1.- VERSIÓN DIPLOMÁTICA 1963
Ante la grave crisis mundial, Juan XXIII mandó enviar
este texto a las
potencias mundiales, y su sucesor Pablo
VI (Junio 1963 - Agosto
1978),
querría que el mundo entero tuviera conocimiento de ello.
Louis Emmrich, periodista alemán afincado en Roma,
recibió una copia, publicándolo el 15
de Octubre de 1963 en la revista alemana "Neues Europa",
como un
«Extracto del Tercer Secreto enviado por
el Vaticano a las Potencias mundiales.»
Lo publicó otra vez en Noviembre de 1965, a raiz del último mensaje de Garabandal;
apariciones por las que
Pablo VI tenía una predilección muy
especial, y no fueron acogidas por el Obispado español.
"En esos años, el mundo entero supo que el Vaticano se había esforzado
por salvaguardar la paz mundial. Sobre todo lo supo el pueblo alemán,
pues era allí, donde el enfrentamiento, entre Oriente
y Occidente, hacía temer sus más crueles consecuencias".
Fué impreso en las principales revistas de
la época, no siendo nunca desmentido, que no hubiera salido del
Vaticano. Muy al contrario: Está
expresamente reflejado en las "Memorias del Cardenal Cassaroli",
(Secretario de Estado); Cardenal
Silvestrini, ediciones Enuadi:
"El
presidente Kennedy habría
resaltado la
discreta
mediación
y benefactora influencia de Juan XXIII,
en la firma del
tratado
de distensión antiatómica y la crisis de Cuba".
Y ratificado por
Juan Pablo II: «Mis
predecesores proporcionaron
información confidencial de manera diplomática.»
2.- TEXTO DEL SECRETO
«No tengas temor, querida pequeña. Soy la Madre
de Dios, que te habla y
te pide hagas público el presente mensaje para el mundo entero. Haciendo
esto encontrarás fuertes resistencias. Escucha bien y pon atención a
esto
que te digo: Los hombres deben corregirse. Con humildes suplicas, deben
pedir perdón de los pecados cometidos y que pudiesen cometer.
Tú deseas que Yo dé una señal para que cada uno acepte mis palabras que
Yo digo, por mediación tuya, al género humano. Has visto el prodigio del
Sol,
y todos, creyentes, incrédulos, aldeanos, ciudadanos, sabios,
periodistas,
laicos, sacerdotes, todos lo han visto. Y ahora proclama en mi Nombre:
«Un gran castigo caerá sobre todo el género
humano; no hoy, ni mañana,
sino en la segunda mitad del Siglo XX. Ya lo había revelado a los niños
Melania y Massimino,
en La Salette, y hoy lo repito a tí porque el género
humano ha pecado y pisoteado el don que había hecho.»
«En
ningún lugar del mundo hay orden, y satanás reina sobre los más
altos puestos, determinando la marcha de las cosas. Él, (demonio),
efectivamente, logrará introducirse hasta la cumbre de la Iglesia. Él
logrará seducir los espíritus de los grandes cientificos que inventan
las
armas con las cuales será posible destruir en pocos minutos gran parte
de
la humanidad. Tendrá en poder a los potentes que gobiernan los pueblos,
y los incitará a fabricar enormes cantidades de estas armas.»
«Y si la humanidad no se opusiese a esto, estaré
obligada a dejar libre
el brazo de mi Hijo. Entonces se verá que Dios castigarà a los hombres
con
mayor severidad como no había hecho con el diluvio. Llegará el tiempo
de
los tiempos y el fin de los fines si la humanidad no se convertirá; y si
todo
continua como ahora, o peor, debería agravarse mucho más.»
«Los grandes y los potentes perecerán junto a los
pequeños y los débiles.
También para la Iglesia, llegará al tiempo de Sus más grandes pruebas.
Cardenales se opondran a Cardenales, los Obispos a Obispos. Satanás
caminará por entremedio de sus filas, y en Roma habra cambios.»
«Lo que está
podrido caerá, y lo que caerá ya no se levantará más. La
Iglesia será ofuscada y el mundo trastornado por el terror. Tiempo
llegará,
en que ningún Rey, Emperador, Cardenal u Obispo, esperará a Aquél, que
sin embargo vendrá, pero para castigar según los designios del Padre mío.»
«Una gran guerra se desencadenará en la segunda
mitad del Siglo XX.
Fuego y humo caerán del Cielo, las aguas de los océanos se volverán
vapores y
la espuma se elevará revolviendo y hundiendo todo. Millones
y millones de hombres perecerán de hora en hora; aquéllos que queden
en vida
envidiarán a los muertos. Por cualquier sitio por donde se diriga
la mirada habrá
angustia, miseria, ruinas en todos los paises.»
«¿Ves? el tiempo se acerca siempre más, y el
abismo se engrandece sin
esperanza. Los buenos perecerán junto a los malos, los grandes con los
pequeños, los príncipes de la Iglesia con sus fieles y los gobernantes
con
sus pueblos. Habrá muerte por todas partes por causa de los errores
cometidos por los insensatos, y por los partidarios de satanás, el cual
entonces, y sólo entonces, reinará sobre el mundo.»
«Por
último, cuando aquéllos que sobrevivirán a todo evento estén aún
con vida, proclamarán nuevamente a Dios y a Su Gloria y le servirán como
en un tiempo, cuando el mundo no era así de pervertido. Ve, pequeña mía,
y proclámalo. Yo a tal fin, estaré siempre a tu lado para
ayudarte.»
3.- PROCEDENCIA
El trece de Mayo de 1917, y en los meses siguientes, la Santísima Virgen se apareció seis veces a tres pastorcitos, Lucia, Jacinta y Francisco,
en la Coba de Iria, cerca de Fátima, Portugal.
"La
Santísima Virgen les dió tres secretos
a los niños. La tercera
parte del segundo se conoce como el
Tercer Secreto de Fátima".
En
Junio 2000
se publicó una versión oficial, señalando a su vez, el
Cardenal Ratzinger, que "esa es su opinión
personal, y puede que otros lleguen a otras conclusiones".
Y conviene no olvidar:
A.-
Antes del 2000, ya había declaraciones sobre el Secreto:
- Declaraciones de
Sor Lucía de Fátima.
- Declaraciones de Juan Pablo II
y
Benedicto XVI,
sobre el Secreto.
- De los Cardinales
Silvio Oddi;
Alfredo Ottaviani,
y
otros.
(Declaraciones que debemos tener en cuenta si queremos ser sinceros
al
hablar de este Tercer Secreto. La mentira nunca es aconsejable.)
B.- Juan
Pablo II y Sor Lucia, no hicieron ninguna declaración.
C.- La
presentación de
Junio 2000, no es un "documento
del
Magisterio", (como algunos sacerdotes abusivamente
pretenden
imponer en diversos foros), y no obliga a nadie.
(El
"Magisterio de la Iglesia", son las enseñanzas del Papa, junto con los
obispos del mundo. El Papa no se pronunció en esa ocasión, y es a
quien
más correspondía hacerlo. Esta, de por sí sola, es una señal muy
clara.)
4. POSIBILIDADES DE VERACIDAD
Este texto se corresponde perfectamente con las
declaraciones de
Juan
Pablo II, Benedicto XVI, y el Cardenal
Alfredo
Ottaviani,
sobre
el Secreto. Lo habían leido y tenían conocimiento de causa.
Puede que no sea literal y exactamente el texto
del Secreto,
como lo
redactó Sor Lucia, pero salió del Vaticano. Esto es seguro:
A.- Fué publicado en muchos libros y
revistas, en su día, y el Vaticano
nunca lo desmintió. Muy al contrario,
lo confirmó.
B.- Altos exponentes vaticanos dieron a
entender que el Tercer Secreto
ya había sido dado a conocer.
(C.f.
Juan Pablo II
en
1981;
Benedicto XVI en 1984; y el Cardenal
Ottaviani
en 1967.)
C.- El mismo Card. Ottaviani,
Prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fé, autorizó la publicación de este texto a la
revista religiosa "Santa Rita". C.f.
Cardenal Ottaviani
D.- La Información Oficial
vaticana: este texto
debiera ser la
continuación del Segundo
Secreto, ya dado a conocer:
«Dios
va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio
de la guerra, el hambre y persecuciones a la Iglesia... Para
impedirlo, vendré a pedir la Consagración
de Rusia a
mi
Inmaculado Corazón y la
Comunión reparadora.
...
Si atienden mis deseos Rusia se convertirá y habrá
paz;
si no, esparcirá sus
errores por el mundo, ...
varias
naciones serán destruidas.»
(Se complementan perfectamente. Se puede decir
que ese texto
es la continuación
perfecta del texto del segundo Secreto.) E.-
La Santísima Virgen reveló en
Peñablanca el Secreto que
había
confiado a los pastorcitos en Fátima. Y
son iguales.
Pensar que el vidente, hosco e inculto, conocía
este texto, y lo recitó de memoria, o que se lo dictaría Satanás, (como dicen
algunos), es salirse de contexto, es haber perdido el
sentido de la realidad.
"Satanás está muy contento
de que luchemos contra las apariciones,
contra sus videntes, y
contra los mensajes de la Virgen".
Miguel Angel Poblet no lo conocía, ni lo podía conocer, y mucho
menos lo hubiera podido recitar de memoria, dada su incultura e incapacidad.
¿Qué más pruebas de autenticidad podríamos desear?
- Continua,
segunda parte
Testimonios sobre el Tercer Secreto.
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