DISCURSO DE SAMUEL MONCADA
Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana
Teatro Teresa Carreño 10 de Abril de 2003
Samuel Moncada es Director de la Escuela de Historia de la Universidad
Central de Venezuela
LA SOBERANIA EN PELIGRO
El mundo vive días difíciles, días peligrosos. Las leyes e
instituciones, creadas por las naciones para mantener la paz mundial,
están siendo desconocidas por el gobierno con mayor poder militar en la
historia de la humanidad.
Millones de civiles inocentes están sufriendo las consecuencias de ese
poder fuera de control. Una guerra desatada por un gobierno que, en
contra de la comunidad internacional, une el ilegal propósito de
destruir preventivamente al país que considere una amenaza con el de
controlar los recursos naturales de ese pueblo.
El uso del poderío militar para mantener la superioridad económica
representa un peligro para las pequeñas naciones del mundo. En estas
terribles circunstancias, el principio de igualdad entre naciones
soberanas desaparece y es sustituido por la Ley de más fuerte, la más
primitiva de las leyes.
Vemos entonces con asombro cómo la tecnología más moderna del siglo XXI
es usada para regresar a la humanidad a los siglos pasados, los siglos
de las invasiones coloniales.
EL NEOLIBERALISMO
Pero la guerra no es el instrumento más usado para reducir la soberanía
e independencia de las naciones. Hoy, hay empresas privadas que tienen
presupuestos más grandes que los de muchos Estados Nacionales. Estas
gigantescas corporaciones poseen ventajas en la competencia económica
que llegan a convertirse en posiciones de dominio en los mercados
mundiales. Su visión del mundo es simple: todo el mundo es un gran
mercado, y todo obstáculo a las fuerzas de los mercados debe ser
eliminado. Esta es la economía global.
Así todos los países deben privatizar sus recursos naturales, privatizar
sus empresas estratégicas, privatizar sus servicios públicos, reducir al
mínimo el Estado, reducir al mínimo los impuestos al sector privado,
eliminar todo tipo de regulación al mercado, reducir las garantías sociales.
Esta simple receta se debe aplicar uniformemente en todo el mundo sin
importar las diferencias entre las naciones. Es una ideología dogmática,
que elimina la diversidad del mundo, es una ideología injusta que premia
al privilegiado y castiga al débil. Es la Ley del más fuerte que
destruye el tejido social de las naciones. Es el neoliberalismo.
En América Latina hemos sufrido los efectos perversos del dogmatismo
neoliberal. Casi todos nuestros países han sido forzados a tomar el
trago amargo del neoliberalismo con la promesa de un futuro mejor a
largo plazo. El resultado ha sido el empobrecimiento de las grandes
mayorías, la quiebra de la administración pública, el aumento de la
deuda externa a niveles imposibles de pagar por la sociedad, la
destrucción de la educación y la salud pública, el desprestigio de las
elites tradicionales y las consiguientes convulsiones sociales y políticas.
Ante esta realidad la respuesta de los poderosos es asombrosa: no hay
alternativa, Uds. deben perseverar en los mandatos del pensamiento único.
En Venezuela la epidemia del neoliberalismo llegó imponiéndose a sangre
y fuego.
El 27 de febrero de 1989, la reacción popular contra las políticas
neoliberales fue aplastada con la mayor masacre del siglo XX venezolano.
Una tragedia que fracturó nuestra sociedad, que separó a los dirigentes
de las mayorías populares en la política, en la economía, en el
sindicalismo y en las fuerzas armadas. La conciencia de los venezolanos
fue sacudida por muchas preguntas: si Venezuela era una nación libre y
democrática,
- ¿Cómo las Fuerzas Armadas se habían compoortado como un ejército de
ocupación contra su propio pueblo?
- ¿En qué tipo de democracia los dirigentess ejecutaban políticas contra
las mayorías pobres sin importarles sus consecuencias?
- ¿En qué consiste la soberanía nacional sii las decisiones fundamentales
de la nación se ordenan en el FMI?
Las respuestas de los dirigentes de esa época fue brutal: no hay
alternativa, es el pueblo el que no entiende la globalización, el nuevo
orden internacional.
La crisis no era sólo de la economía; era también de un tipo de
dirigencia, de un modo de concebir la democracia, de un modo de pensar
la nación. En la década de los 90, los venezolanos resistimos la
agresión antipopular y antinacional buscando una repuesta distinta a la
que nos ofrecían nuestros gobernantes.
¿POR QUÉ SIMON BOLÍVAR?
Había que buscar en otra dirección, voltear la mirada hacia nosotros
mismos, hacia nuestras raíces, para rescatar el sentido de ser
venezolanos. Y ahí nos re-encontramos con el fundador de nuestra
república, con Simón Bolívar.
Los privilegiados de siempre se burlaron. ¿Cómo volver el siglo XIX
cuando vamos al siglo XXI? ¿Cómo tomar como ejemplo a un hombre que no
conoció las computadoras o la luz eléctrica? Según ellos, de Bolívar
nada puede ser rescatado.
La respuesta es muy clara. Está en los valores, en los principios de
acción que Simón Bolívar propuso para crear la nación.
Simón Bolívar era un hombre de su tiempo, pero muchas de sus ideas y
valores trascienden su vida y siguen vigentes hoy.
Él es el símbolo de nuestra nacionalidad, el venezolano imprescindible
sin el cual no se entiende nuestra historia. Pero al mismo tiempo es el
venezolano más latinoamericano, pues no pensó a su patria en los
estrechos límites de la Venezuela actual. "Para nosotros la Patria es
América" decía Bolívar.
¿Cuáles son los principios y valores de la nación que proclama Simón
Bolívar?
En primer lugar la independencia, la absoluta determinación de que los
pueblos americanos deben ser libres de toda dominación extranjera. Para
el hombre que luchó contra un imperio, la libertad de la Patria, es
decir, la capacidad de decidir sobre su propio destino, era innegociable.
La independencia es más que un acto de separación de España; es el
rescate del respeto propio, de la dignidad del pueblo al ejercer su
libertad. La independencia es un proceso permanente que se construye
todos los días. No se trata de cambiar un imperio por otro, es el modo
en que los venezolanos existen en el mundo y para toda la vida. Por eso
Simón Bolívar llegó a decir: "Es imperturbable nuestra resolución de
independencia o nada", pues sin ella desaparece toda identidad nacional.
El segundo principio es el de la soberanía popular. Si la independencia
se refiere a la libertad frente a toda tiranía extranjera, la soberanía
popular afirma la libertad del pueblo frente a toda tiranía interna, así
afirma que "La soberanía del pueblo es la única autoridad legítima de
las naciones". Bolívar es un revolucionario que lucha por transferir el
poder de los privilegiados a todos los habitantes de la nación, sin
exclusiones, al pueblo soberano. En este sentido, su revolución es
profundamente democrática pues no hay autoridad superior a las leyes que
el propio pueblo libremente se dicta a sí mismo.
"La aclamación libre de los ciudadanos es la única fuente de legitimidad
de todo poder humano", afirmó Bolívar, y este principio de carácter
universal lo defendió toda su vida.
Si el pueblo soberano formado por seres libres e iguales es la fuente
del poder, la forma del gobierno no puede ser otra que la república, el
gobierno donde todos podemos participar para dirigir nuestras vidas. No
es el gobierno de un hombre o una clase, es el gobierno de todos los
ciudadanos. Así Bolívar propone:
"Un gobierno republicano ha sido y debe ser el de Venezuela, sus bases
deben ser la soberanía del pueblo, la división de poderes, la libertad
civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y
de los privilegios".
Igualdad y justicia social en la diversidad
Una república de iguales, una república sin privilegios. Aquí
encontramos otro principio del pensamiento de Simón Bolívar: la justicia
social.
La república y la libertad no pueden existir en una sociedad con
injusticia social. Es un deber republicano corregir las desigualdades
sociales, equilibrar los poderes, los saberes y las virtudes de sus
habitantes: oigamos sus palabras:
"La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento,
fuerza y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan
al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las
artes, los servicios, las virtudes, le den igualdad ficticia propiamente
llamada política y social", Bolívar está hablando de algo más profundo
que la igualdad ante la Ley, afirma que cuando las desigualdades
sociales ponen en peligro la república es un deber transformar la
sociedad para salvar la libertad nacional.
Viniendo de una familia de la oligarquía criolla, luchó contra los
privilegios de su propio círculo social. La libertad e igualdad
republicana era superior a los intereses mezquinos de su propia clase.
Así vemos cómo luchó por la abolición de la esclavitud en contra de la
opinión de los amos criollos:
"Yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos como
imploraría mi vida y la vida de la República". Estas ideas representaron
una verdadera revolución social en su época y fueron rechazadas.
De igual modo el Libertador entendió que los derechos de los pueblos
indígenas debían ser reconocidos si los americanos querían construir
naciones verdaderamente unidas y libres.
Los pueblos indígenas son parte fundamental de nuestra nacionalidad y
corregir las injusticias que por siglos impusieron los invasores sobre
ellos es un deber republicano.
Así vemos cómo en un decreto de 1820 ordena, en defensa de los indígenas
de Cundinamarca:
"Se devolverá a los naturales, como propietarios legítimos, todas las
tierras que formaban los resguardos según sus títulos, cualquiera que
sea el que aleguen para poseerlas los actuales tenedores". Tierra para
los propietarios originales, tierra para los que viven como exiliados en
su propia nación, tierra para liberar económicamente a los más débiles.
Este es uno de los objetivos de la revolución bolivariana.
Bolívar es revolucionario cuando reconoce que la diversidad étnica de
América no puede traducirse en privilegios de casta y discriminación
social. Los descendientes de indígenas, africanos y europeos siendo
diferentes formaban parte de una única y nueva nación, que ahora
aseguraba libertad, garantías sociales y oportunidades para todos.
La educación pública
Obviamente una tarea de esta magnitud no puede hacerse en un año, ni
siquiera en una vida. Esta es una obra de generaciones que, con claridad
en sus principios, construye en el tiempo la liberación de la nación.
Aquí encontramos otro valor fundamental del pensamiento de Simón
Bolívar: el poder de la educación popular. Contrario a las ideas
racistas de su tiempo, Bolívar es un firme creyente en el carácter
transformador de la educación.
No es la naturaleza de nuestro pueblo la que determina las desigualdades
sociales. La causa histórica de los conflictos son cientos de años de
exclusión social.
La escuela pública tiene por los menos dos objetivos:
- Tanto aumentar la capacidad de los ciudaddanos para generar su propia
prosperidad.
- Como fortalecer los valores republicanos,, única garantía contra la
tiranía.
Escuchemos sus palabras:
"La educación e instituciones públicas son el principio más seguro de la
felicidad general y la más sólida base de la libertad de los pueblos".
"El primer deber del gobierno es dar educación al pueblo.., la salud de
una república depende de la moral que por la educación adquieran los
ciudadanos en la infancia".
Es el Estado el primer interesado en promover la educación pública, esta
es una fuente de equidad y progreso social. No puede haber república sin
mujeres y hombres educados para la libertad.
Sólo los tiranos están interesados en privar a los pueblos de la
educación, pues como él mismo lo advierte "un pueblo ignorante es
instrumento ciego de su propia destrucción".
Instituciones fuertes para luchar contra la corrupción
La moral y la educación eran centrales para la república, pero Bolívar
no era ingenuo para pensar que los vicios sociales desaparecerían por
completo. Sólo unas instituciones fuertes, con "leyes inexorables" y
tribunales imparciales serían capaces de imponer la justicia cuando
fuera necesario.
Bolívar vio a la corrupción en la administración pública como uno de los
grandes peligros para la existencia de una nación libre. La corrupción
es un terrible enemigo, porque los ladrones no tienen bando político, su
única lealtad es hacia el dinero, y se ocultan en los lugares más
insospechados.
El Libertador nació en una familia de ricos criollos y murió en la
pobreza, con una camisa prestada. Este es sólo un símbolo de su rechazo
el uso del poder para el enriquecimiento personal.
Así decía:
"La corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y
de la impunidad de los delitos. Mirad, que sin fuerza no hay virtud, y
sin virtud perece la república".
La unidad cívico militar y la corrupción de las armas
Otro peligro para las repúblicas libres de América era la corrupción de
las armas, es decir, el abuso por parte de los jefes militares del poder
de los ejércitos para imponer la tiranía sobre sus conciudadanos.
Bolívar estaba muy consciente de sus obligaciones como militar y como
ciudadano. Como militar la guerra le daba prioridad a un ejército
fuerte, al pueblo armado, capaz de lograr la independencia.
Sin la disciplina militar la república no hubiera sido posible.
Pero una vez lograda la paz el ejército libertador no tenía ningún
privilegio sobre la sociedad. Así Bolívar afirma:
"Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No
es el árbitro de las leyes ni del gobierno, es el defensor de la libertad".
Los grandes ejércitos que lograron la victoria militar ahora
representaban un peligro para la libertad al volver sus armas contra los
ciudadanos.
Bolívar condenó la tentación militarista. Como ciudadano, él sabía que
los ejércitos no son una sociedad aparte y que la unidad nacional entre
civiles y militares, tan efectiva en la guerra, debía mantenerse en la
paz aceptando la única autoridad legítima, la del pueblo soberano
expresada en sus leyes e instituciones.
El militarismo, es decir en el dominio de la sociedad por parte de una
casta armada, es la degeneración de la República.
No hay un Bolívar más claro que el del Congreso de Angostura cuando afirma:
"Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha
convocado a la soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta.
Ese era el general no de un ejército de opresores; era el general de un
ejército libertador.
Integración latinoamericana
El rasgo más característico de Bolívar que lo separa de la mayoría de
los líderes venezolanos de la independencia es la magnitud de su visión
estratégica. Bolívar pensó la patria en términos del continente
latinoamericano.
Las pequeñas naciones corrían el riesgo de ser arrasadas por las grandes
potencias si no entendían la necesidad de la alianza entre repúblicas.
Los débiles unidos serían fuertes, su historia común los hacía
semejantes entre ellos y diferentes del resto del mundo. La pérdida de
la libertad en cualquier parte de Latinoamérica representaba un peligro
para todos. Sólo la solidaridad y el claro beneficio mutuo de una
alianza permitirían el ejercicio de las soberanías nacionales.
Bolívar no impone un modelo de gobierno a América Latina; él sabía bien
que cada pueblo debe gobernarse según sus necesidades. Lo que sí
establece es el interés común de Latinoamérica en proteger su independencia.
Así propone que:
"Nuestras repúblicas se ligarán de tal modo, que no parezcan en calidad
de naciones sino de hermanas, unidas por todos los vehículos que nos han
estrechado en siglos pasados, con la diferencia de que entonces
obedecían a una sola tiranía y ahora vamos a abrazar una misma libertad
con leyes diferentes y aun gobiernos diversos; pues cada pueblo será
libre a su modo y disfrutará de su soberanía, según la voluntad de su
conciencia".
Unidad en la diversidad, unidad para ser libres de decidir nuestros
destinos. Ésta era la concepción de la patria latinoamericana.
Estas son las líneas fundamentales del pensamiento de Simón Bolívar. Sus
ideas fueron mayormente rechazadas en su tiempo. Sin embargo, Bolívar es
un patrimonio espiritual de los venezolanos, de los latinoamericanos.
En el fondo sus ideas son una invitación a mirarnos en el espejo y
reconocer quiénes somos, a pensar desde nuestra realidad. El inicio de
toda independencia comienza con la emancipación del pensamiento y
nosotros aceptamos ese reto hoy.
¿Qué significa ser bolivariano en nuestros tiempos?
No es una religión, un dogma, una repetición del pasado. Es una posición
ética y política ante los problemas de nuestro presente.
Es partir de nuestra historia aceptando libremente que los valores de
Simón Bolívar pueden ser reinterpretados, proyectados, complementados de
acuerdo con las aspiraciones de los pueblos hoy.
Así, los bolivarianos participamos en un movimiento de transformación de
la sociedad que lucha por el rescate de la soberanía nacional, por la
transferencia del poder de las élites tradicionales a las mayorías
excluidas y por la libertad y prosperidad de todos los venezolanos.
Creemos en la combinación más adecuada entre mercado Estado para
nuestra sociedad. No somos dogmáticos.
- Creemos en un sector privado vigoroso conn miles de empresarios
pequeños, medianos y grandes generando empleo y riqueza.
- Creemos en la necesidad de un Estado fuerrte y eficiente que corrija
las distorsiones sociales del mercado, que administre nuestros recursos
naturales estratégicos y que provea servicios económicos y sociales para
toda la población.
- Pero también luchamos por el tercer sectoor, el sector solidario,
formado por mujeres y hombres que se asocian voluntariamente para
apoyarse entre sí. El sector donde el pueblo ayuda al pueblo,
organizándose en amplios movimientos de indígenas, campesinos, obreros,
mujeres, estudiantes, intelectuales, cooperativas, comités de tierras,
motorizados, medios comunitarios, clase media en positivo y, por
supuesto, nuestros incansables círculos bolivarianos.
Estas gigantescas fuerzas sociales son el motor de nuestra democracia
participativa. Son las mayorías recuperando su dignidad y su iniciativa,
que controlan al Estado y le exigen que abra sus puertas a las demandas
sociales.
Nuestra lucha es por la democracia política, económica, social y cultural.
- Luchamos por la equidad y la inclusión soocial, por el respeto a la
diversidad étnica, por la igualdad de género.
- Defendemos los derechos históricos de nueestros pueblos indígenas sobre
sus tierras y formas de organización social y cultural.
- Luchamos por los derechos humanos de los niños, de los ancianos y de
los enfermos, de los más débiles de nuestra sociedad.
- Luchamos por una educación pública, popullar y gratuita que forme
ciudadanas y ciudadanos libres, iguales, y solidarios.
- Luchamos por una salud pública universal y gratuita que libere a
nuestro pueblo de la enfermedad.
- Apoyamos un sindicalismo independiente y fuerte que no traicione los
intereses de los trabajadores.
- Luchamos por tierras para los campesinos como base para su liberación
económica.
- Creemos que el acceso a la cultura y el ddeporte son derechos de todas
las venezolanas y los venezolanos.
- Creemos que los militares venezolanos sonn parte integral del pueblo
soberano y que esta unidad de intereses y fines es la garantía de
nuestras libertades.
- Sabemos que nuestro destino está ligado aal de los pueblos de América
Latina y por eso impulsamos una alianza solidaria, que respetando
nuestras diferencias, fortalezca la soberanía de nuestras naciones y las
libertades de nuestros pueblos.
Nuestra afirmación de la soberanía nacional no es una negación de lo
extranjero, querer los propio no es odiar lo ajeno. Los bolivarianos
somos abiertos a las influencias internacionales en la manera expresada
por el gran patriota cubano José Martí, otro bolivariano, cuando dijo
"Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser de
nuestras repúblicas".
Nuestra afirmación de independencia es democrática y pacífica; defender
lo propio no es atacar lo ajeno, y declaramos ante el mundo que no somos
enemigos de ninguna nación, de ninguna cultura, de ninguna religión.
La diversidad del mundo es su riqueza y la paz mundial nuestro ideal.
Nosotros luchamos contra la pobreza, la ignorancia, la enfermedad, el
racismo, el militarismo y el neoliberalismo.
Nuestros propósitos están condensados en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, la única constitución de nuestra historia
aprobada directamente por el pueblo soberano. Ahora bien, como en el
caso de Simón de Bolívar, nuestro proyecto no puede cumplirse en un año,
o en una vida, es una tarea de generaciones.
El GOLPE FASCISTA DEL 11 DE ABRIL
Con aciertos y errores hemos labrado un camino desde 1998, pero estos
esfuerzos se encontraron con la reacción violenta de las fuerzas de los
privilegiados.
Hoy, hace un año, los enemigos de la libertad trabajaban en la
oscuridad. Por meses habían planeado su crimen. Comprados con dinero
extranjero estaban listos para traicionar a sus propios seguidores.
Hoy, hace un año, ya tenían escrito el decreto fascista con el que
querían convertirnos en sus esclavos.
Ya sabían de la masacre que iba a ocurrir el día siguiente como una
etapa más de su estrategia, todo estaba fríamente calculado.
Los venezolanos asesinados el 11, 12 y 13 de abril, sin importar sus
posiciones políticas, fueron víctimas inocentes de una conspiración
antidemocrática y antinacional. Ellos son mártires de la democracia y
los recordamos con dolor y con respeto. Nunca debemos olvidar que entre
ellos pudo haber estado cualquiera de nosotros.
Si el 11 de abril fue el día de la tragedia, el 12 de abril fue el día
de la vergüenza. Ese día se instauró en Venezuela una dictadura
patronal-militar, una tiranía fascista.
En menos de 24 horas, eliminaron todos los poderes públicos, todas las
garantías y libertades. En sólo un día cerraron estaciones de radio y
televisión, persiguieron a miles de dirigentes políticos y sociales,
asaltaron la embajada de Cuba, violaron más derechos humanos que en los
últimos 30 años.
En un solo día anunciaron su plan de gobierno. El retiro de Venezuela de
la OPEP, un acuerdo con el FMI, la venta de nuestra empresa petrolera
PDVSA, el inicio de un plan armamentista, la abolición del aumento de
salario de los trabajadores, la ruptura de relaciones con el gobierno de
Cuba. Sólo en un día.
Sus acciones fueron saludadas por potencias extranjeras y por el FMI.
Sus anuncios fueron celebrados por políticos, sindicalistas,
empresarios, intelectuales, periodistas, cardenales, obispos y dueños de
medios de comunicación.
Todo para su eterna vergüenza.
Y no fue por casualidad que en esa hora oscura de nuestra historia los
partidarios de la tiranía escondieran el retrato de Bolívar del Palacio
presidencial y eliminaran el nombre de la República Bolivariana de
Venezuela.
Ellos mismos declararon su desprecio por nuestra historia y por los
valores centrales de nuestra nación. Eliminando el símbolo creyeron que
podrían destruir la moral de un pueblo.
Aquí debemos recordar las palabras de José de San Martín, el Libertador
de la América del Sur, cuando afirmó:
"Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno
espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y
reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la
dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro puede hacer desaparecer"
El 13 de abril es el día de la dignidad. Lo que sigue es una de las
miles de historias de ese día. Un dirigente social era buscado por la
represión y temía por su vida. Por la radio anunciaban su nombre como el
de un peligroso terrorista. Él buscó refugio en uno de los barrios
pobres del este de Caracas mientras pensaba sus próximos pasos. En la
madrugada del 13 de abril, unas señoras del barrio que sabían que él se
escondía ahí fueron a buscarlo y le preguntaron: " ¿Y ahora qué vamos a
hacer?". Él les respondió que no sabía, pero que lo mejor era protegerse
y esperar. Ellas insistieron: "Pero tú eres un dirigente y tienes que
saber. ¿Qué vamos a hacer?" . Él repitió "no lo sé". Ellas dijeron
"nosotras tenemos que hacer algo, vamos a bajar a la plaza para discutir
qué hacemos".
En las primeras horas de la mañana había sólo unas decenas de señoras,
más tarde fueron cientos y luego miles. Ellos decidieron ir a Miraflores
para ver qué hacían. Al ver esto el dirigente pensó que era más seguro
ir con los miles por las calles en vez de esperar a la policía en la
casa. En la tarde ya eran centenas de miles, millones en las ciudades
más importantes del país.
Esas señoras del barrio demostraron un entendimiento superior de los
valores republicanos que el de las elites ilustradas de Venezuela. Esas
señoras son dignas representantes de un pueblo libre. Ellas son mujeres
bolivarianas.
Porque fue el pueblo en sus miles de manifestaciones espontáneas el que
rechazó la guerra sicológica de los medios de comunicación, y la
represión de la policía en las calles, para exigir su libertad.
Fue el pueblo con su constitución en la mano, en unión con los militares
defensores de las garantías sociales, el que derrotó al fascismo y
restituyó en el gobierno al Presidente Constitucional de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, quien se ha ganado
su puesto al frente de este movimiento.
Nunca antes en nuestra historia ocurrió algo como el 13 de abril. Por
eso digo con orgullo que hoy hablo ante un pueblo libre.
EL SABOTAJE ECONÓMICO
La derrota de la tiranía fascista de abril fue seguida por un hecho
inusitado en Venezuela: es la primera vez en más de cien años que los
golpistas derrotados no son perseguidos por los vencedores. Una mezcla
de perdón político y lenidad en los tribunales permitió a los golpistas
regresar a sus hogares como si nada hubiera ocurrido.
Era la oportunidad para intentar la reconciliación de la dirigencia
política venezolana. Sin embargo, los golpistas interpretaron la
situación como un signo de debilidad del gobierno y reiniciaron la
conspiración.
Aquí se repitió lo que Simón Bolívar describió como una de las causas de
la caída de la primera república. Él afirmaba:
"... a cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón sucedía otra
conspiración que se volvía a perdonar, porque los gobiernos liberales
deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal, que contribuyó
más que nada, a derribar la máquina que todavía no habíamos enteramente
concluido!"
La corrupción de los tribunales sigue siendo una de las grandes manchas
de nuestras instituciones.
Los mismos que conspiraron en abril ejecutaron el acto de agresión más
brutal desde que el imperio británico bloqueó nuestras costas en 1902.
Los mismos personajes, la misma coalición, los mismos objetivos, pero
ahora con una estrategia más destructiva.
Actuando como una quinta columna de un ejército extranjero los fascistas
bloquearon los puertos para asfixiar económicamente a nuestro pueblo.
Secuestraron barcos, destruyeron los sistemas de control de refinerías,
oleoductos y campos petroleros. Cerraron las escuelas y los mercados,
congelaron el dinero de los ahorristas.
Llevaron a la quiebra a miles de pequeñas empresas y destruyeron decenas
de miles de puestos de trabajo.
Dejaron a Venezuela sin gasolina y sin gas doméstico e industrial. Todo
en medio de una incesante campaña de sicoterrorismo en los medios de
comunicación, los cuales sustituyeron su publicidad por permanentes
llamados al golpe de estado.
Sólo con millones de dólares de dinero extranjero puede entenderse el
mantenimiento de esta agresión a Venezuela.
Ya no estaba en juego un presidente o la democracia, ahora se atacaba la
vida de millones de venezolanos y la existencia misma de la soberanía
nacional. Como siempre, los primeros en sufrir fueron los más débiles:
los niños, los ancianos, los enfermos, las mujeres cabeza de familia,
los pobres en general.
El golpe de estado nunca llegó, la explosión social nunca llegó. ¿Qué
ocurrió? El pueblo bolivariano resistió el golpe antinacional con una
disciplina colectiva nunca antes vista.
Mujeres y hombres resistieron largas filas para comprar gas y gasolina,
resistieron la escasez de alimentos. Los conductores del transporte
público resistieron las trancas de calles y avenidas, resistieron los
disparos a sus unidades con el objeto de forzarlos a parar.
Los trabajadores del Metro de Caracas resistieron las amenazas de bombas
en sus lugares de trabajo. Los obreros de Guayana combatieron los cortes
de gas a sus industrias para salvar el pan de sus familias.
Miles de vecinos, organizados en círculos bolivarianos, fueron a apoyar
a los trabajadores petroleros. La Fuerza Armada se declaró en máxima
movilización para llevar alimentos al pueblo, así como proteger y operar
la industria petrolera. Los obreros, técnicos, marinos y gerentes
bolivarianos de PDVSA avanzaron día a día en la recuperación de la
industria hasta los niveles en que se encuentra hoy.
El alto gobierno dirigió y coordinó el abastecimiento petrolero y de
alimentos tanto dentro como fuera del país. Al mismo tiempo respondía a
las conspiraciones políticas del golpismo.
En los momentos más difíciles la solidaridad internacional se hizo
presente. Brasil, Cuba, República Dominicana, Trinidad y Tobago, y
Quatar rompieron el bloqueo económico.
Las manifestaciones de apoyo no se hicieron esperar, desde Porto Alegre
hasta México, desde Madrid hasta Estocolmo se combatió la campaña
internacional contra Venezuela. A todos ellos, a todos Uds. presentes
aquí hoy, vaya nuestro infinito agradecimiento.
Fue esa combinación de fuerzas la que derrotó al golpe económico contra
los venezolanos.
Toda esa historia merece ser contada al mundo. Nosotros nunca la
olvidaremos.
LAS TAREAS DEL FUTURO CERCANO
El pueblo bolivariano esta hoy unido en sus victorias contra el
fascismo. Pero nuestra economía ha sido dañada como si hubiéramos
sufrido una guerra. La pobreza y el desempleo nos azotan en la cara y
debemos iniciar la reconstrucción del país. Nuestra administración
pública no se ha puesto a la altura de la emergencia en que vivimos.
Los grupos fascistas derrotados se reorganizan recurriendo al terrorismo
y a campañas de desprestigio contra Venezuela en el mundo.
En su locura van declarando a su país un "Estado forajido", soñando con
una invasión extranjera. Todo esto ocurre en medio de la campaña
electoral más sucia de nuestra historia.
Pero si mantenemos el vigor de la alianza bolivariana, si llevamos
nuestro mensaje a todos los venezolanos y venezolanas y a todas las
naciones del mundo, no hay duda que otra vez venceremos.
LOS BOLIVARIANOS Y AMERICA LATINA
Nos ha tocado vivir tiempos extraordinarios. Cuando miramos hacia atrás
nos damos cuenta de los mucho que hemos avanzado, pero parece poco
cuando miramos hacia el futuro.
Venezuela está cambiando. América Latina está cambiando. Grandes fuerzas
sociales están en movimiento re-definiendo nuestra identidad y nuestras
aspiraciones.
Los indígenas, los afroamericanos, los campesinos, los trabajadores de
las ciudades, las mujeres, todos están forjando alianzas para elegir por
primera vez en siglos gobernantes que se parecen a las mayorías que
ellos representan.
José Martí decía: "lo que quede de aldea en América ha de despertar" y
pedía: "los pueblos que no se conocen han de darse prisa en conocerse".
Nuestro reloj continental está marcando la hora de que los pueblos
ayuden a los pueblos.
En esta nueva emancipación de América, los venezolanos ofrecemos a
Bolívar. Y ahora podremos responder mejor ¿Por qué Bolívar?
Porque ya no es un hombre solo, o unas ideas en un libro, ahora es un
pueblo en acción.
Porque es una invitación a todos los latinoamericanos a aprender los
unos de los otros. A fortalecernos en nuestro pasado y presente común.
Porque cuando decimos Bolívar queremos decir Tupac Amaru, San Martín,
Morazán, Martí, Juárez, Artigas y todos los que lucharon y luchan por la
liberación de sus pueblos.
Y finalmente, porque nos permite decirle a Uds. que esta también es su
patria.
Muchas gracias.
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