2.-
Incompensión y desprecio hacia las apariciones.
Es muy triste que algunos sacerdotes, y otras personas que se
llaman católicos, tomando el ejemplo de éstos, hablen
despectivamente de Nuestra Señora en La Salette y su mensaje.
Hablan en
términos muy negativos, por no decir nefastos.
No pocos hermanos se han expresado negativamente sobre La
Salette, y sobre las apariciones en general, engañados por los
escritos del Padre Ariel, (si es que
existe de verdad este señor).
Engañados también por la página
de Cafarus, el cual habla muy mal de las
apariciones marianas. Este es poco piadoso;
con una
apariencia de piedad propaga mentiras despiadadas.
LA CONFUSIÓN es tan grande que hasta un sacerdote, escribía que
"a quien interese la opinión de la Iglesia sobre las
apariciones, que se remitiera a los escritos de estos dos señores:
el Padre Ariel, o Cafarus."
La verdad es que ni el Padre Ariel, ni el Cafarus son autoridades
que puedan hablar con propiedad de las apariciones.
– PRIMERO, porque ellos
mismos no creen en las
apariciones; y si no creen...,
será inútil remitirnos a ellos.
Y no son
sinceros. Tanto el uno como el otro mienten:
Dan a entender lo que no es.
Si a alguien debemos escuchar, es a
Juan Pablo II, y su opinión sobre La
Salette es altamente afirmativa.
– SEGUNDO, porque ni el
Padre Ariel, (si de verdad existe, pues no
pocas veces se dice: "el Padre tal o cual", y es un
nombre fantasma),
ni el Cafarus son muy recomendables.
Sus escritos se ofuscan en querer
negar las apariciones
toda costa. Parece que quieren
derrumbar la Obra de nuestra Santa Madre María en el mundo,
por medio de sus apariciones y mensajes. Esta es la impresión que nos llevamos leyendo sus escritos.
Los dos están ciegos:
– Cafarus, con una apariencia de piedad, trata de apartarnos de la
Virgen María. No vale la pena comentar a este
oscuro señor. (¿Quién le conoce?, ¿de dónde ha
salido?) Sus escritos demuestran poca fé y poca piedad, aunque
él mismo quiere aparentar lo contrario.
No olvidemos las
palabras de San Pablo:
"Ten presente
que en los últimos días sobrevendrán momentos difíciles; los hombres serán egoístas, avaros,
fanfarrones, soberbios, difamadores, rebeldes a los padres, ingratos,
irreligiosos, desnaturalizados, implacables, calumniadores, disolutos, despiadados,
enemigos del bien, traidores,temerarios, infatuados, más amantes de
los placeres que de Dios, que tendrán la
apariencia de piedad, pero desmentirán su eficacia."
-2.Tim. 3,1-4.
El P. Ariel
es más preocupante. Los escritos que se le
atribuyen son mucho más peligrosos, pues dando muchas citas bíblicas,
y con una apariencia de erudición y de verdad, están plagados de
de mentiras, engaños y desprecios hacia la Obra de Maria en
el mundo.
Por todas estas mentiras (tan burdas y
absurdas algunas), dudamos a veces que exista un tal "P. Ariel", pues tanta mentira es difícil
que salga de un
sacerdote, por no decir imposible.
Pero
no es el momentos de desmenuzar sus escritos. Baste aquí leer las declaraciones del
Papa Juan Pablo II, para
darnos cuenta de que tanto el Padre Ariel, como el
Cafarus mienten.
J.P. II., como los Pontífices que
le precedieron, reconocieron la aparición de
La Salette,
así como el mensaje. Prueba de ello es que J.P. II.
dice: "a la Luz del mensaje
de la Salette."
Dejémosnos de Cafurus, de Ps.
Arieles, de Ps. Charlys y Ps.
Canos, que parecen que quieren derrumbar la obra de María en el mundo...
¡¡¡Escuchemos al Papa!!!
"Un extracto del mensaje de La Salette, fué publicado en 1879, con
imprimatur del Obispo de Lecce, -Italia. Y en 1922 fué dado a
conocer el texto completo por el Vaticano, con Licencia Eclesiástica,
imprimatur, del Rvdo. Padre Lepidi O.P., Maestro del Sagrado
Palacio y Asistente Perpetuo de la Congregación del Santo Oficio."
Que un libro sobre La Salette
haya sido incluido en el Index no quiere decir nada:
1º - El Index no tiene ningún valor hoy en día,
habiendo sido abolido por el Papa Pablo VI en 1966, y
todas las prohibiciones.
¡Hace casi 40 años!
2º - Las fotocopias que
muestran, bien pudieran ser de libros que negaran
los hechos sobrenaturales de
La Salette. En contra de la aparición, y al haber sido
aprobada en 1851, si algún libro hablaba en su contra, era incluido en el
Index.
Recurrir al "Index de libros prohibidos" paranegar
esta aparición es muy poco serio; es altamente atrevido y
muy reprobable.
Hablar mal de las apariciones es un
pecado grave. Atribuir al Diablo las obras de Dios es un pecado
contra el Espíritu, que no se perdona. (C.f.
Mt. 12,22-32.)
Es un pecado de escándalo: privamos a nuestros hermanos
de un bien muy necesario en estos
tiempos de oscuridad y confusiones. Así hacían los
escribas y fariseos cuestionando el Mesianismo de Jesús; lean el evangelio
de San Mateo,-Mateo 12,22-32.
Jesús
nos dice que esos pecados no se perdonan:
«El que no está conmigo, está contra mí, y
el que no recoge conmigo, desparrama. Por eso os digo: Todo pecado
y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el
Espíritu no será perdonada.» -Mt.12,30.
Hablar mal indiscriminadamente de las
apariciones es un pecado que no se perdona. Les privamos a nuestros hermanos del consuelo de nuestra Madre, por
medio de sus apariciones y mensajes.
Es un
bien, una gracia muy necesaria e
indispensable para cientos y miles de almas, en estos
tiempos de oscuridad espiritual y
de tanto abandono por parte de los pastores.
Condenar las apariciones sin descirnir, y sin
examinarlas críticamente, o atribuirlas al demonio, generalizando, es
escandalizar a los fieles. Y estos pecados no se perdonan.
-C.f. Mt.12,
22-32.
Dañamos a la Santísima Virgen al verse menoscabada su obra
que con tanto esfuerzo y dolor realiza, por medio de sus apariciones. Y si uno solo
de estos fieles, a los apartamos de sus Gracias
y Bendiciones, falto de estos bienes, se
condenara, ¿cómo y de qué manera podríamos encontrar nosotros
después el perdón? ¡No se perdona!
Es una falta
que debiera ser reparada en la manera de lo posible,
no solo arrepintiéndose, sino enseñando al que no sabe.
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