónoma del gobierno a la vez que firme baluarte de la defensa de la Revolución, el discurso de cierre del Presidente Chávez representa para todo las fuerzas revolucionarias, pero en particular para los trabajadores, un nuevo y gran desafío.

           Entre los conceptos más profundos del discurso, el Presidente planteó el concepto de transición para comprender el momento actual que atraviesa la Revolución Bolivariana. Concepto sobre el cual volvería en discursos siguientes y que debe ser entendido en profundidad.

 Es la forma dialéctica de comprender las contradicciones que cruzan al proceso revolucionario porque se están derrumbando las viejas estructuras políticas, institucionales y económicas de la república del pasado, la de la oligarquía y el imperialismo, y las nuevas no aparecen claramente en la realidad, permaneciendo aún como un proyecto constitucional sin construir y con muchas zonas que deben ser definidas específicamente.

El movimiento de trabajadores no podrá seguir desarrollando sus organizaciones –y mucho menos llegar a constituirse en una organización real de masas– sin adoptar claras definiciones sobre como enterrar definitivamente esas viejas estructuras y cuales serán las nuevas de la República Bolivariana que ocuparán su lugar. Esto es, deberá definir un punto de vista de clase para estructurar el nuevo Estado, un programa político. Una necesidad de los tiempos que sobrepasa los límites de la organización sindical.

Pero a la vez deberá definir ese programa consolidando su propia unidad y siendo el artífice de la unidad con los otros sectores sociales que forman parte del gran Frente Nacional que se expresa en el movimiento bolivariano, en medio de una dura batalla contra el imperialismo que aceleradamente marcha hacia una fase de confrontación bélica.

No hay espacio para la conciliación que reproduzca lo viejo, pero mucho menos espacio hay para el sectarismo reivindicativo u obrerista que atente contra la unidad antiimperialista. 

Chávez una vez más se pone al frente de los debates que necesitan la Revolución y lo hizo en forma abierta y democrática en el acto de los trabajadores. Existe la gran posibilidad histórica que la clase obrera pueda encontrar las respuestas y formular el programa político que la Revolución necesita en las circunstancias actuales. Si no lo logra, más allá de las declaraciones y de la dignidad personal de muchos cuadros dirigentes, la intención de autonomía de clase será una quimera.

EL ACTO DEL 1° DE MAYO

El segundo hecho de importancia que tuvo como protagonista a la UNT fue el acto del histórico Día de los Trabajadores.  Allí se expreso por primera vez desde la aparición del proceso bolivariano, no sólo una asistencia masiva de trabajadores en sus más diversas organizaciones –presentes aunque en menor proporción en el acto del año pasado– sino la presencia de los trabajadores como clase y no enmarcados en las grandes movilización populares.

En ese contexto de asistencia que convocó a decenas de miles de trabajadores organizados se destacó la fuerte presencia de los trabajadores petroleros, que han pasado a ser el sector más dinámico en este proceso de reagrupamiento y delimitación política de los trabajadores del país.

La real sustancia de clase del acto tuvo expresión visible en el hecho que no fueron dirigentes provenientes de los partidos políticos los que ocuparon el espacio central, sino cuadros del propio movimiento de trabajadores, en una amplitud de enfoques –  que incluyó desde el más limitado reclamo reivindicativo hasta la propuesta de acción política – que demuestra la fuerte tendencia unitaria que hoy confluye en la UNT, y que es una de sus potencialidades, así como la debilidad del enfoque estratégico hacia el futuro papel de la clase, lo que se tradujo en una por demás extensa lista de oradores.

El tercer hecho significativo se produjo en el curso mismo del acto y pasó inadvertido para la gran mayoría de los asistentes: fue el compromiso asumido por los dirigentes de los principales sindicatos petroleros de encaminarse hacia la unificación sindical en ese sector decisivo para la clase trabajadora y el proceso revolucionario. Ese compromiso fue anunciado públicamente en la intervención de uno de los integrantes de los Comités Guía, que se ha transformado en un elemento decisivo para acelerar y garantizar ese proceso unitario.

Este proceso empezó a tener concreción práctica en una reunión plural realizada el día viernes 7 de mayo y convocada por los trabajadores de la refinería El Palito, donde estuvieron presentes los diversos sectores del movimiento de trabajadores petroleros y se produjo una declaración unitaria muy progresiva, que debe servir de base al ese proceso de unidad sindical.

Aquí surge una nueva disyuntiva que el movimiento de trabajadores deberá resolver en las próximas semanas: o unificación sindical de los aparatos existentes o un proceso de unidad democrático desde las bases del movimiento de trabajadores petroleros.