Limpieza
en la Casa Blanca
Juana Carrasco Martín
Están lanzados a una intensa campaña de propaganda para
limpiar imagen, sobre todo para mellar las críticas que les llueven sobre la
guerra en Iraq y la argumentación mentirosa que utilizaron para iniciarla, y
enfrentar la petición cada vez más extendida de que regresen las tropas a su
casa.
La Casa Blanca entrega notas de prensa bajo el epígrafe de Para
que no haya ninguna confusión. En estas intentan responder a quienes lanzan sus
diatribas contra la actuación belicista de la administración Bush, lo
mismo si son los senadores demócratas Edward Kennedy y Carl Levin, o los
diarios Washington Post y The New York Times.
George W. Bush los ha llegado a calificar de
"irresponsables"; y esa lista se extiende y pone en dificultades a su
administración. Este miércoles el diario USA Today, el más popular de EE.UU.,
le pidió que "reconozca" su error, y le puso como ejemplo a John F.
Kennedy cuando asumió esa responsabilidad tras la derrota de la invasión
CIA-mercenarios contra Cuba en Playa Girón...
El problema y su gran temor estriba en que, como ha editorializado el
conservador William Kristol en la revista Weekly Standard, "si los
estadounidenses creen que Bush les mintió para ir a la guerra, su presidencia
se termina". Y en realidad se tambalea.
El martes, el vicepresidente Dick Cheney fue prácticamente rodeado por
manifestantes que le gritaron ¿Para qué es buena la guerra?, mientras
desplegaban una bandera con el lema Paz ahora. Como es su hábito, siguió dando
su discurso en el tabloncillo de baloncesto de la Universidad de Tennessee
haciendo oídos sordos a las verdades, mientras afuera de la arena
deportiva otros iban más allá en su petición:
Impeach Cheney, o lo que es lo mismo acúsenlo, llévenlo a juicio, destitúyanlo.
El malestar contra la guerra, fundamentalmente, está exacerbando los
ánimos estadounidenses. Ya se habla de actitudes respecto al asunto Iraq
similares a las de la era Vietnam, cuando el movimiento antibélico marcó a
toda una generación durante las décadas de los 60 y los 70 y llegó a su clímax
obligando a otro republicano, Richard Nixon, a llegar a la mesa de
negociaciones, y finalmente, ante el empuje del pueblo vietnamita en lucha,
mostrarse ante el mundo con aquella imagen de la derrota en que tropas
estadounidenses abordaban presurosos un helicóptero desde el techo de su
embajada en Saigón.
John Mueller, un politólogo de la Universidad del Estado de Ohio, ya
predice que cuando concluya la actual guerra se obtendrá el mismo resultado en
términos históricos, con los norteamericanos diciendo: "Nosotros no
queremos hacerlo de nuevo —No más Iraqs—, igual que luego de Vietnam el síndrome
fue 'No más Vietnams'".
Muchos recuerdan que en 1970 el 56 por ciento de los estadounidenses ya
decían que la decisión de enviar tropas a Vietnam había sido un error. No se
quedan muy atrás los criterios actuales, pues una encuesta USA TODAY/CNN/Gallup
tomada el fin de semana arrojó que el 54 por ciento piensa exactamente lo mismo
respecto a Iraq, y más de la mitad quieren la retirada de las tropas en un
plazo no mayor de un año. Y lo que es más importante, ya la oposición a la
guerra está cruzando los límites de partido, pues si bien el 85 por ciento de
los que se dicen demócratas llaman a la guerra un error, y entre los
independientes el 60 por ciento, uno de cada cuatro republicanos ya afirma que
la guerra "no da ganancia".
Para recordar y apoyar los criterios que se van extendiendo, veamos las
cifras de quienes mueren y padecen en ese escenario bélico donde permanecen
unos 160 000 efectivos norteamericanos. Este jueves 17 de noviembre la pizarra
con esos resultados amaneció así: 2 079 muertos.
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