Una
nueva Asamblea Constituyente nace hoy en Bolivia, con
especial trascendencia, por ser la primera elegida por
la ciudadanía y surgida de las demandas de los pueblos
indígenas, los más reprimidos.
En esta ocasión también participan en un referendo
sobre autonomías departamentales signado por un el
choque entre el gobierno y entidades sociales, de un
lado, y los partidos tradicionales y sectores
regionalistas y empresariales del otro.
Una vez instalada en la sureña ciudad de Sucre, el 6 de
agosto próximo, la Constituyente redactará una nueva
Carta Magna, la vigésima en la historia de esta nación
andina.
Los 255 constituyentes emergerán de la voluntad
popular, aunque ninguna de las principales agrupaciones
en pugna tiene asegurado un respaldo que le garantice
una mayoría de dos tercios, necesarios para aprobar la
nueva Carta Magna.
En Bolivia ha habido 18 reformas constitucionales
surgidas de asambleas o convenciones constituyentes,
aunque los especialistas estiman que las más
importantes de ellas son las de los años 1825, 1826,
1938 y 1967.
Si bien no hay consenso entre los historiadores, se
considera que entre las asambleas más importantes
sobresale la llamada Deliberante del 6 de agosto de
1825, cuyos representantes aprobaron la creación de la
República de Bolivia.
Aquella magna cita fue convocada por Antonio José de
Sucre y deliberó en la sureña ciudad de Chuquisaca,
luego denominada Sucre, la capital histórica de la nación
andina.
En 1826, también a solicitud de Sucre, se realizó el
Congreso General Constituyente, que sentó las bases del
funcionamiento del país y estableció los poderes del
Estado, las instituciones primigenias y un ordenamiento
legal.
En 1938, convocada por el Presidente Germán Busch, se
realizó la Convención Nacional, que estableció el
derecho a la asociación sindical, el reconocimiento del
contrato colectivo y el derecho de huelga.
La de 1967, durante la presidencia del dictador René
Barrientos, permitió la redacción de la Constitución
vigente hasta la fecha en Bolivia (con reformas en 1995
y 2004).
Las nuevas circunstancias con el triunfo del Movimiento
al Socialismo y la elección del presidente Morales en
diciembre de 2005, tras intensas luchas sociales,
favorecieron la convocatoria de una nueva Constituyente,
reclamada durante 16 años de luchas sociales.
Según la convicción generalizada, los gobiernos
neoliberales, desde 1985 y hasta 2005, sólo lograron
profundizar la pobreza y los desequilibrios sociales,
además de promover el saqueo de los recursos naturales
por las empresas transnacionales.
En 1990, el movimiento indígena y campesino del oriente
boliviano empezó a exigir la refundación del país a
partir de una nueva Constituyente, demanda que se
extendió por todo el país.
Los bolivianos parecen convencidos de que la Asamblea
Constituyente no es una fórmula mágica para solucionar
los problemas y conflictos que arrastra el país desde
hace décadas.
Consideran por ello que se trata sobre todo de un
espacio de diálogo y concertación para que bolivianas
y bolivianos busquen la manera de enfrentar acumulados
problemas, reorganizando el país y definiendo nuevas
reglas de convivencia en lo político, lo económico y
lo social.
msl/ga/mrs