¿Quién es el irresponsable?
Pilar Marrero
En los últimos días, quizá unas pocas semanas, hemos visto a la
“oposicion” de este país comenzar lentamente a comportarse como tal y
cuestionar la dirección de la guerra en Irak por parte de la Administración
Bush. Han llegado incluso a cuestionar la propia credibilidad de la información
que llevó a la guerra y se han “atrevido” a señalar que puede que todo
haya sido una gran mentira.
Aparentemente, los demócratas están despertando como de un letargo y
dándose cuenta de que la guerra en Irak fue emprendida en base a exageraciones,
informaciones de inteligencia no corroboradas y simples mentiras de conveniencia
política.
Es admirable su perspicacia.
Lástima que no hayan “cachado” el verdadero secreto de lo que
significa liderazgo. Podrían aprenderlo de esta Administración y, en general,
de los republicanos. Ellos sí saben influenciar y manipular a la opinión pública
y lograr los resultados políticos que son importantes para ellos. Y ese
liderazgo, aunque negativo, es efectivo.
Esta gente no espera que las encuestas digan que un mensaje o una
posición es favorable. Ellos agarran el toro —a los ciudadanos— por los
cuernos y nos dicen lo que tenemos que pensar y nos advierten que si no lo
pensamos somos antiestadounidenses y amigos de los terroristas.
Y que no debemos preocuparnos, porque aunque el color de la amenaza
terrorista llegue al rojo vivo en esa escala que se inventaron y que mueven a su
antojo quién sabe por qué razones, el gobierno se encarga de protegernos
mientras nos dedicamos alegremente a ir al mall a llenar la tarjeta de crédito.
En cualquier caso, y perdonen el sarcasmo, da gusto despertarse todos
los días y ver una noticia más, una declaración, una investigación periodística
que pone otro granito de arena en la gigantesca montaña de dudas que representa
esta guerra y este gobierno.
Da gusto ver que las cifras de popularidad de George W. Bush siguen en
dirección al subsuelo porque por fin la otra mitad del país comenzó a
preguntarse si esta guerra vale la pena, mientras más de 2,070 familias lloran
a sus soldados muertos y decenas de miles a sus lisiados invisibles. ¿Dónde
están? ¿Por qué los esconden? Y los iraquíes nos siguen dando señales
explosivas de que no nos quieren en su país.
Ahora, por fin, esta Administración macabra está dando señales de
desgaste en su mensaje. Ante las crecientes críticas, el Presidente y el
vicepresidente han emprendido una campaña de ataques contra cualquiera que
cuestione el camino que han seguido en Irak. A Dick Cheney lo sacaron de su
bunker secreto el otro día para proferir insultos y asustarnos con su cara de
monstruo de película de misterio. Los críticos de la guerra, los que acusan a
esta Administración de mentir son “irresponsables”.
No sé qué entiende el vicepresidente por “irresponsable”, pero
estoy segura de que si tomáramos el diccionario Larousse Ilustrado y buscáramos
la definición de tal palabreja en su más reciente edición, encontraríamos
una foto suya y otra de Bush. Y quizá también de alguno que otro demócrata.
Comentarios a pilar.marrero@laopinion.com
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