ÚLTIMA RECTA FINAL
de CARLOTA MARTÍNEZ B.
Sociedad de Autores y compositores de Venezuela, CARACAS 1988
Dedico esta obra a Miguel A. Martínez G.
Y Josefa H. Briceño de
Martínez.
Mis queridos padres.
PERSONAJES
MANUEL ANTONIO, Empleado público jubilado, 70 años
DIOSA, Esposa de Manuel Antonio, 60 años
VINICIO, Hijo de Manuel Antonio y Diosa, Entre 40 y 45 años. Traficante
FEDERICO, Negociante, viejo amigo de la casa, Entre 40 y 45 años.
DR. TORREALBA,Antiguo jefe de Manuel Antonio, entre 45 y 50 años.
OLIVARITO,Jinete, amigo de Manuel Antonio, entre 28 y 30 años.
SRA. CLEMENTINA, Amiga de Diosa, vecina de unos 60 años.
SRA. DEL VESTIER,La actriz que hace de Clementina.
NIEVES,Otra vecina, 60 a 65 años.
JESUCRISTO, En la época de predicación.
SAN CONO,
MESONEROS, CORO DE ACTORES.
TITIRITERO Y
VOCES DEL PUEBLO,
DIOSA JOVEN,Diosa, de 20 años
EL RADIO,A la manera de un personaje. Intervendrá con efectos de sonido, música,
propagandas y narraciones.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.
LA ESCENOGRAFÍA HARÁ REFERENCIA A UNA CASA DE PARROQUIA TRADICIONAL VENIDA A MENOS.
ALGUNOS DETALLES EVOCAN EL AMBIENTE ACOJEDOR Y DE FRESCURA DE LO QUE ANTES FUE.
ACTO I
ESCENA I
Una mañana dominguera a eso de las 10.00 a.m., Manuel Antonio regresa de la calle. Al golpe de una puerta que se cierra, camina animadamente ayudado por su bastón. Avanza desde el proscenio hasta el centro del escenario donde finaliza un patio y comienza el comedor. Trae una bolsa en la mano y una gaceta hípica en el bolsillo. Al fondo, como si viniera de la calle, se oye al paso de un auto con altavoz, el himno del partido blanco. La iluminación irá marcando el transcurrir del tiempo entre las 10:00 a.m. y las 6:00 p.m.
MANUEL ANTONIO.- (ENTRA TARAREANDO EL HINMO DEL PARTIDO BLANCO. CANTA ALGUNA
ESTROFA.) Cincuenta años lavando mejor su ropa como el ACE que la deja blanquita... (PAUSA CORTA) Parece mentira, no hace nada que estábamos empezando y ya son las bodas de oro... (LLAMANDO)¡Diosa, vieja!(TOMA UN PEDACITO DE PAN DE LA BOLSA Y SE LO LLEVA A LA BOCA)¡Doctor Avila, por Dios, purito hueco! Este pan está peor que las calles. (PONE LA BOLSA EN LA MESA. LLAMANDO EN ALTA VOZ.)...¡Diosa! (PAUSA CORTA.) ¡Diosa! ¡Diosa, mi amor! (PAUSA CORTA.) ¿Será que está en la cocina y no me oye? ¡Umjú! ¡ Como uno después de viejo se pone sordo! (RIE.) ¡Sjjjjjj! (PAUSA CORTA.)No, que va. No ha regresado todavía.(AL SABERSE SOLO, EXTRAE DE LA CARTERA UN CUADRITO DEL 5 y 6 Y LO EXAMINA CON ACTITUD RECONCENTRADA.) No, ¡que va...! (VERIFICA ALGO EN LA GACETA. TARAREA.) Para ver, ajaaa... ajaaa... Este cuadrito no puede perder. (SE DA GOLPES EN EL PECHO.) Lo que soy yo, Manuel Antonio Avendaño Rojas, gano esta tarde. (SE DIRIGE A UNA VETUSTA IMAGEN DE SAN JUDAS TADEO SOBRE UNA REPISA. SUPLICANTE.) ¡San Judas Tadeo bendito, mete tu dedo! (PASA EL CUADRO POR ENCIMA DEL SANTO.) ¡Pero chico, me llenaste el cuadrito de polvo! Cualquiera diría que aquí nunca te pasamos un trapito. (BUSCA UN TRAPO.) Mira ese polvero, es porque aquí en Caracas los gobernantes tienen una secreta aficcion por la apertura de huecos... y no fuera nada que los abrieran, lo que pasa es que después los dejan así per secula seculorum. (LIMPIA EL SANTO CON UN TRAPITO.) ¡Ajá! Ahora sí estás limpiecito. Te ves hasta buenmozo, San Judas. (PAUSA CORTA.)... ¡Malpensado! (PAUSA CORTA.)... ¿Y dónde se habrá metido Diosa que no ha regresado todavía? (PAUSA CORTA. LE MUESTRA EL CUADRO DE 5 y 6.)Mira, San Judas. Mira lo que tengo aquí. En la primera, "SANTA MÍA"... sí chico, santa, santa, como en la canción del de los mostachos. (CANTA)... ¡Santa, santa mía...!(PARECE OIR ALGO. AVANZA HACIA EL PROSCENIO.)¡Ajá! Ya como que llegó Diosa. (SE DIRIGE A LA VENTANA DEL LADO DERECHO DEL ESCENARIO. LA ABRE Y SE ASOMA. SE OYE GRUPO DE NIÑOS QUE CANTAN DESDE LA CALLE:)
CANTO
INFANTIL
¡ALELIMÓN, ALELIMÓN!
EL PUENTE SE HA CAÌDO.
¡ALELIMÓN, ALELIMÓN!
MÁNDALO A COMPONER.
¡ALELIMON, ALELIMON!
CON QUÉ DINERO.
¡ALELIMON, ALELIMON!
CON CASCARAS DE HUEVO.
Sobre el
canto de los niños, se escuchará también el himno del Partido Blanco, como si
saliera de un altavoz de un auto en movimiento. MANUEL ANTONIO cierra la
ventana.
MANUEL ANTONIO.- ¡Falsa alarma! Con qué dinero, si señor. ¡Ay, se me olvidaba, San Judas! Te traje una estampita de San...? ¡Adivina pues! (PAUSA.) ¡Ah, pues chico... San Cono! Segurito que se conocen de tiempo atrás. (SE LO COLOCA A UN LADO. TOMA DISTANCIA. LOS MIRA.)¡Tronco é llave, ah! Uno es el patrón de los jugadores y el otro el de los casos imposibles. Nada menos. (RIE.) Juntos los dos, para que no estés tan solo. (PAUSA CORTA.) ¿Sabes a quién llevo en la segunda?... a "MAL DE AMORES"... ¿Y en la tercera?.........."ARRAYÁN"... En la cuarta, la yegua "SOMBRILLA"... En la quinta..."DEVALUADA"... Y en la sexta, la línea nacional que no puede perder, "FRED ASTER". (DA UNOS PASOS DE BAILE.) ¡No bailo mal del todo! A pesar de la cojera. ¿No? ¡Fred Aster, el famoso bailarín! (SE REFIERE A FRED ASTAIRE.) ¿No te acuerdas de Yinyer Royers en "El Sombrero de Copa"? (SE REFIERE A GINGER ROGERS. DE NUEVO SE DIRIGE AL MEDIO DEL PATIO, CUANDO LE PARECE ESCUCHAR ALGO. EXTRAÑADO.) ¿Qué pasará que Diosa no llega? La pobre está tan preocupada. Échame una mano, San Judas. (HACE QUE TOMA EN SUS MANOS UNOS BINOCULARES IMAGINARIOS Y SE LOS COLOCA PARA MIRAR. IMITA VOZ DE CONOCIDO NARRADOR HÍPICO.)...¡Nos preparamos para nuestra jornada del 5 y 6 de esta tarde!... Para la primera carrera son mil trescientos metros...¡PARTIDA! La revista que no falla ya ha alcanzado el récord de venta de 70.000 ejemplares vendidos por semana, ¡chúpate esa!... Compre "PARTIDA"... y gane. (PAUSA.)... Cuadró "AGUA BLANCA". (PAUSA CORTA.) También cuadró..."FAROLERO"... "SANTA", la número siete no quiere cuadrar. Entonces, esta yegua no es tan santa. (PAUSA CORTA.) ¡Ajá, cuadró "SANTA" ¡Atención! Faltan pocos segundos para que se ordene la partida. La distancia son mil trescientos metros. ¡PARTIDA!... Mala para "IL PÓPOLO". "EL PRESIDENTE" se coloca en el primer lugar. (EMPUÑANDO EL BASTÓN HACE GESTO DE FUETEAR EL CABALLO COMO UN JINETE.) Para el segundo..."ALCAPONE"...Para el tercero... "AMORE MÍO"... Para el cuarto... "LA ALEMANA"... Para el quinto... "BARBARITA", y en los últimos puestos quedan... "SANTA" , "VIHUELA" y úúúúltimo "IL PÓPOLO". (PAUSA CORTA.) Dos, dos, dos los primeros cuatrocientos metros y ya entran en la primera curva.
ESCENA II
Ha
comenzado a bajar la luz en esta parte del escenario, se continuará viendo, en
la semipenumbra, el gesto de MANUEL ANTONIO fueteando emocionado su caballo,
mientras narra a sotto voce. Simultáneamente se comienza a iluminar la parte
superior del escenario. Los gestos de los actores serán exagerados a la manera
del expresionismo alemán. Se escucha Toccata y Fuga de Juan Sebastián Bach. El
ciclorama semeja el colorido de las iglesias.
DIOSA.- (SE ENCUENTRA ARRODILLADA EN UN RECLINATORIO. PIDE CLEMENCIA DIVINA EN ACTITUD
FERVOROSA.)
JESUCRISTO.-(APARECE CON UN BATOLÓN BLANCO POR VESTIDO, COMO EN LOS TIEMPOS EN QUE PREDICABA POR JERUSALEN, CON LA MANO EN EL CORAZÓN, PRESTA OIDOS A LA PETICIÓN DE DIOSA. LE DA CONSUELO EN ACTITUD AMOROSA.)
Se escucha música con mucho ritmo y sabor caribeño.
CLEMENTINA.-(HACE UNA ENTRADA TRIUNFAL A LA IGLESIA. VISTE MUCHOS COLORINES A LA MANERA DE CARMEN MIRANDA. SE DIRIGE HACIA SU AMIGA. SE SALUDAN CON AFECTO. SE LAMENTAN, SE CONSUELA, SE APOYAN.)
Ambas se despiden de Jesús quien las bendice. Suben acordes de Bach. DIOSA y CLEMENTINA, abandonan lentamente el escenario. Desciende la luz.
ESCENA III
MANUEL ANTONIO continúa narrando sus carreras. Asciende la luz en esta parte del escenario.
MANUEL ANTONIO.- (NARRANDO) ¡Y ganóóóóóó "SANTA" (PAUSA CORTA.) ¡Por lo visto nos estamos acercando al final de lo que puede ser un domingo millonario! (CON SU VOZ NORMAL.) ¡Ojalá! (A SAN JUDAS.) Mira, si tu me concedes esto te prometo ponerte aquí mismito, es este patio, un altar para ti solito, ¿oíste? (PAUSA CORTA.) Y a San Cono, también. (CANTA.) Santa, santa mía... (SE COLOCA DE NUEVO LOS BINOCULARES PARA NARRAR.)Mientras esto transcurre, tras el sonido de una puerta que se abre se escucha simultáneamente acordes fugitivos del himno de partido blanco. Al cerrarse la puerta, DIOSA avanza a través del patio hacia el comedor, con una bolsa en la mano. MANUEL ANTONIO no advierte la presencia de su mujer.
MANUEL ANTONIO.-Y luego de esta repetición nos preparamos para la próxima carrera de esta tarde. Faltan por cuadrar "FINOGALLO" y "CASCATORE". (PAUSA CORTA.)
Cuadró............."CASCATORE" y faltan pocos segundos para que se dé la partida.Cuadró "FINOGALLO"...............¡PARTIDA!...
La largada es bastante pareja. DIOSA.- ¡Cuatro peroles! Da hasta
(PAUSA CORTA.) Ahora comienza pena. ¡Como para morirse de
a colocarse en el primer lugar hambre! Pero, ¿para qué
el caballo "JORNALERO", para trabajar, si por más que la
el segundo "GUSTAVITO", para gente se esfuerce, lo que
el tercero "PASTELAZO", para haga no vale nada? ¿Sabes
el cuarto "TRACALERO", y para lo que me provoca?...
el quinto lugar "POR SI MISMO". enterrarme.
Para los últimos lugares,... ¡Viernes negro! Ja, aquí
"SAL SI PUEDES", "DOÑA PETRA" para el que no está burreao
"CERETÓN". Insiste en la de real, todos los días son
punta el caballo "JORNALERO", negros. (MIRA SORPRENDIDA A
se le acerca "PASTELERO" y SU MARIDO. LO LLAMA.)
sigue avanzando pegado a la ¡Manuel Antonio! (PAUSA.)
baranda el caballo "FINOGALLO". ¡Manuel Antonio! (PAUSA.)
(ELEVA LA VOZ CON EMOCIÓN.) ¿Tu no me oyes? Manuel, tú
Y entran en la recta final. estás loco?
¡Vamos, "ARRAYÁN"!
¡Tu no puedes perder "ARRAYÁN"!
... y avanza fuertemente por fuera
"FAROLERO"..."ARRAYÁN" en la punta...
le sigue "FAROLERO", insiste "ARRAYÁN",
punta a punta "ARRAYÁN" y "FAROLERO".
(GRITA.) ¡Y ganóóóóóó "ARRAYÁN"! .
En la segunda "FAROLERO", en la (ASUSTADA Y SORPRENDIDA.
tercera "BORRACHON". (BAJANDO LA VOZ.) ¿Manuel Antonio, tú estás
¡Y en úúúltimo lugar.................. loco? Te va a dar algo,
Dioooosa.............................. algo, chico. Ay chico, me
asustas. (PAUSA.)
DIOSA.-(TIRA EL PERIÓDICO SOBRE LA MESA.) Lo único que me falta a mí es que te trastornes.
MANUEL ANTONIO.- ¿Y dónde estabas tú, chica? Me tenías mortificado.
DIOSA.- ¿Ah, sí? Pues muy mortificado te veo. Cualquiera cree.
MANUEL ANTONIO.- Pues así es. Aunque usted no lo crea, estaba mortificado, me
asomé varias veces por la ventana y no llegabas. ¡Qué sé yo!...Como las cosas están tan mal, qué sabe uno... un rapto. Saliste tan temprano a comprar unas cositas y mira la hora que es, las 10.00 a.m.
DIOSA.-(BURLONA) ¿Un rapto? Pero qué ocurrencias tienes tú. No seas iluso. ¿Quién puede estar interesado en raptar este pobre pellejo por el que no se puede pagar ni una sola locha?
MANUEL ANTONIO.- Chica, por Dios, no digas eso.
Pausa. Silencio.
MANUEL ANTONIO, toma el periódico de la mesa. Lo mira.
MANUEL ANTONIO.- ¿Viste? Cincuenta años del Partido Blanco.
DIOSA.- Umjúm. (EXTRAE ALGUNOS COMESTIBLES DE LA BOLSA.)
MANUEL ANTONIO.- (LEYENDO.) "Gran Romería. Entre los acordes jacarandosos de una animada música latina. La mañana dominguera, con la llegada del presidente
y su comitiva, dará comienzo al festín de los cincuenta.Cada región, en numerosos y variados kioscos de comida criolla, se hará presente con el homenaje de suculentos platillos que serán la delicia del comensal adeco y de cualquier visitante. El Chivo en Coco, el Arroz con Mango, los Camburitos fritos, la albeja con Cochino y papa, y el pastel de Morrocoy coy coy, entre
otros, harán las delicias de un domingo de celebración.
Pausa.Deja de nuevo tirado el periódico sobre la mesa. Silencio.
MANUEL ANTONIO.- Pero de verdad, ¿y dónde te habías metido tu?
DIOSA.-(PARA SÍ. BURLONA.) ¡Celebración! (PAUSA CORTA.) ¿Y es que tu no sabes que cuando se va a comprar al camión, son colas interminables? Tengo las piernas que no puedo con ellas.
MANUEL ANTONIO.- Pero, siéntate pues, chica. (PAUSA. LA ABRAZA.) Negra, yo la veo tan abatida a usted.
DIOSA.- Es que no es para menos, me siento tan angustiada.
MANUEL ANTONIO.- No haces nada con volverte loca, chica.
DIOSA.- Es que yo te veo a ti tan tranquilo. (PAUSA.)
Transición.
MANUEL ANTONIO.- ¿Y qué mas, pues?... ¿Sabes, vieja?... te tengo una sorpresa. Adivina.
DIOSA.-(CON RECELO.) ¿Una sorpresa? ¿Qué cosa? (CON ANGUSTIA.).Dime.
MANUEL ANTONIO.- (CONFIDENCIAL.) Tengo el presentimiento de que va a ser muy bueno. (PAUSA. COMO EN SECRETO.) La solución para salvar la casa.
DIOSA. (VISIBLEMENTE EMOCIONADA.) ¿Para salvar la casa?... No me digas.
MANUEL ANTONIO.- Pero, un momento. (SACA EL CUADRO DEL 5 y 6 DEL BOLSILLO. LO DEJA VER DE LEJOS.)
DIOSA.-(RECELOSA.) ¿Qué es eso?
MANUEL ANTONIO.- Espérate. No te precipites. Este es el cuadrito ganador de esta tarde. Y nada de mercados libres, no. Un pull de seis. Que te lo digo yo, tu marido, Manuel Antonio Avendaño Rojas.
DIOSA.- Tu lo que estás es trastornado. Nooo, tu no puedes estar bien ¡Qué va! Tu estás perdiendo la chaveta definitivamente.(SE VA A LA COCINA.)
MANUEL ANTONIO.-(HACIA LA COCINA.) Entonces, ¿no me lo crees? (PAUSA.)
¡Contéstame!
DIOSA. ¿A ti te parece justo, Manuel Antonio, que en medio de esta tragedia en que nos encontramos, tú me salga con esa?
MANUEL ANTONIO.- Esta vez es diferente. Y recuérdate, Dios apriete pero no ahoga.
DIOSA.-Oye,¿cuántos años crees tú que tengo yo oyendo el mismo cuento?
MANUEL ANTONIO.- HACIA LA COCINA.)Esto de ahora es diferente, ya verás.Créeme. (PAUSA.)
DIOSA.- (REGRESA DE LA COCINA.) Manuel Antonio, ¿cuántos años tienes tú jugando el bendito 5 y 6? ¿Ah? Dime.(PAUSA CORTA. INCISIVA.) Pero, dime.
PAUSA.
MANUEL ANTONIO.- (PENSATIVO.) Pues, mira... no son menos de cuarenta años.
DIOSA.- ¡Ajá!... cuarenta años... y dime, ¿cuántas veces has ganado?
MANUEL ANTONIO.- Para ver... lo recuerdo muy bien, ¿sabes?
DIOSA. Es mas lo que has perdido que lo que has ganado. Si tú hubieras ahorrado
todo lo que has invertido en los dichosos caballos, quien sabe si hoy estuviéramos millonarios.
MANUEL ANTONIO.- No hombre, chica. De centavo a centavo el pobre nunca se hace rico. Además, yo si he ganado en el 5 y 6. (PAUSA CORTA.) La primera vez, fue cuando compramos esta casa, 30.000 bolívares. Claro que para aquel entonces, aquello era una fortuna.
DIOSA.- ¿Y tu te has puesto a pensar en la cantidad de dinero que necesitamos para salvar la casa?
MANUEL ANTONIO.- Por lo mismo, negra.
DIOSA.- Son mas las veces que has perdido que las que has ganado.
MANUEL ANTONIO.- Pero he ganado, ¿no? ¿Y por qué no otra vez ahora justamente cuando necesitamos el dinero?
DIOSA.- Pero necesitamos de algo seguro.
MANUEL ANTONIO.- ¿Algo seguro? Vieja, a estas alturas lo que necesitamos es un acto de magia.
DIOSA.- ¡Un acto de magia! Lo que necesitas es pisar la realidad.
MANUEL ANTONIO.- (CONFIDENCIALMENTE.) Pero, ¿cuál realidad: la desesperanza, la incertidumbre, la muerte? Es que tengo un presentimiento (PAUSA CORTA.) Mira Diosa, mi amor, de unos días para acá, se han sucedido unas tras otras un conjunto de coincidencias que estoy seguro no son producto de la casualidad. (SE LE ACERCA Y LA TOMA POR UN BRAZO.)Mira, ven. Siéntate, siéntate aquí tranquila y déjame que te cuente. (PAUSA CORTA.) Siéntate, chica,pareces un porfiao.
DIOSA.-(SE SIENTA EN ACTITUD DE SEGUIR LA CORRIENTE.)
MANUEL ANTONIO.- Hace tres noches, soñé que veníamos tú y yo, así, como estamos ahora, igualiiitos. Veníamos entrando en el hipódromo del Paraìso, ¡échale pluma! (PAUSA CORTA.)de repente, me sorprende Olivarito, por el lado derecho y me dice al oído un par de datos... Como en aquella oportunidad, ¿recuerdas? La de "DIAVOLO". Los nombres de los caballos eran: "TAGAMET" en la primera, me levanté y lo anoté para que no se me olvidara y ...
DIOSA.- ¿Tagamet? ¿Y ese no era el nombre de aquellas pastillas para la úlcera que tomaste por tanto tiempo?
MANUEL ANTONIO.- (RECORDANDO.) ¡Aaaayyyy, de verdad...!
DIOSA.- ¡Uhmmmjuu, tienes memoria de chorlito!
MANUEL ANTONIO.- Tagamet 800 mg. Es que he tomado tantas medicinas. (PAUSA CORTA.) Pues, así es. Así se llamaba el caballo en el sueño. El otro caballo se llamaba "DON LUIS", así, como tu papá que en paz descanse.
DIOSA.- ¡Que así sea! ¡Pobrecito!
MANUEL ANTONIO.-(CONTINUA NARRANDO.) Y entonces, con la misma Olivarito se me desaparece y yo sigo adelante, te digo que te quedes ahí esperándome, y yo continúo abriéndome paso hasta las taquillas. De repente, a lo lejos oigo un galope de caballos y cuando volteo, no me puedo quedar menos que estupefacto, pues una multitud se ha formado y me ha ido rodeando al mismo tiempo que se escucha:¡Don Manuel, Don Manuel, Don Manuel y su mujer! Una cosa así como aquel jueguito de: ¡El gallo, el gallo, la gallina y el caballo...! Y entre la multitud aparece un ser muy empaquetado él, que me dice: (COMO QUIEN ANUNCIA.)¡Señor Manuel Antonio Avendaño!
DIOSA.- (SIGUIÉNDOLE EL JUEGO.) ¡El mismo!
MANUEL ANTONIO.-¡Ha sido usted el feliz ganador de la casa. Y con la misma te entregaron en las manos un cheque, y a mí me pusieron alrededor del cuello una cinta de colores vivos, si mal no recuerdo, así como los de la bander patria con un medallón engarzado en la punta que me identificaba como perteneciente a la cofradía de San Cono.
DIOSA.- (SORPRENDIDA.) ¿La cofradía de San Cono?
MANUEL ANTONIO.-Así es, la cofradía de San Cono. (SEÑALANDO LA ESTAMPITA EN EL ALTAR.) El de la estampita. Pero, aquí no termina el sueño. Acto seguido yo me empezaba a desplazar por el medio de la pista de lo mas esponjado como un pavo real y ¿a que no sabes lo que estaba al final de esa recta?
DIOSA.- (PACIENTEMENTE.) Ajaaa, ¿qué había?
MANUEL ANTONIO.-Pues, la casa.
DIOSA.-¿Cuál, ésta?
MANUEL ANTONIO.-Pues, no sé exactamente. Aparecía linda y bella,adornada con amplios ventanales por donde podía otear lejanos horizontes, más allá de unos jardines con flores de mucho colorido. (PAUSA. INTROSPECTIVAMENTE.) Cuando
desperté, me quedé pensando en el sueño. Tratando de ver qué significaba todo aquello. (PAUSA.) ... amplios horizontes, flores coloridas... (LEVANTÁNDOSE DE LA SILLA.) Se me pone la piel de gallina.
DIOSA.-Bueno, pero eso es solo un sueño. (SE LEVANTA PARA IRSE.) Y yo, ya no quiero vivir de sueños ni de esperanzas...
MANUEL ANTONIO.- (LA DETIENE POR UN BRAZO.) ¿Adónde vas? Aquí no termina la cosa.
DIOSA.- ¡Ah, no! Se me hace tarde, chico.
MANUEL ANTONIO.- Es que después del sueño, viene lo que me pasó a mí el
viernes. Eso es lo más interesante.
DIOSA se levanta y se marcha a la cocina.
MANUEL ANTONIO.-(EN VOZ ALTA HACIA LA COCINA.) Óyeme negra, el viernes cuando fui a cobrar la maravilla de pensión que me corresponde, fíjate lo que pasó: iba yo de taquilla en taquilla, viendo a ver donde era que me tocaba el asunto negra. Sin un alma por todo aquello que me orientara y que me echara una mano. Perdido y desrrengado como un pobre perro callejero... y ¿cuál no es mi sorpresa, cuando...a que no sabes a quién me encontré? (PAUSA CORTA.) La misma voz; y fue por el lado derecho como en el sueño, chiquitíco como un muñequito. El mismo, si señor, aunque tú no lo creas: O-LI-VA-RI-TO. (PAUSA CORTA.) Me susurró al oído un par de datos. (PAUSA CORTA. COMO SI HABLARA CON OLIVARITO.)¡Caramba, amigo! ¿Cómo le va? ¡Pájaro de mar por tierra!... ¡Yo estoy como siempre aquí en el hipódromo!¡¿Y tu viejo, jugando?! ... ¿Jugando? ¡Ojalá! Viendo a ver si cobro la pensioncita en este peladero. (PAUSA CORTA.) Se condolió. Para mí que se condolió. Antes de irse, apurado como siempre, insistió con los datos y como de ñapa me tiró un tercero. (PAUSA.) Después, al final, cobré la pensioncita. Y como pude apuré el paso. Era imprescindible ver rápidamente en la gaceta esos datos. Y cuando revisé, me volví como loco... allí estaba. No era solo un sueño. Y en ese momento lo entendí todo. (PAUSA CORTA.) El asunto no podía ser simple coincidencia sino que Dios me lo había puesto allí y no iba a desaprovecharlo. Así que me decidí y jugué mi cuadrito. Y ya ves, aquí está(SE LO MUESTRA DE LEJOS.) Ven para que lo veas.
DIOSA.-(SALE DE LA COCINA.) Para ver pues...
MANUEL ANTONIO.- ¡Uhmmmmmj! Un momentico. No me lo mires raro que me lo empavas.
DIOSA.-¡A pues, chico! Tanta cosa por un cuadro.
MANUEL ANTONIO.- ¡Shhhhh! ¡Cuidado! No profanes. Un cuadro que puede ser la salvación. (LA MIRA.) Si me le pones las manos con ese pesimismo soy hombre caído.
DIOSA.-(SONRÍE.)Bueno, muéstramelo pues. (SONRÍE COMO PARA UNA FOTOGRAFÍA.) Ya estoy sonreída. ¿Acaso que yo también no sé de eso?
MANUEL ANTONIO.- Pero eso sí, óyeme bien. Métete en la cabeza una cosa:
nosotros ganamos esta tarde, tú y yo. Ya sabes. (LE ENTREGA EL CUADRO. PAUSA.
DIOSA LEE EL CUADRO.
DIOSA.-(SORPRENDIDA.) ¡¿¿¿Qué es esto???!
MANUEL ANTONIO.-¡¿¿Qué pasó??!
DIOSA.-¿Este cuadro costó mil bolívares?
MANUEL ANTONIO.-15 $, no mas.
DIOSA.-¿Cómo que 15 $?
MANUEL ANTONIO.-Mil bolívares a precio de devaluaciòn.
DIOSA.-Mira, no estoy para mamaderas de gallo. (MOLESTA.)
MANUEL ANTONIO.-Yo no te estoy...
DIOSA.-¿Te jugaste mil bolívares en ese cuadro?
MANUEL ANTONIO.-¡El cuadrito ganador, Diosa!
DIOSA.-Eso es el colmo de los colmos.
MANUEL ANTONIO.-El cuadrito ganador, Diosa. Lo que nos va a sacar de abajo.
DIOSA.-Tu estás completamente trastornado.
MANUEL ANTONIO.-Pero, dime: ¿Qué son mil bolívares ahorita, chica? Lo dices como si fuera una fortuna.
DIOSA.-Ahorita, mil bolivaritos para nosotros son una fortuna, aunque nadie lo crea. (RETÁNDOLO.) Y estoy segurita que tu lo sacaste de los ahorros, ¿no?
MANUEL ANTONIO.- Bueno sí, pero...
DIOSA.-No digo yo que tu no piensas, una medicina, un médico urgente, cualquier apuro y uno sin un centavo. O es que tu no te acuerdas que eres un hombre enfermo.
MANUEL ANTONIO.-(RÍE A CARCAJADAS.) Ahora el que me río soy yo. (RÍE.)Mil bolívares... (RÍE.) Esa miseria. Será para pagar el carrito libre hasta el hospital. Porque ahorita sí que no me voy a poder morir en una clínica privada, porque no tenemos ninguna otra casa para hipotecar.Además,chica..¿Por qué tiene uno que estar pensando en lo peor?
DIOSA.-Lo peor, lo peor, lo peor ya llegó. Está aquí en nuestras propias narices. (PAUSA CORTA.) ¿O es que tú no te has dado cuenta?
MANUEL ANTONIO.- Yo me estoy sintiendo como una chompa, con la misma resistencia de hace unos años. Además, estoy cansado de pensar todo el tiempo en medicinas, enfermedades. Yo te garantizo que todo esto se tiene que acabar. A mí no me vence así no más la adversidad.
DIOSA.-Pero, es que si tú me dijeras que estás invirtiendo en algo seguro. Pero, en un cuadrito del 5 y 6...
MANUEL ANTONIO.-Mil bolívares no se invierten, Diosa. Mil bolívares se gastan, se van, vuelan. Mil bolívares no son nada.
DIOSA.-Pero eso era lo único...
MANUEL ANTONIO.-Lo único seguro para nosotros ahora, es este azar, esta oportunidad de arrancarle al futuro incierto un pedazo de felicidad. ¿No te das cuenta?
DIOSA.-Has sido siempre tan ilusionista. Se te han metido tantas cosas en la cabeza. Es que tú has sido como un muchacho.
ESCENA IV
Tocan a la puerta de la calle.
DIOSA.-Están tocando a la puerta. (VÁ A ABRIR.)
MANUEL ANTONIO.-(EN VOZ BAJA. CON CAUTELA.) ¡Cállate, cállate! Un momentico, ¿quién será? (EXTRAÑADO.) ¿Tú estás esperando a alguien?...
DIOSA.-(HACIÉNDOSE LA LOCA.) No, que yo me acuerde, no.(PAUSA CORTA.) ¿No será alguien a quien tú le dijiste y no te acuerdas?
MANUEL ANTONIO.-No, yo no.(TOCAN DE NUEVO LA PUERTA CON UN POCO MAS DE INTENSIDAD.) Un momento, un momento. Nadie... tiene por qué venir a visitarnos a esta hora. Federico siempre viene más tarde.
DIOSA.-Esos deben ser testigos de Jehová que vienen a hablar sobre el Apocalipsis, déjame ver.(SE DIRIGE A LA PUERTA.)
MANUEL ANTONIO.-(LA DETIENE.) No, no abras. ¿Para qué vas a abrir? Las cosas están muy peligrosas. Eso del Apocalipsis ya me lo sé todo. Además, yo tengo este cuadro ganador, y esa gente es pavosa.
DIOSA.- Déjame ver, ¿qué sabe uno? Yo voy con cuidado.
MANUEL ANTONIO.- No espérate. Voy yo. (SALE. EN VOZ ALTA.) ¿Quién es?
CLEMENTINA.-(SE OYE DESDE AFUERA.) ¡Clementina!
MANUEL ANTONIO.- (SE DEVUELVE. A DIOSA EN VOZ BAJA.) Es la vieja esa. Seguro que lo que quiere es averiguar. Porque esa es como un sabueso, huele los problemas de los demás desde lejos.
DIOSA.- ¡Ay, chico! (HACIA FUERA.) Un momentico.
MANUEL ANTONIO.-(INCRIMINANDO.) Por supuesto que tú no le habrás contado nada de lo que está pasando en esta casa, ¿no?
DIOSA.-No, no, no le conté absolutamente nada. (PAUSA CORTA.)Voy a abrir.
MANUEL ANTONIO.- (LA DETIENE.) No, abro yo. (ADVIRTIENDO.) Tú bien sabes que a mí no me gusta ella. Y lo único que te digo es que tengas cautela. No me gusta ser el hazmerreír de la gente.
Sale a abrir. DIOSA lo sigue. Se detiene con gran expectativa en medio del Patio. Se nota un tanto nerviosa. Desde la parte delantera del escenario, al abrirse la puerta de la calle irrumpe nuevamente el himno del partido Blanco al paso de un auto con altavoz. Al mismo tiempo se escucha la voz de CLEMENTINA y el sonido de una puerta que se cierra.
CLEMENTINA.-Buenos días, tengan todos.
MANUEL ANTONIO.-Todos, somos mi señora y yo solamente.
CLEMENTINA.-Sí es verdad que los muchachos están fuera. (PAUSA CORTA.) ¿Y Diosa?
DIOSA.-(QUE HA ESTADO ESCUCHANDO DESDE EL MEDIO DEL PATIO.-) ¿Cómo estás Clementina? Pasa adelante.
CLEMENTINA.-Pues, por mi parte, gracias a Dios muy bien. Celebrando.Parménides me dijo, ¡dígale a los "compañeros" que se vengan para el sancocho porque don Manuel tiene que celebrarlo, mira que también él es uno de los fundadores!...
DIOSA.-(ANTE EL GESTO Y SILENCIO ELOCUENTES DE MANUEL ANTONIO, INTERVIENE RÁPIDAMENTE.)Pero, pase señora Clementina. (PAUSA CORTA.) Pase para acá, no tenga pena.
MANUEL ANTONIO.- No, si ella no tiene pena. (CON CIERTA IRONÍA.)¿Verdad, señora Clementina?
CLEMENTINA.-(RIE.) Ay, usted si tiene cosas. (SE DESPLAZA LENTAMENTE Y OBSERVA LOS SANTOS CON DISCRECIÓN.) ¡Ay, tan lindo el altarcito! (PAUSA CORTA.) Así tiene mamá uno en la casa, todiiito lleno de velitas. Una por aquí, otra por allá, y en todo el centro, eso sí, las benditas almas del purgatorio, especialmente traídas de Roma, ¿sabe?...¡Las compramos en un viajecito que hicimos Parménides y yo por allá... mi mamá las adora, la viera usted. Es que ella está tan viejecita.......En una visitica que le hicimos al Papa, él le mandó la bendición. (INTENTA CONTINUAR LA PERORATA.)Imagínese que...
DIOSA.-(APURADA, LA INTERRUMPE.) Pero, pasa Clementina.No te quedes allí. Te tengo tu encargo, ¿vamos adentro?(SALEN.)
MANUEL ANTONIO.- (SE NOTA DESAGRADADO.) Un día de estos pierdo la paciencia y se lo digo. (PAUSA. SE SIENTA Y OBSERVA CON SUS BINOCULARES IMAGINARIOS HACIA EL PATIO. EN TONO DE NARRACIÓN.) ¡Cuadró "FRED ASTÉR"... faltan pocos segundos para que se dé la partida. (PAUSA CORTA.) ¡Listos... PAAARRTIDA! (SE COMIENZA A FUETEAR.)
Se acercan DIOSA y CLEMENTINA.
DIOSA.-Pues me alegro que a los muchachos les esté yendo tan bien.
MANUEL ANTONIO sorprendido, abandona su juego.
CLEMENTINA.-Hasta luego pues, ¡ojalá siga así! Mire que le veo muy bien.
¡Y no deje de ir!
MANUEL ANTONIO.-(SECAMENTE.) Buenos días, señora.
CLEMENTINA y DIOSA, avanzan hacia la puerta de la calle. Al abrir la puerta, nuevamente se escucha a lo lejos los acordes del himno Blanco.
DIOSA.-(HABLANDO DESDE AFUERA.) Bueno, que le vaya bien. Y muchas gracias por la invitación. Vamos a ver si ahora podemos ir un ratico.
CLEMENTINA.-(AFUERA.) ¡Hasta lueeeego!
DIOSA.-(ENTRA DE NUEVO.) No digo yo, ¡Qué cabeza la mía! Se me había olvidado decirte que esta mañana cuando venía de regreso para acá me encontré en la iglesia con ella. Y como Parménides tiene artritis, le ofrecí esa pomada tan buena que tenemos aquí.
MANUEL ANTONIO.- Lo único que te digo es que tengas cautela. Además, el tal
Parménides me ha dado siempre mala espina. ¿Fundadores?? Para fundadores, fundador yo.
DIOSA.-¿Ya vas a empezar otra vez? A ese señor no se le pudo probar nada allí en la aduana.
MANUEL ANTONIO.-En este país a nadie se le prueba nada. (PAUSA CORTA.) ¡Tan hipócrita!(REMEDÁNDOLA.) "¡Que siga tan bien como ahora!"...Como si yo acaso no me di cuenta cómo me aludió directamente cuando se puso a hablar de su "mamita", que es uña y carne de todas las ánimas benditas del purgatorio. (TERMINANTE.) A mí no me gusta esa señora. ¿Tú me dices que al viejo ese, no se le probó nada?...Basta ver el bojote de aparatos que tienen todos en su casa. ¡Hasta carro último modelo tiene el hijo menor! ¿Y todo con un sueldito de inspector de aduanas? ¡No me digan! (PAUSA CORTA.) ¿No la ves como anda ella?, pintarrajeada como una cacatúa y llena de trapos como si siempre fuera para un arroz, ¿¡a plenas once del día!?
DIOSA.- Pero los hijos todos trabajan. (PAUSA.) ¿Sabes que tiene una hija que trabaja en la telefónica?
MANUEL ANTONIO.- ¿Y qué? ¿Es telefonista? ¡Gran cosota!, con mas razón.
DIOSA.-Trabaja en la sección de llamadas internacionales. Habla inglés y francés. Fíjate es tan amable que me la puso a la orden para cuando quisiéramos la ocupáramos y sin cobrarnos nada.
MANUEL ANTONIO.-¿Llamadas internacionales? (PAUSA.) Yo por mi parte no tengo
ninguna llamada que hacer para afuera. (PAUSA CORTA.) ¿Y tú?
DIOSA.-Bueno, y ¿qué sabe uno? ¿Por qué no?
Pausa.
MANUEL ANTONIO.-¿Tú estás segura que no le dijiste nada a esa señora de lo que
está pasando? Porque cuando lo de tu hijo, ella fue la primera que corrió para acá. A solazarse con el dolor ajeno.
DIOSA.-A solazarse, no. Yo diría, a solidarizarse. Ella me apoyó en todo lo que pudo. Además, ¿qué quieres tú que haga si el asunto salió por los periódicos? (PAUSA CORTA.) Y porsia las moscas, nuestro hijo dirás. Porque ese no lo tuve yo sola, ¿no?
MANUEL ANTONIO.-Tú sabes de sobra que él dejó de ser mi hijo, desde que se metió en ese negocio de porquería.
DIOSA.-Un error en la vida lo comete cualquiera.
MANUEL ANTONIO.-Pero, es que ese no es un error cualquiera.
DIOSA.-Yo estoy segura que hay gente que ha querido perjudicarlo. Un muchacho tan alegre, tan generoso. Y para que lo sepas, yo pienso que Vinicio es el único que nos puede sacar a nosotros de esta tribulación.
MANUEL ANTONIO.-(MUY ALTERADO.) ¡Primero muerto, que recibir un sólo centavo de Vinicio.
DIOSA.-Pero, ¿por qué no? (PAUSA CORTA.) En la vida hay que darle a los demás la oportunidad de reivindicarse, y mucho más, si es tu propio hijo. Además, tu has tenido en parte la culpa de lo que pasó!
Transición. Tras el sonido de una puerta, MANUEL ANTONIO y DIOSA se quedan en silencio como sumergidos en el recuerdo. Al tiempo que en el escenario cambia lentamente la luz, VINICIO aparece diez años atrás.
MANUEL ANTONIO.-(INCREPANDO.) ¿Dónde estabas tú, Vinicio?
VINICIO.-¿Qué pasó? (PAUSA CORTA.) Estaba con unos amigos, resolviendo lo del negocio del carro. ¿Por qué? ¿No puedo?
MANUEL ANTONIO.-¿Cuál carro? ¿Cuál negocio del carro? Porque tú no tienes una
locha en que caerte muerto.
VINICIO.-Por si no lo sabías, estoy trabajando en un taller mecánico y he podido reunir algún dinero.
MANUEL ANTONIO.-¿En un taller mecánico, tú que siempre andas de punta en blanco?
VINICIO.-Yo me encargo de la administración. Eso es lo mío.
MANUEL ANTONIO.-(TAJANTE.) Aquí estuvo la policía preguntando por ti.
VINICIO.-¿La policía? ¿Y qué quiere conmigo la policía?
MANUEL ANTONIO.-Si no lo sabes tú.
VINICIO.-No sé. No sé a qué te refieres.
MANUEL ANTONIO.-A mí me parece que usted, nos está ocultando algo. A mí me parece muy extraño esa llegadera tarde en las noches que ha cogido por costumbre últimamente. ¿Qué tanto hace usted, por ahí?
VINICIO.-¿Pero y qué puedo estar ocultando yo, por Dios?
MANUEL ANTONIO.-A nadie lo busca la policía así porque así. Diosa está muy
mortificada. Y sepa y entienda que mientras usted viva en esta casa con sus padres nos debe respeto y consideración.
VINICIO.-Yo creo que yo tengo respeto y consideración.
MANUEL ANTONIO.-Entonces respóndeme, ¿por qué tiene que estarte buscando la
policía. (GRITA.) Porque aquí vino la policía. Y nosotros tenemos derecho a saber qué es lo que está pasando contigo.
VINICIO.-Les digo que nada. Soy lo suficientemente adulto para no tener que dar tantas explicaciones.
MANUEL ANTONIO.-Entonces, si es así, yo prefiero que usted agarre su cachachá
y se me vaya de aquí. Si ya los padres no somos para usted sino un cero a la izquierda, mejor es que decidamos esto así.
Al tiempo que va cambiando la luz al tono de la escena anterior,VINICIO se va volteando lentamente, avanza hacia la calle, golpea violentamente la puerta y sale. DIOSA y MANUEL ANTONIO retoman la discusión anterior.
MANUEL ANTONIO.-¿La culpa yo,porque siempre quise que fuera un hombre de bien?
DIOSA.-Siempre regañándolo, siempre tiranizándolo. Tú bien sabes que él fue un niño enfermo, desde que estaba muy pequeño.Te tenía miedo.
MANUEL ANTONIO.- Tú lo enfermaste de tantos mimos. Yo te lo decía deja a ese niño tranquilo.
DIOSA.-Siempre estuviste celoso de él.
MANUEL ANTONIO.-¿Celoso porque quería que estudiara?
DIOSA.-No todo el mundo tiene que ser universitario.
MANUEL ANTONIO.-Flojo y ambicioso. Eso es lo que era.
DIOSA.-¡Mentira! Lo que pasa es que en mala hora se vino a conseguir con esa mujer, con esa puta.
MANUEL ANTONIO.-¡Tonterías! Él quiso perjudicarse a sí mismo. Y el que se mete donde se metió él, nunca se reivindica, Diosa.
DIOSA.-(CON DOLOR. CON RABIA.) No digas eso por favor, no digas eso. ¡Mentira, mentira! Él en el fondo es un muchacho muy bueno. ¿Cómo no dices quién fue el que salió adelante con todas las cosas de la casa, incluyendo deudas contraídas por ti, cuando te botaron como un coroto del Ministerio del Interior? (PAUSA CORTA.) Si no hubiera sido por él...
MANUEL ANTONIO.- Hubiera sido el colmo que habiendo tenido cómo ayudar a sus
padres no lo hubiera hecho. (PAUSA CORTA.) A pesar de todo, yo reconozco, sí, ¿cómo no voy a reconocer? (PAUSA CORTA.) Sin embargo, en ese entonces, las cosas eran diferentes. Y en todo caso, de cualquier manera, yo estaba ignorante de todo lo que está pasando.
DIOSA.-(SE LE ACERCA Y LO TOMA POR LOS HOMBROS.) Yo he sabido que él ya salió de ese negocio horrible. Eso fue sólo un momento de debilidad. Ahora está metido en el negocio de la carne. Al fin de cuentas, a mí, como su madre que soy, me llegan todas las cosas.
MANUEL ANTONIO.-Sí, para eso es que quieres estar encompinchada con la Clementina, ¿no?
Pausa.
DIOSA.-Manuel Antonio, viejo, escúchame, yo estoy segura que él no nos puede abandonar.
MANUEL ANTONIO.-Ya te lo dije y no quiero volverlo a repetir, primero muerto.
Pausa.
DIOSA.-(TRANSICIÓN. CAUTELOSA.) Manuel Antonio.
MANUEL ANTONIO.-¡¿Qué?!
DIOSA.-Es que tengo que decirte algo.
MANUEL ANTONIO.-(CON HASTÍO.) ¿Qué cosa? Dime.
DIOSA.-Yo no te había querido decir nada, por tu enfermedad. (PAUSA.) Porque yo siempre he sido considerada contigo, para que no te pase nada, tú lo sabes.
MANUEL ANTONIO.- (CON RECELO.) Y... ¿qué es lo que no me has querido decir?
DIOSA.-Esta semana estuvieron por aquí. Tú no te puedes imaginar jamás el estado de angustia que yo he tenido.Dándole vueltas y vueltas a la cabeza a ver si encuentro alguna solución, y nada. Vinieron con una carta del Banco. No he podido olvidar ni por un momento la cara de sapo de ese abogaducho. Se me
paran los pelos y se me pone la carne de gallina de solo recordar esos ojos saltones mirándome sin mirarme, y esa boca babosa, cuando me entregaba la carta donde nos anuncian de manera terminante, Manuel, ¿entiendes? (PAUSA CORTA.)Que la próxima semana si no hemos pagado la tal hipoteca vamos a tener que abandonar la casa. (PAUSA CORTA.)
MANUEL ANTONIO se sienta, desolado.
DIOSA.-(DESESPERADA.) Y sin prórroga, Manuel Antonio, sin prórroga. ¿No te das cuenta? (PAUSA CORTA.) Por eso yo pensé en Vinicio, en quién mas iba a pensar. (SOLLOZANDO.) Yo no quiero ir a parar a un asilo de ancianos. (LLORA.) Lo único que tenemos,¡ah señor! ¡qué desgracia!
Pausa.
MANUEL ANTONIO.- (DIGNAMENTE.) Aaah, ¿conque así es la cosa? No te preocupes. A mí nadie me saca sino con los pies derechitos para fuera.
DIOSA.-Me he sentido tan sola, tan humillada, tan desamparada...
MANUEL ANTONIO.-(REACCIONANDO, LA ABRAZA.) Desamparada nunca. Mientras yo exista usted no está desamparada. (PAUSA CORTA.) Ese es un pobre hombre que no nos da a nosotros ni por los talones, un picapleitos, un mercanchifle, un mercenario. Se queman las pestañas en la universidad y que para después defender la justicia. (PAUSA CORTA.) Será la justicia de un usurero dueño de banco que infla su fortuna con los techos que arrebata sin ninguna consideración a gente como nosotros. (PAUSA.) Tú bien sabes que yo no he sido de los que se cruzan de brazos ante los problemas. (PAUSA. AGITADO.) En mala hora vine yo a enfermarme. ¡Señor!
DIOSA.-Cálmate, Manuel Antonio, tú no te debes molestar.
MANUEL ANTONIO.-(VISIBLEMENTE ENTRISTECIDO.) Si por lo menos yo estuviera 20 años más joven, otro gallo cantaría, ¿no crees tú?
DIOSA.-Mejor te busco la pastillita. (SE VA.)
MANUEL ANTONIO.-¡Ay, que tristeza a donde tuve que llegar yo!
DIOSA se aleja a la cocina e inmediatamente regresa con un vaso de jugo y
una pastilla. Se la entrega a MANUEL ANTONIO, quien se la toma.
MANUEL ANTONIO.-(TRANSICIÓN.) ¿Tú crees que ese inspector es mejor que yo? (SILENCIO.) Contesta, pues.
DIOSA.-Ya sabes que no me gusta contestar idioteces. (PAUSA.)
MANUEL ANTONIO.-(ABRAZA A DIOSA. SE TOMA EL JUGO.) ¿Tú crees en este viejo?
DIOSA.-Claro, claro. (LE BESA LA FRENTE. SE VA A LA COCINA.)
MANUEL ANTONIO.-(EN VOZ ALTA.) Ya vas a ver. Mira, si nos ganamos el cuadrito de esta tarde, el cuadrito no, -¡el cuadrote!- ya tú verás. Sacamos a flote esta casa y tres mas. (PAUSA CORTA.) Y usted me viaja a Roma y se me trae de allá el mejor cuadro de las ánimas del purgatorio que encuentre, ¿oyó?
DIOSA.-(DESDE LA COCINA.) Si, bueno. Está bien.
MANUEL ANTONIO.-(LEYENDO LA GACETA Y FARFULLANDO EL TEXTO INICIAL.) El monto... de bolívares jugados...(EN VOZ ALTA HACIA LA COCINA.) según mis cálculos, si es un único cuadro con seis,son aproximadamente siete millones de bolívares. Y en el peor de los casos podrían ser de dos a tres millones. ¿Qué
te parece? (PAUSA. LLAMANDO.)¡Diosa!
DIOSA.-¿¡Uhuujú!?
MANUEL ANTONIO.-¿Dónde te metiste?
DIOSA.-¿Dónde va a ser? Tengo que preparar algo, ¿no? Tú tienes que almorzar.
MANUEL ANTONIO.-Deja eso para después. Yo no voy a almorzar todavía. Además,
hoy es un día diferente. ¡Deja eso, pues!
DIOSA.-Si, deja eso. ¿Y si yo no lo hago, ¿quién lo va a hacer? Además, eso lo dices porque estás como loco con lo del cuadro de esta tarde.
MANUEL ANTONIO.Pero, ¿cómo no voy a estar loco?...si dentro de pocas horas todo será diferente. (PAUSA CORTA.) Diosa, esos datos no pueden fallar. Olivarito no pela. ¿Te acuerdas aquella mutual que nos ganamos? ¿Fue la número 26, no?
DIOSA.-Sí, la número 26.
MANUEL ANTONIO.-Si ganamos te pongo una cocinera, una para la limpieza, y si
quieres otra, también te la pongo...(RECORDANDO.)...La mutual número 26... la que se armó esa tarde fue de película. Cuando dieron los resultados de la carrera, como supuestamente el 26 no había ganado, mucha gente entre ellos nosotros, botamos las mutuales con ese número; nosotros las tiramos al suelo
enteras y los más desafortunados las rompieron en pedacitos,... y, ¿cuál no sería la sorpresa cuando se oye una voz por los parlantes que dice que el caballo ganador en realidad fue el número 26 por un reclamo de última hora?
DIOSA.-REGRESA DE LA COCINA.) Si no hubiera sido por el pobre Vinicio. (PAUSA CORTA.) Me acuerdo perfectamente: con esos ojotes que tenía como dos faroles comenzó a recorrer el sitio donde habíamos botado las mutuales y en menos que canta un gallo se puso en dos de ellas.(PAUSA CORTA.) Pero, ¿te acuerdas de aquel hombre?
MANUEL ANTONIO.-¡Un rolo é vivo!
DIOSA.-Reclamándonos que las mutuales eran las de él. Imagínate tu si todo el mundo se hubiera puesto entre ellos es ese plan...
MANUEL ANTONIO.-¿Y cuánto fue que nos ganamos?
DIOSA.-¡Cuatrocientos bolos cada mutual!
MANUEL ANTONIO.-Una verdadera fortuna. Me acuerdo... que salimos del hipódromo
agarrados de manos... la piel te brillaba de la alegría, ibas colorada, roja como una manzana... corriendo, nos fuimos a comer a los hermanos Alvarez: Caracoles a la borgoña con una botella de vino blanco; filet mignon y para rematar...unas fresas con crema que le volvían a uno agua la boca. (PAUSA CORTA.) Comimos igual tu y yo, exactamente igual los dos,¿recuerdas?... usted no puede decir que no ha disfrutado con su marido. Recuerdo cuando lucías como una princesa. (PAUSA CORTA.) Estaba de moda "EL PASAPOGA" y Celia Cruz y "LA SONORA MATANCERA" (PAUSA.)
DIOSA.-Así es.
MANUEL ANTONIO.-Mi princesa, ¿dónde está el vestido de pedrería que me gustaba
tanto?
DIOSA.-¡Ahhh! Tenías años que no me llamabas princesa.
MANUEL ANTONIO.-Pero, si eres y has sido siempre mi princesa. (LA ABRAZA.) Ya
verás que todo va a salir bien. (PAUSA CORTA.) Anda, búscalo,...que todavía falta para que empiecen las carreras.
DIOSA.-¿Qué cosa?
MANUEL ANTONIO.-El vestido de pedrería que...
DIOSA.-Pero, ¿cómo se te ocurre? ¿Para qué? Yo estoy muy ocupada ahorita. (INTENTA IRSE.)
MANUEL ANTONIO.-Y, ¿qué tanto es lo que vas a hacer? Compláceme. ¿Dónde está?
DIOSA.-(EVASIVA.) Se lo deben haber comido las cucarachas, y además...¿para qué?...¿para desenterrar recuerdos?
MANUEL ANTONIO.-¡Recuerdos maravillosos! Anda. No me digas que no...
DIOSA.-Pero, ¿te volviste loco?
MANUEL ANTONIO.-(ABRAZÁNDOLA.) Si, estoy loco. (PAUSA CORTA.)...¿Tú sabes a quién te parecías cuando te lo ponías?
DIOSA.-No sé. No sé.
MANUEL
ANTONIO.-(REFIRIÉNDOSE A BETTE DAVIS.) ¡A Bet Déivis!
DIOSA.-¿A Bet Déivis? (RÍE.) ¡Ojalá!
MANUEL ANTONIO.-Ande, pues. Complazca a su marido. Póngaselo, pues...
DIOSA.-¡Ay! Usted si echa broma. (SE VÁ HACIA LA HABITACIÓN. DESDE ADENTRO.) ¿De verdad que me parecía a Bet Déivis?
Durante este diálogo, MANUEL ANTONIO, se pondrá una corbata, un saco y un sombrero a la usanza de los 50 que cuelga de un perchero que está en el comedor.
MANUEL ANTONIO.-(EN VOZ ALTA.)¡Diosa! (PAUSA.) ¡Diosa!
DIOSA.-¡¿Sí?!
MANUEL ANTONIO.-¿Y aquella pintura?
DIOSA.-¿Cuál?
MANUEL ANTONIO.-La de labios, que te hacía lucir tan sensual...
DIOSA.-Ya no existe.
MANUEL ANTONIO.-Pero, me pareció verte una parecida. ¿Por qué no buscas en
el cuarto? Ahhh... y no exageres con el rouge de las mejillas. (EN VOZ BAJA PARA ÉL. RIÉNDOSE.)...Si no, se parece a "Polvorita"la de la comiquita. (RÍE ENTRE DIENTES.)
Pausa. MANUEL ANTONIO camina desde el comedor hacia el patio.Al entrar en esta última zona las luces varían hasta tornar la atmósfera parecida a la de un lugar de diversión nocturna. Como viniendo desde el fondo del pasado, se comienza a escuchar una música de la época. Será mas bien cadenciosa. Un danzón tal vez o alguna otra canción de moda con el objeto de dar ambiente tropical. MANUEL ANTONIO, en actitud juvenil como en el pasado,enciende un cigarrillo. Desde el fondo del pasillo hace su aparición DIOSA, trajeada con su vestido brillante a la usanza de los años 50. MANUEL ANTONIO, se levanta para recibirla.DIOSA, extiende la mano y él le entrega el bastón. DIOSA, lo
coloca de manera sugerente en la bastonera cercana.
MANUEL ANTONIO.-(ACERCÁNDOSE A DIOSA. ELEGANTE.) ¿Bailamos esta pieza princesa?
DIOSA.-(DULCEMENTE.)¡¿Cómo no?! ¡Encantada!
Bailan con mucho sabor y elegancia. Con la música se entrecruzan sonidos de risas, vasos, murmullos de gente que habla animadamente.Los diálogos que siguen podrán ser mimados por los actores, pero saldrán por los altavoces. Grabados como en una película de época.
DIOSA.-(CELOSA.) ¡Estás mirando mucho a la...
MANUEL ANTONIO.-Solo tengo ojos para ti, y tú lo sabes.
DIOSA.-No te lo creo. (PAUSA CORTA.) Mira quien entra.
Por un lado llega el DOCTOR TORREALBA. MANUEL ANTONIO, hace gesto de saludo respetuoso y amable.
MANUEL ANTONIO.-¿Te diste cuenta cómo me saludó el Dr. Torrealba?
DIOSA.-Te saludó con mucha deferencia. Por lo que se ve te tiene un gran aprecio, ¿no?
MANUEL ANTONIO.-A deducir por su forma de saludarme, lo del ascenso es seguro.
DIOSA.-Y ahí sí que nos ponemos las botas, ¿no?
MANUEL ANTONIO.-Por supuesto.
DIOSA.-Pero...no está con su esposa.
MANUEL ANTONIO.-¿Quién sabe si a ella no le gustan los lugares nocturnos...
DIOSA.-¡Uhumm! Se ve un hombre muy apuesto. (PAUSA CORTA.) ¿Le has visto el brillante que tiene en la mano derecha? ¿No le dará miedo de que le corten una mano?
MANUEL ANTONIO.-Se está levantando. (PAUSA CORTA.) Parece que viene hacia acá.
DIOSA.-Debe tener muchos seguidores...con tanto dinero...
MANUEL ANTONIO.-Aduladores, dirás. Es lo que sobra por todas partes en este
país.
Al tiempo que se acerca el DOCTOR TORREALBA, también lo hace OLIVARITO.
OLIVARITO.-(POR UN LADO, A MANUEL ANTONIO.) "DIÁVOLO" para la sexta es
imperdible.
Se acerca Torrealba.
MANUEL ANTONIO.-¡Cómo no, doctor!
MANUEL ANTONIO y OLIVARITO, se retiran juntos a un lado, conversando.DIOSA y TORREALBA, bailan. Al momento, MANUEL ANTONIO comienza a mirar fijamente a su mujer. El DOCTOR TORREALBA y DIOSA terminan de bailar.Ambos se acercan a MANUEL ANTONIO.
MANUEL ANTONIO.-(UN TANTO MOLESTO, PERO CON CIERTA DIPLOMACIA TOMA A SU MUJER POR EL BRAZO.) ¡Buenas noches, doctor!...como que llegó la hora de irse.
DR.TORREALBA.-¿Tan temprano, don Manuel?
MANUEL ANTONIO.-Mañana hay cosas que hacer. (PAUSA CORTA.) Vamos, Diosa.
DR.TORREALBA.-(AMABLEMENTE.) ¡Buenas noches, señora! ¡Hasta la vista, don Manuel!
Salen lentamente. Y van pasando al comedor. Al mismo tiempo la luz volverá a su tono normal y la música comenzará a descender, desaparece la voz en OFF.
DIOSA.-(COMO QUIEN LLEGA DE UNA FIESTA. TRATA DE DESABROCHARSE EL VESTIDO DE PEDRERÍA CON DIFICULTAD. MUY MOLESTA.) Tú veías fantasmas. Eran cosas de tu imaginación.
MANUEL ANTONIO.-(MOLESTO.)¿Cosas de mi imaginación? ¡Ojalá hubiera sido así! Pero, yo de loco no he tenido un pelo. (PAUSA CORTA.) ¿Acaso yo no me daba cuenta de las miradas que se cruzaban el uno al otro?
DIOSA.-¡Viejo calumniador!
MANUEL ANTONIO.-¿Calumniador?...Lo que sucede es que este par de ojos y este corazón nunca me han engañado. (PAUSA CORTA.) ¿Me vas a negar que a ti no te gustaban las miles de atenciones que te hacía el muy muérgano?
DIOSA.-Cualquier mujer se habría sentido halagada. Sin embargo, yo nunca dejé de verlo como un amigo y superior tuyo. (PAUSA CORTA.) Yo sólo quería ser amable.
MANUEL ANTONIO.-¿Amable?
DIOSA.-Sí, amable. Y lo hice por ti. Yo sabía de las deferencias que el Doctor Torrealba tenía contigo. ¿Acaso ustedes no tenían magníficas relaciones? Él, te apreciaba y tenía muy buen concepto de ti. Y yo siempre creí que tú estabas muy interesado de lo que él te estaba ofreciendo. El que las cosas se trastocaran después, no fue culpa mía.
MANUEL ANTONIO.- En varias oportunidades los encontré muy animados en la cocina.
DIOSA.-No era por lo que tú pensaste. Simplemente, él me hablaba de cosas que a mí me gustaban. Estaba al tanto de todas las compañías de Teatro que venían al país.
MANUEL ANTONIO.-Lo hacía para ponerte de su lado, hubiera sido su mujer la que le decía que quería meterse a saltimbanqui, a marioneta y las cosas hubieran sido diferentes.
DIOSA.-Ni saltimbanqui, ni marioneta... dirás actriz. Sarah Bernhardt no era ninguna... Mira, yo estoy segura que Torrealba me hablaba de esas cosas porque le gustaba. Sin ningún otro interés.(PAUSA. CON CIERTA NOSTALGIA.) Hubieras
oído, conocía el nombre, vida y milagros de grandes estrellas.
MANUEL ANTONIO.-Hay gente que cree que uno es cazado a lazos. Bueno, está
bien. No lo digo por ti. Pero, ese sinvergüenza tenía un manejo contigo. Me quería poner las cosas en bandeja de plata para después ¡Zas! (PAUSA CORTA.) ¿Qué fui idiota porque no metí la mano cuando se presentó la oportunidad?...pues así es. Amén. (PAUSA CORTA.) Nunca me he arrepentido. Hubiera tenido que pagar un precio muy alto. Y yo no estaba dispuesto a eso.
Pausa.
MANUEL ANTONIO.-(TRANSICIÓN. REPENTINAMENTE.) ¿Qué hora es, chica? (AGARRA EL CUADRO Y LA GACETA.)
DIOSA.-Bueno, no debe faltar mucho para comenzar. Pero, vamos adentro, te comes algo y descansas un poquito. Además, tienes que tomarte la otra pastilla.
MANUEL ANTONIO.-Pero, espérate un momentico. Vamos a ver si al carcamal que tenemos adentro le da la gana de servir.
DIOSA.-¡Umjú!
MANUEL ANTONIO.-(MIENTRAS SALE.)Ese televisor está como el país: pura imagen, pero por dentro está podrido. (PAUSA CORTA.) Bueno, que eso era antes... porque ahora... ni la imagen.
DIOSA.-Y si no te traes el radio que está en el cuarto.
Salen en dirección al cuarto. La luz desciende lentamente.
FIN DEL PRIMER ACTO
ACTO II
ESCENA I
Tarde del mismo domingo, a eso de las 4:p.m. DIOSA, se encuentra en el patio regando unas matas. MANUEL ANTONIO, se ha ido con intenciones de reparar un viejo aparato de televisión. Se han corrido ya las dos primeras carreras
válidas de la tarde. FEDERICO, toca la puerta. A intervalos y simultáneamente a una conversación entre DIOSA Y FEDERICO se escucha desde adentro a través de la radio, que está sintonizando MANUEL ANTONIO, música propaganda y trozos del
discurso que pronunciara Rómulo Betancourt en el Nuevo Circo, el 13 de Septiembre de 1941. Tocan la puerta de la calle. DIOSA, se adelanta para abrir.
DIOSA.-(A MEDIA VOZ.) ¿Usted, Federico?
Abre la puerta. Al hacerlo se escuchan lejanamente los mismos acordes del himno Blanco por un altavoz de un auto que se desplaza por los alrededores.
DIOSA.-Pase adelante. ¿Cómo le va?
FEDERICO.-¡Aquí, entre amargo y dulce como el guarapo!(CARIÑOSO.) ¿Cómo está usted doña Diosa? ¿Y don Manuel?
DIOSA.-¡Shhhh! ¡Hable bajito! Manuel está allá adentro. Anda como loco con un cuadro del 5 y 6, que dice que va a ser la solución. Y tratando de ver si puede arreglar el televisor viejo. Ya sabe usted que en esta tribulación por la que estamos pasando, tuvimos que vender el de color. (PAUSA CORTA.) Pero, venga. Siéntese. Estaba tan angustiada pensando que usted no pudiera venir.
FEDERICO.-Pero, ¿cómo se le ocurre a usted, doña Diosa? Entonces no me llamaría, Federico Ciconni.
DIOSA.-Bueno, usted tiene casi cuarenta años frecuentando esta casa. Pero, un buen día, ¿qué sabe uno?...las cosas ya no están y...
FEDERICO.-¡Ni Dios lo quiera! Eso no ha sucedido ni puede suceder.
DIOSA.-(SE LEVANTA INTEMPESTIVAMENTE Y EN PUNTILLAS SE ACERCA HACIA EL FONDO A VER SI VIENE MANUEL ANTONIO. REGRESA.) No se oye nada. Pero... dígame, ¿lo vio?
FEDERICO.-Sin mayores dificultades. Está donde le dije.
DIOSA.-La Sra. Clementina puede facilitarme una llamada a través de su hija que...
FEDERICO.-Mire, mire, perdóneme Doña, pero, eso de las llamadas ni se le ocurra. En este país los teléfonos están intervenidos. Así que déjeme el asunto a mí.
DIOSA.-Pero, dígame, cuénteme. ¿Cómo fue todo?
FEDERICO.-(VIGILA QUE NADIE LO OIGA.)Bueno, tal como me indicó el tercio ese con quien me contacté aquí en Caracas. Me trasladé por avión hasta el sitio. (PAUSA CORTA.) El asunto transcurrió con tanta naturalidad que por momentos me olvidé de todo lo demás.
DIOSA.-O sea... ¿tranquilo todo?
FEDERICO.-Completamente. Cuando bajé del avión me estaban esperando
un hombre y una mujer, ambos de mediana edad.Inmediatamente me identificaron, como si me conocieran de toda la vida, y en actitud francamente amistosa se
acercaron, me abrazaron y de allí me llevaron hasta el sitio en que se controlan las salidas en el aeropuerto.
DIOSA.-¡No me diga!
FEDERICO.-Así es.
Siguen hablando en mímica cuando se oye EL RADIO.
RADIO.-(VOZ DE RÓMULO LUEGO DE LA "MARSELLESA".) "...Conciudadanos, una doble emoción me domina en éste momento de dialogar de nuevo de viva voz con el pueblo venezolano..." (APLAUSOS. SE OYE DESPLAZAMIENTO DE LA ONDA RADIAL. PARTE DE UNA CONOCIDA CANCIÓN POPULAR.) "...Y el queso que había en la mesa también se lo comió, ese barbarazo acabó con toooo..." (CONTINÚA DISCURSO.) "...La hora de comparecer ante el tribunal de la opinión pública venezolana..." (TROZO DE UNA PROPAGANDA.)
VOZ MUJER 1.-"...¿Y cómo haces tú con ese familión tan grande y la comida tan cara?
VOZ MUJER 2.-Pues les doy MUSOLMIN que tiene todas las vitaminas y los minerales...
RADIO.-¡Compre...MUSOLMIN...un reconstituyente para la familia venezolana..."
FEDERICO.-(REFIRIÉNDOSE AL RADIO.) ¡¡¿Y eso?!!
DIOSA.-¿Será que Manuel Antonio acomodó el televisor?(IMPACIENTE.) ¿Y entonces? ... sígame diciendo.
FEDERICO.-Hubo solo un trecho en que me entregaron una banda oscura para que la pusiera alrededor de mi cabeza y me cubriera los ojos. Usted sabe, medidas de seguridad, no creo que fuera mucho tiempo, es probable que a mí me haya
parecido más largo de la cuenta.
DIOSA.-Pero,... ¿con usted, Federico? ... ustedes han sido amigos desde tan chiquitos. Eso es como si fuera yo que soy su madre y...
FEDERICO.-No fue él directamente. Fue el personal, que por lo visto, es de su absoluta confianza. Están atentos permanentemente hasta del vuelo de una mosca. Gente que le es absolutamente fiel por favores recibidos. Usted sabe, él tenía muchísimo tiempo sin verme y existen amigos que se traicionan.
DIOSA.-¡Ni Dios lo quiera!
FEDERICO.-Cuando me bajé de la avioneta las cosas fueron diferentes.
DIOSA.-¿Qué pasó? Cuente rapidito no vaya a ser que se le ocurra aparecer a Manuel Antonio.
RADIO.-(MÚSICA SOLEMNE. PARTE DE UNA PROPAGANDA.) ...(SIGUE DISCURSO DE RÓMULO.) "...dijimos y prometimos..." (PARTE MUSICAL DE UNA CUMBIA.) " ... nuestra resolución de mantener siempre en alto la bandera de las reivindicaciones populares y nacionales fuesen cuales fuesen las circunstancias en que se nos colocaba..." (PROPAGANDA HÍPICA.)
FEDERICO.-Al bajarme de la avioneta allí mismo estaba él. Me quedé admirado de lo gordo que está. Vino hacia mí con una mano sosteniéndose el sombrero de panamá y con la otra extendida hacia mí. No nos dijimos ni media palabra. Sólo hubo un abrazo. Creo que allí debió sentir que a pesar de
todo no lo juzgo y que de cierta manera seguimos siendo los mismos.
DIOSA.-¿Recuerdas, Federico, cuando jugaban ustedes juntos a la pelota?
FEDERICO.-¿Cómo no lo voy a recordar?
DIOSA.-En este mismo patio era. Algunos domingos íbamos juntos al zoológico a ver los animales. Vinicio se desvivía por el tigre.
FEDERICO.-Lo mío era aquel enorme jaguar.
DIOSA.-Yo no me explico qué pasó. Para mí todo esto ha sido un misterio. Federico, ¿de dónde sacó ese muchacho meterse en ese problema? Tienen que haber sido malas influencias, ¿te acuerdas de aquella mujer? porque teniendo, además, un padre tan bueno, tan honesto y tan trabajador ... yo no me lo puedo explicar. (PAUSA CORTA.) Yo creo que ha habido gente que lo quiere perjudicar. Dígame, cuando aquel escándalo por los periódicos.
FEDERICO.-Doña Diosa, esa es una lucha de poderes. Muchos de los que están reprimiendo el tráfico, lo hacen para poder controlar el negocio ellos después.
Pausa.
RADIO.-(SIGUE VOZ DE RÓMULO.) " ... El 13 de Septiembre de 1941 es una
fecha gloriosa en los anales de Venezuela porque ese día comenzó a actuar públicamente el partido que inició la segunda independencia nacional y contribuyó decisivamente al avance, prosperidad y dignificación de la República ..." (MÚSICA ALEGRE Y PROPAGANDA.)
DIOSA.-Pero, dígame mijo, ¿y sí lograron hablar?
FEDERICO.-Cuando estuvimos solos. Inmediatamente me preguntó por usted y también por don Manuel. Cuando le referí lo que usted me dijo, se sumió en una profunda tristeza y de allí en adelante se le notó preocupado todo el tiempo. (PAUSA CORTA.) No dijo nada. Se quedó callado. Después hablamos de otros negocios. Le va muy bien con el asunto de la carne, ha logrado adquirir muchas tierras. Esa es su obsesión: tierras, tierras, muchas tierras, con un ansia como de querer echar raíces en todas ellas. (PAUSA CORTA.) Usted no debe preocuparse doña Diosa, Vinicio está muy bien conectado. Tiene gente pesadísima que lo apoya; personeros del propio gobierno y hasta militares de alto rango.
RADIO.-(MÚSICA DE DANZÓN. CONTINÚA EL DISCURSO.) "...La convicción de que este partido ha nacido para hacer historia. Nace armado de un programa que interpreta las necesidades del pueblo y la nación...(MÚSICA O PROPAGANDA.) "...Porque nosotros podremos ser partidarios de que se importe creolina..." (PROPAGANDA.) "...pero programas no..." (NARRADOR.)
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-"...Preparativos para la tercera carrera de la tarde..."
DIOSA.-Pero...¿no te dijo más nada?
FEDERICO.-Claro que sí. Vinicio favorece a muchísimas personas, ¿sabe doña Diosa? Tiene gente que lo quiere mucho, porque es generoso. Entrega a manos llenas y muchos tienen lo que el mismo gobierno no les ha dado, sólo por él. ¿Sabe lo que me dijo? Que no se preocupara, que la semana que viene le hace llegar los reales para pagar la hipoteca de la casa. Y que preparen después los macundales para que se muden al interior, dice que los va a instalar en un sitio muchísimo mejor que en el que está: montañas, aguas cristalinas, animales silvestres. Y todas las comodidades: el propio PARAÍSO TERRENAL, pues.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡¡PARRRTIDAAA!!...(SE ESCUCHA NARRADOR DE 5 y 6 NARRANDO UNA CARRERA.)
FEDERICO.-Doña Diosa, y esa voz del discurso, ¿quién es, pues?
DIOSA.-¿Quién va a ser? (PAUSA CORTA.) Don Rómulo.
FEDERICO.-¿Y eso?
DIOSA.-Vainas de Manuel. ¡Y que hoy es el japi verdi tu yú del partido! ¡Bodas de oro, mi amor! ¿Qué te parece?
ESCENA II
MANUEL ANTONIO.-(LLAMANDO DESDE ADENTRO.) ¡Diosa, mi amor... vieja querida... ¿oíste?... (ACERCÁNDOSE.)
DIOSA.-¿Qué cosa?
MANUEL ANTONIO.-(LLEGANDO.) ¡Pegamos la tercera! ¡Llevamos tres! (PAUSA CORTA. TRAE ABRAZADA UNA RADIO ANTIGUA MUY GRANDE.) ¡Ayúdame aquí, vieja!
FEDERICO.-¿Cómo le va don Manuel? Permítame que le ayude.(TOMA EL RADIO EN SUS MANOS.)
MANUEL ANTONIO.-¿Qué hay muchacho? (PAUSA CORTA.) Muy amable Federico. (PAUSA CORTA.) ¿Sabes? Ya pegué la tercera.
FEDERICO.-¿Dónde se lo coloco? (REFIRIÉNDOSE AL 5 y 6.)¡Yo ya me caí!
MANUEL ANTONIO.-Ponlo por aquí.
Pausa. FEDERICO lo enchufa. MANUEL ANTONIO lo prende. Comienza a sintonizar brevemente. Lo apaga momentáneamente.
MANUEL ANTONIO.-¿Y entonces? ¿Cómo me le va al hombre, ah?
DIOSA, va a la cocina.
FEDERICO.-En perfecto estado de salud. ¿Y cómo se encuentra don Manuel, hoy?
MANUEL ANTONIO.-Como una chompa.
FEDERICO.-No, si ya veo. (LE ENTREGA UNA BOTELLA.)
MANUEL ANTONIO.-¿Una botellita de whisky? Estas manos tenían tiiieempo que no acariciaban una. (PAUSA CORTA.) No sabes cuánto te lo agradezco, Federico. (HACIA LA COCINA)¡Diosa, mi amor, ¿por qué no te traes unos vasitos?! (PAUSA
CORTA.) Ponte cómodo, Federico. (PAUSA CORTA. A FEDERICO.)¡Tu viejo! Era un gran amigo. Y uno de los mejores sastres de este país. Por sus manos pasó mucha gente importante, ¿sabías?
FEDERICO.-Así era.
MANUEL ANTONIO.-Cantaba canciones napolitanas como un ángel. (PAUSA CORTA
CANTANDO.)...¡Ó sole mío, lala lala laaaaa!
Pausa.
MANUEL ANTONIO.-Yo quiero que usted sepa que su papá fue un gran amigo mío.
FEDERICO.-Así es.
MANUEL ANTONIO.-Un hombre que se vino tan joven de su patria, y lo dio todo en
este país, sin mezquindades, sin ambiciones malsanas. ¡Un gran hombre!
FEDERICO.-Cierto, un gran hombre.
MANUEL ANTONIO.-Y hombres es lo que hace falta aquí, no los que vienen buscando la ganancia fácil, no machos cuatriboliaos que de puro machos están
acabando con todo. No, ¡qué va! Hombres en el verdadero sentido de la palabra. Eso es.
Pausa.
FEDERICO.-Don Manuel, yo lo veo muy bien.
MANUEL ANTONIO.-¿Cómo no voy a estar bien? ¡Si solo comenzamos la tarde y ya llevo tres! (PAUSA CORTA.) ¿Y cómo vas tú?
FEDERICO.-(REVISANDO SU CUADRO DEL 5 y 6.) ¡No hombre, ya yo me caí en la
primera!
MANUEL ANTONIO.-Es que no me quieres hacer caso, de que juegues como yo digo.
(SACA EL CUADRO, CONVENCIDO.)..."SOMBRILLA" no puede perder en la cuarta. ¡Que lo digo yo!
FEDERICO.-Pero, el favorito de la cátedra es..."REY LEAR".
MANUEL ANTONIO.-Con el perdón de Chéspier (Shakespeare.), pero ese caballo no llega al final. (PAUSA CORTA.) Es que..."SOMBRILLA", no puede perder. La madre de esta yegua,..."FLORA", es pura calidad, ¿tú te acuerdas, Federico, de aquel caballo..."VICTOREADO"?
FEDERICO.-Sí, claro, ganador del clásico copa Libertador del año 1981.
MANUEL ANTONIO.-Ese era un caballo ramatador. La yegua..."SOMBRILLA", es así; una yegua de ese calibre de..."VICTOREADO". Tú lo verás.
FEDERICO.-Pero la cátedra no es muy generosa con ella, don Manuel.
MANUEL ANTONIO.-La cátedra, la cátedra. Por estar uno creyendo en la cátedra lo que hace siempre es andar metiendo la pata.(PAUSA CORTA. CONCLUYENDO. EN VOZ BAJA) En la cátedra no hay que creer mucho. (PAUSA.)¡Diosa, mi amor! (A FEDERICO.) Debe ser que no oyó. (A LA COCINA.) ¡Los vasitos que te pedí!
DIOSA.-(DESDE LA COCINA.) ¡Unhjú! Para Federico será, porque tú no puedes beber.
MANUEL ANTONIO.-(CONFIDENCIAL A FEDERICO.) Yo no le digo nada.
DIOSA, se acerca con dos vasos y sirve whisky.
MANUEL ANTONIO.-Y ese otro vaso, ¿para quién es?
DIOSA.-¿Para quién va a ser? Para ti, ¿no? si no, ¿quién te aguanta?
MANUEL ANTONIO.-(TOMA EL VASO CON AVIDEZ.) ¡Ah, pero qué bueno!
DIOSA.-Eso es lo único que puedes tomar. (PAUSA CORTA.)Gracias por el regalo, Federico. (PAUSA.)
MANUEL ANTONIO.-Y tú, ¿no te vas a servir un traguito, Diosa? Mira que tenemos que celebrar.
DIOSA.-(EXTRAÑADA.) ¡¡¡¿Celebrar?!!! ¡¡¡¿Celebrar qué?!!!
MANUEL ANTONIO.-Pero no seas pesimista, por favor.
DIOSA.-Mira, Manuel, mejor yo no digo nada.
FEDERICO.-Doña Diosa, ¿cómo que está remolona? (PAUSA CORTA.) Pero, don Manuel, usted está que ¡ni hace treinta años!
MANUEL ANTONIO.-¿De verdad? ¿No me lo estará diciendo para animarme, no? ¿De verdad te parece que me veo muy bien?
FEDERICO.-Y ¿qué me obliga a estar diciendo una mentira? En tal caso preferiría quedarme callado.
MANUEL ANTONIO.-Tú lo has dicho. Me siento como hace treinta años. Y por eso me niego a pensar en nada malo. ¡Vivir el momento, eso es! Esto de ahora es lo único que tengo entre manos.
FEDERICO.-(EXTRAÑADO.) Claro, sí
MANUEL ANTONIO.-¡Treinta años!
FEDERICO.-¡Hace treinta años! (PAUSA CORTA.)
MANUEL ANTONIO.-¡Recién nacidita la democracia en este país! ¡Qué buena vaina nos echamos! ¿Ah? Si señor, tenía yo cuarenta años. ¿Quién lo iba a pensar? Cuando uno tiene cuarenta años la vida parece sonreírnos.
La luz ha comenzado a cambiar lentamente. Se escucha música de los años cincuenta. A lo lejos se oyen voces de gente que grita con alborozo.
VOCES EN OFF.-(GENTE QUE GRITA CON ALBOROZO.) ¡La vaca sagrada! Ahí va la vaca sagrada! ¡La vaca sagrada!
Simultáneamente, FEDERICO, se desplaza con lentitud hacia el medio del patio y eleva la vista al cielo. Mientras atrás al fondo del comedor MANUEL ANTONIO, como hace 30 años, trata de sintonizar la radio que transmitirá noticias del año 1958.
FEDERICO.-(DA VUELTAS COMO UN MONIGOTE.)... Una vaca come hierba...una vaca que mueve la cola... tolón, tolón... (CANTA LA CANCIONCILLA.)..."Me da leche condensada, mata moscas con el rabo...tolón, tolón..." Pero, sagrada. La vaca sagrada que se lleva al presidente, que a su vez se lleva un maletín. ¡Un maletín! Un presidente con su maletín. (CON NOSTALGIA.) ¡Y pensar que tantos tienen su maletín! (RÍEN VIVAMENTE.)
EL RADIO, ha comenzado a transmitir algunas noticias incoherentes.Se escucha voz en un lenguaje ininteligible. Lentamente FEDERICO,se desplaza hacia el ventanal derecho del escenario. De espaldas al espectador se queda mirando hacia fuera. MANUEL ANTONIO continúa al fondo. Por rampas laterales en el foro comienzan a desplazarse hacia arriba HOMBRES y MUJERES del pueblo. Llevan una caja que funge humildemente de Teatrino Itinerante. Al llegar arriba, centro del escenario, dentro de la caja aparece un muñeco con la cara del DICTADOR, y a sus lados, respectivamente, un muñeco con LIQUILIQUI y uno vestido de
CONTRALMIRANTE con un cuatrico en la mano. Golpean al DICTADOR, quien se lamenta hasta que cae.
TÍTERE DICTADOR.-¡Si hice algo malo, pido perdón!
PUEBLO.-¡No, no! ¡Fuera, fuera, fuera!
TÍTERE DICTADOR.-¡Aaaahhhhhhhh! (CAE.)
TÍTERE CONTRALM.-¡Al fin el pueblo sale a recobrar su dignidad!
PUEBLO.-¡Dignidad! ¡Dignidad! ¡Dignidad!
TÍTERE CONTRALM.-¡Basta de tanto silencio! ¡Las calles se llenan del pueblo que reclama su participación!
PUEBLO.-¡Participación! ¡Participación!
TÍTERE LIQUILIQ.-¡Reivindiquemos a nuestros líderes caídos!
PUEBLO.-¡Aaaaahhhh...¡Viva, viva, viva!
Silencio. EL PUEBLO sale por donde entró en actitud de Carnaval.FEDERICO, quien permanece mirando por la ventana lateral derecha de espaldas al público, continúa. MANUEL ANTONIO, sintonizando EL RADIO.
RADIO.-(SE ESCUCHA DISCURSO EN TONO COMBATIVO.)...traquinaqui bunqui bastrata.
(VÍTORES Y APLAUSOS.) Oki bas ñaqui brus tracia y cranistaquia brosqui masqui broquista noc. (VÍTORES Y APLAUSOS.)¡Brosti ñaradaqui o mi chicra! (VÍTORES.) ¡Bomguñinata desaga myuyu, morc eccso! ¡Brosquiiii!
MANUEL ANTONIO.-(EMOCIONADO.) Dice que estamos listos.
FEDERICO.-(EMOCIONADO. CON EXTRAÑEZA.) ¿Listos? ¿Listos para qué?
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Listos para partir! (PAUSA CORTA.) ¡PAARTIDAAA!
La atmósfera vuelve a recobrar el tono inicial.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.- Son mil doscientos metros...la largada es bastante pareja. Por la parte central sale a pelear la delantera el número cinco, la yegua..."SOMBRILLA", la persigue..."SAN LUQUEÑO", para el tercero..."DON FRANCISCO", para el cuarto..."TERRA MÍA", para el quinto..."MIMÍ". (PAUSA.) Van quedando en los últimos puestos..."DON MANOLO", "EKARE" y la yegua "JULIETA". (PAUSA CORTA.) Así viene a terrenos de la última curva y la yegua... "SOMBRILLA" se desplaza con gran fuerza, parece ser que esta hija de..."FLORA" quiere anotarse otro triunfo en esta cuarta carrera de la tarde del domingo...insiste "PRIMAVERAL" por la baranda pero es "SOMBRILLA" la que está en la punta...
MANUEL ANTONIO.-¡No me vayas a echar una broma San Cono bendito, mira que yo llevo"SOMBRILLA".
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Cabeza a cabeza pelean por el triunfo..."SOMBRILLA" y "PRIMAVERAL"!
TODOS.-¡Vamos, "SOMBRILLA"! Vamos, "SOMBRILLA"!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-"SOMBRILLA" no quiere rendirse y en un final de antología...ganóóóóóó "SOMBRILLA", en la segunda "PRIMAVERAL"...(VA BAJANDO EL SONIDO.)
MANUEL ANTONIO.-(EUFÓRICO.) ¡Ganó "SOMBRILLA"! No te lo dije, mi amor.Esa yegua no me podía echar una vaina, ¡que va! Si estuviera ahorita en la Rinconada, me lanzo a la pista y juro que le doy un beso carajo.
MANUEL ANTONIO besa a DIOSA que se acerca.
DIOSA.-¡Ah, no! ¿Tú como que me estás viendo cara de yegua?
MANUEL ANTONIO empieza a toser, parece que se ahoga de tanta excitación.
DIOSA.-¿Qué te pasa, mi amor? Te noto como ahogado, ¿qué te pasa?
MANUEL ANTONIO.-¡Ya va!...(AHOGADO.)...Un momentico. (TRATA DE RESPIRAR.)
DIOSA.-¡Ay, Federico, está ahogado!
FEDERICO.-Cálmese, don Manuel. (AYUDÁNDOLO.) ¿Ya le pasó?
MANUEL ANTONIO.-(CALMÁNDOSE LENTAMENTE.) Lo único que me pasó es que ganó
"SOMBRILLA".(PAUSA.) Pero, ¿ustedes no se dan cuenta de que ganó "SOMBRILLA" y llevo cuatro caballos?
FEDERICO.-¡Claro que nos damos cuenta, don Manuel!
DIOSA.-Pero, espérate chico, ¡cálmate, te va a dar algo! ¡Dígame entonces si pegas las demás...!
MANUEL ANTONIO.-(DESPUÉS DE UNA PAUSA.) Tómate un trago, Federico.
FEDERICO.-Ya estoy en eso, desde hace rato. ¿Le servimos uno a don Manuel?
MANUEL ANTONIO.-¡Échale pichón!
DIOSA.-¡Tú, no! A mí me parece Manuel Antonio, que no debes beber tanto.
FEDERICO.-(ENTREGÁNDOLE EL VASO.) Yo no creo que esto le haga daño...todo lo contrario.
MANUEL ANTONIO.-Además, ¿qué tanto he bebido yo?
DIOSA.-¡Toda la vida! ¡Tienes toda la vida echándote palos!
MANUEL ANTONIO.-(CON EL CUADRO EN LA MANO.) ¿No te lo dije, mi amor? ¿No te lo
dije, que esta vez no podíamos fallar? Mira, en la primera "SANTA MÍA", en la segunda "MAL DE AMORES", en la tercera "ARRAYÁN", en la cuarta "SOMBRILLA" y en la quinta...en la quinta no podemos perder tampoco,¡que te lo digo yo! (MOSTRÁNDOLE EL CUADRO A FEDERICO.) Mira, Federico, yo no me llamo a engaños; yo he sido un jugador por muchos años. Lo analizo y lo vuelvo a analizar y todo me dice que con esta combinación no hay caída posible, chico.
FEDERICO.-Ya yo estoy caído. Es que soy un perro. Cuando voy a hacer el cuadro no sé lo que me pasa, me obnubilo, no sé...
MANUEL ANTONIO.-No se preocupe amigo, que si gano le arrimo la canoa.
DIOSA.-El compadre no necesita de eso.
FEDERICO.-(GUIÑA EL OJO DISIMULADAMENTE.) No se crea doña. Esta situación está mal para todos, no se crea.
DIOSA.-Menos para los grandes, y ¡mire que hay!
MANUEL ANTONIO.-Y hablando de eso ¿cómo está tu empresa?, Federico.
FEDERICO.-Mucha competencia don Manuel. Los grandes se comen a los pequeños y uno tiene que hacer como todos los animales para defenderse.
MANUEL ANTONIO.-Bueno sea lo que sea, de todas maneras si gano yo le doy su barato. (PAUSA CORTA. A DIOSA.) ¡Pellízcame, mi amor!
DIOSA.-¿Qué es Manuel Antonio? ¿Cómo es eso de que te voy a estar pellizcando?
MANUEL ANTONIO.-Para saber que no estoy soñando. ¡Pellízcame, pues!
DIOSA.-(INDIFERENTE.) ¡Unhjú!, Bueno, yo voy a ver cómo está una tontería que puse a hacer en la cocina.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡No sólo de pan vive el hombre, Compre GACETA HÍPICA y gane!
MANUEL ANTONIO.-(DETIENE A SU MUJER AGARRÁNDOLA POE EL BRAZO.) ¡Un momentico!
¿Para dónde se me va usted?
DIOSA.-¿A dónde va a ser, pues? ¡A la cocina!
MANUEL ANTONIO.-Usted no se me va a ninguna parte.
DIOSA.-Bueno es culpa tuya si se quema lo que tengo en la cocina.
MANUEL ANTONIO.-¡Déjalo que se queme, chica!
DIOSA.-Sí,....déjalo que se queme. Cualquiera cree que estamos para botar.
MANUEL ANTONIO.-(LA ABRAZA.) Mira, Federico, ¡ésta es una gran mujer! ¿Sabes?
FEDERICO.-¡Claro que lo es! ¿No lo voy a saber yo?
MANUEL ANTONIO.-Y mientras yo viva mi mujer no puede estar desamparada, ¡No señor!
FEDERICO.-De eso no tengo la menor duda, don Manuel.
Pausa.
MANUEL ANTONIO.-¿Sabes una cosa, Federico? Yo creo que es verdad lo que dice Diosa.¡Yo he sido un tonto! Tuve muchas oportunidades de buenos negocios
¿sabes? (PAUSA CORTA.) Pero es que yo nunca he sido comerciante.(PAUSA.) Sin embargo, no podemos decir que nos ha ido mal.
DIOSA.-No, por supuesto que no nos fue tan mal, mientras estuviste en capacidad de entregarles todo.
Pausa.
MANUEL ANTONIO.-Cuando me jubilaron, Federico, yo tenía capacidad todavía para
seguir trabajando. Pero, ya no les convino que yo continuara allí. Fue con un cambio de gobierno. Querían que me pronunciara por el color del partido mayoritario. Y aún cuando, no lo voy a negar, fui fundador del partido blanco... he tenido siempre muy en alto lo que significa prestar un servicio. ¿Para qué lo voy a negar? Reconozco que siempre he sido un soñador. ¿Sabes cuál es la diferencia, Federico, entre el antes y el después?...que antes se
robaba calladito y ahora se hace a viva voz, descaradamente. Lo peor que ha podido pasar en este país, es que se perdió el respeto por el ciudadano común. Uno siente que todos lo días te dan una bofetada en plena cara. ¿De qué nos sirve llenarnos la boca diciendo que vivimos en un país democrático si nuestra realidad es que nadamos en la inmundicia sin poder hacer nada... ¿la comida?
Caríiiiisima, ¿el trabajo? brilla por su ausencia, ¿los hospitales?
el propio infierno. Hay que huir, correr, lejos, bien lejos, a quedarse en su casa... tranquilitos. Que si uno se ha de morir, por lo menos, hacerlo con un poquito de dignidad... Todo fueron ilusiones... ¿Qué pasó... me pregunto... con el espíritu democrático? Porque yo no lo veo por ninguna parte. Salió corriendo cuando vio este despelote. Por ahí debe estar agazapado el pobre.
¿Sabes en qué se ha convertido todo esto? En puro discurso, discursos en los que ya nadie cree.
DIOSA.-¡Hace tiempo que dejé de soñar, de ilusionarme! ¿Para qué?
MANUEL ANTONIO.-¿Cómo que, para qué? (PAUSA CORTA.) Lamentablemente ese es el
problema que aquí este pueblo ha empezado a perder hasta las ilusiones.
Pausa. Transición.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-Ya comienzan a prepararse los ejemplares que van a participar en la quinta carrera válida de esta tarde. Todo anuncia que los cuadros ganadores de este domingo, aquí en "La Rinconada", cobrarán mejor de
lo que pensábamos.
EL RADIO queda como un sonido de fondo.
MANUEL ANTONIO.-En esta carrera llevo la línea nacional, que es "DEVALUADA", pero más sabe el diablo por viejo que por diablo, yo le busqué la caída y la reforcé con "CAMINADOR"; a ese caballo lo lleva A.Sánchez y yo le tengo mucha confianza a ese negrito, y además está rebajado de peso. Y para completar tengo a la llave once con "CLAUDIA" y "LE GARçONIER"... y "LAGO AZUL", un
tercer favorito...que si gana...
FEDERICO.-Bueno, ¡liguemos para que usted gane, don Manuel!
MANUEL ANTONIO.-¿Tú qué crees?
FEDERICO.-Bueno, ¡ojalá! Vamos a ver.
MANUEL ANTONIO.-¿Usted reza de vez en cuando?
FEDERICO.-Siempre es bueno.
MANUEL ANTONIO.-Mire, yo no me alegro de su caída, pero de que está caído está caído. Así que lo invito a engrosar las filas de los devotos de San Cono y de San Judas Tadeo. Así que empecemos a rezar. (SE VA HACIA EL PATIO. ELEVA LAS MANOS AL CIELO.) ¡Mete tu mano San Cono bendito! ¡Mete tu déo San Judas Tadeo!
Saca del bolsillo una oración y la lee entre dientes. La luz ha comenzado a variar muy lentamente para la próxima escena. Por un extremo del escenario aparece SAN CONO. Viste pantalón y camisa arremangada a la cintura. Muy holgados. Da una sensación de cierta informalidad. Es medianamente joven. Tiene chivita y trae en las manos un juego de cartas que maneja con mucho desparpajo. Tiene modales finos de hombre de mundo. Mientras transcurre esta
escena, detrás en el comedor está FEDERICO, con las manos unidas y los ojos cerrados.
MANUEL ANTONIO.-(QUE NO SE LO PUEDE CREER.) ¡Pero, ¿qué es esto que estoy viendo?! ¡Pero, ¿dónde estoy?! A mí me parece que yo lo conozco a usted, yo tengo una estampita y usted se me parece a...(VOLTEA HACIA EL ALTARCITO.)
SAN CONO.-No, no es necesario. Tú lo has dicho. Soy yo. A mí me pareció que me llamabas.
MANUEL ANTONIO.-Pero yo nunca pensé que usted pudiera...
SAN CONO.-Puedo.Tratándose de casos especiales, por supuesto. Y trátame de tú, trátame con confianza. Mira que estoy cansado de tanto protocolo.
MANUEL ANTONIO.-(CONFIDENCIALMENTE.) ¿Y ese juego de cartas?
SAN CONO.-Es lo único que me permiten en este tránsito celestial.
MANUEL ANTONIO.-Pero lo mío esta tarde no son las cartas sino los caballos, las carreras del 5 y 6. No sé si sabías que estamos en un país llamado...
SAN CONO.-No me lo digas que conozco bien cómo se mueve el asunto por aquí,
las noticias nos llegan con regularidad.
MANUEL ANTONIO.-Y ya que tu sabes, San Cono, por dura que sea la verdad, ¿por qué no me dices quién es el próximo ganador? (CONFIDENCIAL.) ¿Tu no puedes hacer algo por mí?
SAN CONO.- Entre los caprichos de las divinidades está el que yo no les pueda
decir a los jugadores cuál es el próximo ganador. Pero, te prometo que voy a interceder por ti.
MANUEL ANTONIO.-No me dejes abandonado, San Cono. Mira que yo sé que fuiste un
jugador empedernido y...
SAN CONO.-(INTERRUMPIÉNDOLO.) Si, si pero no hablemos de eso. Mira que me ha
costado mucho sacrificio llegar adonde estoy ahora.
MANUEL ANTONIO.-Fíjate tú, San Cono: yo nunca he tenido ese tipo de ambiciones de llegar a la gloria. Es que tengo compromisos en esta tierra. Ya sabes mi mujer, Diosa. Y un par de nietos que tengo, y...ésta casa que es lo único que tengo, y ahora me la quieren quitar...
SAN CONO.-Sí, yo lo sé todo, no tienes que contarme. (PAUSA CORTA.)Pues, en el
cielo las cosas son diferentes. Lo único malo. (MIRANDO AL CIELO.)¡y que Dios me perdone!, es que no se puede jugar ni pico-pico.
MANUEL ANTONIO.-¡Ah, qué broma!
SAN CONO.-Pero mira, Manuel Antonio, no te descuides. Falta poco para correrse
la quinta de la tarde.
MANUEL ANTONIO.-¡Ah, pero antes de que te vayas! ¡Espérate un momentico! Te voy a dar algo para que te lo lleves.
Rápidamente va adentro y de una de las gavetas del decupé saca un cajita de madera. Se la entrega a SAN CONO.
MANUEL ANTONIO.-Toma. Son mis condecoraciones por años de servicios en la
administración pública.
SAN CONO.-¡Pero, Manuel Antonio, si eso es lo único...!
MANUEL ANTONIO.-(INTERRUMPIÉNDOLO.) No te preocupes, dile a las divinidades que ahí les manda de regalo este adeco Manuel Antonio Avendaño. Que las quise
mucho y me dieron mis satisfacciones. Pero que a estas alturas y pensándolo bien ya no me sirven de nada.
SAN CONO.-¡Si tú lo quieres así! A mí no me gusta llevar mucho peso en el
camino, pero tratándose de ti. (PAUSA CORTA. MIRANDO AL CIELO.) ¡Pero, apúrate que la quinta ya va a comenzar!
SAN CONO, va saliendo por una de las plataformas y desaparece solo, al
final de la quinta carrera una vez que la haya oído. La plataforma queda
iluminada. El área del comedor retoma su luz inicial. MANUEL ANTONIO, se
dirige hacia el comedor.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡PAAARTIIDAAA! En distancia de mil seiscientos metros en la quinta de este 5 y 6 de esta tarde, y desde la bola continental. Por la parte central sale a pelear el caballo "VERANIEGO", mala para "ANDRESOTE", en el segundo "GRAN CACAO", en el tercero "MAYERLING", en el cuarto "NEGRA MÍA", en la quinta "VICTORINO", y en los últimos puestos "MAYAMERO", "TÓRTOLA y "SERVIDOR". 22'3/5 y entramos en el poste de los ochocientos metros. Está dominando la quinta del 5 y 6 de la tarde la yegua "MAYERLING", en la segunda "VICTORINO", en la tercera "VERANIEGO", en la cuarta "PAYADOR" y en la quinta el número siete "CAMINADOR"...
MANUEL ANTONIO.-¡No me vayan a echar una vaina ahora! ¿Qué pasa, pues? ¿Y los míos?
FEDERICO.-¡Mete tu mano, San Cono!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-Entrando ya en la recta final se coloca en la punta el número cinco "VICTORINO". Lo persigue muy de cerca "MAYERLING" y para el tercero se coloca la yegua "DEVALUADA". Cabeza a cabeza "MAYERLING" y "VICTORINO" cuando ya se acerca el final de la quinta carrera...
MANUEL ANTONIO.-¡Vamos, "DEVALUADA"! ¡Vamos, "DEVALUADA"! ¡Tú no puedes perder!
DIOSA.-(DESDE LA COCINA.) ¡Vamos, "DEVALUADA"! ¡Vamos, "DEVALUADA"!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Pero insiste "DEVALUADA"
MANUEL ANTONIO.-AL UNÍSONO.) ¡"DEVALUADA"! ¡"DEVALUADA"!
FEDERICO.-(AL UNÍSONO.) ¡"DEVALUADA"! ¡"DEVALUADA"!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Señores, parece que se cae el favorito de la tarde! ¡Por la baranda atropella "FERROVIARIO"! (PAUSA.)¡Vuelve a la lucha "VICTORINO"... pero corre mucho "DEVALUADA"...y ganóóóóóó... "DEVALUADA"... en la segunda..."VICTORINO", en la tercera...
MANUEL ANTONIO.-(SE VA AL MEDIO DEL PATIO. MIRA EL CIELO DESNUDO.) ¡Pegamos los cinco San Cono bendito!
DIOSA, sale de la cocina sin poder pronunciar media palabra por la emoción que la embarga. Desde la plataforma desaparece SAN CONO con cara de satisfacción. MANUEL ANTONIO, abraza a su mujer.
MANUEL ANTONIO.-¡Pegamos los cinco, mi amor! ¡Pegamos los cinco! ¡¿No te lo dije?! (SALTA COMO UN NIÑO, TOMA A DIOSA DE LAS MANOS Y BAILA.) ¡Venga esa
mano, Federico!
DIOSA.-Chico, pero cálmate. Te va a dar algo.
MANUEL ANTONIO, baila.
MANUEL ANTONIO.-(EMOCIONADO.) ¿Tú crees que estén pagando bien, Federico?
FEDERICO.-Bien no, requete bien.
MANUEL ANTONIO.-Sírvete ahí otro traguito.(PAUSA CORTA.) ¡Gracias, San Judas
bendito! Yo sabía que tú no me podías fallar, San Cono, amigo mío. La cofradía de San Cono, sí señor.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-Señores, esta yegua "DEVALUADA", pone a pagar bien este 5 y 6 de la tarde. (PAUSA.) La yegua ganadora se dirige con el jinete A. Sánchez al pódium, allí la espera su dueño el doctor Argimiro Rodríguez...
FEDERICO.-¡Se cayó el favorito de la tarde! Los cuadros van a pagar bien, don
Manuel, claro que sí.
MANUEL ANTONIO y DIOSA se abrazan y se besan con mucha intensidad.
MANUEL ANTONIO.-¿No te lo dije, mi amor, que San Cono no me podía fallar? (PAUSA CORTA.) Cuando estuvo aquí hace ratico, aunque no me quiso adelantar
nada, algo me dijo que podía confiar.
DIOSA.-¿Tú como que estás soñando? Federico va a pensar que a ti te está
faltando un tornillo.
MANUEL ANTONIO.-¡No, hombre! Si Federico ya forma parte de la cofradía.
DIOSA.-¡Tú siempre con tu mamadera de gallo!
MANUEL ANTONIO.- ¿Mamadera de gallo y llevamos cinco?
DIOSA.-(REPENTINAMENTE EMOCIONADA.) ¡Qué maravilla, Señor! Yo le pedí tanto a
San Judas Tadeo bendito. Bueno, pero es mejor no emocionarse antes de tiempo. No cantemos victoria todavía falta la más importante.
MANUEL ANTONIO.-¡Apuesto que ganamos la sexta!
DIOSA.-¿Vas a seguir apostando?
FEDERICO.-Yo creo que los de cinco están pagando bien, doña Diosa.
DIOSA.-¿Tú crees?
MANUEL ANTONIO.-¿Qué están pagando bien? (PAUSA CORTA.) Yo no diría eso. Recuérdate, los cuadros con cinco están pagando requete bien. Nada menos y nada más que se acaba de caer la línea nacional, ¿Ah? ¿Qué te parece? ¡Chúpate esa!
FEDERICO.-Eso pone a pagar muy bien los cuadros ganadores de esta tarde.
MANUEL ANTONIO.-Aparte de que los caballos que han ganado no son nada favoritos. Los mejorcitos no eran los favoritos de la cátedra, amigo.
FEDERICO.- Pero, bueno, esto no se puede quedar así. Estamos completamente secos. ¿No le parece, don Manuel?
MANUEL ANTONIO.-¡Totalmente secos! Tú lo has dicho.
FEDERICO.-¡Esto hay que celebrarlo inmediatamente!
MANUEL ANTONIO.-¡Sí, esto hay que celebrarlo! (A DIOSA.)¡Búscate la botellita, mi amor!
DIOSA intenta ir a buscar la botella. La tiene escondida en un mueble de la sala.
MANUEL ANTONIO.-¡Mi amor, la botellita! ¿Tú como que la escondiste?
FEDERICO.-No, déjeme a mí, doña. Si me dice dónde está...
MANUEL ANTONIO.-¡Dile, mi amor!
DIOSA, sale a buscarla.
FEDERICO.-¡Estos tragos los preparo yo, porque estos tienen que ser especiales!
DIOSA, regresa con la botella.
FEDERICO.-(BUSCA EN EL BOLSILLO.) ¡Ah, caray! Se me acabaron los cigarritos.
(SE DIRIGE HACIA LA PUERTA DE LA CALLE.) Ya vengo. Voy a comprar.
MANUEL ANTONIO.- (CON TONO MEJICANO.)Vaya no mas, manito. (CANTA CANCIÓN MEJICANA.
ESCENA IV
MANUEL ANTONIO.-(HACIA LA COCINA.) Pero, ¿te diste cuenta que pegamos cinco? Estos cuadros deben estar pagando muy bien, ¿oíste, mi amor?
DIOSA.-¡Ojalá sea así! ¡Dios te oiga!
MANUEL ANTONIO.-Lo dijo Alga Yhan que por lo que se veía los cuadros de esta tarde iban a pagar muy bien.
DIOSA.-(DESDE LA COCINA.) Pero con cinco caballos nosotros no hacemos nada. Necesitamos bastante más, pero bastante más dinero, y tú lo sabes. Se trata de salvar la casa, no lo olvides.
MANUEL ANTONIO.-¡No desfallezcas, mi amor! Mira que estamos llegando a la recta final.
MANUEL ANTONIO, se dirige a la habitación. El escenario queda completamente
solo. La luz comenzará a cambiar imperceptiblemente. Al momento atrás en la
cocina se enciende una luz y refleja a través de la pared la silueta de DIOSA arreglándose graciosamente para salir. Los personajes, hablan desde adentro.
MANUEL ANTONIO.-(ANIMADO.) Mi amor, ¿a ti no te agradaría ir a comer al mejor restaurante de esta ciudad esta tarde?
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Soñar, no cuesta nada, compre Gaceta Hípica y gane!
MANUEL ANTONIO.-¿Qué te gustaría comer a ti, mi amor?
DIOSA.-¡Ay! ¿Qué será? Eso sí, que no sea lo mismo de siempre.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Casa Pancho! Los mejores vinos, los mejores quesos. ¡Casa Pancho! Un lugar para la propia satisfacción.
MANUEL ANTONIO.-¿Te acuerdas de aquel vino maravilloso?
DIOSA.-¿Cuál, mi amor?
MANUEL ANTONIO.-¡Vino de Tokay! Lo tomé por primera vez... para ver... en el año 1943. Por aquel entonces había un famoso bar en Valencia, que se llamaba "El gato negro", allí fue, vino de Tokay, de las propias bodegas húngaras.
Sale DIOSA de la puerta del fondo con el mismo vestido, pero con tacones,
peinada, pintada tenuemente y perfumada. Lleva un abrigo liviano, como para la ocasión. MANUEL ANTONIO, entra también y viene arreglándose la corbata para salir. Trae un paltó en la mano.
MANUEL ANTONIO.-(ENTRANDO.) ¡Estás preciosa, mi amor!
DIOSA.-¿Te parece?
MANUEL ANTONIO.-¡Como una princesa! (ASPIRA.) ¡Y qué olor! Juro que ni la flor mas aromática de este planeta huele como mi mujer hoy. (PAUSA CORTA.) ¿Y cómo estoy yo?
DIOSA.-¡Estás perfecto!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡El caballero de buen gusto cuida de la pinta de su corbata... comprad el mejor corte y vestiréis el mejor traje...!
MANUEL ANTONIO.-¿Nos vamos?
DIOSA.-(DETENIÉNDOSE.) ¡Ay, mi amor! ¿Y tú tienes plata?
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Deje que pague ella!
MANUEL ANTONIO.-¡Ella viene con nosotros!
DIOSA.-(EXTRAÑADA.) ¿Quién?
MANUEL ANTONIO.-¡Nuestra amiga, Mastercard! Ella, nos abre las puertas del cielo, ¡Vamos!
Avanzan hacia el centro del patio donde la luz, una mesa y dos sillas sugieren un ambiente de restaurante. La luna brilla en el cielo. Esperan una mujer y un hombre vestidos de mesoneros elegantes, también FEDERICO vestido de Maitre. Comienza una música muy tenue.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¿Por qué los pajaritos en la enramada dicen pipí?...Pues, porque sí...
MANUEL ANTONIO y DIOSA, ya en el restaurante. Los mesoneros llevarán al igual que el Maitre, medias máscaras que dejan ver bocas sonrientes, pero de colores planos.
MESONERO.-¡Pasen adelante! (PAUSA CORTA.)¿Dónde desean sentarse los señores?
DIOSA.-(EMOCIONADA.)¿Qué te parece en esa, mi amor?
MANUEL ANTONIO.-¡Me parece muy bien!
MESONERO.-¡Adelante! (LE ARRIMA LA SILLA A DIOSA. LE QUITA EL ABRIGO.)
MESONERA.-¿Desean tomar los señores?
MANUEL ANTONIO.-¡Solo vino!
La MESONERA, le entrega la carta de vinos.
MANUEL ANTONIO.-¡No es necesario! Queremos vino de Tokay.
Los MESONEROS se van. Viene el Maitre. Le entrega la carta. Sube un poco la música. Sólo con gestos el Maitre hace algunas recomendaciones. Ellos seleccionan. El Maitre se va. DIOSA y MANUEL ANTONIO, esperan tomados de las manos. Son servidos a cuerpo de Rey. Comida vistosa. Brindan con dos copas. Baja de nuevo la música.
DIOSA.-(DE REPENTE.)Manuel Antonio, ¿qué hora es?
MANUEL ANTONIO.-¡Vámonos rápido, que ya se va a correr la sexta carrera!
MANUEL ANTONIO, sólo muestra la tarjeta apresuradamente. Los MESONEROS le abren paso y sonríen. Al salir los espera la Señora CLEMENTINA, haciendo el papel de guardarropas. Sin identificarlos de manera especial, entrega a DIOSA amablemente el abrigo. MANUEL ANTONIO le da una propina.
MANUEL ANTONIO.-¡Muy amable! (JUSTO AL SALIR.) Diosa, ¿esa no es la señora Clementina?
DIOSA.-¿Quién? ¿Esa?
MANUEL ANTONIO.-Sí, es ella.
DIOSA.-¿La señora Clementina de guardarropas de un restaurante en París? No, ¡Que va! Es igualita, pero no es ella. Vamos, mi amor.
MANUEL ANTONIO y DIOSA, penetran de nuevo al área de la cocina donde se vestirán otra vez como antes. Vuelve la luz a la normalidad y simultáneamente, en el comedor, FEDERICO los espera preparando los tragos y atento al discurso de la RADIO.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Faltan muy pocos segundos para que terminen de cuadrar los competidores de la sexta carrera válida del 5 y 6 de la tarde. Aquí desde el Hipódromo Nacional "La Rinconada".Cuadró..."AGUA BLANCA", el número cinco. Faltan por cuadrar..."TIA SOFIE", la número tres, "SABIHONDO" el número cuatro. Cuadró "SABIHONDO". También falta por cuadrar "FRED ASTER"...
MANUEL ANTONIO.-(ENTRANDO.) ¡Vamos, "FRED", vamos!
DIOSA.-¡Ay, no! Yo no quiero oír. Me pongo muy nerviosa. Yo me quedo en la cocina.
MANUEL ANTONIO.-¡Pero ven, mi amor, ven!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Cuadró "TIA SOFIE" (PAUSA.) ¡No quiere cuadrar "FRED ASTER”.Este caballo parece un poco mañoso. ¡No quiere cuadrar!
DIOSA.-(ENTRANDO MUY NERVIOSA.) ¿Ves? ¡Dicen que es un caballo mañoso!
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡No quiere cuadrar "FRED ASTER" y faltan pocos segundos para que se dé la partida!
DIOSA.-¿Y tú llevas cuál otro, mi amor?
MANUEL ANTONIO.-(SE SIENTA UN TANTO APESADUMBRADO EN UNA SILLA ALREDEDOR DE LA MESA.)...Llevo a "FRED ASTER"...en línea.
DIOSA.-¿A "FRED ASTER" en línea? ¿Pero, te volviste loco?
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-(CON ECO.) ¡No quiere cuadrar "FRED ASTER"! ¡No quiere cuadrar "FRED ASTER" ¡No quiere cuadrar "FRED ASTER"! ...(PAUSA. SIN ECO.) "...La mejor parrilla, la mejor punta, de punta a punta en el restaurante "La Punta". Sea usted el puntal de la mejor punta, váyase solo en la punta hasta "La Punta" y punto." ¡Atención! Cuadró "FRED ASTER". (TODOS LOS PERSONAJES LANZAN UN SUSPIRO DE ALIVIO.)...¡PAAARTIIDAAA!...mal para "FRED ASTER", quedó virtualmente eliminado, bastante lejos en el último lugar. Sale a tomar posición de vanguardia la yegua "MATA HARI", para el segundo por un costado "ZAR NICOLÁS", para el tercero persigue "BILIRRUBINA", para el cuarto "ROQUE SANTEIRO" y "FANTASMA". Y luego lo hacen "ACORDEÓN" y "FRED ASTER" que trata de recuperarse, aunque todavía anda bastante lejos. (PAUSA.) ¡Cómo corre señores!...
En este momento se levanta MANUEL ANTONIO y comienza a fuetearse con el bastón. FEDERICO y DIOSA, hacen gestos de ligar la carrera. Continúa VOZ DE NARRADOR HÍPICO.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-...Vienen así a terrenos de la última curva, "EL FANTASMA" se viene a liquidar la última válida para el 5 y 6 de esta tarde, para el segundo "BILIRRUBINA" y para el tercero avanza "FRED ASTER" por la
baranda.(PAUSA CORTA.)..."FRED ASTER" corriendo mucho contra "EL FANTASMA" que se resiste por fuera..."FRED ASTER" por dentro..."EL FANTASMA", se defiende, "EL FANTASMA", pasando "FRED ASTER", vuelve "EL FANTASMA" pero... ganóóóóóó... "FRED ASTER" la sexta válida de este domingo millonario, segundo "EL FANTASMA", tercero "BILIRRUBINA", cuarto...
DIOSA.-(GRITA.) ¡Ganamos, viejo! ¡Ganamos!
MANUEL ANTONIO.-(COMIENZA A SALTAR Y A BAILAR.) Ganamos, ganamos, mi amor, ganamos. Somos millonarios.
Se abrazan, bailan simultáneamente. Una luz rosada muy tenue comienza a invadir el escenario. Al tiempo que se escucha una melodía de Carrousel. Comienzan a hacerse lentos los movimientos de los personajes. Por el lateral derecho, desde la sal entran la SRA. CLEMENTINA y la SRA. NIEVES, con un niño de meses envuelto en una cobija. Ella tiene un rostro famélico. Mece al niño continuamente. Por el lateral izquierdo entran, JESUCRISTO y SAN CONO abrazados, se sientan a un lado y juegan cartas. Con movimientos mas lentos que el resto de los personajes.
CLEMENTINA.-(LLEVA UN ANTIFAZ NEGRO DE FANTASÍA.) ¡A que no me conoces! (ACERCÁNDOSE A MANUEL ANTONIO.) ¡A que no me conoces! (SE VA. DANZA)
NIEVES.-(SE ACERCA A MANUEL ANTONIO EN LA MISMA ACTITUD QUE TENÍA CUANDO ENTRÓ. ARRULLA AL NIÑO.) ¡Umumum, umumjú, umjujuumumu!
MANUEL ANTONIO.-(SEÑALA AL NIÑO.)¡Se ve tan triste!
NIEVES.-Hace días que no come. ¡Una limosnita por el amor de Dios!
MANUEL ANTONIO, saca una paca de billetes del bolsillo, o de una gaveta, y se la entrega. Desde el fondo DIOSA, trae una sopera humeante. Todos toman, ríen y bailan alrededor de la mesa. NIEVES come desaforadamente. Como si pudiera ser espectador de lo que sucede a su alrededor, MANUEL ANTONIO sólo observa por momentos.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-(SONIDO MUY LENTO ECUALIZADO. EN PLENA CELEBRACIÓN Y CON GRAN VOLÚMEN.)¡Reclamo para la sexta carrera! ¡Reclamo para la sexta carrera!
FEDERICO.-¡Shhh...! ¡Silencio....! ¡Silencio! ¡Vamos a oír! ¡Hay un reclamo para la sexta carrera!
Desciende la música de Carrousel lentamente. Todos quedan paralizados.
VOZ DE NARRADO HÍPICO.- ¡Hay reclamo del jinete Frank González quien llevaba
al caballo "OSCARCITO". Los jueces están dialogando en estos momentos...
MANUEL ANTONIO.-(ANONADADO.) ¡No! Esto no puede ser, ¡no! ¿Pero, tú oíste bien, Federico?
FEDERICO.-Pero, esperemos don Manuel, a ver qué dicen.
La SRA. NIEVES, va saliendo muy lentamente por donde entró. CLEMENTINA, permanece en su sitio. Ambas emiten llanto de plañideras. Sólo MANUEL ANTONIO, verá a SAN CONO y a JESUCRISTO.
MANUEL ANTONIO.-(A SAN CONO.) San Cono, amigo, ¿pero tú me vas a hechar esa vaina? Yo siempre creí...yo...yo...Manuel Antonio Avendaño...(A JESÚS.) Tú me conoces a mí...tú no puedes decir que no...yo no he dejado de ser el mismo desde que te escribí las primeras carticas de Navidad...mírame, pues, pero mírame. ¡Jesús!
DIOSA.-¡Viejo, tú te estás volviendo loco! ¿Con quién estás hablando tú? (DESCONSOLADA.) ¡Ay, Federico, ahora sí!
La SRA. CLEMENTINA continúa estática en un lugar del escenario.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-...El reclamo es contra Alfredito Muñoz, el negro Muñoz, el jinete ganador de esta última de la tarde con la monta de "FRED ASTER"...(PAUSA.) Los jueces están decidiendo. (PAUSA. ENFÁTICO.) Prospera el reclamo. Distancian a "FRED ASTER". (PAUSA CORTA.) En el Hipódromo se escucha la protesta de los partidarios de "FRED ASTER". El caballo "OSCARCITO" pasa a ser el ganador efectivo de esta sexta válida del domingo por la tarde. Y aquí desde el Hipódromo y desde la Bola Continental les trasmite, su amigo Alga Yhan...
MANUEL ANTONIO.-(DESALENTADO.)Pero...si habíamos ganado...¿El caballo "OSCARCITO"...Pero, cuál caballo "OSCARCITO", si yo no lo ví. (ENTRECORTADO.) ¿Dónde estaba metido ese animal?...¿Tú lo habías visto, Federico? Pero, es que no puede ser. Olivarito nunca se pela. (SE PERCATA DE LA PRESENCIA DE DOÑA CLEMENTINA. VIOLENTAMENTE.) ¿Y qué haces tú aquí vieja cacatúa?
CLEMENTINA.-(SORPRENDIDA.) ¿Qué dice?
Todos se sorprenden.
DIOSA.-¡Manuel Antonio!
MANUEL ANTONIO.-(A DIOSA.) Fue por tu culpa. No has debido dejar pasar a esta vieja pavosa.
CLEMENTINA.-Pero, ¿qué le pasa, grosero?
MANUEL ANTONIO.-¿Grosero? Grosero su marido que tiene el tupé de mandarme a decir "compañero". Mire señora, tercios como el tal Parménides, son los que tienen al país así. Qué fundadores ni qué nada. Se han aprovechado de las posiciones en el partido para robar a manos llenas, sí señor.
CLEMENTINA.-Usted me ofende. (BUSCA APOYO EN DIOSA.) ¡Diosa!
MANUEL ANTONIO.-Pues no se ofenda. Porque usted se ha ensuciado las manos igualito que él. Los dos son zamuros del mismito festín. Y, ¿usted sabe cómo es la cosa? Que me va desalojando, porque aquí no hay nada para llevarse. (LA SACA.) Vamos, vamos. Ah, no, pero espérese, sí hay algo que usted puede llevarse. (A DIOSA.) Búscale la pomada esa y dale bastante para que don Parménides se la unte con las manos, que las debe tener bien tullidas de tanto robar y robar en el cargo que tenía.
CLEMENTINA.-(SALIENDO.) ¡Viejo loco!
CLEMENTINA, abre la puerta, acordes fugitivos muy breves del Himno Blanco. Se oye golpe violento de una puerta que se cierra.
Transición.
DIOSA.-(FRANCAMENTE DESILUSIONADA.) Perdimos. No te lo dije. O sea que lo del sueño no era verdad. Ni Olivarito, ni nada de nada.
MANUEL ANTONIO.-(ENFÁTICO.) Olivarito jamás se pela. Tiene que haber sucedido algo, algo...
DIOSA.-Pero Olivarito se peló, se peló. ¿Y ahora, ah? ¿Y ahora qué vamos a hacer? (PAUSA CORTA.) Yo te lo dije que hay otras soluciones más realistas. Pero tú siempre con tus ilusiones. Has sido siempre tan ilusionista, Manuel Antonio.
MANUEL ANTONIO.- ¿Ilusionista, dices tú? Yo, que lo que hice fue hipotecar siempre mis sueños por obtener algo seguro. (PAUSA CORTA.) Algo seguro. (PAUSA CORTA.)Federico, yo he podido aventurarme en negocios tan buenos, pero siempre pensando en la seguridad de mi familia...tú sabes, quince y último, yo siempre al pié del cañón. A veces me pregunto si no hubiera sido preferible vivir más de lo efímero, de lo perecedero, sin aferrarme a nada. Ya tú ves, yo que pensé tanto en mí país, en mi partido. Y ahora me pregunto, ¿es que fue uno acaso demasiado crédulo, demasiado confiado, demasiado idiota, será? (TRANSICIÓN. VIOLENTO.) Pero, es que yo no me he debido enfermar.
DIOSA.-Pero te enfermaste. Pero te enfermaste. Y yo me pregunto una y otra vez, contéstamelo tú, ¿Dónde está el luchador al servicio del Estado? ¿Dónde está el hombre que creyó como tantos en esta democracia? (A FEDERICO.) Porque allí lo vi yo, a mí me tocó verlo con la vida al filo de una navaja en un inmundo hospital del gobierno. Tirado en una cama, sin seguidores, sin influencias, sin fortuna material. (PAUSA CORTA.) Tan sólo con su honestidad y con sus ilusiones.
MANUEL ANTONIO.-(VIOLENTO.) ¡Me has debido dejar ahí!
DIOSA.-¿Para que te mataran?
MANUEL ANTONIO.-¡Nosotros no teníamos dinero para pagar una clínica privada! ¡Has debido pensar en eso! Pero, tú siempre queriendo arroparte más allá de lo que te alcanza la cobija.
DIOSA.-¡Desagradecido! (PAUSA CORTA.) Lo que pasa es que la gente trabajadora que llegan a viejos sin bienes de fortuna no tiene derecho a envejecer y mucho menos a enfermarse. (TRANSICIÓN. CON DECISIÓN.) Ah, pero lo que soy yo no me voy a un asilo de ancianos ya te lo dije, y tú no te mereces ese castigo. (PAUSA.) Viejo, entiéndeme...¡Vinicio está loco por ayudarnos!
MANUEL ANTONIO.-(EXTRAÑADO. LENTAMENTE.) ¿Vinicio, dices tú?
DIOSA.-¡Sí, lo digo! ¿Y por qué no? ¿No es acaso nuestro hijo? (CONVINCENTE.) Tengo la manera de ponerme en contacto con él, sin ningún peligro. ¡Nadie tiene por qué enterarse de nada!
MANUEL ANTONIO.-¡Primero muerto, Diosa! ¡Primero muerto!
DIOSA.-¿Primero muerto? ¿Y es que acaso ahora, casi a un paso de la muerte, estamos vivos? ¿Por qué no?, me pregunto.
MANUEL ANTONIO.-Porque ese dinero es sucio. ¿O se te olvida que Vinicio se metió a traficante?
DIOSA.-Pero es que a estas alturas no podemos pensar en eso. En última instancia, nadie puede hablar nada, porque nadie, a la hora de la verdad, tiene que ver con lo que nos está pasando. Además, ¿ese no es un negocio como cualquier otro?
MANUEL ANTONIO.-¿Un negocio como cualquier otro? ¡Pero qué ciega eres! ¿Un negocio con el que se destruyen tantos jóvenes en todas partes del mundo, es un negocio como cualquier otro? (PAUSA. LA OBSERVA.) ...Bueno, pero tú sí tienes derecho a terminar tus días, feliz. ¿Y por qué no? ¿Quién soy yo para impedírtelo? Además, en justicia te lo mereces.
DIOSA.-¿Y es que acaso tú no te lo mereces?
MANUEL ANTONIO.-A mí, ya no me quedan muchos años de vida. Ya yo estoy en la recta final. ¡En mi última recta final!
Silencio.
DIOSA.-(MUY CONMOVIDA. SE ABRAZA A MANUEL ANTONIO.) Tantas ilusiones, Manuel Antonio. Tanto amor que le hemos puesto a esta casa. Y ahora, justo ahora, nos la quieren arrebatar. Yo me siento tan impotente. Desnudos a la calle, sin ningún tipo de consideraciones. ¡Lo único que tenemos! (PAUSA.) ¿Te acuerdas cuando llegamos aquí por primera vez?
MANUEL ANTONIO.-Claro que me acuerdo. Parece mentira. Han pasado tantos años.
DIOSA.-(INSISTE.) Pero, ¿tú te acuerdas?
MANUEL ANTONIO.-Pero cómo no voy a recordarme, mi paloma. ¿Cómo no voy a recordarme? (EN ACTITUD EVOCADORA. CON HONDA EMOCIÓN.)
DIOSA.-Era húmeda y vieja.
MANUEL ANTONIO.-Los cuartos de adelante eran oscuros.
DIOSA.-Y había un zaguán que terminaba en un portón de madera.
MANUEL ANTONIO.-Lamenté mucho cuando tuvimos que ampliar la casa y vender el portón. Ese portón de madera hoy estaría costando un ojo de la cara. Hace unos cuantos años ya, lo vendí a precio de gallina flaca.
DIOSA.-(CON ALEGRÍA.) En esta parte del comedor lo que había era como una especie de invernadero. Los rincones...¡Qué hermosos eran los rincones!... Por todas partes estaban cuajados de hierbas y plantas muy pequeñas.
MANUEL ANTONIO.- ¡Shhhhh! (PAUSA CORTA.) Oye...(PAUSA CORTA.) Cierra los ojos...cierra los ojos, vieja. Ahora mismo te veo entrando por esa puerta...
La luz ha comenzado a cambiar. La atmósfera se torna como el recuerdo. Por un lado aparece otra actriz como DIOSA cuando era JOVEN, vestida como en el pasado.
MANUEL ANTONIO.-...Entraste silenciosa, suavecita la pisada...como la de un gato. Era de tarde. Un rayo de luz tenue hizo saltar de repente, aquí en el medio del patio, el color azul del vestido que lucías entonces. (PAUSA CORTA.) ... Allí estás y todo está lleno de tu azul...
DIOSA.-(EMOCIONADA.) Era uno de mis preferidos.
MANUEL ANTONIO.-Espera, espera. Si mal no recuerdo llevabas un lazo blanco en alguna parte.
DIOSA.-(SE TOCA.) Sí, exactamente aquí, en el cuello. (CON ÁNIMO CRECIENTE.) Había un olor a tierra húmeda que me penetró hasta los huesos y... halada... como con unos hilos invisibles avanzaba más y más... apropiándome paso a paso de toda la casa.
La luz comenzará a tornarse como al principio. Mientras DIOSA JOVEN va desapareciendo lentamente.
DIOSA.-...Creo que nunca te lo he dicho Manuel, pero fue algo maravilloso. Entrar aquí, para mí fue como empezar a soñar.
MANUEL ANTONIO.-Todo era posible entonces, vieja.
Pausa.
MANUEL ANTONIO.-Ya una vez dejaste por mí lo que más querías; ser una gran actriz. Es probable que ahora tu nombre apareciera en los periódicos e iluminando las marquesinas de los teatros. Anda, vieja, camina. No pierdas más el tiempo. Llama a Vinicio si quieres, aunque no me vuelvas a ver más a mí.
Pausa.
DIOSA.-¡Pues, no! ¡Yo he pasado siempre contigo las verdes y las maduras. Pues ahora, cuando estamos los dos viejos, no voy a coger para ninguna parte sin ti!
Silencio.
FEDERICO.-(AYUDANDO.) ¡No se pongan así! No todo está perdido. Los cuadros con cinco no están pagando mal, y algo es algo. Además, ¿Para qué tienen ustedes un amigo?...¡Claro, en los últimos tiempos no me ha ido todo lo bien como es de esperar, pero bueno con un crédito y un empujoncito de la Providencia...(PAUSA. ALENTADOR.) Pero, mire don Manuel, usted no me habló una vez de una porción de tierra que tiene en el interior?
DIOSA.-¿Qué tierra será esa? Porque, Manuel Antonio tiene años remotos que no se ha vuelto a ocupar de eso para nada.
MANUEL ANTONIO.-¡De verdad, mi amor! ¿Cómo es que no había pensado en eso? (PAUSA CORTA.) Pero, mi amor, ¿Tú estarías dispuesta?
DIOSA.-¡Ay, ya no sé a qué cosa no estaría yo dispuesta!
MANUEL ANTONIO.-No te desalientes, mamaíta. No te desalientes. ¿Tú no te has dado cuenta que Federico puede tener razón?
DIOSA.-¡Mejor ya no digo ni pío!
La iluminación ha cambiado nuevamente produciendo un claroscuro general donde sólo se destaca MANUEL ANTONIO.
MANUEL ANTONIO.-(PRESO DE LA ANSIEDAD, QUEDARÁ HABLANDO ALEJADO DEL RESTO DE LOS PERSONAJES. PRACTICAMENTE SOLO.) Si es que ese ha sido toda la vida mi verdadero sueño. Y siempre lo pospuse una y otra vez. (PAUSA CORTA.) Para vivir los sueños de otros, Federico. (EMOCIONADO.) Mira, mi familia era gente de la tierra, vinculada con actividad agraria del país. Lo perdieron todo. (PAUSA CORTA.) Por la política. (PAUSA CORTA.) Yo hubiera sido un hombre a caballo. Es que yo soy un hombre a caballo. (A DIOSA.) Y no me vengas a decir que yo estoy enfermo, que no puedo. Te voy a decir una cosa en secreto, Federico. (SE ACERCA.) Me estoy sintiendo mejor que nunca. ¡Claro, Federico! ¡Pero, qué estúpido he sido! ¡Mi gran sueño! ¿Cómo no lo pensé antes? (INTESPECTIVAMENTE. DELIRANTE.)¡Los papeles, mi amor! ¿Dónde están los papeles? Yo tengo mis documentos. Nunca boto nada. Viena, mira y lo primero que vamos a construir es una casa con ese gran ventanal en el techo que siempre has deseado. Fíjate, mi amor, en el medio de nuestra habitación: la cama; y encima: el ventanal. Entonces, podremos ver las estrellas, las ramas más altas de los árboles; de día, el vuelo de los pájaros: gonzalitos, picos de plata, turpiales, azulejos y tijeretas...¡Y nada de jaulas!... téngase muy claro: ¡Nada de jaulas! Solo una fuente en el medio del patio donde comerán los vagabundos y se bañarán a sus anchas. ¡Claro, mi amor, claro! Y con estos ojos miraremos horizontes de hortalizas, olas de floraciones, frutos bañados de sol, todas las estaciones concentradas en el sabor tropical de las legumbres. Mieles antiguas chorreando como ríos, sandías como lagos, verdosidades húmedas y nocturnales, raíces hinchadas, tubérculos aerolíticos. (LENTAMENTE SE VA SENTANDO EN LA SILLA. COLOCA LOS CODOS SOBRE LA MESA Y AMBAS MANOS EN LA FRENTE.)
Seguidamente se comienza a escuchar por la RADIO la VOZ DE NARRADOR HÍPICO.
Cambio de atmósfera.
VOZ DE NARRADOR HÍPICO.-¡Queridos aficionados del 5 y 6, ha habido un error! (DIOSA y FEDERICO, ATENTOS.) ¡Distinto a como habíamos anunciado, el caballo "FRED ASTER", después de múltiples tropiezos ha quedado como el ganador definitivo de la tarde! Pedimos sinceras disculpas y seguidamente vamos a oír la repetición de la sexta carrera válida de la tarde con "FRED ASTER" cerrando este domingo millonario. (SE ESCUCHARÁ POR LA RADIO LA REPETICIÓN DE LA SEXTA CARRERA.)
DIOSA.-(DELIRANDO DE ALEGRÍA.)¡Manuel, mi amor! ¡Un error, ganó "FRED ASTER"! (CON EL CUADRO EN LA MANO.) ¡Un domingo millonario, viejo querido! ¿Sabes lo que significa?
FEDERICO.-(MUY EUFÓRICO.) ¡Don Manuel!
DIOSA.-(GRITA.) ¡Manuel Antonio!
FEDERICO.-(GRITANDO A LA VEZ.) ¡Don Manuel!
DIOSA.-(GRITANDO A LA VEZ.) ¡Manuel Antonio!
Creyendo ambos que está dormido lo tocan para despertarlo. MANUEL ANTONIO, se desploma a un lado de la silla.
DIOSA.-(ABRAZÁNDOLO EN EL SUELO MIENTRAS FEDERICO QUEDA PARALIZADO, GRITA.)
¡Manuel Antonio!
Sobre el llanto desconsolado de DIOSA comienza a sonar el Himno Nacional, que primero sale por el RADIO y luego llenará toda la sal mientras va descendiendo la luz en el escenario para el...
FIN DEL SEGUNDO ACTO.