Del libro “5000 años de Minería en Huelva” editado por el Colegio de Ingenieros Técnicos de Minas de Huelva con motivo de su Primer Centenario

A LA BÚSQUEDA DE NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA LA EXPLOTACIÓN DE LAS MINAS DE RÍO TINTO

  Autor: Juan Manuel Pérez López  Director del Archivo de la Fundación Ríotinto

 

Al final del imperio romano, todas las explotaciones mineras de la provincia de Huelva son abandonadas y no es hasta 1550, citando Felipe II, como consecuencia del déficit financiero que tenía la Corona. encargara a Francisco de Mendoza una investigación de las minas de Río Tinto. Este delegó la visita en el clérigo llego Delgado que emitió  varios informes, que si bien denunciaba el abandono total de las explotaciones mineras, eran optimistas en cuanto a la gran cantidad de escorias con contenido de plomo y los muchos lugares susceptibles de ser explotados. Pero el deficitario Erario de la Corona obligó a la renuncia de la política minera.

No es hasta 1727 cuando las Minas de Río Tinto vuelven a ser rehabilitadas con la Concesión (le la explotación a Lieberto Wolters, por Real Asiento de Felipe V. Este emprendió los trabajos de desagüe en la zona de Filón Sur y proyectó la constricción de una Fundición, pero una vez más la insuficiente inversión en la maquinaria impidió a Wolters  rentabilizar la explotación, y las únicas producciones de cobre que consiguió, debieron ser por el método de cementación natural.

Las mismas dificultades tuvieron los siguientes asentistas de las minas como Samuel Tiquets y sobre todo, Francisco Thomás  Sanz que cuando dejó las minas en 1783, las había dejado en un estado de ruina por falta de planificación y  seguridad en sus explotaciones; aunque había conseguido producir 100 Toneladas de cobre roseta al año y poner en funcionamiento las fundiciones de afinos, que conllevó la  construcción de numerosos talleres y edificios industriales. así como de viviendas que supuso una gran ampliación del pueblo antiguo de Ríotinto.

Por Real orden de 14 de Enero de 1783, Carlos III reintegraba las minas de Río Tinto a la Real Hacienda,  pero de nuevo ni administradores como Sanz ni comisionados como Aguirre consiguieron rentabilizar las minas, los trabajos se iban a mantener más bien con pena que con gloria, y buscando un beneficio propio.

Ante este estado tan lamentable de crisis de las Minas de Río Tinto, el Gobierno presenta una Disposición en 1.827 por la que permite el arriendo de las minas.

Se llega así al periodo de arrendamiento de las minas por D. Gaspar de Remisa desde 1.829 hasta 1.849. Hasta 1.837 el 15% de la producción total de cobre procedía del sistema de Cementación Natural y el 85% de la producción total de cobre de Río Tinto procedía del sistema de vía seca o fundición de minerales. Este sistema precisaba abundante cantidad de leña o carbón. Como a Remisa sólo le interesaba la rentabilidad de su empresa y sacar el máximo beneficio posible durante el tiempo que duraba su contrato, benefició los minerales sin racionalizar los trabajos de extracción ni aprovechar los recursos naturales en su justa medida, procediendo a una tala abusiva de árboles que le ocasionará un sin fin de denuncias.

Como consecuencia del control de la tala de árboles a que fue sometido desde 1837 y para elevar la producción de cobre, pone en marcha a comienzos de 1839 las actividades de Cementación Artificial, que parece ser necesitaba menos leñas que las fundiciones y permitía una mayor producción.

En 1849 la participación de la Cementación Artificial representaba el 90,37% de la producción total de cobre en Río Tinto.

Con este procedimiento se logró reducir el fundamental problema de la falta de arbolado que, en los ocho años anteriores se había cortado sin orden, sin límites y sin un plan de repoblación forestal futuro.

Ezquerra del Bayo reconoce que a pesar de que la Cementación Artificial no es un método moderno, si hay que reconocer el mérito de Remisa de ponerlo en funcionamiento en Rio Tinto.

Hacia el año 1844 comenzaron a extenderse masivamente las calcinaciones, Remisa las realizó incluso en invierno, entonces empezarán a sentirse los daños que producen los humos de la calcinación.

El caso es que a partir de Remisa la Cementación Artificial será el método principal de beneficiar el mineral, a pesar de algunos informes como el de Agustín Martínez Alcíbar, que demuestra el bajo rendimiento de este método. Alcíbar calculó que la recuperación metalúrgica llegaba a ser escasamente de 1/3 del cobre contenido en los minerales, y cuanto más ricos los minerales aún peor. Los ingenieros del Gobierno nunca fueron partidarios de la Cementación Artificial (Anciola y Cossío).

En 1849 las minas pasan a depender directamente del estado, aunque permitió la existencia de dos contratas “Los Planes” y “La Cerda”. La Real Hacienda se encargaría directamente de la extracción del mineral que facilitaría según las cantidades convenidas a las dos contratas. Los Planes se dedicaba a la Cementación de los vitriolos y de las tierras menudas, mientras que D. Mariano de la Cerda prometió un método electro-químico de Cementación que nunca cumplió.

El Gobierno comprendió la falta de rentabilidad que suponía tener dos empresas contratistas en el término, máxime cuando el cobre que producían estaba desacreditado en el mercado por ser de inferior calidad, y además costaba a la Hacienda mucho más dinero que el que producía en sus fábricas.

Por lo que la Real Hacienda decide explotar las minas en solitario desde 1863 hasta su venta definitiva a la Río Tinto Company Limited  (R.T.C.L.) en 1873 y a juzgar por los datos de producción de cobre y teniendo en cuenta la inestable situación política de España, revolución de 1868, no obtuvo malos resultados.

Con el derrocamiento de Isabel II en 1868 y la Constitución de 1869 de marcado carácter liberal se facilita la obtención de concesiones mineras (Ley de Minas 1869), la mayoría de estas concesiones caerán en manos extranjeras, como en el caso de las minas de Río Tinto que pasarán a depender de los ingleses en Junio de 1873.

Cuando la R.T.C.L. se hizo cargo de las minas comprendió que para hacer rentable la explotación era necesario una fuerte inversión de capitales, que posibilitaría cambiar el sistema antiguo de extracción de mineral por el sistema de “opencast” (cortas a cielo abierto), la construcción de un ferrocarril para abaratar los costes de transportes y consolidar un mercado de ventas bien organizado, con la implantación en Londres de una oficina comercial que controle los mercados internacionales del cobre y la pirita.

Es ahora cuando se va a producir un desmesurado desarrollo de la explotación, para que sirva de ejemplo cabe indicar que durante los nueve primeros años de funcionamiento de la compañía inglesa, la mina produjo 32.000 toneladas de cobre, producción superior a todas las minas chilenas juntas en el mismo año.

Este desarrollo de las explotaciones mineras va a ocasionar un desarrollo demográfico paralelo. Esta población que en su mayoría era alógena, sin ningún tipo de raíces en la zona e incluso sin familia , que venían a probar fortuna atraídos por la gran cantidad de oferta de trabajo, incidirá directamente en las manifestaciones que conllevaron a la huelga el 4 de Febrero de 1888 , ya que no tendrán miedo de agrupar en esas fechas unos 4.000 trabajadores.

Pero más sorprendente es el crecimiento en los casos de Río Tinto y Nerva en los censos de 1887, un año antes de los sucesos. Río Tinto pasa a tener 10.671 vecinos, y Nerva alcanza ya los 6.431; por su parte Zalamea experimenta un descenso poblacional y pasa a tener 6.240 habitantes, cono consecuencia del predominio de la actividad industrial y minera sobre la agrícola, no obstante se recuperará y no será hasta la década de los 40 cuando la agricultura pase descaradamente a un segundo plano originando un descenso poblacional continuado.

Como es de suponer aunque el crecimiento era constante y las perspectivas podrían ser buenas, la situación actual debió ser bastante precaria. El alojamiento de esta población de hecho se nos antoja muy complicado, a pesar de las noticias que tenemos de la ampliación de los pueblos cercanos a la mina , construcción de calles nuevas y numerosas casas; el hacinamiento no se pudo evitar y las condiciones higiénico-sanitarias debieron ser bastante deficitarias. Además por añadidura, se presentaría otro problema, ya que como tiernos apuntado, aunque la población en su origen era foránea, la mayoría tenía la intención de quedarse, como demuestra la evolución de crecimiento de los censos de población, y formar una familia que necesitaría de los servicios elementales: casa, médicos, escuelas, etc. . Los ingleses se preocuparon de la creación de estos servicios elementales desde su llegada pero para tanta población eran insuficientes , por lo que fue un nuevo motivo de descontento entre los obreros.

A estos problemas de instalación y habitabilidad que tenían los trabajadores cuando llegaban a la mina hay que añadir las condiciones de trabajo que eran durísimas.

A pesar que desde el Gobierno republicano de 1873, se intentaron algunas mejoras, como con la ley Benot que regulaba el trabajo infantil y femenino, no se consiguió nada. Seguían trabajando niños menores de 10 años, y los menores de 14 años en lugar de trabajar 6 horas como estaba legislado, llegaban a trabajar hasta 12 horas; y la prohibición del trabajo subterráneo para menores de 16 años es obvio que no se cumplió. Por lo que respecta a las mujeres las mejoras de esta ley en lugar de ayudarlas les perjudicó, ya que los empresarios consideraban excesivas las mejoras y no las contrataban.

En cualquier caso ya hemos indicado que la ley fue inoperante y no se cumplió, al igual que la Ley de 13 Marzo de 1900, que era calco de la anterior, debido a que nunca se constituyeron los Jurados Mixtos» que hubieran garantizado el control del trabajo de mujeres y niños. La fijación estricta de 14 años como edad mínima laboral no se va a efectuar hasta 1924, que trabajarán con la categoría de “niños” y cobrarán la mitad del jornal. De todas formas el trabajo de los menores de 10 años era ya casi imperceptible en 1900.

Así pues las condiciones de trabajo tanto para adultos como para mujeres y niños eran malas y las mejoras por parte de la compañía nunca llegaban esgrimiendo

que era la compañía que mejor trataba a sus empleados y que un campesino tenia un jornal de 8 reales frente a los 15 reales que ganaban los mineros. El descontento era general y las tensiones fueron creciendo tanto en la masa de los nuevos trabajadores desarraigados como en las gentes afincadas en la comarca.

Entre 1874 y 1888 hubo huelgas frecuentemente pero eran conatos mal organizados que eran rápidamente extintos y que nunca lograron sus objetivos.

Cuando el 1 de Febrero de 1888 comienza la huelga, ya mejor organizada y coordinada por Maximiliano Tornet, los obreros solicitan: que no se descuente los cuartos y medios jornales cuando no se puede trabajar porque está la manta de humo, supresión de las innumerables multas, reducción de las doce horas de trabajo (de sol a sol) por nueve horas, sistema de indemnización para accidentados y familiares, supresión del descuento de una peseta que se hacía para asistencia médica, relevo del jefe del departamento de minas, y por último la prohibición de la calcinación del mineral al aire libre.

Peticiones que en su mayoría podían considerarse como justas y que la compañía podría haber aceptado muchas de ellas, exceptuando la prohibición de las calcinaciones que se consideraban insustituibles, pero la tozudez de un director, W. Rich, inexperto que llevaba en las minas una semana, no supo evitar el mayor derramamiento de sangre jamás producido en toda la historia laboral de la Cuenca Minera.

Los acontecimientos de 1888 cambiaron poco o nada la situación general de predominio que venía imponiéndose por parte de la empresa. Se dieron una serie de cambios que probablemente hubieran llegado incluso antes sin estas movilizaciones; la compañía tardó en conceder algunas mejoras, para que no se pensase que era por el efecto de la huelga. La R.T.C.L. a partir de estos sucesos va a ejercer un política “paternalista” de cara a sus obreros, pero cuidándose de limpiar todo elemento perturbador que contradiga sus intenciones sociales y laborales.

Esta política paternalista se traduce en un esfuerzo por ofrecer a sus empleados los servicios más esenciales de viviendas , escuelas, hospitales, etc.

El cambio más significativo fue de carácter técnico, la sustitución de la Cementación artificial por el método de Oxidación y lavados sucesivos del mineral crudo, pero para ello se tardó 19 años.

Las consecuencias de carácter social y medio‑ambiental fueron muy adversas. Los obreros sufrieron de nuevo el despido y el control por parte de la empresa, los campesinos se tuvieron que conformar con las indemnizaciones que les daba la compañía, y esperar que ésta, acabara con el sistema que provocaba los humos cuando quisiera. Pero donde las Calcinaciones repercutieron de forma más negativa, fue sin duda, en el bosque y los montes de la comarca que habían quedado completamente deforestados.

La dominación británica de la Minas de Río Tinto en forma de colonización determinó que el elemento obrero comenzara su organización sindical. En 1912 se crea el Sindicato Minero de Río Tinto bajo los auspicios de la Unión Ferroviaria Española, entre su junta directiva aparecían ya dos de sus líderes más significativos: Félix Lunar y Manuel Navarro. La sede del Sindicato se situaría en Nerva, convirtiéndose ésta en el centro social de la Cuenca Minera.

        Si tuviéramos que escoger el periodo más representativo del movimiento obrero en la Cuenca Minera, tendríamos que acércanos en especial, a los años que van desde 1.913 a 1.920. Es sin duda en estos años cuando los mineros de Río Tinto tomaron realmente conciencia de clase, ya predicada por Marx desde finales del s. XIX, y se atrevieron a organizarse y a manifestarse contra la poderosa empresa que explotaba las minas: la RIO TINTO COMPANY LIMITED.

Anteriormente en el periodo que va desde 1873 hasta 1909, la Cuenca había estado abandonada a su suerte, no se había producido ningún interés especial por ninguno de los numerosos grupos políticos que buscaban un hueco en la España de la Restauración, éstos estaban preocupados por conquistar la zona de influencias, referente al mundo obrero, en Asturias, Vascongadas y Cataluña.

En este ambiente de indefensión permitieron que la “Compañía” creara su colonia y fuera centro nuclear del que dependía toda la vida política, económica, jurídica, educativa y hasta religiosa de la provincia de Huelva.

El primer movimiento laboral importante fue la huelga de 1900. Esta huelga fue planteada por los llenadores de la Corta Filón Norte que solicitaron mejoras de jornal y no más despidos, como consecuencia de la introducción de los primeros compresores de aire comprimido para la perforación de barrenos. La empresa no les concedió ninguna de sus peticiones por lo que se produjo la movilización de los llenadores de Corta Filón Norte, solidariamente se sumaron al paro los llenadores de Corta del Lago y Corta Dehesa, convirtiéndose así, en una huelga general del Departamento de Cortas, donde trabajaban entonces unos 3.000 operarios aproximadamente.

El trabajo de llenador consistía en llenar con un rodo, barcales de mineral, que transportaban a los vagones, había también niños dedicados a esta faena, a los que se les denominaba “niños barcaleadores”. Se sucedieron numerosas huelgas: 1901, 1903, 1906, 1908, etc. para reivindicar mejoras sociales y laborales y sobre todo mejoras de jornal, como consecuencia de estas huelgas y a pesar de la falta de mano de obra , la empresa respondía con la represión y el despido, más aun cuando desde el mismo gobierno central presidido en 1.907 por Maura, jefe del partido Conservador, se practicaba una política de represión contra los movimientos sociales que llega a su culminación con la ley reguladora del derecho de huelga promulgada el 27 de Abril de 1909. A estas circunstancias tan adversas para el movimiento social hay que añadir la «desunión» en estos primeros años de siglo, tanto de los obreros como de los partidos y sindicatos de izquierdas, sobre todo a escala comarcar; es significativo que Pablo Iglesias no bajase a Andalucía hasta finales de 1913, si bien es verdad que mantenía correspondencia con los líderes locales a través de periódicos como “El Socialista”

A pesar de estas dificultades de organización del elemento obrero en la Cuenca se empiezan a movilizar los resortes necesarios para que la cuenca minera en los años veinte sea un hervidero de partidos políticos, sindicatos, comités, etc., que luchen al lado del trabajador y contra el poder preestablecido por la compañía, no sin las típicas disputas internas.

Sobre 1912 se constituyó la Sección Provincial de la Federación Nacional de Ferroviarios, adscrita a la U.G.T. y representada en la capital por su líder Bascuñana. Este pretendía consolidar y extender su influencia a las diferentes organizaciones republicanas fundadas en Huelva. Pero desde un primer momento se va a encontrar con una doble oposición: de un lado la Compañía como era presumible y de otro, los líderes mineros de la comarca, en especial Félix Lunar que buscaba la creación de un sindicato local propio, por ellos mismos dirigidos, que defendiera ante todo sus intereses profesionales.

No obstante se crea el Sindicato Minero de Ríotinto bajo los auspicios de la Unión Ferroviaria Española pero contaba entre su junta directiva con los dos líderes locales más importantes del momento: Manuel Navarro y Félix Lunar.

        En la sección de Nerva, el sindicato cuenta con la suscripción de más de 6.000 afiliados en los primeros días de su constitución. Nerva se convierte en el centro político, social y sindical de la Cuenca Minera. En la plaza de toros, propiedad de los hermanos Hernández.; hablaron líderes, según F. Lunar como: <« ...Vicente Barrios, presidente de la Unión Ferroviaria Española; Eladio Fernández Egocheaga, nuestro futuro jefe; Agustín Marcos Escudero, Luis Fernández Mula, Pablo iglesias, el Abuelo; Teodomiro Menéndez, Facundo Perezagua, Manuel Llaneza, Mariano García Cortés, Francisco Bascuñana, Eusebio Carbó, Manolo Barrios, Eduardo Barriobero... Además de unos espontáneos de menor cuantía..."

La compañía comienza con lo que Carlos Arenas, ha denominado "control burocrático", para ello crea la Agencia de Trabajo desde donde se controló a todo el personal confeccionado unos expedientes personales muy singulares.

El entusiasmo general provocado por la recién nacida organización sindical así como las malas condiciones de vicia del obrero de a cuenca minera, que con un jornal de 3,75 ptas. a comienzos de 1913 no tenía para cubrir las necesidades básicas más elementales; conllevaron a la huelga general de 1913.

En estas fechas va aparecer un personaje muy importante para el movimiento social como es Eladio Fernández Egocheaga, Si este fue mandarlo para apaciguar los ánimos entre la Unión Ferroviaria y el Sindicato Minero Local, no tardó mucho tiempo en distanciarse de los primeros y participar de lleno en la huelga con los segundos. El 29 de Junio de 1 913 Egocheaga leyó en la Plaza de Toros de Nerva una lista con 15 peticiones ante 15.000 mineros congregados. Las peticiones más significativas eran: aumento salarial del 25%, jornada de 8 horas, salario mínimo garantizado y un retiro obrero.

El director general de la empresa que por estas fechas es Mr. Browning (1908-1927), traslada el conjunto de peticiones de los obreros al Consejo de Administración en Londres. La política que va a seguir la empresa está clara “espera” y “silencio”; por parte de los trabajadores se van a producir numerosas agitaciones y paros parciales, que culminarán el 16 de Octubre que sin ninguna alteración del orden público, irán suspendiendo los trabajos por departamentos en un riguroso orden, pararon hasta el personal de servicio doméstico de los ingleses.

Ante esta presión obrera, llegando incluso hasta el sabotaje del 3 de Noviembre se produjo el incendio del pozo Alicia y las negociaciones llevadas a cabo por Egocheaga en Madrid se elaboró un laudo por una Comisión arbitral con mejoras reconocidas que firmaría Mr. Browning el 18 de Noviembre.

Pero de nuevo las organizaciones sindicales debido a disputas internas se debilitan y casi desaparecen. Por lo que la compañía no tiene ningún elemento social fuerte en contra que le impida volver a su política autoritaria y no cumplir las mejoras reconocidas en el laudo. En 1914 con el inicio de la Gran Guerra, la empresa aludiendo a la crisis económica, instaura una jornada laboral de 4 e incluso 3 días semanales, que repartida entre todos los obreros suponía de nuevo hambre y miseria (Pérez López 1990). Para control del personal tanto en el ámbito laboral como social, la compañía crea también en 1.914 la Agencia de Trabajo; al finalizar el año el balance es de 3.589 obreros sin trabajo y una crisis de subsistencia provocada por al alza de precios y la escasez de alimentos. La situación se hace insostenible, la empresa reparte 500 Kg. de pan diarios entre mujeres y niños, en Nerva se suspenden los festejos y este dinero se emplea para dar limosnas a los más necesitados. No obstante la empresa sigue salvando sus beneficios.

A pesar de que en 1916 se restaura la jornada laboral completa, los obreros siguen descontentos y solicitan numerosas peticiones entre ellas, mantenimiento de retiro obrero y aumentos salariales El Sindicato había casi desaparecido, no teniendo fuerza real; los líderes habían sido desterrados casi en su mayoría: Agustín Marcos, Antonio Serrano, Eladio Fernández Egocheaga y posteriormente el propio Félix Lunar. A pesar de este clima de desolación sindical se convoca la huelga de 1917.

Esta va ser la primera gran huelga general revolucionaria en la historia de España a escala nacional, no hay que olvidar que el movimiento obrero está ya muy extendido por toda Europa, y en algunos casos concretos como Rusia (revolución octubre 1917) se han llevado a cabo hasta sus últimas consecuencias, a pesar de ser una revolución atípica a la predicada por Marx.

En la Cuenca Minera se produjo un paro total durante seis días, con 15.000 huelguistas movilizados y un balance de 10 muertos (Agosto sangriento en Nerva). Los concejales socialistas al igual que los miembros del comité de huelga fueron detenidos.

Se constata la desaparición del Sindicato Minero. A pesar de ello, en Diciembre el alcalde de Nerva es D. José Díaz del Real Gómez, primer alcalde socialista en España

        Pero el tiempo pasaba y no se conseguía las reivindicaciones de los obreros, y en cierta forma a la compañía le interesaba esta huelga, debido a la crisis económica de posguerra, ya que le permitía la reducción de la exportación y el despido de la mano de obra sobrante . El agotamiento físico y moral, pero sobre todo el hambre, hicieron que algunos trabajadores (2.000 de una plantilla de 11.000) volvieran a su trabajo. Y en Enero de 1921 se llegaba a un acuerdo: subida total del 37% en los salarios, retirada de la prima del 10%, los impuestos de los trabajadores lo pagaría la compañía, constitución de un comité de arbitraje para estudiar los casos de despidos y las posibles nuevas peticiones; plan mejorado de pensiones, etc.‑, en definitiva tuvieron que aceptar la subida de 2,25 ptas. propuesta desde un principio por la empresa.

De nuevo el gran perjudicado fue el obrero, cuando finalizó la huelga el 28 de Diciembre de 1920 habían emigrado un 35% buscando trabajo en otros lugares. La plantilla quedó reducida a 9.902 trabajadores. Y como consecuencia un gran número de mujeres y niños quedaron sin cabeza de familia, totalmente desprotegidos, sólo ayudados por el precario auxilio social existente en los municipios.

En la década que va desde 1921 hasta 1930 no se va a producir ninguna huelga, no por las mejoras conseguidas sino por el cansancio y la impotencia, a tenor de los resultados, del elemento obrero.

Pero la relación de los británicos con el medio minero de Ríotinto no se limitó solamente a las relaciones sociales y laborales sino que incidió directamente en la configuración física del paisaje de Río Tinto y de la provincia de Huelva, con la transformación industrial y las construcciones tanto fabriles como arquitectónicas, que imprimieron una impronta que se mantienen en la actualidad, así como aportaron numerosos aspectos culturales, deportivos y etnográficos.

        La obra más importante que emprendieron nada más llegar a las mina fue el ferrocarril minero de Ríotinto a Huelva. Este no sólo fue una obra de ingeniería que posibilitó el transporte del mineral de Río Tinto a Huelva, el ferrocarril significó mucho más que eso; fue la reactivación económica, la revolución de los medios de transportes, la evolución tecnológica, las bases del desarrollo comercial, la apertura ideológica y social a otros lugares distantes. En resumen el elemento dinamizador indispensable para la explotación de nuestra riqueza y para el desarrollo y la evolución de nuestra comarca y de toda la provincia.

La idea de construir este ferrocarril, no fue inglesa, ya en 1855, los ingenieros españoles Luis Anciola y Eloy de Cossío efectuaron un informe donde exponían la necesidad primordial de su construcción para hacer rentables las explotaciones mineras. Pero fueron desestimadas, y no fue hasta que el consorcio Matheson comprara las minas cuando se realizaría el proyecto, dirigido ya por los ingenieros ingleses George Barclays Bruce y Thomas Gibson.

La Río Tinto Company Limited se constituyó el 14 de Febrero de 1873, poco después, en junio, comenzaban las obras que se acabaron el 28 de Julio de 1875.

        Se decidió que la línea tendría un ancho de 1,067 metros, conocido por vía métrica inglesa, muy característica en África y Asia. Utilizada sobre todo en los países que estuvieron en la órbita del imperialismo inglés. La compañía constructora fue la Clark and Punchard Company.

En total se construyeron 83 Km. de Vía General, asentada en una subbase de escoria romana, que servía de apoyo a modo de balasto a las traviesas de madera. Esta vía iba desde Huelva hasta las dos grandes estaciones de clasificación de mineral, conocidas por Ríotinto Estación y Naya; receptoras a su vez de una serie de ramales que unían todo el transporte de mineral en la cuenca. La red de vías interiores hacía un total de 234 Km.

        Destaca dentro de esta obra el Muelle de Huelva para embarcar el mineral, construido por la compañía Jhon Dixon, sustituta de la Clark and Punchard que había renunciado expresamente a su construcción.

Es una arquitectura funcional de hierro propia de finales del siglo XIX, y que los ingleses la utilizaron mucho en la construcción de sus muelles. Tiene clon estructuras independientes una de madera y otra de hierro, y su longitud total es de 1.165 mts. Se acabó de construir cl 23 de Marzo de 1876, y fue utilizado eficientemente por la compañía hasta 1975 en que se decidió construir otro muelle nuevo después de numerosas reparaciones.

Se construyeron a lo largo de la Vía General 12 estaciones que unidas a las estaciones de los ramales: Nerva, Ríotinto, El Valle, Campillo y Zalamea hacían un total de diecisiete, todas de estilo victoriano muy sencillas de uno o dos pisos.

        También se edificaron 8 puentes para salvar la hidrografía de la comarca (ribera Nícoba, arroyo Candón, río Tinto, ribera de Corumber, etc.) cruzando el río en disposición diagonal para reducir el ángulo de desviación.

Así mismo debido a la orografía de la comarca se construyeron S túneles, para ello se prepararon hornos "in situ", para cocer los ladrillos que tenían que servir de muros de contención.

La importancia del ferrocarril en el transporte del mineral podemos constatarlo por la elevada cantidad de mineral que permitió exportar. Llegó a transportar 1.200.000 Tm. anuales, es decir, 10.000 Tm diarias.

Tan considerable tráfico determinó la existencia de un numeroso parque de locomotoras: 143 de vapor y 7 eléctricas que servían de enlace entre las estaciones y las minas. Además se contaba con 1.300 vagones y 2.000 vagonetas de mina.

Las locomotoras eran de 7 modelos diferentes, clasificadas por la compañía en 13 tipos. Todas excepto seis fueron de fabricación inglesa y se construyeron entre 1874 y 1954. Las casas más importantes, atendiendo al número de unidades que se les compró, fueron: Hunslet, Neilson, North British, Avonside, Beyer Peacock, Baldwin, etc.

En 1984 se ponía fin a la línea ferroviaria minera que durante más de un siglo había sido ese elemento dinamizador que había permitido la plena explotación de los minerales. Los altos costes de mantenimiento, las nuevas alternativas de transportes, y su mala rentabilidad, aconsejaron su paralización.

Otras construcciones industriales importantes que posibilitaron la transformación de los minerales de Ríotinto fueron las Fundiciones y la Fábricas de Ácido. La primera fábrica para producción de ácido sulfúrico a partir de la pirita, fue construida por la Río Tinto Company Limited en 1889, para el aprovechamiento de los minerales pobres en azufre procedente de terreros y algunos lugares de las minas que no eran adecuados para la exportación ni para la fusión directa.

Tenía doce cámaras que estaban revestidas por 700 Tm. de plomo, que producían 15.000 toneladas de ácido sulfúrico al año aproximadamente.

En un principio el ácido sulfúrico se aplicaba a la obtención de sulfato de cobre en una fábrica situada en las inmediaciones de ésta. Pero posteriormente se dedico el ácido exclusivamente a la elaboración de superfosfatos en el puerto de Huelva por una sociedad filial de la de Ríotinto.

Debido a su antigüedad y a la escasa capacidad productiva, en 1929 se construyó una nueva fábrica de ácido, en el mismo lugar sobre la anterior, en el pequeño cerro situado frente al pantano Marismilla, en dirección al Cerro Colorado. También era por el procedimiento de cámaras de plomo. Dio origen a las industrias del sulfato de cobre y fertilizantes fosfatados. La pirita ferrocobriza se trato por fusión escorificante, para la producción de cobre, y posteriormente, para la obtención simultánea del azufre elemental, por el proceso Orkla. Se pensó que este era el proceso ideal para tratar los concentrados cobrizos y los pocos minerales ricos en cobre, permitiendo la recuperación parcial del azufre de los minerales, que hasta entonces era totalmente desaprovechado.

El edificio de la nueva fábrica de ácido constaba de tres naves iguales, de estructura metálica y fábrica de ladrillo intermedia. Sus pilares, de perfiles metálicos roblonados sostienen unas cerchas con un caballete levantado para la ventilación. Los adoquines antiácidos fueron importados desde Inglaterra desde la "Metaline, Trade Mark".

En 1961 se puso en marcha una nueva fabricación de ácido sulfúrico, de 180 Tm. de  H2SO4 100% día, a partir de los gases residuales del proceso Orkla. La fábrica fue construida por la empresa alemana Chemiebau. Se ubicó al pie del cerro de las Tres Águilas, donde esta la Chimenea Piritas y al lado de la Fundición. El ácido sulfúrico se había convertido en uno etc los pilares básicos de la industria química moderna. Se empleo en nuestro país principalmente en la industria de fertilizantes (75% de la producción total). Sus restantes aplicaciones son las inclustrias de productos químicos, procesos catalíticos en fase líquida en la industria orgánica y petroleoquímica, pigmentos, detergentes, etc.

La capacidad de está fábrica era de 50.000 toneladas de monohidrato en forma de ácido 98 % SO4H2.

El Ácido producido no se consumía en Ríotinto sino que se transportaba en vagones tanques de 25 toneladas a otras provincias, para ello la compañía construyó unos depósitos en la estación Las Mallas, de enlace entre los ferrocarriles de RENFE y Ríotinto.

Esta fábrica junto con la Fundición fueron desmanteladas rápidamente y trasladadas al Polo de Promoción creado en Huelva, bajo los auspicios del Gobierno de Franco. Esta tendría una capacidad de producción de 900.000 toneladas de SO4H2  100% año, lo que suponía el 55% de la producción española en el año 1964.

En cuanto a las fundiciones, existieron desde siempre en las minas de Ríotinto a base de leña y posteriormente con carbón vegetal (Fundición Huerta Romana). Pero no es hasta 1901 cuando se erigió en Río Tinto un fundición que empleaba el nuevo método Bessemer. Que consistía en inyectar aire a través de la mata en fusión en un recipiente, haciendo que se oxidase el hierro, formándose escoria, y que el azufre se evaporase del depósito en forma de dióxido de azufre. Cada Convertidor o recipiente sólo podía producir unas 9 toneladas de cobre antes de necesitar ser revestido de nuevo. Para poder hacerlo había que levantarlo de su base por medio de una grúa de 54 toneladas, sustituyéndolo por un convertidor nuevamente revestido.

La instalación Bessemer de las minas precisaba sólo un 9,5 % de coque por carga. No obstante estas cifras pudieron ser reducidas aún más con las innovaciones tecnológicas de la “fusión Pirítica”, Esto hizo que se instalara una nueva fundición en Río Tinto en Abril de 1.907, la Fundición Piritas, abierta hasta el año 1.970, que se trasladó al Polo y Promoción y Desarrollo recién instalado en Huelva.

Hasta los años sesenta utilizó el proceso Orkla y luego paso al proceso Momoda para recuperar los gases residuales y producir ácido sulfúrico.

El 1 de Enero de 1955, la recién creada Compañía Española de Minas de Río Tinto, S.A.(C.E.M.R.T. S.A.), se hizo cargo de la gestión, del activo y del pasivo de la RTCL. En la primera década de gestión se pudo observar la consolidación de la nueva empresa. Se cancelaron los 815 millones de pesetas que se adeudaban a la compañía inglesa. Se invirtió más de 500 millones en inmovilizado, con participaciones mobiliarias en otras empresas. Se constituyó un fondo de amortización de 750 millones de pesetas. Se repartieron dividendos después etc la formación de reservas por valor de 328 millones de pesetas.

        Se produjo una mejora de las instalaciones y la racionalización de los procesos para reducir costos, aunque en la mente "de los protagonistas, los trabajadores, el cambio de los "ingleses" a los "españoles" inició cierto declive productivo,y organizativo".

También se inició y amplió otras actividades, como fabricación de ácido sulfúrico, comercialización de cenizas, ampliación de la producción del cobre, investigación geológica y geofísica y participación en otras empresas (Metal Química del Nervión, S.A., Pirita Cueva de la Mora, S.A., Cía. Auxiliar de la Industria del Cobre, Productos Químicos de Huelva, S.A.. Río Gulf de Petróleos, S.A., etc.

A partir de 1955 se va a proceder a la modernización de las minas. La reestructuración laboral, iniciada en 1958 en el Departamento Alfredo fue extendida a la totalidad de los departamentos productivos y parte de los servicios. La plantilla se redujo desde 1954 hasta 1966 en casi dos mil trabajadores. Esta reducción de personal permitió un incremento notable en los ingresos de los productores y no afecto a la producción, sino todo lo contrario, se produjo un aumento de ésta. El tonelaje de extracción de piritas pasó de 780.000 toneladas en 1954, a casi 1.100.000 toneladas en 1965. Según esta misma fuente la producción de cobre blister pasó de 5000 toneladas anuales en 1954 a 12000 toneladas anuales desde 1958 hasta 1965. Lo mismo ocurrió con el ácido sulfúrico y otros productos derivados de la industria de fertilizantes.

En 1966 se constituyó Río Tinto Patiño, con una participación del 55% de la C.E.M.R.T, S.A., del 40 % de la Patiño Mining Corporation, y del 51 % de la Río Tinto Zinc Corporation, (compañía nacida de la fusión de la RTCL y Consolidated Zinc Corporation). Esta nueva empresa tenía corno objetivos explotar la minería del Cerro Colorado y construir una nueva Fundición de cobre y una Fábrica de Ácido Sulfúrico en Huelva, con más capacidad de producción que las existentes en Ríotinto.

Bajo la dirección de Don Juan Eugenio Morera se trabajo con una ilusión renovada en una compañía con unos planteamientos más modernos de las relaciones laborales. Jefes y operarios comienzan a verse como compañeros. Son buenos tiempos debido a la explotación de oro y plata existente en la montera de gossan del Cerro Colorado. Se mejoran los servicios sociales y se construyeron nuevas viviendas en lo que se denominó Nuevo Ríotinto: los chales, los pisos estrella para mandos intermedios y los pisos de los obreros en la barriada los Cantos y en la Barriada Patiño en Huelva, para los 300 productores que se trasladaban para trabajar en la nueva Fundición.

En 1970 1a C.E.M.R.T.,S.A. se fusiona con la Unión Española de Explosivos formándose la Unión Explosivos Río Tinto (ERT). Como resultado de la fusión nació la mayor empresa química española, con una diversificación de actividades poco frecuente en la industria española. Se creó un grupo con más de treinta empresas, cuyo volumen consolidado ole ventas supuso más de 15.000 millones de pesetas.

En 1977 se constituye Río Tinto Minera, S.A. (RTM), y se inicia la expansión de las instalaciones de Cerro Colorado y la modernización de la minería subterránea de Alfredo.

A partir de 1982 se empieza a producir la desactivación de la minería debido a la crisis galopante del cobre que conlleva al cierre de su línea de producción en 1986.

La caída de los precios del cobre hacen poco atractivo para los accionistas las inversiones en Río Tinto, y como resultado se comienza a perder empleo progresivamente, que conllevará a la mayor crisis laboral de Nerva y toda la Comarca.

Si hablamos de la plantilla más numerosa de nuestra historia habría que remontarse a 1915 con 12.502 trabajadores en Río Tinto. Pero ya en tiempos más actuales podernos observar el descenso tan importante de empleo, en 1981 había 2.482 trabajadores que se convertirán en 758 en 1992.

        En este ambiente de crisis económica y laboral, con previsiones de cierre de la mina para 1996, aparece en 1994 la multinacional Free Port McMoran, que prioritariamente le interesa la Fundición de Huelva, para el tratamiento del cobre procedente de sus numerosas minas a nivel mundial. Como consecuencia de los gastos sociales, la poca rentabilidad del cobre de Río Tinto, así como el agotamiento inminente del gossan (de donde se extrae la plata y el oro), decide vender la mina a los mineros al precio simbólico de una peseta por acción. Es así como en Agosto de 1995 se hace real el socialismo utópico: “La mina para el que la trabaja”, y se constituye la sociedad Anónima Laboral Minas de Río Tinto, gestionada y dirigida desde y para “los mineros”

En la actualidad ( año 2002) las minas atraviesan por una crisis que ha determinado el cierre de las explotaciones y la regulación de empleo de la casi totalidad de la plantilla; y la mayoría de los mineros accionistas, han vendido sus acciones a la Sociedad Barty Corporation, que se ha hecho con el control.

En definitiva, la minería ha sido el referente histórico para que los pobladores desde la antigüedad se asentasen en la denominada Faja Pirítica del S-W español. Desde entonces no ha dejado de producirse una interacción simbiótica entre el medio natural y las culturas que se asentaron en él.

Sin la actividad minera nuestra comarca no hubiera tenido el desarrollo económico, que permitió colocar el nombre de “Ríotinto”, en todos los mercados mundiales de cobre y sobre todo de piritas.


 

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